un millonario se casó con su empleada fea para vengarse de la mujer que lo engañaba con el jardinero pero en la Noche de bodas queda impactado al descubrir que ella en realidad es una la hacienda Montenegro se vestía de gala las luces doradas iluminaban los amplios jardines donde las Bugambilias trepaban por los muros de piedra y el aroma de la gabe recién cortado flotaba en el aire mezclándose con el perfume de los invitados en el Gran salón el sonido de copas brindando y risas resonaba entre los candelabros de cristal y los pisos de mármol pulido
Eduardo Montenegro se movía entre los asistentes con la elegancia de quien ha nacido para el poder con su traje negro impecable y la mirada siempre firme observando a cada persona en la sala con el conocimiento de que todas de una forma u otra dependían de Él aquella noche su prometida Valeria Cáceres era el centro de atención llevaba un vestido carmesí que abrazaba su figura con perfección con el cabello recogido en un moño elegante y sus labios pintados del mismo rojo intenso que la rosa que Eduardo había colocado en su copa al Brindis todos la admiraban
todos la envidiaban y él se sentía orgulloso porque Valeria no era solo su prometida era su trofeo la mujer que demostraría al mundo que los Montenegro siempre tomaban lo mejor Desde que la conoció supo que su belleza abriría puertas en los círculos más exclusivos sabía que con ella a su lado consolidaría su legado pero todo aquello era una mentira la noche avanzaba entre Brindis y conversaciones Eduardo acostumbrado a las fiestas largas y los eventos de negocios sintió la necesidad de un momento de calma decidió salir del salón principal alejándose del bullicio y caminar entre los
jardines que tanto amaba Desde niño aquellos senderos de piedra y fuentes de agua clara habían su Refugio el aire nocturno era fresco y el cielo estaba despejado Eduardo cerró los ojos Por un instante Disfrutando del Silencio antes de volver a la multitud Pero entonces un murmullo llegó hasta él frunció el ceño no estaba solo avanzó lentamente siguiendo el sonido de Voces ahogadas su pecho se tensó con una extraña sensación de alerta como si algo dentro de él ya supiera lo que estaba a punto de descubrir cuando llegó a la zona más oculta del jardín donde
Los rosales crecían altos y espinosos la vio y sintió como el mundo se derrumbaba bajo sus pies Valeria estaba en los brazos de otro hombre pero no de cualquiera era Javier Ramírez El jardinero de la Hacienda sus labios se fundían en un beso ardiente y las manos de Valeria recorrían su rostro con desesperación con la urgencia de quien se aferra a un amante prohibido Javier con su camisa entreabierta y su cabello alborotado la sostenía con la devoción de alguien que sabía exactamente cómo tocarla Eduardo sintió que su piel ardía los músculos de su mandíbula se
tensaron y sus puños Se cerraron con tanta fuerza que las uñas se clavaron en su propia carne Por un instante su mente se nubló había creído conocer a Valeria había pensado que ella lo veía de la misma manera en que él la veía a ella como el futuro como el destino pero allí estaba entregándose a un hombre que no tenía nada que ofrecerle más que su sudor y sus caricias furtivas entre los arbustos la furia le recorrió el cuerpo como un veneno hirviente no se contuvo eres una víbora Valeria su voz rompió el aire como
un trueno Valeria se apartó de Javier con un jadeo sus ojos abiertos de par en par llenos de terror Javier en cambio permaneció inmóvil como un niño Atrapado en medio de una travesura que nunca pensó que saldría mal Eduardo yo Valeria tartamudeo su voz apenas un surro él no la dejó continuar no quiero escuchar ni una sola palabra de tu sucia boca la frialdad en su tono fue un puñal que la atravesó no es lo que parece intentó decir ella con la respiración entrecortada Eduardo dejó escapar una carcajada seca y sin humor saes no Entonces
explícame qué es esto porque desde donde estoy parece que te estabas revolcando con este imbécil como la zorra que eres los ojos de Valeria se llenaron de Lágrimas pero Eduardo no sintió ni un gramo de compasión por favor fue un error yo puedo explicarlo no necesito explicaciones sus palabras fueron un golpe de Martillo solo Necesito que desaparezcas de mi vida un sollozo escapó de los labios de Valeria pero Eduardo ya no la escuchaba ella no era nada Javier seguía callado con la mirada clavada en el suelo como si esperara que el suelo lo tragara Eduardo
le dedicó una última mirada cargada de desprecio Eres un cobarde sin esperar respuesta se dio la vuelta y comenzó a caminar de regreso a la hacienda sintiendo la ira bullir en su pecho pero también algo más profundo algo más oscuro no sería el hombre traicionado que todos señalaría con burla no permitiría que el mundo lo viera como una víctima se vengaría y lo haría de la manera más despiadada posible sus pasos resonaron contra el suelo de piedra cuando cruzó el umbral de la Hacienda sus ojos escanearon la multitud de empleados que trabajaban en la fiesta
hasta que la vio allí en una esquina con la cabeza siempre baja el uniforme desgastado y el cabello recogido sin gracia estaba soledad Ríos la empleada más invisible de la casa ella sería su venganza el amanecer trajo consigo el escándalo el rumor sobre la infidelidad de Valeria Cáceres ya se había extendido por toda la Hacienda los empleados murmuraban en los pasillos las miradas se cruzaban con burla y asombro Pero lo que más inquietaba a todos no era la traición en sí sino la reacción de Eduardo Montenegro no había gritos ni Furia descontrolada ni acusaciones públicas
solo un silencio impenetrable una calma inquietante que daba la sensación de que él ya tenía un plan y lo tenía desde que sus ojos se habían posado en Soledad Ríos supo exactamente qué haría se casaría con ella no por amor ni por compasión sino porque la elección de Soledad sería el golpe más humillante que Valeria podría recibir durante toda su vida Valeria había despreciado a los menos Afortunados creía que la belleza lo era todo que el poder se medía en la admiración de los demás soledad en cambio era la antítesis de lo que Valeria consideraba
valioso era torpe callada vestía siempre con ropa suelta y opaca y parecía hacer todo lo posible por pasar desapercibida su piel era pálida su cabello oscuro siempre estaba recogido en un moño simple y su postura encorvada la hacía ver aún más insignificante Y esa era precisamente la razón por la que la había elegido aquella mañana Eduardo la encontró en la cocina donde fregaba platos junto a las demás empleadas la sala estaba llena del ruido de la losa y el murmullo de Voces femeninas que reían con comentarios sobre el escándalo de la noche anterior Pero en
cuanto Eduardo entró todo se detuvo los cuchillos dejaron de cortar las cucharas Se quedaron a medio camino de los tazones los susurros cesaron Y Soledad con las manos húmedas y jabón hasta los codos sintió un escalofrío recorrer la espalda Eduardo Montenegro nunca bajaba a la cocina nunca dirigía la mirada a una sirvienta y sin embargo ahí estaba de pie con su imponente presencia con esa mirada afilada y oscura que parecía perforar la las demás mujeres se apartaron instintivamente dejando a soledad sola frente a él señor murmuró ella sin entender qué hacía allí Eduardo avanzó lentamente
soledad yo quieres casarte conmigo el aire pareció quedarse Atrapado en los pulmones de todas las mujeres en la cocina soledad parpadeó segura de que no había escuchado bien perdón el hombre no repitió su pregunta solo se quedó allí mirándola con una intensidad que la hizo tambalearse las miradas sobre ella eran punzantes las empleadas estaban horrorizadas algunas con los labios entreabiertos como si contuvieran un grito no es una broma añadió Eduardo con voz baja y controlada Quiero que seas mi esposa el silencio Se hizo insoportable los pensamientos de Soledad eran un torbellino Por qué le estaba
diciendo eso por qué ella todos en la hacienda sabían que el matrimonio de Eduardo con Valeria era un evento esperado Desde hacía meses él no podía estar hablándole en serio la mujer tragó saliva con el corazón golpeándole el pecho No entiendo Señor por qué yo Eduardo entrecerró los ojos porque yo quiero es necesario que lo cuestione soledad sintió un temblor en las manos miró a su alrededor buscando algún indicio de que todo era un malentendido pero solo encontró rostros incrédulos y expectantes sabía que no debía negarse nadie en su posición podría rechazar la propuesta de
un Montenegro pero algo en esa situación la aterrorizaba y comenzó a decir pero Eduardo la interrumpió mi abogado traerá los papeles del matri demio en la tarde no quiero objeciones y sin decir más se fue las empleadas estallaron en murmullos Tan pronto como la puerta se cerró tras él algunas se llevaron las manos al pecho otras intercambiaron miradas de asombro Soledad sintió que las piernas le fallaban Qué hiciste soltó una de las cocineras con una mezcla de horror y envidia nada susurró soledad casi sin voz no hice nada y aún así su vida había cambiado
para siempre esa misma tarde los rumores se expandieron como una tormenta sobre la hacienda Eduardo Montenegro se casaría con su sirvienta cuando Valeria escuchó la noticia su grito de Furia resonó por toda la casa es una farsa no puede ser cierto Eduardo Nunca haría algo así pero los hechos eran innegables Eduardo había enviado a sus abogados para gestionar el matrimonio había ordenado preparar una ceremonia en la iglesia del pueblo para el día siguiente todo se movía con la misma con la que manejaba sus negocios porque para él esto no era amor era un trato cuando
soledad fue llevada a la habitación que antes pertenecía a Valeria su cabeza daba vueltas no había tenido tiempo de procesar nada Todo estaba sucediendo demasiado rápido porque Eduardo la quería como esposa un leve golpe en la puerta interrumpió sus pensamientos entre dijo con voz débil la puerta se abrió y Eduardo estaba allí vestía una camisa blanca remangada y un pantalón oscuro se veía relajado pero sus ojos revelaban otra cosa Había algo frío en ellos soledad se puso de pie de inmediato él la observó en silencio Antes de hablar mañana te convertirás en mi esposa pero
quiero que entiendas algo dijo en un tono seco Esto no es un cuento de hadas soledad sintió un escalofrío Por qué está haciendo esto Eduardo cruzó los brazos porque me conviene no había dulzura en su voz no había ter nura en su expresión y sin embargo soledad sintió que estaba a punto de vender su alma el amanecer llegó demasiado pronto soledad apenas había dormido aún no comprendía cómo su vida había cambiado en cuestión de horas un día Era una simple empleada invisible para todos y al siguiente estaba vistiéndose para casarse con Eduardo Montenegro pero en
el fondo sabía que no era una boda era una sentencia las mujeres de la Hacienda La rodeaban algunas con presión de envidia otras con abierta burla la vistieron con un vestido blanco sencillo sin encajes ni pedrería una tela que no tenía el brillo ni la ostentación de lo que cualquier mujer soñara para el día de su boda soledad no protestó Para qué nadie en esa casa pensaba que era una verdadera novia mientras la peinaban notó como las criadas intercambiaban miradas y susurraban algunas incluso rieron puedes creerlo la sirvienta casándose con el pat murmuró una y
con ese vestido parecerá más una monja que una esposa soledad cerró los ojos y apretó los labios no respondería no demostraría ninguna emoción sabía que esto era una farsa y si Eduardo Montenegro quería usarla como herramienta de venganza Entonces ella se aseguraría de que no le diera la satisfacción de verla temblar cuando terminó de vestirse la escoltaron fuera de la Hacienda donde la esperaba un coche que la llevaría a la iglesia el trayecto fue silencioso soledad miraba por la ventana viendo como los campos de agabe pasaban en un Destello de azul y verde bajo el
