tal vez hayas oído incontables historias sobre el Vaticano archivos oscuros exorcismos Auténticos y supuestos pactos pero déjame decirte que la verdad supera cualquier rumor Y si te preguntas cómo lo sé es porque fui testigo y partícipe de innumerables atrocidades en ese lugar El Vaticano es un sitio sombrío desprovisto de Piedad que se empeña en hacer creer al mundo una fachada que oculta su verdadera naturaleza pero no nos adelantemos lo que voy a contarte ahora es solo una de las tantas experiencias aterradoras que viví en ese escalofriante lugar mi nombre no es importante pero si quieres
puedes llamarme el sacerdote hace mucho tiempo dejé de merecer ese título lo que estás a punto de escuchar No es un acto de vanidad ni mucho menos una confesión esto es una advertencia Esta es solo una historia una de tantas que viví en los pasillos oscuros y en las catacumbas del Vaticano Aquel lugar que por fuera parece santuario de paz y fe guarda secretos que pocos conocerían y que ninguno debería [Música] encontrar llegué al Vaticano en 1961 con el alma a aún limpia y las manos firmes creyendo que estaba cumpliendo un llamado divino Desde niño
me inculcaron la idea de que mi vida tenía un propósito mayor mis padres mis mentores todos me enseñaron que estaba destinado a servir a Dios a ser uno de sus guerreros en la eterna lucha contra el mal ellos decían que había fuerzas en el mundo invisibles insidiosas que buscaban arrastrar las almas hacia la oscuridad y que el Vaticano era la última línea de defensa contra esas entidades desde entonces lo creí sin [Música] cuestionar en el seminario esta noción solo se fortaleció día tras día nos enseñaban que la obediencia y la lealtad eran virtudes sagradas y
que todo acto en nombre de la Iglesia Era justificado si servía a un bien mayor nos hablaron de demonios de tentaciones y de la importancia de mantenernos firmes de no dudar en ese momento mis superiores parecían tan comprometidos con la fe como yo nos preparaban para enfrentar cualquier reto para nunca cuestionar una orden fue por esto que cuando me ofrecieron continuar mi formación en el Vaticano acepté sin titubear lo vi como un honor Un paso necesario en mi destino sagrado pero nadie me advirtió sobre lo que realmente se ocultaba en los rincones más profundos del
Vaticano nadie me preparó para las pruebas que estaban a punto de imponerme me enseñaron a defender la fe pero no me dijeron que en nombre de esa misma fe vería cosas que Nunca podré olvidar no me dijeron que caminaría por un sendero donde la compasión no tenía cabida donde las almas rotas y los cuerpos desechados se amontonaban en las sombras lejos de los ojos de la gente al mirar atrás Me doy cuenta de que no fui elegido por mi devoción ni por mi pureza me eligieron porque vieron en mí a alguien que obedecería sin cuestionar
esa lealtad ciega fue Mi perdición mis mentores no buscaban a un protector de la fe sino a una herramienta un arma que ellos mismos lanzarían al Abismo esperando que cumpliera con sus órdenes sin pestañear sin importar el costo hoy sé que fui una pieza en su juego alguien dispuesto a caminar entre la oscuridad Y cerrar los ojos ante el horror mi llegada al Vaticano fue todo lo que imaginé y más los imponentes salones y los interminables pasillos adornados con detalles que reflejaban siglos de historia parecían confirmar que estaba en el lugar más sagrado de la
Tierra al principio todo se sintió como un sueño pasaba horas observando cada Rincón tratando de absorber la magnificencia del lugar convencido de que cada pared cada estatua y cada Rincón estaban impregnados de santidad estaba donde siempre había querido estar y cada minuto allí me parecía un privilegio que debía honrar con cada tarea por insignificante que pareciera mi primer mes lo pasé cumpliendo labores menores Humildes pero que realicé con la mayor devoción mi rutina comenzaba temprano en la mañana antes de que los demás se levantaran me encargaba de organizar los misales en la capilla y de
