Mi nombre es Ana tengo 27 años y soy de Honduras Este es el relato de mi travesía un camino que muchos han recorrido en busca de un futuro mejor pero pocos hablan de lo que realmente sucede en esos terrenos desolados donde la vida y la muerte se entrelazan de maneras aterradoras no es solo el calor el hambre la sed o la desesperación que marca este viaje hay algo más en el desierto algo que se alimenta del miedo y de la muerte algo que nos acecho desde el momento en que partimos y que hasta ahora aún
siento a mis espaldas mi viaje comenzó en San Pedro Sula donde conocí a Marcos El Coyote que prometió llevarme a Estados Unidos había oído hablar de él de sus éxitos y aunque no era barato reuní cada centavo para pagar su tarifa el viaje en bus hacia la frontera fue tenso lleno de personas como yo cargando sus vidas en mochilas y corazones llenos de esperanza y miedo cada uno de nosotros estaba al tanto de los peligros pero nadie podía predecir lo que realmente nos esperaba cruzamos la frontera con Guatemala sin muchos problemas pero cuando llegamos a
México el ambiente cambió nos adentramos en el desierto guiados por Marcos y su equipo quienes parecían conocer cada centímetro de esa tierra inhóspita durante el día el calor era insoportable durante la noche el frío se colaba en los huesos como si el desierto mismo intentara expulsarnos caminábamos en silencio economizando nuestras fuerzas y siempre atentos Al más mínimo ruido fue durante una de esas noches cuando la luna llena iluminaba Nuestro camino que lo encontramos un esqueleto parcialmente enterrado en la arena Sus huesos blanqueados por el sol asomando entre las dunas como una advertencia nadie dijo nada
al principio pero el miedo se apoderó de nosotros como si ese conjunto de huesos nos recordara lo frágil de nuestra existencia en ese lugar Algunos miraron hacia otro lado otros murmuraron oraciones en silencio pero Javier un joven del grupo se acercó al esqueleto y como si fuera un Souvenir tomó un hueso un femur creo y lo guardó en su mochila todos lo vimos pero nadie dijo nada en ese momento solo queríamos seguir adelante alejarnos de ese lugar maldito esa misma noche comenzaron las cosas extrañas al principio fueron solo murmullos sonidos en la distancia que no
podíamos identificar pensamos que podría ser el viento pero no soplaba lo suficientemente fuerte como para producir esos sonidos luego comenzaron los pasos se escuchaban claramente detrás de nosotros pero cuando nos dábamos la vuelta no había nadie al principio pensamos que era Marcos o alguno de los otros guías pero todos ellos siempre estaban al frente liderando el camino a medida que avanzábamos las cosas Se volvieron más aterradoras el viento comenzó a susurrar nuestros nombres pero no era un sonido natural era como si alguien estuviera allí cerca hablando en nuestras orejas nadie quería admitirlo pero todos lo
escuchábamos una noche mientras acampamos vi una sombra moverse entre las rocas pensé que era uno de los guías pero cuando lo mencioné al día siguiente todos juraron no haberse movido de sus lugares Javier quien había tomado el hueso comenzó a actuar de manera extraña se volvió silencioso más de lo normal y su mirada estaba vacía perdida en algo que solo él podía ver una noche Se quedó Mirando al Horizonte hacia donde sabíamos que el desierto se extendía interminablemente algo viene por nosotros murmuró intenté hablar con él pero no respondió como si no pudiera escucharme era
como si ya no estuviera realmente con nosotros como si algo lo hubiera reclamado desde el momento en que tocó ese esqueleto el punto más crítico llegó unos días después estábamos descansando bajo una pequeña formación rocosa protegiéndonos del sol abrasador cuando Javier se levantó de repente debo irme dijo con una voz que no era la suya sus ojos estaban vacíos su piel pálida y su cuerpo parecía movido por hilos invisibles intentamos detenerlo pero su fuerza era sobrehumana se adentró en el desierto caminando sin rumbo hacia ninguna parte Marcos intentó ir tras él pero cuando alcanzó la
cima de una duna Javier ya no estaba era como si se lo hubiera tragado la tierra después de eso el grupo se sumió en un silencio tenso todos sentíamos la presencia de algo oscuro algo que se había apoderado de Javier y que ahora nos rodeaba a todos cada paso se sentía pesado cada sombra era una amenaza empezamos a dudar de nuestra cordura los guías intentaban mantenernos Unidos pero el miedo se había apoderado de nosotros y sabíamos que no había forma de escapar de lo que sea que nos estaba acechando una noche mientras intentábamos dormir desperté
Al escuchar un susurro Ana abrí los ojos y vi a Javier o lo que quedaba de él parado al borde de nuestro campamento su piel estaba marchita sus ojos hundidos en su rostro como pozo sin fondo debes venir conmigo Dijo pero no era una invitación era una orden me quedé paralizada incapaz de moverme o gritar su mano se extendió hacia mí y sentí un frío helado que me penetró hasta los huesos Pero antes de que pudiera tocarme algo lo alejó una fuerza invisible lo arrastró hacia la oscuridad y desapareció a la mañana siguiente le conté
a Marcos lo que había visto su rostro se ensombreció y por primera vez vi miedo en sus ojos no es la primera vez que esto pasa dijo en voz baja el desierto es un lugar donde los muertos no descansan algunos creen que si tocas los restos de aquellos que murieron aquí te llevas parte de su maldición ellos te siguen te persiguen hasta que te unes a ellos sus palabras me helaron la sangre y supe que estábamos en un peligro mucho mayor de lo que imaginábamos a partir de ese momento los eventos se intensificaron las sombras
nos seguían constantemente y los susurros Se volvieron más insistentes más claros no podíamos dormir y cuando lo hacíamos despertábamos con la sensación de que algo o alguien nos había estado observando algunos del grupo empezaron a enfermar debilitados por algo que no podíamos explicar uno a uno comenzaron a desvanecerse sus cuerpos encontrados al amanecer fríos como si la vida Los hubiera abandonado durante la noche al final solo quedamos tres yo Marcos y un hombre llamado Carlos estábamos agotados física y mentalmente pero sabíamos que no podíamos detenernos el desierto nos consumía y sabíamos que si nos rendí
seríamos las próximas Víctimas de las Sombras que nos acechaban finalmente llegamos a una pequeña aldea en la frontera un lugar donde las montañas parecían protegernos del desierto allí encontramos refugio en una casa de adobe donde una anciana nos recibió cuando le contamos nuestra historia asintió con gravedad y nos dijo que habíamos tenido suerte de escapar el desierto es una tumba para aqu Que no respetan a los muertos dijo Es un lugar antiguo lleno de almas que no han encontrado descanso al tomar ese hueso su amigo selló su destino y ustedes estuvieron a punto de seguirlo
nos quedamos en esa aldea unos días recuperándonos pero sabíamos que nunca seríamos los mismos el desierto nos había marcado nos había mostrado su verdadero rostro uno que no se olvida fácilmente cuando finalmente cruzamos la y llegamos a Estados Unidos no hubo celebración solo un silencio pesado cargado con los recuerdos de lo que habíamos vivido ahora meses después Estoy en un pequeño apartamento en Texas trabajando y tratando de reconstruir mi vida pero las noches son difíciles a veces en la oscuridad escucho susurros y siento la misma presencia que nos acecho en el desierto sé que nunca
podré escapar por completo de lo que vi de lo que sentí el desierto es un lugar donde los muertos caminan Y aunque yo logré salir una parte de mí siempre estará allí perdida entre las dunas esperando que las sombras vengan por mí esta es la historia que nunca contaré en voz alta la que guardo en lo más profundo de mi ser porque sé que una vez que la cuentas una vez que recuerdas el desierto vuelve a llamarte y no sé si esta vez tendré la fuerza para resistir la frontera dejaré mi nombre en el anonimato
pero soy de Guatemala en aquel entonces en 1998 las cosas en mi país estaban cada vez peor no había trabajo la violencia crecía como una sombra que lo cubría todo y el futuro parecía una broma cruel la desesperación me empujó a tomar la decisión de buscar una vida mejor al norte cruzar la frontera hacia Estados Unidos no tenía otra opción sabía que el viaje sería difícil pero Jamás imaginé lo que realmente me esperaba recuerdo que el trayecto hasta México fue agotador pasé Días y noches caminando con miedo constante de ser descubierto por los militares o