sol del mediodía sus manos estaban frías pero su rostro permanecía inexpresivo no lloraría no demostraría miedo la iglesia del pueblo estaba decorada de manera austera A diferencia de la boda que Eduardo había planeado originalmente con Valeria esta ceremonia no era grandiosa no había invitados de la alta sociedad ni periodistas ni Orquesta solo algunos trabajadores de la Hacienda testigos obligados de un evento que ninguno de ellos entendía del todo cuando soledad bajó del coche y vio la figura de Eduardo Montenegro esperándola en la entrada supo que ya no había vuelta atrás él vestía un traje negro
perfectamente ajustado a su figura con la postura firme de un hombre que no pedía nada sino que tomaba lo que quería sus ojos se clavaron en ella con una intensidad que hizo que su piel se erizara avanzó con pasos lentos hacia él el silencio pulcral cuando estuvo a su lado Eduardo le ofreció el brazo soledad sin dudar lo tomó si él quería que caminara con dignidad hacia su propia condena lo haría el sacerdote carraspeo antes de comenzar la ceremonia el ambiente era tenso soledad podía sentir las miradas de todos perfora analizando cada uno de sus
movimientos Pero lo que más la inquietó fue la risa baja y contenida de Valeria Cáceres y Javier Ramírez quienes estaban sentados en la última fila No puedo creer que esté haciendo esto susurró Valeria pero lo suficientemente fuerte para que soledad la escuchara debe estar desesperado por joderte la vida agregó Javier divertido soledad no desvió la mirada no les daría el placer de ver que su burla le afectaba Eduardo tampoco miró en su dirección su única reacción fue apretar la mandíbula con más fuerza el sacerdote comenzó a hablar pero soledad apenas lo escuchaba Cómo había llegado
a esto Cómo podía estar de pie con un hombre al que apenas conocía a punto de ser convertida en su esposa Eduardo Montenegro aceptas a soledad Ríos como tu legítima esposa para amarla y respetarla todos los días de tu vida Eduardo soltó una pequeña exhalación antes de responder sí acepto su voz fue firme sin titubeos porque para él esto no era un sacrificio era una victoria el sacerdote giró hacia soledad edad Ríos aceptas a Eduardo Montenegro como tu legítimo esposo para amarlo y respetarlo todos los días de tu vida un segundo de silencio absoluto se
apoderó de la iglesia las miradas de todos estaban sobre ella podría decir que no podría negarse y acabar con esto pero entonces miró a Eduardo quien la observaba con ese aire de control absoluto con la certeza de que no tenía escapatoria sabía que si lo desafiaba él encontraría la manera de hacerle la vida imposible y por alguna razón que aún no comprendía una parte de ella sentía que debía quedarse Así que con la voz baja pero firme dijo sí acepto hubo un murmullo entre los asistentes Eduardo tomó su mano y deslizó el anillo en su
dedo frío metálico una atadura que sellaba su destino el sacerdote declaró la unión y Eduardo se inclinó hacia ella soledad sintió su aliento cálido rozar su piel antes de que él presionara un beso seco y breve sobre sus labios no hubo hubo dulzura no hubo ternura solo un acto mecánico que confirmaba su posesión cuando se separaron la sonrisa de Valeria era venenosa bien Eduardo felicidades te casaste con la empleada qué humillación para mí pero qué crees al final sigue siendo un pobre que jamás podrá olvidarme Eduardo Se giró lentamente hacia ella y la miró con
frialdad lo único que jamás olvidaré Valeria es el asco que me das el rostro de Valeria enrojeció de Furia Eduardo extendió su brazo hacia soledad y sin una palabra más la guió fuera de la iglesia mientras caminaban juntos hacia la salida soledad entendió que la batalla entre ellos Apenas estaba comenzando él la había usado como venganza pero algo le decía que sin darse cuenta también se había condenado a sí mismo el carruaje se movía lentamente por el camino de regreso a la hacienda Pero dentro de él El silencio era sofocante soledad y Eduardo estaban sentados
uno frente al otro como dos extraños que acababan de ser forzados a compartir una vida pero en los ojos de Eduardo no había la arrogancia triunfante que ella esperaba Había algo más algo que soledad no podía descifrar soledad mantuvo la mirada baja fingiendo observar las puntas de sus zapatos gastados Aunque en realidad no podía evitar sentir el peso de la presencia de Eduardo frente a ella aquel hombre su esposo ahora la miraba con una intensidad que la hacía sentir pequeña como si estuviera esperando que ella hiciera o dijera algo pero ella no tenía nada que
decir no le debía nada el carruaje cruzó los portones de la Hacienda y se detuvo frente a la entrada principal afuera varios empleados se habían congregado para verlos llegar sus rostros reflejaban una mezcla de asombro burla y curiosidad era imposible que no lo hicieran el poderoso Eduardo Montenegro acababa de casarse con la sirvienta de la casa Eduardo bajó primero extendiendo la mano hacia ella soledad dudó pero tomó su mano con firmeza sin temblar si Eduardo esperaba verla asustada o derrotada se llevaría una decepción no le daría el placer de verla débil caminaron juntos hacia la
entrada un grupo de criadas se apresuró a abrirles paso pero sus risitas contenidas eran imposibles de ignorar apostamos cuánto durará este matrimonio susurró una de ellas parece más un castigo que una boda rió otra soledad apretó los dientes pero no se detuvo Eduardo por su parte ignoró los murmullos mantuvo la cabeza alta con su expresión imperturbable para él esto era parte del juego cruzaron el umbral de la casa y la puerta se cerró detrás de ellos con un eco que resonó en los pasillos vacíos Eduardo soltó su mano y avanzó por el vestíbulo sin decir
una palabra mañana hablaremos esta noche Solo quiero silencio dijo Sin voltear a verla soledad no respondió una de las empleadas la guió a la habitación que ahora le pertenecía era una de las más grandes de la casa con muebles de madera oscura una cama inmensa con cortinas de seda y un balcón que daba al jardín soledad entró y sintió la presión en su pecho aumentar qué estaba haciendo ahí cómo había llegado a ese punto se acercó al espejo la mujer que la miraba de vuelta no era una novia era una prisionera soltó un suspiro tembloroso
y comenzó a desabrocharse el vestido el corsé le oprimía el pecho como si quisiera recordarle que ese matrimonio no le pertenecía cuando terminó de desvestirse se dirigió al lababo y llenó un recipiente con agua sumergió un paño en él y lo deslizó por su rostro la gruesa capa de polvo y maquillaje barato que llevaba comenzó a desaparecer revelando la piel suave y luminosa que siempre había escondido era un ritual que realizaba cada noche mantenerse invisible era una protección O al menos lo había sido hasta ahora el sonido de la puerta abriéndose la hizo dar un
respingo se giró rápidamente con el paño aún en la mano y se encontró con Eduardo de pie en el umbral su mirada se endureció qué demonios soledad parpadeó confundida Qué pasa pero Eduardo no respondió de inmediato sus ojos recorrieron su rostro con incredulidad no era la misma mujer que había visto durante años en la hacienda aquella empleada de rostro pálido piel áspera y gestos apagados era otra hermosa de una manera que lo desconcertó soledad se sintió incómoda Bajo su escrutinio y apartó la mirada salga de aquí por favor murmuró pero Eduardo no se movió Explícame
esto exigió soledad tragó Saliva No hay nada que explicar No mientas replicó él avanzando lentamente por qué ocultabas tu verdadero rostro soledad sintió su corazón acelerarse no tenía por qué darle explicaciones no es asunto suyo soy tu esposo ahora respondió él con dureza soledad apretó los labios no fue mi elección casarme con usted Eduardo entrecerró los ojos pero aceptaste un silencio tenso se instaló entre ellos soledad podía ver el enfado en los ojos de Eduardo la frustración por no obtener respuestas no esperaba que una mujer como tú supiera jugar tan bien sus cartas dijo él
en voz baja Me engañaste a propósito soledad sintió una punzada de rabia ante su insinuación cree que esto es un juego para mí soltó con frialdad yo no pedí esto usted me eligió usted decidió casarse conmigo por despecho yo no lo engañé Eduardo apretó la mandíbula no le gustaba sentirse burlado no le gustaba que alguien lo sorprendiera Pero eso era exactamente lo que acababa de pasar soledad no era la mujer invisible que él creía Y eso le molestaba más de lo que estaba dispuesto a admitir duerme bien esposa dijo finalmente con voz helada se giró
y salió de la habitación cerrando la puerta con un golpe seco soledad soltó un suspiro tembloroso y se dejó caer en la cama no tenía idea de En qué se había metido pero algo le decía que Eduardo Montenegro tampoco Eduardo Se sirvió un trago de tequila y lo bebió de un solo golpe seguía sin poder procesar lo que acababa de ver durante años soledad Ríos había sido una sombra en su casa una empleada insignificante a la que jamás había prestado atención y sin embargo esa noche cuando la vio sin su disfraz comprendió que ella no
era nada de lo que había creído se apoyó contra el escritorio de su estudio la mandíbula tensa los nudillos pálidos de sujetar con demasiada fuerza el vaso de cristal su mente repasaba la imagen de soledad con insistencia Había algo en ella que le molestaba profundamente porque se sentía engañado no solo por la forma en que había ocultado su verdadera apariencia sino porque ahora comprendía que no tenía la menor idea de quién era en real la mujer con la que se había casado Por qué una mujer como ella Había decidido esconderse bajo una máscara de torpeza
y descuido qué había detrás de ese comportamiento volvió a servirse otra copa Pero antes de llevarla a los labios sintió la necesidad de confrontarla no podía dejar pasar esto necesitaba respuestas dejó el vaso sobre la mesa con un golpe seco y salió del estudio sus pasos resonaron con firmeza por los pasillos oscuros de la Hacienda mientras se dirigía a la habitación de soledad no golpeó la puerta simplemente la abrió soledad estaba sentada en el borde de la cama aún vestida con su camisón blanco de tela sencilla sus largos cabellos oscuros caían sobre sus hombros y
su rostro sin Rastros de maquillaje irradiaba una belleza cruda que lo descoloca levantó la vista y al verlo entrar sin anunciarse suspiró pesadamente siempre entra sin permiso a la habitación de los demás Eduardo cer la puerta tras de Sí y cruzó los brazos quiero respuestas soledad sostuvo su mirada con firmeza no tengo nada que explicarle él apretó los dientes me tomas por un idiota soltó con dureza crees que no me di cuenta de que te ocultabas a propósito por qué hiciste esto soledad entrelazo los dedos sobre su regazo como si estuviera considerando si valía la
pena responder finalmente dejó escapar un suspiro y habló con voz tranquila porque era más seguro así Eduardo frunció el ceño más seguro De qué estás hablando soledad desvió la mirada hacia la ventana donde la luna se alzaba en lo alto del cielo desde niña entendí que la belleza puede ser un arma susurró puede abrir puertas pero también atraer problemas Eduardo la observó en silencio no esperaba una respuesta Así problemas ella asintió lentamente cuando trabajas en una casa como esta donde los empleados son vistos como piezas reemplazables ser demasiado visible puede ponerte en peligro aprendí que
si pasaba desapercibida si hacía mi trabajo sin llamar la atención estaría a salvo Eduardo sintió una incomodidad crecer en su pecho había un trasfondo en sus palabras que le hacía pensar en algo más algo que no estaba diciendo a salvo de Qué soledad apretó los labios pero no respondió de inmediato Eduardo avanzó un paso hacia ella Respóndeme a salvo de qué soledad lo miró a los ojos de hombres como usted el silencio cayó sobre la habitación como una losa Eduardo sintió que un escalofrío le recorría la espalda no porque sus palabras fueran una acusación directa