disponer los objetos litúrgicos para la misa la precisión era esencial cada objeto debía estar en su lugar Exacto cada vela alineada y encendida a la perfección a pesar de que eran tareas ordinarias para mí Tenían un significado profundo y las realizaba con la convicción de que esos pequeños actos contribuían a la grandeza de la iglesia con el tiempo sin embargo empecé a notar algo que principio me resultaba difícil de comprender la frialdad con la que algunos miembros del clero especialmente Los Superiores trataban a los demás seminaristas rompía con la imagen de bondad y misericordia que
había asociado siempre con la iglesia aquí no había sonrisas ni palabras de ánimo la obediencia absoluta era una norma no escrita pero bien conocida cualquier tipo de cuestionamiento por insignificante que fuera podía ganarte una reprimenda severa bastaba una mirada de desaprobación para recordar que no se toleraba la mínima desviación en el comportamiento mis superiores en particular parecían interesados en que me limitara a cumplir con mis deberes sin hacer preguntas sin mirar Más allá de lo que se me pedía miundo allí comenzó a reducirse al cumplimiento estricto de mis labores y pronto me vi rodeado de
rostros que parecían haber perdido toda emoción a veces me daba cuenta de que no escuchaba más palabras que las estrictamente necesarias todo era silencio una quietud que a veces me parecía demasiado densa casi pesada como si ocultara algo que no debía ser revelado con el tiempo es ación de inquietud fue creciendo empecé a notar que algunos pasillos estaban casi siempre desiertos y que había puertas que jamás veía abiertas a medida que conocía más el lugar también entendía que había zonas a las que solo podían acceder ciertos miembros del clero y que a nadie mucho menos
a un novato como yo se le permitiría acercarse poco a poco comencé a sentir que las solemnidad de aquellos muros esconde algo más algo que latía en las sombras y que Los Superiores se esforzaban en mantener bajo un control férreo no me atrevía a preguntar por supuesto para ellos la duda era una muestra de debilidad y yo no quería ser visto como alguien incapaz de cumplir con las expectativas aún así la curiosidad crecía en mí y no podía evitar preguntarme qué más había de detrás de aquella fachada de obediencia y silencio un día el cardenal
benedeto Mancini comenzó a notar mi trabajo era un hombre de figura imponente y una mirada tan penetrante que parecía ver más allá de lo visible su presencia provocaba en cualquiera una mezcla de respeto y un temor que resultaba casi reverencial bastaba consentir su mirada sobre uno para querer bajar la cabeza no por humildad sino por miedo a que viera demasiado todos sabían que Mancini era inflexible en su devoción y en su apego a la doctrina era el tipo de hombre que no toleraba errores ni dudas y cuya reputación bastaba para mantener a raya cualquier comentario
o chisme sobre él fue después de una misa matutina cuando se me acercó por primera vez apenas me miró pero sus palabras fueron claras Y directas me pidió que lo acompañara en algunas de sus labores personales su voz aunque suave tenía un tono que no permitía réplica sentí una mezcla de sorpresa y Orgullo como si al elegirme me estuviera dando una oportunidad para algo que iba Más allá de las tareas ordinarias que había realizado hasta entonces lo seguí en silencio sin atreverme a hacer preguntas completamente entregado a la idea de que me estaba integrando en
un círculo más elevado un ámbito al que pocos podían aspirar mis nuevas tareas eran discretas pero cada una parecía llevar un peso especial casi solemne Mancini Me pedía que revisara documentos y que escribiera reportes de las misas y reuniones en las que él participaba a veces al final del día Me pedía que me quedara en su oficina para rezar junto a él en completo silencio esas oraciones eran extrañas el silencio entre ambos se hacía tan denso que podía Escuchar Cada respiración cada pequeño movimiento a veces me parecía que el cardenal oraba en voz baja apenas