asaltado por bandidos para cuando llegamos a la frontera norte el grupo que había comenzado con una veintena de personas se había reducido a la mitad algunos cayeron enfermos otros se dieron por vencidos y regresaron a sus hogares otros simplemente desaparecieron en el camino como si la tierra se los hubiera tragado pero yo Seguí adelante con una obstinación que rayaba en la locura nuestro Coyote un hombre de pocas palabras con una mirada fría como el acero nos guió hasta el Río Bravo Era una noche sin luna la oscuridad era total y apenas se podía ver un
palmo delante de uno mismo el río Parecía un monstruo dormido su superficie apenas visible en la penumbra el caori nos ordenó que formá una fila y que nos prepará para cruzar estaba asustado pero no podía darme el lujo de mostrarlo Si te ven débil te abandonan Esa es la regla y en ese momento el miedo no era nuestro único enemigo de repente un sonido atravesó la noche un llanto desesperado como el de una mujer llamando a su hijo era un sonido tan desgarrador que me puso la piel de gallina pude ver como los otros en
el grupo se taban sus miradas buscaban en la oscuridad el origen de ese sonido pero no había nada Solo sombras el caori se giró hacia nosotros y nos dijo en voz baja pero firme que ignoráis a cruzar el río es solo el viento dijo Aunque nadie le creyó el sonido era demasiado real demasiado humano para ser simplemente el viento sin embargo seguimos su orden y comenzamos a movernos hacia el agua todos excepto dos un hombre y una mujer en el grupo no pudieron resistir miré Cómo se separaban de la fila y se adentraban en la
oscuridad hacia la fuente de aquel llanto quise llamarlos advertirles que volvieran pero mi voz se quedó atrapada en mi garganta El Coyote sin mirar atrás siguió adelante y nosotros con él los que se fueron no regresaron Ni esa noche ni nunca se los tragó la oscuridad se los llevó el llanto el río era más traicionero de lo que parecía sus corrientes eran fuertes y frías y cada paso que daba sentía que mis piernas se hundían en el lodo los que no podían nadar se aferraban a las cuerdas que el Coyote había preparado Pero algunos por
el cansancio o el miedo La soltaban y eran arrastrados por la corriente podía escuchar sus gritos mientras el río se los llevaba cada vez más lejos hasta que solo quedó el sonido del agua y el eco de sus voces en mi mente finalmente llegamos al otro lado pero La pesadilla estaba lejos de terminar el desierto nos esperaba la arena bajo mis pies Parecía un enemigo más abrasadora durante el día helada por la noche la deshidratación comenzó a hacer Mella en nosotros rápidamente y los que quedaban se tambaleaba seguía adelante incansable como si estuviera guiado por
algo más allá de la comprensión humana las noches en el desierto eran las peores no solo por el frío sino por los sonidos al principio pensé que eran alucinaciones producto del cansancio extremo y la sed pero pronto comprendí que no era el único que los escuchaba murmullos pasos suaves en la arena susurros que parecían venir de todas partes y de ninguna no había nadie no había nada pero las voces estaban allí moviéndose entre nosotros [Música] edáficas no sigas no sigas adelante el miedo me paralizó pero no dije nada Miré a los otros algunos parecían haber
escuchado lo mismo porque sus ojos reflejaban el mismo terror que yo sentía El Coyote nos ordenó seguir avanzando y nadie se atrevió a cuestionarlo pero a partir de ese momento una sensación de fatalidad se apoderó de mí Era como si algo en el desierto nos estuviera acechando esperando el momento oportuno para atacarnos y lo hizo fue la penúltima noche antes de llegar al punto donde nos recogerían los burreros nos habíamos detenido para descansar cerca de una formación rocosa un lugar que el Coyote dijo que era seguro la temperatura había bajado drásticamente y la mayoría de
nosotros temblamos de frío acurrucados bajo las mantas que habíamos traído estaba a punto de quedarme dormido cuando un sonido me despertó de golpe el mismo llanto que había escuchado en el río esta vez estaba más cerca mucho más cerca me levanté de un salto mi corazón golpeando con fuerza en mi pecho los demás también lo escucharon porque vi como todos se movían Inquietos algunos Incluso se levantaron Mirando nerviosamente a su alrededor El Coyote se puso de pie y con voz autoritaria nos dijo que nos quedáramos donde estábamos no es real repetía no es real pero
yo sabía que él tampoco lo creía el mied en su voz lo delataba Entonces lo vimos una figura apareció en la oscuridad acercándose lentamente a nosotros era una mujer pero no podía ver su rostro su cabello era largo y desordenado cubriéndole la cara y sus ropas estaban en harapos como si hubiera estado vagando por el desierto durante años lo único que se distinguía claramente eran sus manos delgadas y huesudas que se extendían hacia nosotros como si estuviera pidiendo ayuda el llanto continuaba pero ahora era un susurro una Súplica que parecía retumbar en nuestras cabezas quise
correr pero mis piernas no respondían la figura se acercó más y más hasta que estuvo a solo unos pasos de nosotros sentí su aliento helado en mi piel un olor a podredumbre que me revolvió el estómago El Coyote dio un paso adelante intentando mantener el control pero entonces ocurrió algo que ninguno de nosotros pudo explicar la mujer o lo que fuera levantó la cabeza y la miró directamente a los ojos en ese momento un grito desgarrador salió de su garganta un sonido tan inhumano y Espeluznante que nos heló la sangre fue como si ese grito
nos atravesara el alma arrancando cualquier rastro de Esperanza que pudiéramos haber tenido El Coyote cayó de rodillas agarrándose la cabeza como si intentara protegerse de algo invisible la figura se lanzó sobre él y en un parpadeo desaparecieron ambos en la oscuridad como si nunca hubieran estado allí el llanto cesó dejando un silencio sepulcral que solo fue roto por el viento que comenzó a soplar entre las rocas nadie Se movió durante lo que parecieron horas finalmente uno de los pocos que quedábamos tomó la iniciativa y comenzó a caminar en dirección contraria a donde la figura había
desaparecido sin El Coyote estábamos perdidos pero quedarnos allí no era una opción comenzamos a caminar tropezando en la oscuridad guiados únicamente por el instinto de supervivencia el desierto que ya era un lugar inhóspito ahora se sentía como una trampa mortal a cada paso parecía que las sombras se movían a nuestro alrededor susurrando riéndose burlándose de nuestro destino nadie hablaba No había necesidad sabíamos que estábamos condenados finalmente llegamos al punto de encuentro O al menos eso creímos era un Claro en el desierto donde se suponía que los burreros nos recogerían al amanecer pero cuando llegó la
luz del día no había rastro de ellos El sol nos golpeaba sin Piedad y sin agua ni sombra algunos comenzaron a desmayarse traté de mantenerme firme pero mi cuerpo ya no respondía caí al suelo mi vista se nubló y lo último que recuerdo fue El sonido del viento llevándose las últimas esperanzas que me quedaban cuando desperté estaba en un hospital en alguna parte de Texas me dijeron que me encontraron cerca de la muerte pero no pude explicarles cómo llegué allí ni lo que sucedió en realidad los otros que estaban conmigo los pocos que sobrevivieron nunca
hablaron de lo que pasó algunos decían que fue una alucinación colectiva otros que simplemente no querían recordarlo yo se la verdad sé que hay algo en esa frontera algo que se alimenta del miedo y la desesperación de los que intentan cruzarla algo que toma la forma de lo que más temes de lo que más anhelas un eco en la frontera esperando en la oscuridad para arrastrarte con él dejé mi nombre en el anonimato porque sé que aunque logré cruzar una parte de mí nunca lo hizo una parte de mí quedó atrapada en ese desierto vagando
con los Ecos buscando un camino que nunca encontrar el tren bestia soy Carlos y cruzar la frontera en tren fue mi única opción no era solo la necesidad de escapar de la violencia y la pobreza lo que me impulsaba sino la desesperación de buscar una vida mejor una vida digna tomé la decisión de subir a la bestia el tren que devora a los hombres con la esperanza de llegar al otro lado donde creía que el tendría un fin Pero lo que viví en ese viaje Me demostró que algunas veces los peores horrores no están en
la pobreza ni en la violencia que dejamos atrás sino en lo desconocido que enfrentamos al cruzar esas fronteras desde el momento en que mis pies tocaron el metal oxidado del tren sentí que algo estaba terriblemente mal no era el miedo común al peligro físico sino una sensación profunda e inexplicable de que este tren cargaba con algo más que cuerpos desesperados cargaba con almas perdidas con Sueños rotos con algo oscuro que no podía ver pero que estaba ahí latiendo como un corazón Maldito el tren arrancó con un crujido metálico que resonó en mi pecho la gente