sino porque la franqueza en su tono lo desarmó por completo yo nunca te he hecho daño dijo en voz baja pero podrías haberlo hecho respondió soledad sin dudar un hombre con su poder con su arrogancia con su convicción de que todo le pertenece sí usted podría haberme destruido sin siquiera darse cuenta Eduardo sintió una punzada de molestia ante su respuesta no estaba acostumbrado a que alguien lo desafiara de esa manera Y qué hay de ahora preguntó con Tono seco ahora que ya no puedes ocultarte soledad bajó la mirada Por un instante pero cuando volvió a
alzarla su determinación seguía intacta me adaptaré como siempre lo he hecho Eduardo la observó en silencio Había algo en ella que le resultaba perturbador no era solo su belleza oculta ni el misterio que la rodeaba era su fortaleza había creído que se casaba con una mujer sumisa con alguien que nunca representaría una amenaza para él pero ahora ahora Tenía la certeza de que soledad no era ninguna víctima Y eso lo inquietaba más de lo que estaba dispuesto a admitir descansa dijo finalmente con voz tensa se giró y salió de la habitación cerrando la puerta tras
de Sí Mientras caminaba de regreso a su propio cuarto se pasó una mano por el cabello y soltó un suspiro frustrado qué demonios acababa de descubrir esa mujer su esposa no era lo que había esperado y por primera vez en mucho tiempo Eduardo Montenegro sintió que había cometido un error que no podría controlar el amanecer trajo consigo un aire Pesado en la hacienda Eduardo no había dormido bien su conversación con soledad seguía repitiéndose en su cabeza Había algo en sus palabras que no lo dejaban en paz mientras Santo en otro Rincón de la propiedad Valeria
Cáceres bebía su café con una sonrisa venenosa en los labios no había terminado con Eduardo y tenía un plan desde que Eduardo la había humillado públicamente al casarse con esa sirvienta insignificante Valeria no había podido contener su Furia se había convertido en el asmer reír de la sociedad sus amigas la miraban Con lástima disfrazada de cortesía y los murmullos en cada fiesta a la que asistía no hacían más que recordarle que había ha sido reemplazada por quién por una mujer que no tenía clase ni apellido ni educación aquello no era una derrota era una ofensa
Valeria había pasado la última semana observando a soledad su forma de caminar la manera en que bajaba la mirada ante Eduardo su aparente humildad pero algo no cuadraba esa mujer no era solo una sirvienta Había algo en ella algo que no terminaba de encajar Y Valeria estaba decidida a descubrirlo tomó un sorbo de café y se levantó de la mesa con la elegancia de siempre si Eduardo creía que podía deshacerse de ella tan fácilmente estaba muy equivocado sabía que no lo había perdido del todo No aún él era orgulloso Sí pero también era un hombre
de deseos no amaba a soledad se había casado con ella por despecho por venganza Y eso significaba que tarde o temprano se cansaría de su juego y cuando eso pasara Valeria estaría lista para volver a ocupar su lugar pero antes tenía que hundir a soledad no era suficiente con despreciarla no era suficiente con ignorarla tenía que destruirla y sabía exactamente por dónde empezar el primer paso era hacerla quedar en ridículo ante Eduardo el segundo bueno aún no estaba segura pero lo que sí sabía era que la oportunidad perfecta se presentaría esa misma noche el evento
de gala que Eduardo había organizado en la hacienda reuniría a empresarios inversionistas y figuras importantes de la la región sería la primera aparición pública de Soledad como esposa de Eduardo Montenegro Y Valeria iba a asegurarse de que fuera la última en otro punto de la Hacienda Javier Ramírez pasaba las manos por su cabello con nerviosismo desde la boda de Eduardo con soledad las cosas no habían sido fáciles para él había cometido un error y no se refería a haber sido descubierto con Valeria Now su error había sido subestimar lo que Eduardo era capaz de hacer
cuando estaba herido él había pensado que con el tiempo Eduardo olvidaría su rabia que una vez que tuviera a su nueva esposa su Furia se disipara pero no la frialdad en la mirada de Eduardo cada vez que lo cruzaba en la hacienda le decía todo lo que necesitaba saber no lo había olvidado ni lo haría Javier sabía que su tiempo se estaba agotando si Eduardo decidía deshacerse de él nadie lo protegería ni siquiera Valeria Ella solo lo había usado para divertirse nunca había significado nada para ella y si Eduardo la perdonaba lo primero que haría
sería eliminar a Javier de su vida de la peor manera posible tenía que salir de ahí tenía que marcharse antes de que fuera demasiado tarde pero aún no tenía un plan el sonido de pasos en el pasillo lo sacó de sus pensamientos levantó la vista y vio a Valeria detenerse en la puerta de su cuarto Necesito que hagas algo por mí dijo ella sin rodeos Javier la miró con cautela no estoy en de hacerte favores Valeria esbozó una sonrisa calculadora no es un favor es una oportunidad Javier cruzó los brazos oportunidad para qué Para protegerte
Javier sintió un escalofrío De qué hablas Valeria se acercó y apoyó una mano en su pecho con suavidad pero su mirada era fría sabes también como yo que Eduardo no te ha perdonado Javier tragó Saliva No me ha hecho nada aún Valeria inclinó la cabeza con una sonrisa peligrosa pero hará Javier apretó los dientes y qué sugieres que nos adelantemos a él Javier frunció el seño no entiendo Valeria suspiró con fingida paciencia si Eduardo me dejó por esa mujer entonces Lo justo es que la destruyamos Javier negó con la cabeza no Quiero meterme en problemas
Valeria entrecerró los ojos crees que puedes quedarte aquí Bajo su techo sin que un día simplemente desaparezcas Javier sintió un escalofrío recorrer la espalda quieres que haga Valeria sonrió esta noche en la fiesta quiero que estés atento voy a exponer a soledad y cuando caiga Eduardo quedará vulnerable Javier no respondió de inmediato Pero sabía que Valeria tenía razón en algo si no hacía algo pronto Eduardo lo destruiría tal vez era momento de tomar la ofensiva esa noche la hacienda Montenegro se llenó de luces música y lujo los invitados llegaban en sus mejores trajes y el
sonido de las copas brindando resonaba por todo el salón soledad vestida de un elegante vestido azul marino se sentía como un pez fuera del agua sabía que todos la miraban sabía que la juzgaban pero no les daría la satisfacción de verla temblar Eduardo a su lado parecía indiferente a las miradas pero soledad sabía que él también estaba esperando algo sabía que él también quería ver hasta dónde podía soportar Y aunque no podía explicarlo sentía que esta noche cambiaría todo lo que no sabía era que Valeria estaba a punto de lanzar su ataque la música seguía
sonando en la hacienda mientras los invitados charlaban y reían pero soledad sentía un peso en el pecho algo no estaba bien Eduardo de pie junto a ella bebía tranquilamente su copa de vino Pero había una tensión en su mandíbula que delataba su estado de alerta los dos lo sentían algo iba a pasar desde que llegó al evento soledad notó la forma en que los ojos de la gente se posaban en ella con curiosidad burla y desprecio no importaba lo bien que estuviera vestida ni Lo elegante que se mostrara para ellos seguía siendo la sirvienta que
había osado casarse con el hombre más poderoso de la región Eduardo no dijo nada cuando la escoltó hasta la mesa principal pero su presencia era imponente una barrera Entre ella y el resto del mundo sin embargo algo en su actitud había cambiado en los últimos días no la trataba con frialdad absoluta pero tampoco con calidez era como si intentara convencerse de que ella no significaba nada cuando en realidad cada vez le costaba más ignorarla parece que todos te observan esta noche comentó Eduardo sin mirarla girando el vino en su copa con calma porque esperan que
Cometa un error respondió soledad con voz Serena el arqueo una Ceja y giró ligeramente el rostro para examinarla le sorprendió la seguridad con la que lo dijo entonces no les des el gusto soledad lo miró con con una ligera sonrisa en los labios no pensaba hacerlo Eduardo sintió un inexplicable cosquilleo en el estómago se molestó consigo mismo por ello y apartó la vista no entendía Por qué cada palabra de Soledad lo afectaba más de lo que estaba dispuesto a admitir antes de que pudiera responder una voz familiar interrumpió su conversación Eduardo querido Valeria soledad sintió
su cuerpo tensarse al ver a la mujer acercarse con su vestido rojo ajustado con la mirada llena de malicia y una sonrisa que era todo menos amistosa Eduardo en cambio se mantuvo impasible Valeria saludó con frialdad y cómo está la feliz pareja preguntó ella con fingida dulzura tomando una copa de champán de la bandeja de un mesero y bebiendo un sorvo sin apartar la vista de Soledad Eduardo dejó su copa sobre la mesa con un movimiento pausado bien respondió sin más Valeria soltó una risita y se giró hacia soledad y tú querida cómo te sientes
en tu nueva vida debe ser difícil acostumbrarse a tanta opulencia después de haber limpiado los pisos de esta misma Hacienda algunas personas cercanas escucharon el comentario y contuvieron la respiración soledad sintió las miradas expectantes sobre ella esperando verla titubear esperando que la burla la hiciera bajar la cabeza pero no lo haría mantuvo la espalda recta y sonrió con calma para mí no ha sido tan difícil lo complicado debe haber sido para usted ver que fue reemplazada tan rápido Valeria parpadeó su expresión se endureció Por un instante pero se recuperó con rapidez Eduardo miró a soledad
de reojo no esperaba esa respuesta de su parte Oh querida Valeria dejó la copa sobre la mesa y chasqueó la lengua si piensas que esto es un triunfo para ti es porque aún no entiendes nada se inclinó un poco bajando la voz lo suficiente para que solo soledad la escuchara Eduardo se casó contigo para humillarme pero tarde o temprano se aburrirá de este juego y se dará cuenta de que sigue siendo lo mismo que siempre fuiste insignificante soledad no reaccionó de inmediato mantuvo la compostura Pero dentro de ella sintió una chispa de rabia encenderse no
porque creyera las palabras de Valeria sino porque en el fondo sabía que Eduardo aún no Había decidido lo que realmente sentía por ella y eso la inquietaba más de lo que quería admitir antes de de que pudiera responder Eduardo se levantó de su asiento su mirada fría y peligrosa Valeria ya has hablado demasiado su tono no era agresivo pero sí definitivo no le daría más espacio a su juego Valeria se giró hacia él con fingida sorpresa Eduardo no te molestes solo charlaba con tu esposa lo sé respondió él por eso te estoy pidiendo que dejes
de hacerlo Valeria Lo miró fijamente por un momento luego sonrió con suficiencia como desees querido tomó su copa de nuevo y se alejó con pasos calculados sabiendo que había dejado una semilla de duda en el aire soledad exhaló lentamente intentando controlar la adrenalina que corría por su cuerpo Eduardo la observó con atención no deberías prestarle atención dijo él en voz baja no lo hago respondió ella pero usted sí Eduardo apretó la mandíbula eso no es cierto soledad Lo miró a los ojos con intensidad no lo es por primera vez Eduardo no supo Qué responder la
conversación fue interrumpida cuando un invitado se acercó a Eduardo para hablarle de negocios soledad aprovechó para alejarse necesitaba respirar salió al balcón donde el aire fresco de la noche la envolvió cerró los ojos Por un instante tratando de calmar su mente no entendía Por qué Eduardo la miraba de esa manera no entendía Por qué en los últimos días él no había sido tan cruel con ella como esperaba ni por qué su propio corazón latía más rápido cada vez que discutían es un error susurró para sí misma pero entonces sintió la presencia de alguien detrás de
ella Eduardo se quedó en silencio apoyándose en La varanda junto a ella deberías acostumbrarte a esto Dijo sin mirarla a Valeria a los comentarios a las miradas No me molesta respondió soledad solo me molesta no entender Qué espera usted de mí Eduardo bajó la mirada a su copa tampoco lo sabía el problema era que cada día que pasaba soledad dejaba de ser la simple empleada con la que había querido vengarse y eso era algo que no podía permitirse tenía que recordar que esto era solo un matrimonio de apariencias nada más y sin embargo cuando la