susurrando palabras que yo no entendía en esos momentos sentía que había algo más algo que se movía en las sombras de su oficina pero nunca me atreví a preguntar con el tiempo comencé a notar que Mancini no me trataba simplemente como a un asistente parecía que me estaba poniendo a prueba cada tarea que me asignaba parecía estar cargada de un propósito oculto como si buscara algo más que mi habilidad para escribir o mi disposición para cumplir sus órdenes empecé a sentir que evaluaba cada uno de mis movimientos cada palabra y cada silencio observando si era
capaz de obedecer sin cuestionar si podía soportar la presión de su mirada sin parpadear mi lealtad hacia él crecía a medida que pasaba el tiempo y pronto comencé a verlo como una figura paternal alguien que me guiaba hacia una fe más pura más comprometida no era raro que en las noches después de largas horas en su oficina sintiera que me había acercado a algo mucho más profundo y oscuro de lo que jamás habría imaginado sabía que mansini estaba probándome Y aunque desconocía el propósito final me sentía dispuesto a demostrar que era digno de su confianza
Había algo en su forma de hablar y de moverse en su voz baja y calculada que me hacía sentir que estaba a punto de ser parte de un secreto importante como si el cardenal estuviera preparándome para una misión que trascendía lo mundano aunque no entendía el propósito de todo esto sabía que cada día que pasaba junto a él me adentraba más en un mundo que pocos en el Vaticano conocían y mucho menos [Música] comprendían esa noche después de ayudar al cardenal Mancini a organizar algunos momentos Noté que su mirada se posaba en mí con una
intensidad [Música] inusual sin darme ninguna explicación me pidió que lo acompañara no cuestion sus palabras simplemente asentí y me dispuse a seguirlo caminamos en silencio por los pasillos del Vaticano Pero esta vez el trayecto fue diferente Mancini tomó un rumbo que yo no había recorrido antes Y en lugar de dirigirse hacia las oficinas O los salones de oración avanzamos hacia una sección que parecía estar siempre en penumbra al final de aquel pasillo oscuro nos detuvimos frente a una Puerta de Hierro envejecido con un diseño que parecía sacado de otra época era un acceso que nunca
había visto ni siquiera de lejos sin mirarme el cardenal sacó una llave pesada de su sotana la introdujo en la cerradura y giró con firmeza la puerta emitió un chirrido profundo al abrirse revelando una escalera estrecha que descendía hacia las profundidades el aire cambió al instante cuando cruzamos el umbral bajábamos en silencio y el frío húmedo que se apoderaba de cada peldaño parecía volverse más intenso a medida que descendí las paredes de piedra toscamente labrada reflejaban el paso de siglos y El eco de nuestras pisadas resonaba amplific en el vacío de aquellas [Música] profundidades conforme
bajábamos el aire se volvía denso pesado como si llevase el peso de innumerables secretos al llegar al final de las escaleras nos encontramos en un largo corredor de piedra Apenas estaba iluminado por antorchas colocadas en las paredes que parpadeaban tenuemente proyectando sombras vacilantes que parecían cobrar vida propia no me atreví a preguntar dónde estábamos ni por qué me había traído hasta allí en esos momentos la figura de Mancini frente a mí era la de un guía en un mundo ajeno uno al que jamás pensé que [Música] pertenecería a medida que avanzábamos por el corredor el
silencio se hacía más no era como el silencio reverente de los pasillos superiores del Vaticano este silencio era como una manta sofocante una quietud densa que parecía contener algo terrible algo que se esforzaba en no ser oído las paredes mismas parecían vibrar como si fueran el único límite entre nosotros y una oscuridad voraz al final del pasillo empezaron a aparecer celdas a ambos lad dentro de cada una la oscuridad era total pero sentía que algo o alguien nos observaba desde la sombras sentí un escalofrío recorrerme y cada fibra de mi ser me gritaba que girara