a mi alrededor otros migrantes con los rostros endurecidos por el sufrimiento se aferraba a la estructura de hierro algunos rezando en voz baja otros en silencio con la mirada perdida en el Horizonte traté de concentrarme en el camino en el viaje pero mis pensamientos volvían siempre a esa sensación de inquietud que me acompañaba como una sombra conforme el tren avanzaba empecé a notar cosas extrañas al principio pensé que era solo mi mente jugándome una mala pasada debido al cansancio y el hambre las noches eran particularmente duras con el frío mordiendo la piel y la oscuridad
envolviéndome un sudario fue en una de esas noches cuando vi por primera vez a las sombras estaba sentado tratando de descansar un poco cuando algo me llamó la atención en el techo del vagón miré hacia arriba y allí estaban figuras borrosas que caminaban sobre el tren Como si fueran de humo o neblina sus cuerpos carecían de forma definida pero era evidente que tenían una presencia física o al menos eso parecía lo más perturbador era que no tenían rostros eran solo contornos vacíos como si algo les hubiera arrancado la ident al principio pensé que eran otros
migrantes que se habían subido al tren en algún punto pero pronto me di cuenta de que nadie más los veía los observé por un rato esperando que alguien reaccionara pero todos seguían con sus cabezas bajas ignorando lo que para mí era innegable me aferré más fuerte a mi asiento intentando racionalizar lo que estaba viendo debía ser el cansancio me repetía pero cuando una de esas sombras se detuvo y me miró si es que se puede llamar así sentí un frío intenso recorrerme el cuerpo no tenía ojos ni boca pero algo en su postura en la
inclinación de su cabeza me decía que estaba observándome escudriñando algo más allá de lo físico cerré los ojos esperando que desapareciera que fuera solo un producto de mi mente agotada pero cuando los abrí la sombra seguía ahí y esta vez no estaba sola más sombras habían aparecido caminando de un lado a otro alguna sentándose en el borde del vagón como si fueran pasajeros más fue Entonces cuando un hombre un compañero de viaje empezó a gritar se puso de pie de un salto mirando hacia el techo señalando con el dedo tembloroso los demás trataron de calmarlo
Pero antes de que alguien pudiera hacer algo se lanzó al vacío directo a las vías el tren no se detuvo nadie más hizo nada excepto mirarlo caer su cuerpo desapareciendo en la oscuridad el miedo que sentí en ese momento fue indescriptible los demás continuaron su viaje como si nada hubiera pasado pero yo sabía que algo terrible estaba sucediendo algo más allá de nuestra comprensión las sombras seguían allí y aunque no podía decir que se movían de manera amenazante su sola presencia me llenaba de una angustia Que nunca antes había experimentado los días pasaban y cada
vez más migrantes desaparecían algunos Simplemente no estaban allí al amanecer nadie hablaba de ellos como si nunca hubieran existido yo trataba de mantenerme despierto temiendo que si cerraba los ojos me llevarían a mí también veía a las sombras todas las noches y cada vez se acercaban más a veces la sentía a mi lado susurrándome cosas que no podía entender pero que me llenaban de terror otras veces veía a los coyotes aquellos hombres despiadados que nos guiaban por el desierto hablando con las sombras como si pudieran verlas Pero sabía que no eran como nosotros estaban más
cerca de esas entidades que de cualquier ser humano una noche el tren se detuvo en medio de la nada el silencio era absoluto roto solo por el crujido de las ruedas al detenerse nadie sabía por qué nos habíamos detenido Ni cuánto tiempo estaríamos allí los coyotes pusieron nerviosos murmurando entre ellos algunos de los migrantes empezaron a bajar del tren pensando que sería más seguro seguir a pie que quedarse allí yo no me moví algo me decía que debía quedarme en el tren que dejarlo sería el peor error de mi vida vi a las sombras moverse
entre los árboles cercanos como Si estuvieran esperando a que alguien bajara para llevárselo mis manos temblaban el sudor frío empapaba mi frente sentí el pulso de correr de huir de esa situación pero mis piernas no respondían era como si el miedo me hubiera clavado al metal del tren de repente escuché un grito que me hizo saltar no era un grito normal era un sonido gutural como si alguien estuviera siendo desgarrado desde adentro los pocos que habían bajado corrieron de vuelta al tren pálidos con los ojos desorbitados vi a uno de ellos un joven que apenas
parecía tener 20 años con las manos ensangrentadas y los ojos llenos de Lágrimas murmuraba algo sobre ellos que venían por nosotros pero nadie entendía lo que decía nadie quería entenderlo el tren arrancó de nuevo y los que se habían quedado en el suelo fueron olvidados en la oscuridad yo seguía viendo a las sombras Pero esta vez no estaban solas Había algo más con ellas algo que no podía ver claramente pero que podía sentir era como un vac una ausencia de luz y de vida sabía que si lo miraba fijamente si intentaba entender qué era perdería
la razón los días siguientes fueron una mezcla de terror y resignación la gente hablaba menos se movía menos los rostros estaban marcados por el hambre el miedo y algo más algo que solo podíamos entender en lo más profundo de nuestras almas algunos comenzaron a rezar pero no a Dios sino a algo más algo que sentían que podía protegerlos de lo que nos acechaba finalmente llegamos a la frontera o al menos eso nos dijeron pero para mí el viaje no había terminado las sombras seguían ahí y ahora no estaban limitadas al tren las veía en el
desierto moviéndose entre los cactus y las rocas deslizándose sobre la arena como serpientes Los Coyotes nos apresuraron para cruzar pero no importaba cuánto corri las sombras siempre estaban Un paso adelante cuando finalmente llegamos al muro Pensé que podría escapar pero al cruzar al otro lado Supe que me había equivocado no se trataba del tren ni del desierto ni siquiera de la frontera las sombras eran parte de mi ahora o yo era parte de ellas no había diferencia hoy mientras camino por las calles de esta nueva ciudad veo a esas mismas sombras no son tan visibles
como en el el tren pero sé que están ahí acechando en las esquinas deslizándose por las paredes a veces las veo reflejadas en los ojos de otros migrantes aquellos que cruzaron como yo y me doy cuenta de que no estamos solos nunca lo estaremos el precio de mi libertad fue un viaje al infierno uno del que nunca regresé completamente ahora sé que la verdadera frontera no está en el mapa sino en lo que llevamos dentro algunos lo llaman miedo otros lo llaman locura yo lo llamo las sombras y ellas me llaman a mí es solo
cuestión de tiempo antes de que finalmente respondan a mi llamada el camino Era el año 2005 y me encontraba en medio de la travesía más peligrosa de mi vida como muchos otros Había decidido dejar atrás la pobreza y la violencia de mi país natal para buscar un futuro mejor en los Estados Unidos mi camino hacia la promesa de una vida nueva me llevó al Desierto de Arizona un paisaje árido y hostil donde el calor abrasador durante el día era sustituido por un frío que calaba los huesos en la noche aquel desierto no solo era un
campo de pruebas físicas sino también una prueba de la fortaleza mental habíamos comenzado la jornada al caer la noche cuando las temperaturas bajaban lo suficiente como para no morir deshidratados a las pocas horas El Coyote un hombre curtido y de pocas palabras nos guiaba Éramos un grupo de 10 hombres y mujeres de diferentes edades todos Unidos por el mismo sueño caminábamos en silencio con la única compañía del sonido del viento rasgando las tunas y el crujir de nuestras pisadas sobre la arena el desierto no perdona en los primeros días ya habíamos perdido a dos compañeros
uno un hombre joven de apenas veintitantos había sido mordido por una serpiente no hubo tiempo ni recursos para salvarlo el otro una mujer mayor Simplemente no pudo soportar el agotamiento y se quedó atrás sin que nadie se atreviera a detenerse para ayudarla todos sabíamos que si te quedabas te quedabas para morir fue en la tercera noche Cuando ocurrió algo que aún hoy me llela la sangre el frío era especialmente intenso más de lo que había experimentado en las noches anteriores el cielo estaba cubierto de nubes y no había luna que iluminara Nuestro camino solo teníamos