miró esa noche supo que estaba perdiendo el control Y eso para Eduardo Montenegro era imperdonable a la mañana siguiente soledad despertó antes del amanecer no podía seguir en esa casa sin Buscar respuestas su pasado su origen las razones por las que había aprendido a ocultarse necesitaba enfrentarlo sabía exactamente a dónde ir a la única persona que podría decirle la verdad Doña remedios se vistió con rapidez y salió de la habitación sin hacer ruido aún era demasiado temprano y los pasillos de la Hacienda estaban en calma Eduardo seguía dormido y los empleados apenas comenzaban a despertarse
para iniciar sus tareas nadie se dio cuenta de su partida el camino hacia el pequeño pueblo donde vivía Doña remedios Ríos su abuela era largo pero soledad lo conocía bien había pasado su infancia entre aquellas calles de piedra jugando en la plaza del mercado y corriendo descalza entre los campos de girasoles antes de que su vida cambiara por completo al llegar a la casa de su abuela tocó la puerta con impaciencia necesitaba respuestas la puerta se abrió lentamente y la figura de doña remedios con su cabello blanco recogido en un moño y sus ojos oscuros
llenos de sabiduría apareció en el umbral sabía que vendrías dijo la anciana con voz firme como si la hubiera estado esperando soledad entró sin dudar y se sentó en la vieja mesa de madera del comedor no había tiempo para rodeos abuela Necesito saber la verdad Doña remedios la observó en silencio durante unos segundos luego suspiró Y tomó asiento frente a ella siempre supe que este día llegaría murmuró removiendo las brasas en la chimenea con el atizador pero no pensé que sería tan pronto soledad la miró fijamente la anciana entrelazo las manos sobre la mesa y
comenzó a hablar tu madre mi hija no era cualquier mujer era una mujer de espíritu fuerte pero también alguien que cometió un grave error soledad sintió un escalofrío recorrer la espalda Qué clase de error Doña remedios la miró con gravedad Se enamoró del hombre equivocado soledad sintió que su corazón se aceleraba de quién la anciana desvió la mirada de un hombre poderoso uno que jamás podría reconocerla soledad tragó saliva Quién era Doña remedios tardó en responder pero cuando lo hizo sus palabras cayeron como una piedra sobre el pecho de Soledad León Montenegro el aire abandonó
los pulmones de soledad no eso no puede ser Doña remedios asintió con gravedad sí niña tu verdadero padre era León Montenegro soledad se quedó helada el padre de Eduardo Montenegro el hombre cuyo apellido ahora llevaba no no puede ser repitió en un susurro con las manos temblorosas tu madre y león se amaban en secreto Pero cuando ella quedó embarazada él no quiso reconocerla No porque no la amara sino porque su familia nunca lo habría permitido soledad sintió náuseas Entonces fui un error para él No mi niña respondió su abuela con voz suave fuiste su mayor
secreto soledad sintió un nudo en la garganta toda su vida había creído que su padre había sido un hombre cualquiera un campesino sin rostro ni historia pero ahora sabía la verdad era una Monte negro la sangre de la familia que la había despreciado toda su vida corría por sus venas Y peor aún Eduardo era su hermano el horror la golpeó como un golpe en el estómago se había casado con su propio hermano qu esto Esto no puede ser murmuró llevándose las manos al rostro doña remedios la observó con tristeza por eso tu madre nunca te
dijo nada por eso yo misma guardé el secreto No queríamos que llevaras esa carga soledad sintió que el mundo se derrumbaba a su alrededor Eduardo sabe esto la anciana negó con la cabeza no nunca se lo dijeron su padre murió llevándose el secreto a la tumba soledad respiró hondo tratando de controlar el temblor en su cuerpo esto esto cambia todo sí lo cambia y por eso debes tener cuidado soledad levantó la mirada confundida cuidado Doña remedio se inclinó hacia ella sus ojos oscuros reflejando una advertencia silenciosa Eduardo no es un hombre que tolere secretos si
descubre la verdad si se entera de quién eres realmente no sé lo que hará soledad sintió un escalofrío recorrer la espalda está diciendo que debo seguir ocultándolo estoy diciendo que debes pensar muy bien en lo que harás soledad respiró profundamente sabía que su abuela tenía razón si Eduardo descubría la verdad si sabía que su esposa era en realidad su hermana no había forma de predecir cómo reaccionaría Pero lo que más la aterraba no era su reacción era el hecho de que a pesar de lo que acababa de descubrir una parte de ella seguía Deseando que
todo fuera una mentira Porque si la verdad salía a la luz lo perdería todo y aunque no quería admitirlo perder a Eduardo dolía más de lo que jamás habría imaginado soledad regresó a la enda con el corazón hecho un nudo cada paso que daba se sentía como una condena Eduardo la esperaba en el comedor su mirada oscura fija en ella había notado su ausencia y Mientras tanto en otra parte de la Hacienda Esteban Montenegro sonreía en las sombras porque él sí sabía la verdad Desde hacía tiempo Esteban Montenegro había sospechado que soledad no era una
simple sirvienta Había algo en su presencia en la forma en que Eduardo la miraba en la manera en que ella no temía desafiarlo con palabras veladas al principio pensó que era solo una mujer astuta que había sabido jugar bien sus cartas pero cuando escuchó a escondidas la conversación de Doña remedios con un comerciante del pueblo la verdad le golpeó como una revelación soledad era hija de León Montenegro Y eso lo cambiaba todo Esteban A diferencia de su hermano Eduardo no se movía por impulsos de orgullo o de venganza él era calculador sabía que el poder
en la familia Montenegro dependía del control absoluto sobre la hacienda las tierras y los negocios que su padre había dejado Eduardo siempre había sido el favorito El Heredero el hijo legítimo pero ahora la presencia de Soledad ponía en peligro todo lo que Esteban había planeado en silencio durante años porque si Eduardo descubría la verdad todo podría cambiar y eso no podía permitírselo de pie en su despacho con un vaso de Whisky en la mano observaba la noche a través de la ventana su mente trabajaba con precisión quirúrgica no podía permitir que soledad siguiera en esa
casa tenía que desaparecer pero no podía ser algo impulsivo no podía simplemente expulsarla Eduardo no lo permitiría Now debía hacer que su hermano la viera como una amenaza y para eso primero debía sembrar la semilla de la duda a la mañana siguiente Esteban encontró a Eduardo en la caballeriza ensillando su caballo su hermano Siempre había encontrado calma en la equitación y ese día por la expresión de su rostro estaba Claro que su mente estaba inquieta no dormiste bien hermano preguntó Esteban con un tono casual Eduardo Lo miró de reojo no Por qué será Esteban se
apoyó contra un poste de madera con una sonrisa que no alcanzaba sus ojos será que tienes preocupaciones sobre tu esposa Eduardo frunció El ceño qué quieres decir Esteban dejó escapar una carcajada baja Oh vamos Eduardo No me digas que no te has dado cuenta Eduardo Se giró completamente hacia él Cruzando los brazos Explícate Esteban hizo un gesto con la mano he notado que tu querida soledad ha estado inquieta inquieta sí saliendo de la Hacienda sin avisar reuniéndose con ancianas del pueblo murmurando cosas a espaldas tuyas Eduardo sintió que la irritación crecía en su pecho Cómo
sabes eso Esteban sonrió con suficiencia me tomó el tiempo de observar A diferencia de ti no me ciego con mujeres que esconden secretos Eduardo apretó la mandíbula si tienes algo que decir Dímelo de una vez Esteban dejó escapar un suspiro teatral solo te digo que deberías empezar a preguntarte si realmente sabes con quién te casaste Eduardo se quedó en silencio pero la semilla ya estaba plantada horas más tarde cuando soledad regresó de su visita al pueblo lo encontró esperándola en la biblioteca de la Hacienda dónde estabas preguntó Eduardo con voz tensa soledad aún sintiendo el
peso de la conversación con su abuela intentó controlar su expresión salí a dar un paseo Eduardo entrecerró los ojos no me mientas soledad sostuvo su mirada no te estoy mintiendo Eduardo avanzó un paso hacia ella Entonces dime qué es lo que tanto ocultas el corazón de Soledad se aceleró lo sabía no no podía saberlo pero sí podía sentir su desconfianza no no oculto nada respondió con calma Eduardo la miró fijamente como si intentara leer más allá de sus palabras eso lo decidiré yo soledad sintió un escalofrío Esteban había logrado su propósito había sembrado la duda
esa noche mientras la hacienda dormía Esteban caminaba por los pasillos con una sonrisa de satisfacción había dado el primer paso pronto muy pronto soledad sería su siguiente víctima los días pasaron con un aire de tensión latente Eduardo se volvía cada vez más distante más observador soledad podía sentir que su desconfianza crecía y aunque no sabía exactamente qué le había dicho Esteban comprendía que había logrado envenenar su mente pero lo que nadie esperaba era que en medio de todoo ese caos algo más estuviera surgiendo entre ellos algo que no debía ocurrir soledad se mantenía firme intentando
ignorar el cambio en la actitud de Eduardo ya no era el hombre que la veía con desprecio con frialdad calculada Había algo diferente en su mirada ya no la trataba como una extraña ni como una simple herramienta de venganza pero ella no podía permitirse bajar la guardia cada vez que estaban juntos sentía su presencia como una sombra persistente su mirada la seguía en silencio cuando creía que ella no lo notaba no había palabras pero sí una tensión en el aire una tarde mientras soledad leía en la biblioteca de la Hacienda Eduardo entró sin arse ella
levantó la vista del libro y lo encontró apoyado contra el marco de la puerta observándola con detenimiento Te ves diferente Cuando estás así dijo él de repente soledad frunció el seño así cómo tranquila ella cerró el libro Con calma y se giró hacia él qué quieres Eduardo él avanzó unos pasos con las manos en los bolsillos quiero saber quién eres en realidad soledad sintió un nudo formarse en su garganta pero mantuvo la compostura soy la mujer con la que te casaste Eduardo negó con la cabeza no no lo eres Eres alguien más y no descansaré
hasta descubrirlo soledad apartó la mirada fingiendo indiferencia pero su corazón latía con fuerza no podía permitir que descubriera la verdad Eduardo se quedó en silencio por un momento como si intentara descifrar lo que ella ocultaba no entiendo por qué sigues resistiéndose a todo esto soledad levantó la mirada A qué te refieres él se acer un poco más a nosotros la tensión se hizo insoportable soledad sintió su pecho oprimir no podía dejar que él creyera que había algo entre ellos porque aunque no quisiera admitirlo lo había pero no debía existir no hay un nosotros Eduardo esto
es un matrimonio de mentira y ambos lo sabemos Eduardo Se quedó quieto sus ojos oscuros examinando ola con intensidad de verdad crees eso soledad respiró hondo lo sé Eduardo pasó una mano por su cabello como si intentara calmar la frustración que empezaba a invadirlo si es así Por qué cada vez que te toco te quedas sin aliento soledad sintió un escalofrío recorrer su piel no hables tonterías él sonrío con ironía tonterías quieres que lo probemos se acercó lentamente sus pasos resonando contra el suelo de madera soledad no retrocedió pero su respiración se volvió más tensa
cuando Eduardo estuvo a solo unos centímetros de ella levantó una mano y rozó su mejilla con la yema de los dedos un simple roce pero suficiente para hacer que todo dentro de ella se tambalear soledad cerró los ojos por un segundo intentando controlar el Torbellino de emociones que la invadía pero Eduardo no se detuvo dime que no sientes nada susurró cerca de su oído soledad apretó los labios no siento nada pero su voz tembló Eduardo lo notó y sonrió mentirosa soledad abrió los ojos con Furia y lo apartó de un empujón basta Eduardo la observó