y regresara pero una fuerza inexplicable me mantenía en mi lugar Mancini impasible siguió avanzando y se detuvo finalmente frente a una de las celdas me miró y sin necesidad de palabras supe que debía acercarme di un paso al frente intentando ocultar el temblor en mis manos y entonces del interior de la celda surgió un susurro no pude distinguir las palabras pero el tono era desesperado como el de alguien Atrapado en una agonía interminable en ese momento comprendí que esos susurros no eran producto de la imaginación ni del eco en el corredor eran reales desde las
profundidades de la oscuridad alguien o algo pedía ayuda no me atrevía a mirar a Mancini sabía que no debía hacer preguntas y aún así mi mente estaba llena de ellas Quiénes eran los que ocupaban esas celdas por qué estaban allí pero al mirar el rostro del cardenal supe que Ninguna de mis dudas tendría respuesta simplemente me observaba como si estuviera esperando ver mi reacción evaluando si era capaz de soportar lo que allí se escondía sin flaquear con una voz baja y pausada Mancini finalmente rompió el silencio estos son los enemigos de la fe dijo como
si esa explicación fuera suficiente no intenté averiguar más sabía que en su mundo las respuestas se daban Solo cuando él lo consideraba necesario el susurro volvió a escucharse y esta vez casi pude entender una palabra Pero antes de procesarla Mancini me hizo una seña para que continuara caminando junto a él Seguimos avanzando por el corredor y supe que esa primera visita a las catacumbas era solo el inicio después de aquella primera visita a las catacumbas algo cambió en mis tareas diarias Mancini comenzó a llevarme con más frecuencia a ese lugar oscuro esa prisión de piedra
donde los gritos y los susurros parecían impregnarse en las paredes con cada visita él me pedía que observase ciertos rituales que realizaba con precisión meticulosa ceremonias que él llamaba pruebas al principio pensé que se trataba de exorcismos Mancini Siempre hablaba de demonios y de cómo la iglesia debía hacer lo necesario para mantenerlos a raya pero pronto entendí que aquello era algo distinto algo mucho más [Música] perturbador las pruebas eran actos que parecían concebidos para quebrar a los prisioneros cada ritual estaba cargado de un simbolismo oscuro y desconocido para mí mansini utilizaba reliquias y símbolos de
los que nunca había oído hablar cruces de metal adornadas con grabados extraños figuras talladas en piedra con rostros grotescos cálices con inscripciones en lenguas que no reconocía bajo el brillo tenue de las antorchas esas reliquias parecían tomar vida propia proyectando sombras inquietantes que parecían danzar al ritmo de los gritos que resonaban en aquellas celdas Durante cada prueba exigía de mí un silencio absoluto mis órdenes eran observar y aprender sin intervenir sin cuestionar mi papel se limitaba a presenciar lo que ocurría a absorber cada detalle sin permitir que ninguna emoción se filtrara en mi rostro al
principio pensé que estas eran pruebas de fe para mí una forma en que Mancini comprobaba mi capacidad para soportar lo que allí sucedía pero pronto entendí que la verdadera prueba era para aquellos prisioneros que se estremecían y gritaban en sus celdas sometidos a fuerzas que yo no podía comprender con el tiempo se volvió evidente que lo que sucedía en esas catacumbas no tenía nada que ver con exorcismos o actos de Purificación no había plegarias de liberación Ninguna palabra de compasión todo lo contrario las palabras que recitaba mansini parecían estar dirigidas a someter y quebrar las
almas de aquellos desafortunados cada paso del ritual parecía estar diseñado para ahondar en su sufrimiento como si el cardenal estuviera empeñado en explorar los límites de la resistencia humana una noche mientras acompañaba al cardenal de regreso desde las catacumbas sentí que no podía soportarlo más la duda y la confusión me carcomía por dentro y mis pensamientos giraban en torno a una sola pregunta que no me atrevía a formular sin embargo impulsado por una mezcla de desesperación y curiosidad me atrevía a hablar con voz temblorosa pregunté qué son exactamente esas pruebas Mancini se detuvo y me