la luz tenue de nuestras linternas que a duras penas lograban abrirse paso en la oscuridad de repente la vi era una figura a lo lejos una mujer caminando sola entre las dunas estaba vestida de blanco y su cabello oscuro caía en largos mechones desordenados sobre sus hombros me detuve incrédulo parpadeando para asegurarme de que lo que veía era real qué hacía una mujer sola en medio de la nada El Coyote notó que había dejado de caminar y se acercó a mí qué pasa preguntó con voz áspera allá esa mujer respondí señalando hacia donde la había
visto pero cuando volví la mirada ya no estaba el caori me lanzó una mirada dura y me susurró en tono serio no mires a donde no debes Hay cosas en este desierto que es mejor no ver me sentí ridículo pensé que el cansancio y el miedo me estaban jugando una mala pasada que lo que había visto no era más que una ilusión creada por mi mente agotada pero algo en los ojos del collote me dijo que él sabía más de lo que quería admitir continuamos Nuestro camino pero no pude sacarme la imagen de la mujer
de la cabeza esa noche cuando paramos a descansar el frío se hizo aún más penetrante tanto que ni siquiera las mantas que llevábamos pudieron protegernos del todo me acurruqué junto a los demás tratando de conservar algo de calor corporal pero el sueño no venía mis pensamientos volvían una y otra vez a esa figura en la oscuridad a mitad de la noche algo me despertó un sonido suave al principio como un Lamento que el viento arrastraba hacia nosotros me incorporé con el corazón atiéndame en la garganta y me di cuenta de que no era el el
único que lo había oído los otros también estaban despiertos sus ojos reflejaban el mismo miedo que sentía yo el sonido se fue haciendo más fuerte un llanto un soso que parecía venir de todas partes y de ninguna nos levantamos mirando alrededor Buscando el origen de ese Lamento Fue entonces cuando la vi de nuevo a unos metros de nosotros la mujer de blanco estaba de pie mirándonos esta vez su rostro estaba más claro y lo que vi me hizo retroceder un paso sus ojos estaban llenos de dolor un sufrimiento tan profundo que parecía traspasar la Barrera
entre la vida y la muerte nadie se atrevió a moverse El Coyote sin embargo se acercó lentamente a la figura con los ojos entrecerrados como si tratara de verla mejor en la penumbra cuando estaba a unos pasos de ella se detuvo la mujer levantó la mano señalándolo lo que ocurrió después es algo que aún no logro comprender del todo de un momento a otro la mujer simplemente se desvaneció como si hubiera sido tragada por la oscuridad pero su desaparición no trajo alivio al contrario una sensación de terror absoluto se apoderó de todos nosotros El Coyote
normalmente tan seguro de sí mismo estaba pálido con los labios apretados en una línea de preocupación qué era eso preguntó uno de los más jóvenes del grupo con la voz temblorosa El Coyote no respondió inmediatamente nos hizo una señal para que nos pusiéramos en marcha de nuevo y comenzamos a caminar aunque sabíamos que no iríamos muy lejos en nuestro estado fue solo después de caminar un buen rato en silencio cuando habló esa mujer dicen que es el espíritu de una madre que murió buscando a su hijo vienen de México como nosotros pero ella no logró
cruzar cuentan que se quedó vagando en el desierto buscando al niño llamándolo Hasta que el frío o la sed se la llevaron al Escuchar esto un escalofrío recorrió mi columna nunca había sido un hombre supersticioso pero el miedo que sentía era real tan real como la arena bajo mis pies No podía evitar pensar en esa mujer en su mirada de desespero sería verdad lo que decía El Coyote era su espíritu lo que nos había encontrado esa noche no lo sabía pero lo que sí sabía era que su presencia había traído una sombra sobre nuestro grupo
una sombra de la que no podíamos escapar Durante los días que siguieron la atmósfera cambió el calor durante el día se hizo insoportable y por la noche el frío era como cuchillas en nuestra piel pero lo peor era la sensación de ser observados de que algo o alguien nos seguía los lamentos volvieron varias veces siempre al caer la noche y siempre seguidos de la aparición de la mujer cada vez más cercana cada vez más tangible El coyote por su parte estaba cada vez más tenso no nos decía nada pero todos sabíamos que algo iba terriblemente
mal las condiciones eran duras pero habíamos estado preparados para eso lo que no podíamos manejar era el terror que se había instalado en nuestras Mentes el momento más aterrador llegó en una noche particularmente oscura no había estrellas y el viento soplaba con una fuerza que hacía difícil mantenerse en pie nos refugiamos como pudimos entre unas rocas tratando de evitar el frío y el viento Fue entonces cuando la vimos de nuevo Pero esta vez no estaba sola detrás de la mujer se delineaban otras figuras sombras indistintas que se movían en la oscuridad no eran claras como
si fueran parte del viento y la arena pero se sentía su presencia nos rodearon lentamente hasta que estábamos completamente cercados nadie se atrevió a moverse o a emitir sonido alguno los lamentos se alzaron en un coro aterrador y comprendí que no era solo el espíritu de la mujer lo que nos acechaba era algo más algo que pertenecía a ese desierto y que se alimentaba del miedo y del sufrimiento la mujer ahora más cerca que nunca extendió la mano hacia nosotros como suplicando ayuda pero su mirada seguía siendo vacía un pozo sin fondo de desesperación fue
en ese instante que supe que no nos dejaría ir que estábamos atrapados en ese lugar perdidos como ella uno de los hombres del grupo incapaz de soportar más el terror comenzó a correr en la oscuridad alejándose de nosotros no había dado más de unos cuantos pasos cuando un grito inhumano salió de su garganta y luego el silencio nadie volvió a verlo el coyote con una mezcla de miedo y determinación nos ordenó que siguiéramos adelante no nos quedaba más remedio nos levantamos como pudimos y comenzamos a caminar de nuevo siempre sintiendo la presencia de esas sombras
detrás de nosotros a partir de esa noche nada fue igual la travesía se convirtió en una pesadilla interminable las sombras no nos abandonaron Y aunque El Coyote intentó mantenerse fuerte su miedo era evidente pasamos por sitios donde la arena estaba teñida de un color extraño y donde el aire era tan denso que costaba respirar en más de una ocasión vimos figuras que se desvanecían cuando nos acercábamos como si el desierto estuviera lleno de almas perdidas finalmente después de días que se sintieron como una eternidad llegamos a un punto donde el desierto comenzaba a ceder ante
una vegetación más densa habíamos llegado al borde de lo que parecía un valle El Coyote exhausto y al borde de la desesperación nos dijo que estábamos cerca de la frontera que solo faltaba un empujón Más sin embargo ninguno de nosotros se sintió aliviado el desierto nos había marcado de una manera que nunca olvidarías las sombras los lamentos y la mujer de blanco se quedaron grabados en nuestra mente sabíamos que aunque cruzábamos visto y experimentado cuando finalmente llegamos a la seguridad relativa del otro lado no hubo celebración nos dispersamos rápidamente sin palabras sin despedidas El Coyote
se fue por su lado y nunca supe que fue de él yo por mi parte logré encontrar un trabajo y un lugar donde vivir pero el desierto nunca me dejó en mis sueños aún veo a la mujer de blanco caminando sola buscando algo que nunca encontrará voces en la frontera era el año 2003 cuando decidí cruzar la frontera tenía Apenas 22 años un futuro incierto en mi país natal y un deseo Ardiente de encontrar algo mejor al otro lado había oído historias claro sobre el calor sofocante los desiertos infinitos y los peligros que acechaban en
cada Rincón pero nada de eso importaba estaba listo para enfrentar lo que fuera mi contacto era un coyote que se hacía Llamar El zorro la primera vez que lo vi su presencia Me impactó era un hombre de mediana estatura flaco y curtido por el sol con una mirada que parecía atravesar el alma no hablaba mucho solo lo necesario y siempre con un tono de voz que no admitía réplica su piel era como cuero viejo y sus ojos oscuros como la noche escondían secreto que nunca sería prudente intentar desvelar me prometió que cruzaría lo mucho acepté
sin titubear ignorando las advertencias de aquellos que lo conocían bien la desesperación era más fuerte que la razón el grupo que formamos era heterogéneo había hombres y mujeres algunos con niños todos con rostros marcados por la esperanza y el miedo Había otro joven como yo Julio que decía haber intentado cruzar antes sin éxito estaba nervioso pero su determinación era palpable no nos van a agarrar esta vez decía para convencerse más a sí mismo que a los demás al caer la noche El Coyote nos reunió a todos en un punto cordado Un lugar apartado en el