con una mezcla de sorpresa y algo más algo que parecía admiración por qué sigues luchando contra esto soledad sintió su pecho subir y bajar con fuerza porque esto no puede suceder Eduardo entrecerró los ojos por qué no soledad tragó saliva porque no te amo Eduardo se quedó en silencio por un momento había esperado muchas respuestas pero no esa no porque creyera que lo amaba sino porque en el fondo él no estaba seguro de lo que sentía ya no había odio ya no había rabia solo quedaba ella y la posibilidad de que estuviera perdiendo el control
sobre sus propios sentimientos lo aterraba soledad aprovechó su silencio para salir de la biblioteca sin decir más cuando estuvo fuera sintió las piernas temblar le no podía permitir que esto continuara debía mantenerse alejada Porque si Eduardo seguía mirándola de esa manera si seguía buscando respuestas en ella la verdad tarde o temprano saldría a la luz y cuando eso pasara todo se derrumbaría las noches en la hacienda se habían vuelto pesadas soledad sentía la presencia de Eduardo en cada Rincón sus miradas cada vez más insistentes sus silencios cada vez más cargados de significado pero lo que
no sabía era que alguien más la estaba observando desde la oscuridad de los pasillos Esteban Montenegro vigilaba y estaba esperando el momento perfecto para atacar había llegado el día de mover su última pieza con sigilo Esteban se dirigió al despacho de Eduardo y dejó sobre su escritorio un sobre de papel grueso el contenido era devastador dentro un conjunto de documentos y una carta de Doña remedios lo revelaban todo soledad Ríos no era una simple sirvienta era la hija ilegítima de León Montenegro la hermana de Eduardo El golpe final estaba dado a la mañana siguiente cuando
Eduardo entró en su despacho y encontró la carta su mundo se detuvo leyó el contenido una vez luego otra y otra más pero las palabras no cambiaban soledad era su hermana su respiración se volvió pesada su visión se nubló su estómago se revolvió con una sensación de vértigo esto no podía ser verdad penso en la forma en que la había mirado en la forma en que su corazón latía cada vez que ella estaba cerca en lo que había estado a punto de hacer las manos le temblaban la rabia lo consumió primero luego la angustia y
después la repulsión contra sí mismo golpeó el escritorio con tanta fuerza que uno de los jarrones que decoraban la estantería cayó al suelo estallando en pedazos sea rugió incapaz de contener el Torbellino de emociones que lo estaba destrozando Esteban entró al despacho con la expresión calculada de Siempre veo que ya lo sabes Eduardo levantó la cabeza y su mirada ardió de Furia Fuiste tú Esteban sonrió con una calma venenosa no tenía otra opción hermano merecía saber la verdad Eduardo apretó los puños desde cuándo lo sabías desde hace semanas admitió con indiferencia pero quería esperar el
momento adecuado Eduardo sintió náuseas semanas todo ese tiempo mientras él se debatía entre la rabia y la atracción Esteban había esperado pacientemente para dejar caer la verdad como una bomba Y qué esperas que haga con esta información Esteban se encogió de hombros Eso depende de ti Pero si yo estuviera en tu lugar me alejaría de ella lo más lejos posible Eduardo sintió que su sangre hervía y si no lo hago Esteban se inclinó hacia él con una sonrisa burlona vas a seguir mirándola de esa manera Eduardo Sabiendo quién es el golpe llegó antes de que
pudiera reaccionar Eduardo lo sujetó por el cuello de la camisa y lo estrelló contra la pared su respiración entrecortada su mirada nublada por la ira cállate s pero Esteban no se inmutó duele verdad Eduardo aflojó el agarre y retrocedió llevándose las manos al rostro Esto no puede estar pasando Esteban se alizó la camisa y exhaló con satisfacción haz lo que quieras hermano pero si sigues permitiendo que esa mujer te distraiga vas a destruir todo lo que nuestro padre construyó Eduardo cerró los ojos con fuerza sabía que Esteban solo buscaba manipularlo pero en ese momento ya
no tenía fuerzas para salió del despacho sin decir más debía verla debía enfrentarse a soledad soledad estaba en la terraza disfrutando de la brisa matutina cuando escuchó los pasos apresurados detrás de ella se giró y encontró a Eduardo de pie con el rostro desencajado Necesito hablar contigo dijo con voz tensa soledad frunció el seño qué ocurre Eduardo la miró con dolor con rabia con algo más que ella no supo descifrar es verdad sol sintió su mundo derrumbarse De qué estás hablando No juegues conmigo gruñó él es verdad que eres mi hermana Soledad sintió un escalofrío
recorrer el cuerpo ya lo sabía todo terminó en ese instante las palabras no querían salir de su boca solo pudo asentir lentamente Eduardo retrocedió como si la simple confirmación fuera un golpe físico no no su expresión era la de un hombre destrozado desde cuándo lo sabías preguntó con un hilo de voz desde hace poco admitió soledad sintiendo su propio dolor crecer dentro de ella Eduardo soltó una carcajada amarga y no me lo dijiste no sabía cómo deberías haberlo hecho soledad sintió sus ojos llenarse de Lágrimas para qué Para verte así para destruirte más rápido Eduardo
la miró con el corazón destrozado todo lo que sentía por ella todo lo que había estado a punto de hacer era una maldición el silencio entre ellos era una herida ierta Esto no puede seguir murmuró Eduardo con la voz rota lo sé tienes que irte soledad sintió su corazón romperse en mil pedazos pero no discutió no tenía otra opción Eduardo Se giró y se alejó de ella sin mirar atrás desde una de las ventanas de la Hacienda Esteban Montenegro sonrió con satisfacción había ganado soledad hizo sus maletas en silencio había llegado el momento de marcharse
no podía quedarse no después de todo lo que había sucedido mientras doblaba su última prenda sintió la punzada de un dolor indescriptible en el pecho había perdido todo incluso a Eduardo el sol apenas había salido cuando terminó de empacar no quería esperar más cuanto antes saliera de la Hacienda mejor no podía enfrentar a Eduardo otra vez no con la mirada de dolor y Furia con la que la había visto la última vez caminó con pasos firmes por el pasillo pero cada paso que daba le parecía un eco de de algo que jamás podría recuperar sentía
que el aire se volvía más pesado con cada metro que avanzaba al llegar a la entrada principal se encontró con Esteban el hombre estaba apoyado en una de las columnas con los brazos cruzados y una expresión de satisfacción en el rostro y bien dijo con una sonrisa burlona ya te das por vencida soledad no respondió de inmediato lo miró con una mezcla de desprecio y tristeza no es cuestión de darme por vencida nunca debí estar aquí Esteban soltó una carcajada Bueno en eso estamos de acuerdo ella apretó los labios y lo ignoró intentando seguir su
camino pero Esteban no la dejó ir tan fácilmente es curioso dijo con Tono casual después de todo el escándalo después de todo lo que pasó Todavía no entiendo Cómo lograste engañar a Eduardo tan bien soledad se detuvo en Seco algo en su tono le heló la sangre se giró lentamente hacia él engañarlo Esteban sonrió con malicia Oh vamos No te hagas La inocente sabías quién era desde el principio no soledad sintió una punzada de rabia en el pecho Yo no engañé a nadie Esteban la miró con burla tal vez no pero aún así destruiste a
Eduardo soledad sintió una punzada de dolor Eso era lo que más le dolía no solo había perdido su hogar había perdido algo mucho más valioso el amor que jamás debía haber sentido por Eduardo sin responder tomó sus maletas y caminó hacia el carruaje que la esperaba el cochero un viejo trabajador de la Hacienda que siempre la había tratado con respeto la miró Con lástima mientras tomaba su equipaje señora Lo siento mucho soledad le dedicó una débil sonrisa Yo también el carruaje comenzó a avanzar alejándola del lugar que había sido su hogar y al mismo tiempo
su prisión desde la ventana del carruaje soledad miró por última vez la hacienda el lugar donde todo había comenzado y donde todo había termin no había vuelta atrás Mientras tanto en el despacho de la Hacienda Eduardo Se servía un vaso de Whisky con manos temblorosas no había dormido no había comido no había hecho nada más que pensar en lo que había descubierto soledad era su hermana el peso de esa verdad lo había destruido recordó cada momento cada roce cada mirada cada vez que había sentido su presencia como un veneno dulce en su piel todo había
sido una mentira o peor aún todo había sido real y eso era lo más imperdonable se llevó la copa a los labios y bebió de un solo trago necesitaba olvidar había tomado la decisión correcta al alejarla no había futuro para ellos no podía haberlo Pero entonces por qué cada fibra de su ser le gritaba que fuera tras ella se pasó la mano por el cabello frustrado no podía pensar en eso no podía permitirse debilidades en ese momento la puerta del despacho se abrió sin previo aviso era aérea entró con paso confiado vestida con un elegante
vestido de color vino con una sonrisa satisfecha en los labios vaya Eduardo pareces un desastre él no respondió Valeria caminó lentamente hacia él y se sirvió una copa del mismo whisky que él estaba bebiendo Así que al final se fue dijo con voz melosa saboreando cada palabra Eduardo apretó los dientes viniste a burlarte Valeria sonrió vine a recordarte que siempre tuve Eduardo dejó su vaso con fuerza sobre la mesa Valeria lárgate pero ella no se movió Por qué Porque no puede soportar la verdad se inclinó hacia él con la mirada encendida de triunfo esa mujer
te engañó jugó contigo te vio como un idiota Eduardo la miró con una rabia oscura en los ojos ella no me engañó las palabras salieron antes de que pudiera contenerlas Valeria parpadeó sorprendida qué dijiste Eduardo se puso de pie con furia ella no me engañó el silencio Se hizo pesado entre ellos Eduardo respiraba agitado su mandíbula apretada su cuerpo tenso Valeria lo observó por unos segundos luego sonrió con burla Dios mío todavía la amas Eduardo no respondió pero no hacía falta Valeria se rió con incredulidad esto es increíble la mujer que destruyó tu vida que
arruinó todo y sigues pensando en ella Eduardo la miró con dureza vete Valeria Pero ella se acercó más Dime algo Eduardo Si tanto la amas Por qué la dejaste ir Eduardo sintió un nudo en el estómago porque no tenía opción porque lo que sentía por ella estaba mal porque si la retenía se volvería loco porque a pesar de todo no podía olvidar que ella era su hermana Valeria sonrió con arrogancia lo ves al final siempre vuelves a mí se inclinó y deslizó los dedos por su camisa pero Eduardo la apartó con un movimiento brusco no
te confundas Valeria lo nuestro terminó hace mucho Valeria entrecerró los ojos veremos se dio la vuelta y salió del despacho con la misma seguridad con la que había entrado pero Eduardo sabía la verdad nada volvería a ser como antes se dejó caer en el sillón con la cabeza entre las manos soledad se había ido pero su ausencia era un peso insoportable y lo peor era que no sabía cómo vivir sin ella el carruaje avanzaba lentamente por el camino polvoriento alejando a soledad de la Hacienda y de la vida que había construido allí no sabía A
dónde iba no tenía un plan pero sí tenía una certeza debía empezar de nuevo pero en otro Rincón del pueblo lejos de la mirada de todos una verdad oculta estaba a punto de salir a la luz Doña remedios revolvía viejos cofres en su pequeña casa de adobe llevaba días inquieta sintiendo que algo no estaba bien había cometido un error al guardar silencio durante tanto tiempo pero ahora después de la devastadora separación de soledad y Eduardo sabía que tenía que buscar respuestas su hija la madre de Soledad le había contado la verdad en su lecho de