miró con una expresión que nunca olvidaré sus ojos eran fríos pero en ellos brillaba una calma que me heló la sangre tras un breve silencio me respondió con una tranquilidad inquietante algunas almas representan un riesgo para la iglesia un riesgo que no podemos permitirnos ignorar debemos conocer los límites de la fe y la resistencia dijo aquellas palabras con la idad de quien describe una simple tarea cotidiana como si someter a esas personas a un tormento calculado fuera tan necesario como el rezo diario su explicación en lugar de aliviar mis dudas dejó un vacío aún mayor
en mi mente entendí que para él aquello era una misión Sagrada una obligación en su servicio a la iglesia y yo en silencio había aceptado mi lugar en ese juego macabro mi rol como testigo y cómplice desde entonces cada vez que Mancini Me pedía que lo acompañara sentía como mi cuerpo se tensaba sabía que al bajar a las catacumbas me sumergía en un abismo de oscuridad que desafiaba todo lo que había creído hasta entonces sobre la fe y el servicio a Dios pero también sabía que no podía negarme con el tiempo las dudas comenzaron a
enraizarse en mi mente creciendo Y extendiéndose hasta volverse imposibles de ignorar cada vez que descendía junto al cardenal mansini a las catacumbas sentía que traicionaba algo dentro de mí algo que iba Más allá de la simple devoción a medida que las pruebas continuaban notaba que mi espíritu se iba desgastando corroído por un peso que ya no podía negar pero Mancini me había educado en la obediencia absoluta y la idea de fallarle de quebrantar el juramento de fidelidad que había hecho ante Dios me resultaba intolerable Así que guardaba silencio sofocando mis inquietudes en lo más profundo
de mi ser fue en ese tiempo que conocí a Juliana una enfermera del Vaticano a quien veía ocasionalmente en algunas ceremonias y rituales era una presencia discreta siempre en segundo plano pero no pasó mucho tiempo antes de que notara cómo a veces me observaba con una expresión de preocupación que parecía adivinar las sombras en mi interior una noche tras otra de nuestras visitas a las catacumbas la encontré esperándome en el pasillo sin decir palabra me entregó una pequeña nota doblada y luego se alejó antes de que pudiera preguntarle nada cuando estuve solo leí la nota
a la luz de una de las antorchas en ella Juliana advertía que algunos de los prisioneros en las catacumbas no eran posesos ni Víctimas de fuerzas demoníacas eran herejes disidentes hombres y mujeres que en algún momento se habían atrevido a cuestionar a la iglesia o a desafiar sus doctrinas sentí un escalofrío recorrerme al leer sus palabras y mi mente comenzó a atar Cabos con una rapidez que me aturdió acaso la fe que había Jurado protegerse estaba utilizando como un arma de castigo en lugar de redención desde ese momento cada prueba que presenciaba adquirió un peso
que me resultaba insoportable ya no podía cerrar los ojos ante los detalles que antes había ignorado los rostros marcados por el miedo las miradas de desesperación y los gestos de dolor que aparecían en cada uno de esos prisioneros comencé a preguntarme si alguno de ellos Era realmente un enemigo de la fe o si simplemente habían caído en desgracia por tener ideas propias por desafiar el poder que representaba el Vaticano la duda era corrosiva y el silencio que antes mantenía por obediencia empezó a parecerme una condena pero la influencia del cardenal sobre mí era incuestionable y
su mirada vigilante no me permitía siquiera insinuar mis dudas a pesar de las advertencias de mi conciencia seguía cumpliendo mis deberes Atrapado en una celda invisible una prisión de obediencia y temor que yo mismo había construido sabía que cualquier muestra de de flaqueza podría despertar las sospechas de Mancini y el solo pensamiento de sus ojos escrutadores posándose sobre mí me provocaba un miedo que no había experimentado antes la nota de Juliana se convirtió en un recordatorio constante de la realidad que me negaba a aceptar cada palabra de advertencia parecía arder en mi mente pero al