Desierto de Sonora lejos de la mirada de la patrulla fronteriza el primer tramo fue relativamente fácil si es que caminar horas por el desierto con la incertidumbre mordiéndote los talones puede arse sencillo pero era el inicio y el cuerpo todavía aguantaba la luna llena iluminaba Nuestro camino y los murmullos de los demás parecían calmar mis propios pensamientos pero no pasó mucho tiempo antes de que las cosas comenzaran a cambiar empezó con un simple susurro casi imperceptible al principio una voz tenue como el eco de un recuerdo distante que apenas se diferenciaba del Viento La primera
vez que lo oí pensé que era mi mente jugándome una mala pasada fruto del cansancio y la tensión pero la voz persistió y lo peor era que parecía dirigirse a mí no lo lograrás decía una y otra vez en un tono suave pero cargado de una angustia inexplicable Miré a mi alrededor buscando la fuente de ese sonido Pero los demás caminaban en silencio concentrados en sus propios pensamientos o luchando contra el agotamiento nadie más parecía escuchar intenté ignorarlo acelerando el paso para poner distancia entre mí y ese murmullo inquietante pero la voz me seguía pegada
a mi oído como una sombra en las primeras horas nos topamos con los restos de un grupo anterior eran solo sombras en el Horizonte figuras envueltas en mantas que no habían logrado llegar a su destino Julio me dijo que probablemente se habían quedado sin agua o que los había alcanzado la deshidratación tenos que seguir no podemos pensar en eso me susurró pero su rostro estaba pálido me esforcé por no mirar demasiado tiempo pero esos cuerpos inertes se grabaron en mi mente Como una advertencia silenciosa a medida que avanzábamos la voz se hizo más insistente más
clara no solo me decía que no lo lograría ahora parecía llamarme instándolos un niño que por alguna razón que no podía comprender estaba Atrapado en ese desierto y quería que yo también quedara allí en un momento tuve que detenerme convencido de que alguien algo estaba detrás de mí sentía una presencia que me helaba la sangre me giré bruscamente apuntando mi linterna hacia la oscuridad pero solo vi las sombras de los otros Caminantes y el desierto interminable Qué pasa me preguntó Julio asustado por mi comportamiento repentino nada Solo el viento respondí sabiendo que no me creería
si le decía la verdad a lo lejos el zorro nos apuraba advirtiendo sobre los helicópteros de la patrulla fronteriza que a veces aparecían sin previo aviso pero yo apenas podía concentrarme en sus palabras esa voz se había convertido en algo más que una molestia era como un ancla que intentaba arrastrarme al suelo mis piernas pesaban más con cada paso y sentía el aire enrarecido cada vez más difícil de respirar ya no era solo cansancio era una desesperación profunda una sensación de que algo en ese desierto estaba mal algo más allá del entendimiento humano llegamos a
un punto donde el zorro dijo que descansaría hacia el otro lado nos Indicó que nos cada vez que cerraba los ojos veía a un niño de pie a unos metros de distancia observándome en silencio con la misma mirada vacía que tenían los cuerpos que habíamos visto antes su rostro estaba parcialmente cubierto de arena como si hubiera emergido de las entrañas del desierto intenté hablar con Julio sobre lo que estaba experimentando pero él solo me miró Con lástima atribuyendo todo al cansancio y al estrés No te preocupes hermano es normal Escuchar cosas raras aquí este lugar
juega con tu mente me dijo intentando sonar tranquilo Aunque su voz temblaba ligeramente pero yo sabía que esto no era normal esa voz no era una alucinación del cansancio era real y quería Algo de mí la noche continuó y finalmente El zorro nos dio la señal para continuar los murmullos de los otros miembros del grupo se habían desvanecido en la oscuridad como si todos estuvieran envueltos en una burbuja de miedo y desesperación el niño seguía allí mirándome fijamente sentí su mirada perforandome y la voz su voz se hizo más clara ven no te vayas Quédate
conmigo era una Súplica desesperada un grito ahogado en la Inmensidad del desierto y sin darme cuenta comencé a seguirlo mis pasos me alejaban del grupo podía ver a El zorro a lo lejos su figura borrosa por la distancia pero cada vez me costaba más mantener el rumbo esa voz era como si me tirara de los pies impidiéndome avanzar cada vez que intentaba volver con los demás sentía una fuerza invisible que me detenía de repente me encontré completamente solo el desierto a mi alrededor estaba en silencio un silencio sepulcral que solo se rompía por el eco
de esa voz infantil la luna que antes iluminaba Nuestro camino parecía haberse escondido detrás de una nube dejando el mundo sumido en una penumbra grisácea grité Llamando a los demás Pero mi voz fue absorbida por la vasta extensión de arena y rocas el miedo me consumió sentí que ese era mi fin y entonces la vi a pocos metros de mí la figura del niño se materializó era pequeño no más de ocho o nu años con la ropa sucia y desgarrada y los ojos esos ojos vacíos que me miraban con una tristeza infinita en su rostro
la arena parecía formar una máscara como si La Misma Tierra del desierto intentara reclamarlo intenté retroceder Pero mis piernas no respondían estaba Atrapado prisionero de Esa visión el niño levantó una mano apuntando hacia un punto en la oscuridad giré mi cabeza lentamente temiendo lo que podría encontrar Y entonces lo vi un grupo de cuerpos semienterrados cubiertos de arena sus rostros inmóviles congelados en una mueca de sufrimiento eterno eran aquellos que nunca habían logrado cruzar almas perdidas que el desierto había reclamado el niño volvió a mirarme y en su voz escuché un susurro cargado de un
dolor indescriptible ayúdame no sé cuánto tiempo Estuve allí de pie en medio del desierto con la vista fija en esos cadáveres abandonados sentí como si todo el peso del mundo hubiera caído sobre mí Pero algo dentro de mí quizás la última chispa de supervivencia me hizo reaccionar con un esfuerzo sobrehumano Me obligué a moverme a correr en la dirección opuesta alejándome de esas visiones infernales corrí hasta que no pude más hasta que mis pulmones ardieron y mis piernas se dieron bajo mi peso cuando finalmente caí al suelo todo se volvió negro no sé cuánto tiempo
pasó antes de que me encontraran cuando desperté estaba en un hospital del lado estadounidense un grupo de la patrulla fronteriza me había encontrado inconsciente solo en medio del desierto me dijeron que había tenido suerte que si hubieran tardado un poco más probablemente no estaría contando la historia intenté explicar lo que había visto lo que había escuchado Pero todos me miraban con incredulidad el desierto puede ser traicionero dijo o uno de los oficiales juega con tu mente lo importante es que estás vivo pero yo sabía que no era solo el desierto Había algo más algo que
no pertenecía a este mundo algo que se alimentaba de las almas de aquellos que intentaban cruzar Nunca supe qué les pasó a los demás Julio El zorro todos desaparecieron esa noche como si el desierto los hubiera tragado y cada vez que cierro los ojos veo al niño con su midada vacía y su mano levantada señalando hacia ese lugar maldito han pasado años Desde esa noche pero la voz todavía me persigue en mis sueños es un recordatorio constante de que algunos lugares guardan secretos que nunca deberían ser descubiertos y que no todos los que cruzan logran
escapar de las Sombras del desierto el burrero me llamo Pedro soy de Sonora y como muchos otros en mi tierra fui un burrero por necesidad No elegí ese camino más bien el hambre la desesperanza y la falta de oportunidades me empujaron a él no es fácil admitir que un día cansado de ver como el polvo se acumulaba en las esquinas de nuestra casa decidí arriesgarme y aceptar la oferta de llevar un cargamento de droga a través del desierto desde México hacia Estados Unidos ese trayecto tan peligroso como lucrativo se convirtió en mi vida durante años
el desierto es un lugar traicionero puede parecer vacío desolado pero guarda secretos que ningún hombre debería descubrir recuerdo cada una de esas travesías el calor sofocante las largas noches de caminata y el miedo constante de ser Atrapado Pero hay una en particular que sigue atormentando mis sueños es una historia que nunca le he contado a nadie porque la realidad es que pocos la creerían sin embargo ahora siento la necesidad de sacarla a la luz tal vez para liberarme de su peso Era una noche sin luna el cielo estaba cubierto de nubes gruesas que bloqueaban cualquier