muerte Pero había algo más algo que ni siquiera su hija sabía entre papeles viejos y recuerdos polvorientos sus manos arrugadas encontraron un sobre amarillo sellado con cera una carta de León Montenegro su corazón se detuvo Por un segundo recordaba aquel día como si fuera ayer León Montenegro había enviado esa carta a su hija pero ella nunca la recibió y ahora después de tantos años esa carta podría cambiarlo todo temblorosa rompió el sello y comenzó a leer querida Elena he cometido muchos errores en mi vida pero ninguno tan grande como el que estoy a punto de
confesar cuando supe que estabas embarazada Tuve miedo no porque no te amara sino porque mi familia nunca aceptaría a nuestro hijo Mi padre mi madre todos ellos harían lo que fuera para mantener limpia la sangre de los Montenegro pero no podía permitir que nuestro hijo creciera sin saber la verdad por eso tomé una decisión el niño que has traído al mundo no está solo tiene un hermano pero hay algo más que debes saber el hijo que mi esposa dio a luz no era mío su verdadero padre era otro hombre un amante secreto de mi esposa
mi familia jamás lo supo porque el niño nació dentro del matrimonio y le dieron mi apellido pero yo lo supe desde el principio no compart mi sangre no era un Montenegro ese niño es Esteban las manos de Doña remedios temblaban Esteban no era un Montenegro Eduardo y soledad no eran hermanos la verdad era completamente distinta a la que todos habían creído se cubrió la boca con la mano su mente procesando lo que significaba habían destrozado la vida de soledad y Eduardo por una mentira no podía perder más tiempo tenía que encontrar a Eduardo Mientras tanto
en la hacienda Eduardo está sumido en una tormenta de pensamientos no había sido el mismo desde que soledad se fue no podía dormir no podía pensar en otra cosa algo dentro de él le decía que todo estaba mal había repasado los documentos que Esteban le había mostrado una y otra vez pero algo no cuadraba era demasiado conveniente Esteban siempre había sido un oportunista un hombre que sabía manipular a la perfección y Cuanto más lo pensaba más se daba cuenta de que había sido él quien había sacado provecho de toda la situación se sirvió una copa
de Whisky y caminó hasta la ventana de su despacho Desde allí podía ver a Esteban caminando con la arrogancia de quien cree que ha ganado la partida pero Eduardo comenzaba a sospechar Y si había algo que Eduardo Montenegro jamás perdonaba era la traición decidió que ya era hora de Buscar respuestas fue al despacho de su padre nadie Había tocado ese lugar en años pero Eduardo sabía que allí se encontraban los documentos más importantes de la familia comenzó a revisar los cajones los viejos archivos las cartas antiguas buscaba algo aunque no sabía exactamente que hasta que
encontró un testamento no El testamento que su familia había leído tras la muerte de su padre Now Este era otro uno fechado un año antes de su muerte y en ese documento su padre reconocía la existencia de un hijo y legítimo pero no mencionaba a soledad mencionaba a Esteban Eduardo sintió que su corazón se er Aba todo este tiempo había vivido en una mentira alguien tocó la puerta de su despacho pasa dijo con voz tensa la puerta se abrió y doña remedios entró con la carta de León Montenegro en la mano señor Eduardo hay algo
que debo decirle él la miró con intensidad se trata de Soledad Doña remedios asintió Sí y de Esteban Eduardo sintió que el suelo se movía bajo sus pies dímelo todo la anciana le extendió la carta aquí está la verdad Eduardo tomó el sobre con manos temblorosas y comenzó a leer cada palabra lo golpeaba como un puñal cuando terminó su rostro estaba pálido su expresión completamente transformada Dios dejó caer la carta sobre el escritorio y pasó una mano por su rostro esto esto lo cambia todo Doña remedios asintió con tristeza señor Eduardo han destruido a soledad
con esta mentira no deje que sigan haciéndolo Eduardo cerró los puños lo habían manipulado lo habían alejado de la única persona que realmente importaba y había sido Esteban quien lo había orquestado todo la ira comenzó a crecer dentro de él se levantó de golpe no pienso permitirlo Doña remedios Lo miró con esperanza entonces tráigala de vuelta Eduardo tomó su chaqueta y salió de la habitación con un solo objetivo en mente recuperar a soledad pero antes tenía que enfrentar a Esteban y esta vez no habría Piedad Eduardo caminaba con pasos firmes por la hacienda su mirada
encendida con una Furia contenida había cometido muchos errores pero permitir que Esteban ganara no sería uno de ellos entró en el despacho donde su hermano lo esperaba con la misma sonrisa cínica de siempre Pero esta vez Eduardo estaba listo para destruirlo Esteban lo observó desde su sillón de cuero con la confianza de alguien que cree tener el control absoluto vaya hermano qué sorpresa dijo con ironía sirviéndose un trago de Whisky no te veía con esta determinación desde que decidiste casarte con Bueno ya sabes Eduardo cerró la puerta con fuerza y cruzó la habitación con pasos
pesados no estaba de humor para juegos se acabó Esteban su hermano levantó una Ceja se acabó qué Eduardo arrojó la carta de León Montenegro sobre el escritorio la farsa Esteban mantuvo la calma pero su mandíbula se tensó ligeramente no sé de qué estás hablando no Eduardo dejó escapar una carcajada amarga Entonces explícame por qué nuestro padre dejó este testamento donde revela que tú no eres un Montenegro Esteban sostuvo su mirada sin parpadear eso no prueba nada Eduardo Lo miró con desprecio Claro que lo prueba prueba que todo lo que hiciste fue por ambición Esteban apoyó
su copa sobre el escritorio con un gesto pausado digamos que es cierto Y qué vas a desterrar de la Hacienda vas a destruirme Eduardo se inclinó hacia a él con los puños cerrados lo que voy a hacer es recuperar lo que me quitaste Esteban soltó una carcajada seca recuperar a soledad por favor Eduardo Se fue la echaste tú mismo Eduardo sintió un ardor en el pecho porque tú me llevaste a eso estban se puso de pie con una sonrisa burlona no te obligué a nada Solo te mostré lo que necesitabas ver y tú como el
idiota impulsivo que siempre ha sido hiciste el resto Eduardo sintió que la rabia crecía dentro de él había sido manipulado otra vez y eso no era todo había más piezas sueltas en el rompecabezas había más preguntas que necesitaban respuestas Eduardo Se enderezó Y tomó aire no podía perder el control Ahora dime algo Esteban su tono se volvió peligrosamente calmado si fuiste capaz de manipular todo esto de separarme de Soledad qué más has hecho Esteban se cruzó de brazos no sé de qué hablas Eduardo lo miró fijamente voy a averiguarlo se giró sin decir más y
salió del despacho no había terminado con Esteban pero primero necesitaba respuestas y sabía exactamente dónde encontrarlas horas después Eduardo llegó a la cantina del pueblo era un lugar oscuro y maloliente donde los trabajadores de la Hacienda solían ahogar sus penas en alcohol barato caminó entre las mesas hasta encontrar al hombre que buscaba Javier Ramírez el mismo que había estado con Valeria el mismo que había desaparecido cuando todo se vi abajo Javier levantó la vista y sus ojos se agrandaron al verlo señor Montenegro Eduardo se sentó frente a él sin esperar invitación necesito que me digas
la verdad Javier tragó Saliva No sé de qué habla Eduardo apoyó las manos en la mesa con firmeza sabes exactamente de qué hablo Javier dudó pero el brillo en los ojos de Eduardo le dejó Claro que no era momento para mentiras está bien suspiró qué quieres saber todo bajó la mirada y comenzó a hablar Valeria y Jos Bueno lo nuestro no fue solo Un capricho nos usábamos mutuamente pero hubo alguien más Eduardo frunció el ceño quién Javier tomó un trago de su cerveza y murmuró Esteban Eduardo sintió que la rabia volvía a arder en su
interior Explícate Javier se inclinó hacia él todo esto su humillación su matrimonio con soledad su pelea con Valeria todo fue planeado por Esteban Eduardo Se quedó helado Javier continuó él le metió a Valeria la idea de que usted la traicionaba le dio motivos para desconfiar y cuando ella se convenció de que usted no la amaba lo empujó hacia mí Eduardo cerró los ojos con Furia Y qué ganaba con todo eso Javier dejó escapar una risa amarga destruirlo Eduardo sintió que un nudo de ira se apretaba en su pecho había caído en su juego desde el
principio se puso de pie con el rostro endurecido gracias por la información Javier lo miró con algo de compasión señor Montenegro si va a enfrentarlo tenga cuidado Esteban es más peligroso de lo que cree Eduardo no respondió Ya lo sabía salió de la cantina con los puños cerrados no podía perder más tiempo Esteban Montenegro había jugado con él había manipulado su vida pero eso estaba a punto de cambiar la noche cayó sobre la hacienda mientras Eduardo regresaba con una decisión tomada no dejaría que Esteban siguiera controlando su destino entró en el despacho de su hermano
sin anunciarse y cuando Esteban lo vio supo que algo había cambiado pero lo que no sabía era que Eduardo estaba listo para destruirlo mientras tanto lejos de la hacienda soledad continuaba su viaje en el carruaje con el peso de la incertidumbre sobre sus hombros no sabía a dónde ir no sabía cómo seguir pero lo que no imaginaba era que la verdad que creía inamovible estaba a punto de cambiar al llegar al pequeño pueblo donde vivía doña a remedios se dirigió directamente a la casa de su abuela la anciana la recibió con los brazos abiertos pero
con un brillo inquieto en los ojos me alegra que hayas venido niña dijo tomando sus manos con fuerza tengo algo que decirte algo que puede cambiarlo todo soledad sintió su corazón acelerarse de qué hablas abuela Doña remedios la hizo sentarse a su lado y sacó una carta de un cofre viejo era la misma carta que había mostrado a Eduardo esta carta es de León monten negro tu madre nunca la leyó pero en ella él confiesa algo importante algo que te concierne soledad la tomó con manos temblorosas y comenzó a leer sus ojos se movían con
rapidez sobre el papel absorbiendo cada palabra cada frase hasta que llegó al párrafo que cambió su vida el niño que mi esposa dio a luz no era mío su verdadero padre era otro hombre un amante secreto de mi esposa mi familia jamás lo supo porque el niño nació dentro del matrimonio y le dieron mi apellido pero yo lo supe desde el principio no compartía mi sangre no era un Montenegro ese niño es Esteban soledad dejó caer la carta sobre la mesa sus manos temblaban esto esto significa que Doña remedios la miró con ternura y asintió
significa que tú nunca fuiste hija de León Montenegro Nunca fuiste la hermana de Eduardo las palabras la golpearon con la fuerza de una tormenta todo el dolor toda la desesperación todo el sacrificio había sido por una mentira no era su hermana Eduardo nunca fue su hermano soledad sintió que el aire abandonaba sus pulmones se habían separado por nada pero no podía permitirse caer en la desesperación necesitaba decírselo tengo que volver a la hacienda Eduardo tiene que saberlo Doña remedios la sujetó del brazo no será fácil Esteban hará todo lo posible por impedirlo soledad se puso
de pie con decisión no me importa no pienso permitir que siga destruyéndolas pero lo que no sabía era que Esteban ya estaba Un paso adelante desde las sombras un hombre la observaba uno de los hombres de confianza de Esteban el informante se alejó rápidamente y montó su caballo Cabalgando de vuelta a la hacienda con la noticia tenía que avisar a su patrón antes de que soledad llegara en la hacienda Eduardo enfrentaba a su hermano todo este tiempo me usaste Esteban sonrió con arrogancia no es mi culpa que seas tan fácil de manipular Eduardo Eduardo sintió
que su sangre hervía Te equivocaste en algo Yo siempre termino ganando pero en ese momento un golpe en la puerta interrumpió su enfrentamiento un sirviente entró con prisa señor Montenegro Hay un problema Eduardo Se giró con el ceño fruncido qué ocurre el hombre tragó saliva señor soledad está en camino los ojos de Eduardo Se agrandaron qué Parece que tiene información an viene a hablar con usted la expresión de Esteban cambió sutilmente pero Eduardo lo notó Tú sabías algo de esto Esteban sonrió con frialdad No pero si viene hasta aquí Supongo que quiere mendigar tu perdón