mismo tiempo sentía que de algún modo había sido sellado en un pacto de silencio con el cardenal uno del que solo podía escapar si renunciaba a todo lo que había Jurado defender no podía continuar allí y sin embargo cada vez que intentaba imaginarme alejándome de las catacumbas sentía como el peso de mi juramento me arrastraba de nuevo como una cadena invisible que se aferraba a mis pasos sabía que la salida no sería tan sencilla pero también comenzaba a entender que si continuaba perdería todo rastro de humanidad que aún quedaba en mí con el tiempo me
di cuenta de que mi Estancia en el Vaticano no podía sostenerse por mucho más las semanas y los meses me habían convertido en alguien que apenas reconocía al mirarse en el reflejo oscuro de los vitrales al amanecer la fe que antes me impulsaba ahora Parecía un peso que llevaba a cuestas uno que me arrastraba cada vez más hacia las profundidades de las catacumbas hacia un mundo de sombras y sufrimiento donde ya no distinguía el bien del mal y sin embargo cada mañana seguía adelante enfrentando el día con una obediencia que ahora veía como un reflejo
de mi debilidad las pruebas continuaron cada una más intensa y cruel que la anterior sabía que en los ojos de mansini yo era el observador perfecto el testigo mudo de aquellos rituales que él llamaba actos de fe pero para mí se habían convertido en un infierno diario uno del que no veía salida intenté justificarlo decirme que todo era por el bien de la iglesia que de algún modo aquellos prisioneros estaban pagando una deuda con Dios sin embargo esas excusas Se volvieron insuficientes huecas como palabras que se disolvía en el aire pesado de las catacumbas había
noches en las que al cruzar los pasillos del Vaticano en completo silencio me encontraba pensando en la Libertad en un mundo fuera de esas paredes [Música] pero cada vez que imaginaba mi vida lejos de allí sentía una opresión que me asfixiaba como si algo me recordara que nunca podría escapar de la carga que llevaba encima sabía que había secretos demasiado oscuros para ser revelados y que cualquier intento por hablar podría significar el fin no solo de mi vida sino de algo mucho mayor el cardenal mansini parecía intuir mis pensamientos me observaba con una frialdad calculada
como si midiera cada una de mis reacciones cada signo de debilidad a veces sentía que me ponía a prueba de formas indirectas como si quisiera ver hasta dónde podía llegar antes de que rompiera el silencio había una extraña satisfacción en sus ojos cada vez que me pedía que lo acompañara a las catacumbas como si mi resistencia fuera parte de un juego que él dominaba su control sobre mí Era tan absoluto que incluso en los momentos en que sentía la desesperación más intensa no me atrevía a levantarme en su contra Una madrugada después de una de
las pruebas más difíciles que había presenciado me encontré solo en una de las capillas del [Música] Vaticano me arrodillar tratando de encontrar alguna respuesta en el silencio pero todo lo que sentí fue un vacío abrumador un abismo que parecía extenderse Desde mi alma hasta los rincones más oscuros de ese lugar supe en ese instante que había perdido algo esencial algo que nunca podría recuperar pero también supe que debía seguir adelante aunque no entendiera Por qué la obediencia había dejado de ser un acto de fe era una cadena invisible que me ataba a ese lugar y
a sus secretos al final comprendí que no podía escapar no sin llevar conmigo cada uno de esos recuerdos cada una de las pruebas cada rostro que había visto perderse en las sombras Mi historia en el Vaticano no podía simplemente acabar estaba tejido en mi alma en cada uno de mis pensamientos y no me abandonaría porque había cosas que el mundo no estaba preparado para conocer secretos que se ocultaban bajo las mismas paredes que millones consideraban sagradas así sigo adelante este relato que te comparto es solo una de las muchas historias que viví en ese infierno
oculto hay mucho más demasiadas cosas que aún no puedo contar cosas que algún día me atreveré a revelar cuando esté listo