rastro de luz nos habíamos internado en el desierto hacía varios días moviéndonos sigilosamente para evitar a las patrullas fronterizas y a los helicópteros que a veces pasaban rugiendo por encima de nuestras cabezas Éramos un grupo de siete personas cinco migrantes un yote y yo el burrero encargado de asegurar que el cargamento llegara a su destino la jornada había sido larga y agotadora el calor del día había dado paso al frío penetrante de la noche y el cansancio comenzaba a hacer Mella en nuestros cuerpos decidimos hacer una parada cerca de un pequeño cañón donde las rocas
nos ofrecían algo de protección contra el viento cortante mientras los demás se acomodaban para descansar me alejé un poco en busca de un lugar donde aliviar Fue entonces cuando lo vi apenas a unos metros de donde nos habíamos detenido había un cráneo humano semienterrado en la arena era viejo amarillento y el tiempo había desgastado su superficie pero aún así era inconfundible me quedé paralizado con una sensación extraña recorriendo mi espalda no era la primera vez que veía restos humanos en el desierto Pero había algo en ese cráneo que me perturbaba profundamente decidí no tocarlo y
tratando de apartar la imagen de mi mente regresé con el grupo Sin decir nada esa noche fue la primera vez que lo vi mientras intentaba conciliar el sueño con la cabeza apoyada en una mochila llena de droga y la mirada perdida en la oscuridad sentí que alguien me observaba al principio pensé que era solo mi imaginación un producto del cansancio y el miedo pero entonces en un instante fugaz lo vi una figura oscura de pie a la distancia observándonos desde una pequeña colina no pude distinguir sus rasgos pero su presencia era innegablemente aterradora algo en
lo profundo de mi ser me decía que esa figura no pertenecía al mundo de los vivos me incorporé de golpe con el corazón latindo con fuerza en el pecho pero cuando volví a mirar la figura había desaparecido no dije nada a los demás temiendo parecer loco pero durante el resto de la noche no pude dormir el silencio del desierto se hacía insoportable roto solo por el susurro del viento que mecía la arena y el ocasional sonido de algún Animal Nocturno al día siguiente seguimos nuestra ruta El Coyote un hombre robusto y de pocas palabras nos
apuraba para que cubriéramos la mayor distancia posible antes de que el sol alcanzara su punto más alto a medida que avanzábamos no podía sacarme de la cabeza la imagen de aquella figura sentía su presencia constante como si nos estuviera siguiendo miraba hacia atrás cada pocos minutos esperando ver de nuevo esa silueta oscura entre las dunas y en efecto allí estaba siempre a lo lejos siempre observando comencé a notar que los demás también estaban nerviosos algo en el aire había cambiado no era solo el cansancio o el miedo a ser capturados era algo más profundo una
una sensación de que estábamos siendo acechados por algo que no podíamos comprender El Coyote nos apuraba cada vez más pero ni siquiera él podía ocultar la preocupación en sus ojos en un momento dado uno de los migrantes un joven de apenas 20 años comenzó a rezar en voz baja sus palabras eran apenas audibles un murmullo que se mezclaba con el sonido del viento me acerqué a él y le pregunté qué estaba haciendo Hay algo en el desierto me di dijo con la voz temblorosa lo he visto nos sigue desde hace horas Mi corazón se detuvo
por un momento Al escuchar esas palabras no estaba solo en mi locura otro también lo había visto traté de tranquilizarlo pero en mi interior sabía que había algo muy mal en ese lugar a medida que avanzaba el día la figura se hizo más clara más cercana podía distinguir su forma no era un hombre normal su cuerpo parecía desfigurado como si hubiera sido quemado o descompuesto por el paso del tiempo su rostro era una máscara de horror con ojos hundidos y vacíos que reflejaban un abismo de desesperación cada vez que lo veía sentía como si una
parte de mi alma fuera arrancada de mi ser el miedo se apoderó de mí no podía dejar de mirar hacia atrás esperando ver a ese ser pero siempre estaba un poco más cerca siempre mirándome con esos ojos muertos comencé a dudar de mi cordura tal vez el calor la fatiga y la culpa estaban jugando con mi mente pero cada vez que lo veía sentía su presencia más real más opresiva la situación se volvió insostenible cuando uno de los migrantes un hombre mayor con el rostro curtido por el sol cayó de rodillas en la arena y
comenzó a gritar decía que el lo había encontrado que estaba aquí para llevárselo intentamos calmar pero estaba completamente fuera de sí los gritos resonaron en la vastedad del desierto un eco de terror que parecía no tener fin El Coyote asustado Y sin saber qué hacer nos ordenó seguir adelante y dejar al hombre atrás la crudeza de la situación Me impactó pero no había tiempo para discutir sabíamos que quedarnos allí era condenarnos a todos seguimos caminando con el grito desesperado del hombre quedándose atrás hasta que silencio lo devoró pero el silencio no trajo alivio el hombre
mayor había visto lo que yo veía lo que todos comenzábamos a ver la figura seguía allí cada vez más cerca su rostro desfigurado y su mirada penetrante clavándose en mí con una intensidad que nunca había sentido antes las noches Se volvieron una tortura no podía dormir ni siquiera cerrar los ojos por miedo a encontrarme con ese ser en mis sueños los otros poco dormían bien los susurros de miedo y los rezos se convirtieron en nuestra banda sonora mientras la figura continuaba siguiéndonos finalmente llegamos a un pequeño Oasis un lugar donde el agua manaba del suelo
y las palmeras ofrecían algo de sombra estábamos al borde del agotamiento El Coyote decidió que debíamos descansar allí pero en cuanto nos detuvimos la presencia de ese ser se volvió abrumadora lo vi en cada sombra en cada del agua podía sentir su aliento gélido en mi nuca su mirada que mandó la piel Fue entonces cuando supe que no podía continuar no importaba cuánto me pagaran no importaba lo que me esperaba al otro lado de la frontera lo único que importaba era escapar de esa presencia de ese ser que nos acechaba sin descanso esa noche mientras
los demás intentaban dormir me aparté del grupo Caminé hacia el borde del Oasis donde las sombras eran más profundas y me encontré cara a cara con él ya no era una silueta distante estaba justo frente a mí tan cerca que podía sentir su aliento fétido ver los detalles de su piel desgarrada y podrida no habló no necesitaba hacerlo su mirada lo decía todo era un alma perdida un ser Atrapado en el desierto condenado a vagar Eternamente en busca de algo que nunca encontraría y sabía que si no hacía algo yo también acabaría como él cerré
los ojos temblando de miedo y empecé a rezar no soy un hombre especialmente religioso pero en ese momento Era lo único que podía hacer recé con todas mis fuerzas pidiendo perdón por mis pecados por el daño que había causado por las vidas que había arruinado en mi búsqueda de dinero fácil cuando abrí los ojos la figura había desaparecido pero el miedo seguía ahí clavado en mi pecho como una daga sabía que no podía quedarme en el desierto ni un minuto más desperté al Coyote y le dije que me iba que no podía continuar él me
miró con una mezcla de sorpresa y miedo pero no intentó detenerme creo que en el fondo sabía que yo no era el único que veía a ese ser que todos estábamos siendo acechados por algo más allá de nuestra comprensión abandoné el grupo esa noche Caminé sin rumbo solo queriendo alejarme lo más posible de ese lugar maldito no sé cuánto tiempo estuve vagando por el desierto los días se mezclaban con las noches y la fatiga me hacía tambale arme pero el miedo me empujaba a seguir adelante finalmente encontré una carretera no sé cómo llegué allí pero
cuando vi las luces de un coche acercándose supe que estaba salvado me desplomen el asfalto incapaz de seguir y lo último que recuerdo es el sonido de los os chirriando antes de que todo se volviera negro desperté en un hospital deshidratado y delid me dijeron que había estado al borde de la muerte pero que iba a recuperarme no conté a nadie lo que había visto en el desierto sabía que no me creerían y además solo quería olvidarlo regresé a Sonora después de eso decidido a dejar atrás esa vida nunca volví a trabajar como burrero a
veces cuando estoy solo en mi casa pienso en nosotros en el Coyote y los migrantes que seguían su camino a través del desierto me pregunto si lograron llegar a su destino o si el desierto reclamó sus almas también Y entonces en esos momentos de Soledad siento una presencia como si algo me estuviera observando desde las sombras me doy la vuelta tratando de sacudir esa sensación pero nunca desaparece del todo porque sé que de alguna manera el desierto nunca me jir el niño del desierto era el año 2015 cuando trabajaba como Coyote en Arizona una noche