pero Eduardo no le creyó Había algo en la forma en que Esteban reaccionó que lo hizo sospechar si intentas algo Esteban Te juro que no habrá un lugar en el mundo donde puedas esconderte Esteban solo sonrió No te preocupes hermano no haré nada todavía pero ardo ya no confiaba en él tenía que encontrar a soledad antes que Esteban soledad cabalgaba con velocidad por el camino de la Hacienda cada segundo contaba Pero antes de que pudiera llegar un grupo de hombres a caballo apareció en su camino el pánico se apoderó de ella uno de ellos se
adelantó y le bloqueó El Paso Lo siento señorita pero no puede seguir soledad lo reconoció al instante Era uno de los hombres de Esteban apártense exigió con la voz firme no podemos hacer eso uno de los hombres sacó un revólver vas a venir con nosotros soledad sintió un escalofrío pero no se rendiría Antes muerta azotó las riendas de su caballo y lo hizo girar bruscamente huyendo Por un sendero estrecho los hombres la siguieron de inmediato no podían dejar que llegara a la hacienda soledad cabalgó con todas sus fuerzas sintiendo el viento en su rostro el
latido acelerado de su corazón no podía fallar ahora pero entonces un disparo rompió el silencio el sonido retumbó en el aire y soledad sintió un ardor punzante en su brazo perdió el equilibrio y en un instante todo se volvió negro Eduardo llegó a la entrada de la Hacienda justo cuando uno de sus hombres se acercó corriendo señor Hay un problema Eduardo sintió el miedo en su pecho Qué ocurrió señor soledad le dispararon el mundo de Eduardo se detuvo No no podía ser sin pensarlo dos veces montó su caballo y salió a galope tenía que encontrarla
Y si Esteban estaba detrás de esto lo mataría con sus propias manos Eduardo cabalgaba con Furia sintiendo que el tiempo se le escapaba de las manos si algo le pasaba a soledad jamás se lo perdonaría en lo más profundo de su alma sabía que su amor por ella nunca había desaparecido y estaba dispuesto a enfrentar a cualquiera para salvarla el sonido de Los cascos de su caballo resonaba en la tierra húmeda mientras atravesaba el sendero que conducía al Bosque a cada paso su rabia y desesperación crecían si Esteban había intentado algo contra soledad lo mataría
con sus propias manos cuando llegó al claro vio a un grupo de hombres a caballo rodeando un cuerpo en el suelo su sangre se congeló soledad gritó desmontando de un salto los hombres se giraron con sorpresa no esperaban que Eduardo llegara tan rápido pero ya era tarde para ellos sin dudarlo Eduardo sacó su revólver y disparó un tiro al aire si alguien más la toca los mato a todos los hombres se miraron entre sí inseguros no estaban preparados para enfrentarlo Eduardo corrió hacia soledad y cayó de rodillas junto a ella su vestido estaba manchado de
sangre su rostro pálido su respiración débil soledad resiste ella abrió los ojos lentamente y lo miró con dolor Eduardo su voz era un susurro pero fue suficiente para calmar el pánico de su pecho seguía viva se giró hacia los hombres con los ojos encendidos de Furia quién le hizo esto los hombres bajaron la mirada pero Eduardo ya tenía la respuesta Esteban llévenla de inmediato a la hacienda ordenó a sus propios hombres que habían llegado tras él llamen al médico dos hombres la subieron con cuidado a un caballo y comenzaron El regreso a la hacienda Eduardo
Se quedó un instante más mirando a los cobardes que Habían intentado tenerla Díganle a Esteban que su juego ha terminado los hombres asintieron y huyeron sabiendo que su lealtad ya no significaba nada Eduardo montó su caballo y cabalgó de regreso tenía una última batalla por pelear la hacienda Montenegro estaba sumida en tensión cuando Eduardo cruzó las puertas como una tormenta su rostro estaba endurecido su mirada era la de un hombre dispuesto a hacer justicia toda la familia estaba reunida en el Gran Salón Incluyendo a los sirvientes los trabajadores y los invitados de la última velada
había llegado el momento de desenmascarar a Esteban el mismo Esteban estaba allí con su arrogancia habitual fingiendo sorpresa vaya Eduardo qué dramatismo pero Eduardo no estaba para juegos ya no tienes A dónde correr Esteban los murmullos comenzaron en el salón todos los ojos estaban sobre ellos no sé de qué hablas respondió Esteban con su habitual calma Eduardo avanzó con pasos firmes hasta quedar frente a él sé todo lo que hiciste sé que manipulas desde las sombras que usaste a Valeria que destruiste mi vida por ambición y sé que ordenaste que atacaran a soledad el escándalo
fue inmediato Esteban hizo una mueca de burla tienes pruebas Pero entonces una voz interrumpió desde el fondo del salón Sí si las tiene todos se giraron era Valeria la mujer avanzó lentamente entre la multitud con una expresión diferente a la de siempre ya no había arrogancia en su rostro solo miedo Qué haces Valeria gruñó Esteban perdiendo por primera vez su compostura pero ella no lo miró estoy [Música] salvándole Eduardo tomó los papeles y los mostró al público aquí está la verdad la gente comenzó a murmurar los Mon negro no podían creer lo que escuchaban Esteban
intentó avanzar pero Eduardo lo detuvo con un golpe brutal en el rostro el hombre cayó al suelo con la nariz sangrando se acabó Esteban no hay más mentiras que te salven los trabajadores de la hacienda Los Socios de la familia y hasta los sirvientes lo miraban con desprecio estaba acabado mientes rugió Esteban intentando levantarse tú no eres mejor que yo Eduardo Se inclinó sobre él con la mirada de un hombre que había ad su poder la diferencia Esteban es que yo no necesito mentir para ganar se giró hacia sus guardias personales saquen a este hombre
de mi hacienda y asegúrense de que nunca regrese los hombres sujetaron a Esteban con fuerza no puedes hacer esto Esta Hacienda también es mía Eduardo Se giró y le dedicó una última mirada fría no nunca lo fue y con eso Esteban Montenegro fue arrastrado fuera de la Hacienda para nunca volver la multitud guardó todos esperaban la reacción de Eduardo Pero él solo tenía un pensamiento en mente se giró hacia Valeria lárgate ella asintió sin discutir sabía que su destino estaba sellado Eduardo respiró hondo y cerró los ojos Por un instante el peor enemigo de su
vida había sido Derrotado pero aún quedaba una última batalla salvar a soledad y esta vez no la dejaría ir soledad despertó con la suave Brisa entrando por la ventana el dolor en su brazo le recordó lo que había ocurrido Pero antes de que pudiera moverse vio una silueta a su lado Eduardo sus ojos oscuros estaban fijos en ella llenos de algo que no había visto antes soledad parpadeó desorientada su último recuerdo era el sonido del disparo la caída el frío de la tierra Bajo su cuerpo ahora la luz del amanecer filtrándose por la ventana le
decía que había sobrevivido Eduardo sentado junto a la cama no dijo nada al principio solo la miró con el peso de la culpa en su rostro estás despierta murmuró como si aún no pudiera creerlo soledad intentó incorporarse pero el dolor la hizo jadear Eduardo Se apresuró a sujetarla con cuidado no te muevas ordenó con suavidad has perdido mucha sangre soledad Lo miró con una mezcla de confusión y tristeza por qué estás aquí Eduardo tomó aire como si esa pregunta lo golpeara en lo más profundo Porque casi te pierdo soledad desvió la mirada te fuiste Me
dejaste ir Eduardo cerró los ojos Por un instante porque pensaba que era lo correcto soledad sintió una punzada en el pecho y ahora qué crees Eduardo la miró fijamente ahora sé que fue el peor error de mi vida soledad sintió su corazón acelerar Pero antes de que pudiera responder la puerta se abrió bruscamente un sirviente entró agitado señor Montenegro Esteban ha escapado Eduardo se puso de pie de inmediato cómo los guardias lo llevaban fuera de la Hacienda cuando logró soltarse huyó hacia los campos Eduardo sintió una ola de rabia recorrer su cuerpo sea soledad intentó
moverse voy contigo Eduardo negó con firmeza no tienes que descansar pero soledad lo tomó del brazo con fuerza esto también es mi batalla él la miró Por un segundo y supo que no tenía sentido discutir soledad jamás se quedaría atrás la cacería comenzó Eduardo y sus salieron a caballo por los campos de la Hacienda no dejaría que Esteban escapara mientras cabalgaban Eduardo repasaba en su mente todo lo que había descubierto las mentiras las manipulaciones La traición Pero esta vez no habría más juegos los hombres lo guiaron hasta el río que bordeaba la propiedad allí en
la orilla Esteban forcejeaba con un caballo intentando montarlo para huir Eduardo desmontó con rapidez no des ni un paso más Esteban Esteban se giró con el rostro desencajado no puedes detenerme Eduardo sacó su revólver intenta huir y te disparo en el acto Esteban se quedó quieto sabía que Eduardo no estaba bromeando escúchame hermano no me llames hermano rugió Eduardo avanzando con pasos firmes no eres nada para mí Esteban tragó saliva podemos arreglar esto puedo desaparecer puedes olvidarte de mí Eduardo sonrió con frialdad eso no será suficiente Esteban mir miró a los lados buscando una salida
pero Estaba rodeado entonces con un movimiento desesperado sacó un cuchillo de su chaqueta y corrió hacia Eduardo soledad que había llegado junto con los hombres gritó Eduardo cuidado pero Eduardo fue más rápido disparó el disparo resonó en el aire Esteban cayó de rodillas con la mano en el abdomen su respiración se volvió errática los hombres de Eduardo lo rodearon de inmediato la huida había terminado Eduardo Se acercó lentamente observándolo con una mezcla de desprecio y lástima siempre Pensaste que podías manipularme que podías robarlo todo sin pagar el precio Esteban levantó la vista con una sonrisa
débil al final eres igual que yo Eduardo Lo miró con dureza no Esa es la diferencia ordenó a sus hombres que lo sujetaran entréguelo a las autoridades que se pudra en prisión los hombres lo levantaron y se lo llevaron soledad a unos metros de distancia observó a Eduardo en silencio la tormenta había terminado Eduardo exhaló lentamente y se giró hacia ella soledad bajó la mirada ya terminó Eduardo asintió Sí pero lo que ninguno de los dos dijo era que aún Había algo que decidir su propio destino Mientras tanto en la ciudad Valeria se enfrentaba a
su propio final sin el apoyo de Esteban sin la protección de la familia Montenegro su mundo se derrumbó su fortuna fue confiscada su reputación destruida ya no era nadie había perdido todo y por primera vez en su vida estaba completamente sola esa noche de regreso en la hacienda soledad caminó hasta la terraza donde Eduardo la esperaba por un momento solo se miraron en silencio Eduardo fue el primero en hablar qué harás ahora soledad suspiró No lo sé he pasado toda mi vida sin saber quién soy realmente Eduardo Se acercó lentamente no importa quién fuiste antes
solo importa quién eres ahora soledad lo miró a los ojos y tú a Eduardo tomó aire yo pasé demasiado tiempo cegado por la venganza por el orgullo pero nunca dejé de pensar en ti soledad sintió su corazón acelerarse Eduardo él tomó su mano con suavidad no quiero perderte otra vez el silencio Se hizo eterno soledad cerró los ojos Por un instante y cuando los abrió ya tenía su respuesta Eduardo esperó su respuesta con el corazón latiendo con fuerza soledad tenía en sus manos el poder de decidir su destino no importaba cuánto la amara no importaba
cuánto la necesitara Solo ella podía elegir el silencio entre ellos se hizo eterno el viento soplaba suavemente en la terraza de la Hacienda haciendo que las cortinas se movieran con lentitud como si el tiempo se hubiera detenido solo para ellos soledad bajó la mirada y entre laaz sol las manos sobre su regazo había soñado con este momento tantas veces pero ahora que estaba frente a él él sentía que las palabras se le atascaba en la garganta no sé qué decir susurró finalmente Eduardo frunció el seño dímelo todo No quiero que guardes nada soledad tomó aire