Me encontré con un niño solo en medio del desierto pidiendo ayuda estaba deshidratado y asustado decidí llevarlo conmigo pero al llegar al otro lado el niño había desaparecido sin dejar rastro soy soy un hombre al que la vida ha empujado por caminos oscuros y sinuosos me llamo Rafael Aunque en el negocio del cruce de la frontera todos me conocen como el gavilán en 2015 la desesperación de Los que buscan un futuro mejor se volvió mi sustento guiaba a aquellos que estaban dispuestos a arriesgarlo todo por la promesa de una vida en el norte en Estados
Unidos pero lo que sucedió esa noche en el desierto me marcó de una manera que no había previsto el calor del Desierto de Sonora es implacable incluso cuando el sol se ha puesto el aire es seco y la tierra castigada por el sol parece emanar un calor sofocante Incluso en la oscuridad esa noche había organizado un grupo pequeño Una familia con dos niños y un par de hombres solitarios desesperados por escapar de sus vidas anteriores la caminata había sido larga y silenciosa solo interrumpida por los murmullos de cansancio y el crujido de la grava bajo
nuestro los pies estábamos a punto de hacer una parada cuando lo vi al principio pensé que era un Espejismo una de esas trampas que el desierto tiende a los que se atreven a atravesarlo pero mientras nos acercábamos me di cuenta de que era real un niño solo encorvado sobre una roca debía tener unos 8 años con la piel quemada por el sol y los labios agrietados su camiseta antes Blanca estaba manchada de polvo y sudor y sus ojos grandes y oscuros estaban llenos de terror me acerqué despacio con cautela en este trabajo siempre es mejor
ser precavido los carteles a veces dejaban señuelos trampas para atrapar a los coyotes menos experimentados pero algo en la manera en que el niño me miraba en la manera en que sus manos temblaban mientras me pedía agua me hizo saber que él no era una trampa Dónde están tus padres le pregunté ofreciéndole una cantimplora el niño no respondió bebió con avidez el agua escapándose de sus labios resecos empapando su camiseta cuando terminó me miró fijamente como si intentara encontrar algo en mi rostro un Destello de duda pasó por su mirada pero finalmente asintió con la
cabeza señalando hacia el norte hacia la frontera no podía dejarlo ahí el desierto no perdona y un solo no sobreviviría más de una noche decidí llevarlo conmigo pensando que tal vez se había separado de otro grupo o que sus padres habían caído en el camino Era una decisión arriesgada pero no tenía otra opción los demás del grupo No dijeron nada aunque noté la incomodidad en sus rostros nadie quería cargar con más problemas mientras avanzábamos el niño caminaba cerca de mí en silencio no dijo una palabra ni cuando los coyotes aullaron a lo lejos ni cuando
el viento frío de la madrugada comenzó a azotar nuestras caras A veces lo miraba de reojo y siempre encontraba sus ojos fijos en mí Había algo en su mirada que me inquietaba algo que no podía definir no era miedo ni desesperación era vacío como si en su interior ya no quedara nada llegamos a un punto de descanso antes del amanecer hice señas al grupo para que se detuviera y busqué un lugar para que el niño descansara lo cubrí con una manta mientras los demás se acurrucaba para tratar de dormir un poco antes de que la
luz del día nos delatara estaba exhausto pero no podía conciliar el sueño cada vez que cerraba los ojos veía la figura del niño quieto inmóvil con esos ojos negros que parecían seguirme a todas partes las horas pasaron lentamente y cuando finalmente la luz del Alba comenzó a dominar el desierto me levanté miré hacia donde había dejado al niño pero él ya no estaba me levanté de golpe el corazón latindo con fuerza en el pecho busqué alrededor pero no había señales de él ni de sus huellas en la tierra desperté al resto del grupo pero nadie
lo había visto irse era como si nunca hubiera estado allí Pensé en dejarlo en seguir adelante y no mencionar nada después de todo no podía perder tiempo buscando a un niño que tal vez nunca había existido Pero algo me impulsó a volver sobre nuestros pasos tal vez era la culpa o tal vez una necesidad de encontrar alguna explicación racional a lo que había pasado Caminé de regreso al lugar donde lo había encontrado pero no había rastro de él ni de que alguien hubiera estado allí el resto del cruce fue tenso sentía los ojos de los
otros en mi espalda susurrando cuando pensaban que no los oía algunos decían que estaba loco que el desierto me había jugado una mala pasada otros más supersticiosos hablaban de espíritus y fantasmas de las almas de aquellos que habían muerto en el desierto buscando a alguien que los guiara finalmente llegamos al punto de encuentro un pequeño caserío en el lado americano donde otro Coyote se haría cargo del grupo hice el intercambio y me quedé allí en la sombra de un edificio de ruido mi mirando Cómo se alejaban cuando todos se fueron me quedé solo el calor
del día era sofocante pero una sensación de frío me recorría la espalda al darme la vuelta para regresar al Desierto lo vi de nuevo el niño estaba allí de pie en medio de la calle polvorienta mirándome su rostro estaba cubierto de sudor y suciedad pero sus ojos eran claros casi brillantes no debería haber estado allí no había forma de que hubiera llegado solo pero ahí estaba tal como lo había visto la primera vez me acerqué lentamente con el corazón en la garganta Pero antes de que pudiera llegar a él el niño comenzó a desvanecerse como
si fuera una sombra como si el sol lo estuviera evaporando di un paso hacia delante pero no había nada la calle estaba vacía volví a casa esa noche con la sensación de que algo me seguía cada sombra cada crujido me hacía girar la cabeza esperando verlo de nuevo pero nunca apareció intenté olvidarlo enterrarlo en la parte más oscura de mi memoria junto con todas las otras cosas que había visto en mis años como Coyote pero su rostro seguía apareciendo en mis sueños esos ojos negros y vacíos que me miraban fijamente con el tiempo dejé el
negocio No fue una decisión fácil pero sentí que ya no podía continuar algo de dentro de mí había cambiado esa noche en el desierto había visto demasiada muerte demasiada desesperación Pero nunca había sentido tanto miedo como cuando ese niño desapareció frente a mis ojos algunos meses después escuché historias de otros coyotes rumores de que otros también habían visto al niño algunos decían que era el espíritu de un niño que había muerto en el desierto perdido y solo otros decían que era una maldición una advertencia para aquellos que aban con el sufrimiento de los demás pero
nadie sabía realmente qué era o por qué aparecía todavía me pregunto si lo que vi fue real o si mi mente agotada por los años de trabajo y las noches Sin dormir había creado una imagen para atormentarme pero en lo más profundo de mi ser sé que el niño era real de una manera que no puedo explicar era una parte del desierto una manifestación de su crueldad y su indiferencia una prueba de que en ese lugar incluso los más fuertes pueden perderse desde entonces he tratado de reconstruir mi vida lejos de la frontera y del
peligro Pero hay noches en las que me despierto en medio de la oscuridad con el sudor empapando mis sábanas y siento su presencia como si estuviera de pie junto a mi cama observándome esperando y en esos momentos sé que nunca podré escapar completamente de lo que vi en el desierto porque el desierto nunca olvida y nunca Perdona el del desierto sigue siendo parte de mí una sombra que me recuerda que aunque intente dejar atrás mi pasado algunas cosas nunca desaparecen y mientras el desierto continúe cobrando vidas estoy seguro de que él también seguirá ahí esperando
a que alguien más se cruce en su camino para recordarles que no todos los que se pierden logran regresar La sombra del desierto Mi nombre es José y tengo 35 años hace 5 años era uno de esos tipos a los que llaman Coyote mi trabajo era guiar a los inmigrantes a través del Desierto de Sonora llevando a aquellos desesperados por cruzar la frontera hacia un sueño que en la mayoría de los casos nunca llegaría a cumplirse había visto muchas cosas en ese desierto cosas que te revuelven las tripas y te dejan insomne durante semanas pero
lo que viví aquella noche lo que seguimos aquella sombra sin cuerpo cambió mi vida para siempre Era una noche sin nuna el cielo Parecía un manto negro infinito sin estrellas que iluminaran Nuestro camino solo nos quedaba la débil luz de nuestras linternas para guiarnos habíamos salido temprano en la mañana desde un pequeño pueblo al sur de la frontera un grupo de 12 personas ocho hombres dos mujeres y dos niños la mayoría de ellos no tenían más que lo puesto sus ropas desgastadas por el largo viaje y sus rostros marcados por la desesperación yo me mantenía
al frente observando cada piedra y cada arbusto escuchando el viento y los sonidos lejanos de la noche pero esa noche el viento parecía estar en calma casi como si el desierto mismo estuviera conteniendo la respiración caminamos durante horas el silencio roto solo por el crujir de la arena bajo nuestros pies y el ocasional murmullo de algún miembro del grupo demasiado agotado para mantenerse callado el cansancio comenzaba a hacerse sentir y sugerí que nos detuviéramos para descansar un poco Fue entonces cuando lo sentí por primera vez un escalofrío recorrió mi columna y el aire a mi
alrededor pareció volverse más pesado como si algo invisible nos rodeara me detuve en Seco tratando de descifrar lo que estaba sintiendo pero no había nada a simple vista solo el oscuro horizonte y la vasta extensión del desierto sacudí la cabeza tratando de despejar mi mente es el cansancio me dije a mí mismo pero mientras el grupo se acomodaba para descansar no pude evitar mirar a mis espaldas hacia la nada algo estaba allí lo sabía lo sentía una presencia una sombra que no debería existir nos quedamos unos minutos en silencio todos demasiado agotados para conversar los
niños se acurrucaron junto a sus madres Buscando Consuelo en medio de la Inmensidad aterradora del desierto cerré los ojos tratando de descansar un poco pero la sensación de ser observado era abrumadora abrí los ojos de golpe y vi algo moverse en la oscuridad justo en el borde de la luz de la linterna una sombra al principio pensé que era un animal Tal vez un coyote pero no había forma de que un coyote se moviera así deslizándose en silencio sin forma definida era solo una mancha oscura una sombra sin cuerpo me levanté de un salto el
corazón la tiéndame en la garganta Quien anda ahí grité apuntando la linterna hacia la sombra pero no había nada Solo el vacío del desierto y el viento que comenzaba a soplar nuevamente susurrando entre los cactus los otros me miraron confundidos algunos asustados pero nadie más parecía haber visto lo que yo vi traté de calmarme de no Mostrar mi miedo pero sabía que algo Andaba mal muy mal el desierto siempre ha sido un lugar peligroso lleno de peligros tanto naturales como humanos Pero esto era diferente algo mucho más antiguo más primitivo nos pusimos en marcha de
nuevo pero no podía dejar de mirar por encima del hombro esperando ver esa sombra otra vez y no me decepcionó a cada rato allí estaba siempre en el de mi visión deslizándose entre las rocas y los matorrales acercándose cada vez más lo más inquietante era que nadie más parecía verla ni siquiera Cuando estaba casi al alcance de la luz donde debería ser claramente visible parecía que solo yo estaba condenado a verla a sentir su presencia como una sombra que me perseguía y me susurraba cosas que no quería escuchar cada paso se hacía más difícil el
aire más denso y el silencio más los murmullos del grupo se apagaron por completo y solo quedó el sonido de nuestras pisadas y nuestras respiraciones entrecortadas Había algo en la atmósfera algo que estaba mal que no pertenecía a este mundo la sombra esa cosa que no era más que un contorno oscuro continuaba siguiéndonos y ahora la sentía casi al lado mío moviéndose sin hacer ruido Como si flotara en el aire el miedo comenzó a transformarse en pánico quería correr dejar todo atrás Pero sabía que si lo hacía esa cosa lo que fuera me atraparía Así
que seguía adelante manteniéndome al frente guiando al grupo por instinto como si mis pies conocieran un camino que mi mente no podía ver los rostros de los otros empezaron a cambiar a volverse más sombríos como si también estuvieran sintiendo lo que yo sentía aunque no pudieran verlo había un temor silencioso en sus ojos una comprensión tácita de que algo estaba muy mal el desierto se volvió un laberinto los senderos que conocía de memoria parecían cambiar ante mis ojos guiándonos hacia lugares que no reconocía caminamos durante horas que se sentían como días y la sombra seguía
allí acercándose cada vez más al punto de que casi podía sentir su fría presencia rozándome la piel y luego en un instante desapareció Miré a mi alrededor buscando desesperadamente esa mancha oscura pero no había nada Solo la noche infinita y el desierto que parecía más hostil que nunca de repente uno de los hombres del grupo cayó al suelo con los ojos desorbitados y el cuerpo rígido corría hacia él tratando de entender que le había pasado pero no había ninguna herida visible ninguna señal de lo que lo había matado y sin embargo estaba muerto como si
su vida hubiera sido arrebatada en un suspiro el pánico estalló en el grupo las mujeres comenzaron a llorar los hombres murmuraban oraciones desesperadas todos sentíamos que estábamos siendo casados no por algo tangible sino por la misma oscuridad del desierto por esa sombra que parecía alimentarse de nuestro miedo intenté mantener la calma Pero dentro de mí el terror crecía nos reagrupando y seguimos adelante aunque ahora éramos 11 y cada uno de nosotros sentía la muerte como un presagio una advertencia de que no todos llegaríamos al otro lado el tiempo dejó de tener sentido las horas se
dilataban y el paisaje se volvía una mezcla confusa de rocas cactus y arena ya no estábamos siguiendo ningún camino conocido simplemente avanzábamos esperando encontrar una salida algún rastro de humanidad en medio de esa Inmensidad inhóspita pero la sombra no nos dejaba en paz cada vez que pensábamos que la habíamos dejado atrás reaparecía más cerca más amenazante podía sentir su presencia incluso cuando no la veía un peso en el aire un susurro en la brisa que no lograba entender y con cada aparición uno de nosotros caía como si la sombra estuviera reclamando nuestras vidas una por
una no sé cuánto tiempo pasó pero eventualmente llegamos a una especie de cañón un lugar que no reconocía la sombra nos había guiado hasta allí de estaba seguro y ahora nos tenía atrapados Miré a mi alrededor tratando de encontrar una salida pero el cañón era un callejón sin salida no había escapatoria los otros se dieron cuenta también los llantos y las oraciones se intensificaron pero yo sabía que no serviría De nada la sombra nos había llevado hasta el final del camino y no había manera de escapar de ella podía sentir su presencia justo detrás de
mí Tan cer que casi podía sentir su aliento frío en mi nuca me di la vuelta y allí estaba una forma oscura indefinida que se alzaba ante mí como una manifestación de la misma muerte no tenía rostro no tenía cuerpo pero estaba viva y su presencia era abrumadora no podía moverme no podía respirar el miedo me había paralizado y supe en ese momento que mi destino estaba sellado el grupo a mi alrededor empezó a desmoronarse uno a uno cayeron al suelo como si la sombra les arrebatara la vida con solo su presencia las madres abrazaron
a sus hijos en un último intento desesperado de protegerlos pero no sirvió de nada la sombra reclamó sus vidas sin Piedad finalmente quedé solo la sombra flotaba frente a mí inmensa omnipresente no había escapatoria no había forma de luchar solo me quedaba esperar mi final cerré los ojos aceptando mi destino pero en lugar de la muerte Sentí algo diferente Una calma una frialdad que me envolvía como si la sombra estuviera absorbiendo mi vida lentamente cuando volví a abrir los ojos el desierto estaba vacío el grupo había desaparecido y yo estaba solo de pie en medio
de la nada la sombra se había ido Pero había dejado algo detrás algo en mí había cambiado ya no sentía miedo ni dolor solo un vacío una ausencia que no podía llenar Nunca supe que fue esa sombra ni por qué nos eligió a nosotros volví al pueblo pero no conté lo que pasó Quién me creería solo soy un coyote un hombre que guía a otros a través del desierto pero desde entonces el desierto ya no es el mismo para mí cada vez que cruzo esas tierras siento que algo me sigue algo que no debe quía
estar allí una sombra que no me deja en paz y sé que algún día esa sombra vendrá a buscarme de nuevo si te gustaron los relatos Nos gustaría que nos apoyar con un like o un comentario ya que eso nos ayudaría bastante y si no estás suscrito o suscrita te invito a que lo hagas para que no te pierdas lo mejor de oscuros relatos de la noche sin más gracias por escucharnos hasta el próximo relato