con dificultad Cómo puedo estar segura de que no me guardarás rencor de que esto no es solo una emoción pasajera Eduardo dio un paso adelante acercándose a ella con una intensidad en la mirada que la dejó sin aliento porque no hay nada que perdonar soledad ella lo miró incrédula nada Eduardo esbozó una sonrisa amarga si alguien debe pedir perdón soy yo soledad negó con la cabeza no fue tu culpa todos fuimos Víctimas de las mentiras de Esteban Eduardo tomó sus manos entre las suyas con delicadeza pero yo creí en esas mentiras Te hice daño te
dejé ir soledad sintió una punzada en el pecho nos hicieron creer que éramos hermanos por eso me fui por eso te dejé ir corrigió Eduardo con voz baja pero ya no hay nada que nos impida estar juntos soledad cerró los ojos por un momento sintiendo la calidez de sus manos sobre las suyas quería creerle pero aún había miedo en su corazón y si esto no funciona preguntó en voz baja Eduardo alzó una Ceja tienes miedo de mí soledad negó de inmediato No es eso tengo miedo de nosotros Eduardo la estudió en silencio antes de responder
Yo también tengo miedo soledad levantó la cabeza con sorpresa Eduardo continuó nunca pensé que amaría a alguien de esta manera y eso me me asusta soledad sintió que sus ojos se llenaban de lágrimas me amas Eduardo le sostuvo la mirada con una determinación feroz siempre te amé solo fui demasiado terco para admitirlo las palabras la golpearon Como un Vendaval siempre la había amado soledad tragó saliva tratando de calmar su corazón desbocado y si un día te arrepientes Eduardo entrecerró los ojos con una media sonrisa vas a seguir buscando razones para alejarte de mí soledad bajó
la no quiero cometer un error Eduardo tomó su rostro entre sus manos y la obligó a mirarlo a los ojos lo único que sería un error es dejarte ir otra vez soledad sintió como las lágrimas corrían por su rostro pero Eduardo la interrumpió con un beso fue un beso lento profundo lleno de todo lo que no habían dicho antes no había más dudas No había más miedo solo quedaban ellos cuando se separaron soledad se quedó sin palabras Eduardo acarició su mejilla con ternura dime que quieres quedarte conmigo soledad tragó saliva quiero pero su voz se
quebró dilo soledad ella cerró los ojos con fuerza como si al hacerlo pudiera Borrar el temor que aún quedaba en su pecho pero entonces recordó todo lo que habían pasado cada lucha cada dolor cada momento en que pensó que nunca volverían a estar juntos y finalmente supo la verdad abrió los ojos y lo miró con determinación quiero quedarme contigo Eduardo sonrió Entonces ya no hay nada que temer soledad sonrió también aunque con los ojos aún llenos de lágrimas porque por primera vez en mucho tiempo ya no había dudas ya no había mentiras solo quedaba su
amor el sol comenzó a salir en la hacienda Montenegro iluminando cada rincón con su luz dorada por primera vez en mucho tiempo Eduardo y soledad no despertaron con dudas o miedos despertaron con la certeza de que el pasado había ha quedado atrás y que un nuevo comienzo los esperaba Eduardo despertó antes que ella se quedó en silencio observando como la luz matinal dibujaba sombras suaves sobre su rostro dormido soledad respiraba tranquila con una expresión Serena que pocas veces había visto en ella por primera vez en mucho tiempo no había preocupación en sus facciones la contempló
por largos minutos tratando de memorizar cada detalle el cabello oscuro desordenado sobre la almoh la forma en que sus labios se entre abrían suavemente al respirar la curva delicada de su cuello Eduardo sintió Un calor inesperado en el pecho esto era real no era un sueño ni una ilusión pasajera soledad estaba allí con él pero por más que la tuviera a su lado sabía que la decisión aún no estaba tomada con cuidado se levantó de la cama y salió al balcón el aire fresco de la mañana lo recibió con una Brisa ligera Desde allí podía
ver los campos de la Hacienda los caballos corriendo libres en la distancia los trabajadores comenzando su jornada todo había cambiado y por primera vez en su vida Eduardo sentía que tenía algo más importante que su orgullo o su legado soledad pero ella se quedaría se pasó la mano por el cabello frustrado no podía obligarla no quería que ella se sintiera atrapada como una mujer que simplemente aceptaba su destino Ella tenía que elegirlo la pregunta seguía rondando en su mente y si ella decidía irse y si todo lo que habían pasado no era suficiente para borrar
el dolor del pasado la idea le resultaba insoportable soledad despertó Poco después se giró en la cama y al no encontrarlo se incorporó con el ceño fruncido el recuerdo de la noche anterior la golpeó como un Vendaval todo lo que habían dicho todo lo que habían sentido era real se levantó con cuidado asegurándose de no hacer movimientos bucos que pudieran abrir su herida la cicatriz en su brazo era un recordatorio de que casi la habían matado antes de que pudiera conocer la verdad caminó lentamente hasta la terraza donde encontró a Eduardo apoyado en la varanda
con la mirada perdida en el Horizonte Buenos días dijo ella con voz suave Eduardo Se giró de inmediato al verla su expresión se suavizo Buenos días soledad sintió el corazón latir más rápido desde que lo conocía Eduardo Montenegro siempre había sido un hombre de mirada dura y controlada pero hoy lo veía diferente hoy lo veía humano se acercó a su lado y juntos observaron el paisaje en qué piensas preguntó ella después de un momento de silencio Eduardo suspiró en todo lo que ha pasado en lo que nos espera soledad sintió un nudo en el estómago
y Qué nos espera Eduardo se giró hacia ella con una mirada seria Eso depende de ti soledad tragó saliva de mí Eduardo sintió te pedí que te quedaras conmigo Pero ahora necesito saber qué es lo que realmente quieres soledad bajó la mirada por tanto tiempo su vida había sido controlada por las circunstancias había sido una sirvienta una mujer oculta en su propio disfraz había sido la víctima de una mentira pero nunca había elegido su propio destino hasta ahora Lo miró a los ojos con firmeza quiero quedarme pero quiero hacerlo por mí no porque no tenga
otra opción Eduardo la estudió en silencio por un momento y luego asintió con respeto Eso es lo que quiero escuchar Soledad dejó escapar una risa suave no sé si es valentía O miedo de volver a perderme Eduardo tomó su mano con ternura Si te pierdo otra vez no sé si podría soportarlo soledad sintió que sus ojos se llenaban de Lágrimas Eduardo Pero él negó con la cabeza no quiero que me digas nada Ahora quiero que lo pienses bien soledad Lo miró con sorpresa quieres que me tome mi tiempo Eduardo asintió Sí porque cuando decidas quedarte
quiero que lo hagas con todo tu corazón soledad sintió su pecho apretarse Eduardo le estaba dando la libertad de elegir Y eso más que cualquier otra cosa le demostraba cuánto la amaba el día transcurrió en calma soledad pasó la tarde en los establos acariciando los caballos tratando de ordenar sus pensamientos Eduardo por su parte caminó por los campos dándole espacio respetando su proceso cuando cayó la noche ambos se encontraron en el mismo lugar donde todo había comenzado el Gran Salón de la Hacienda Eduardo estaba junto a la chimenea observando las llamas danzar en la oscuridad
sabía que era el momento cuando soledad entró su corazón latió más rápido ella se detuvo frente a él con una expresión que lo dejó sin aliento había tomado su decisión me quedo dijo en voz baja pero con firmeza Eduardo sintió que su mundo entero se iluminaba sol sonrió con timidez pero solo si prometes una cosa Eduardo frunció el seño lo que quieras ella tomó su mano y entrelazo sus dedos con los suyos prométeme que pase lo que pase nunca volverás a dejarme ir Eduardo sostuvo su mirada con intensidad Te lo prometo y esta vez no
había dudas No había mentiras solo quedaban ellos porque Eduardo Montenegro había hecho su segunda elección y esta vez había elegido el amor las campanas de la igles iglesia resonaban en la hacienda Montenegro anunciando un nuevo comienzo los invitados se reunían en los jardines las risas llenaban el aire pero entre todo el bullicio Eduardo Y Soledad se miraban como si fueran los únicos en el mundo porque después de tanto sufrimiento al fin habían encontrado su lugar El Sol de la tarde bañaba con su luz dorada los campos que rodeaban la hacienda creando un ambiente casi mágico
los preparativos para la boda se habían llevado a cabo con rapidez pero con un detalle meticuloso esta vez no era un matrimonio de venganza ni de conveniencia era amor soledad se observó en el espejo de su habitación el vestido blanco que vestía era sencillo pero hermoso a diferencia del primer matrimonio donde su ropa había sido impuesta por las circunstancias ahora llevaba algo que ella misma había elegido un vestido que representaba quién era en realidad Doña remedios entró en la con los ojos llenos de orgullo mírate niña susurró con ternura pareces un ángel soledad sonrío con
timidez de verdad crees que estoy lista para esto Doña remedio se acercó Y tomó sus manos mi niña Hace mucho tiempo que estás lista sol edad respiró hondo asimilando esas palabras no tenía miedo por primera vez se sentía en paz Mientras tanto en otra parte de la Hacienda Eduardo ajustaba el cuello de su traje frente al espejo nunca había sido un hombre que se preocupaba por detalles superficiales pero hoy quería que todo fuera perfecto la puerta se abrió y su madre Isabel Montenegro entró con una expresión suave nunca pensé que llegaría este día dijo con
voz cálida Eduardo la miró a través del espejo cuál día el día en que vería a mi hijo sonreír de verdad Eduardo bajó la mirada Nunca imaginé que la felicidad se veía así su madre se acercó y posó una mano en su hombro porque nunca antes habías amado de verdad Eduardo respiró hondo su madre tenía razón había pasado toda su vida obsesionado con La venganza con el honor con la hacienda pero ahora nada de eso importaba si no tenía soledad a su lado el sonido de los Violines en el jardín anunció que era hora los
invitados estaban reunidos en el jardín central de la Hacienda Las Flores adornaban cada rincón Los Arcos de madera estaban cubiertos de enredaderas y el sonido del agua de la Fuente llenaba el ambiente con una paz indescriptible era el escenario perfecto Eduardo estaba en el altar esperando su mirada no se desviaba de la entrada de la Hacienda y entonces labio soledad apareció en el umbral caminando con elegancia con la cabeza en alto parecía irreal el murmullo de los invitados se desvaneció cuando ella avanzó lentamente por el pasillo no llevaba velo no llevaba joyas ostentosas solo llevaba
su belleza natural y una seguridad inquebrantable en su decisión Eduardo no pudo contener la emoción en su pecho Ella llegó hasta él y cuando sus miradas se encontraron supieron que ya no había dudas el sacerdote comenzó la ceremonia con palabras solemnes pero para ellos el mundo entero se había reducido a la persona que tenían enfrente Eduardo Montenegro aceptas a soledad Ríos como tu esposa para amarla y respetarla todos los días de tu vida Eduardo tomó su mano con firmeza sí la acepto siempre la aceptaré el sacerdote se giró hacia soledad soledad Ríos aceptas a Eduardo
Montenegro como tu esposo para amarlo y respetarlo todos los días de tu vida soledad sostuvo la mirada de Eduardo y sonrió con dulzura sí lo acepto hoy y siempre cuando el sacerdote los declaró marido y mujer Eduardo no esperó más tomó a soledad entre sus brazos y la besó con pasión sin importar los aplausos ni las exclamaciones de los invitados por fin eran libres la celebración continuó hasta el anochecer los trabajadores de la hacienda Los Socios y amigos más cercanos se reunieron para festejar se encendieron faroles alrededor del jardín y la música llenó el aire
con alegría Eduardo Y Soledad compartieron el primer baile como esposos y aunque había muchas personas alrededor para ellos era como Si estuvieran solos en el mundo en un rincón Doña remedios observaba la escena con los ojos brillantes de emoción tu madre estaría orgullosa de ti mi niña susurró para sí misma Mientras tanto en el otro extremo de la Hacienda un carruaje partía silenciosamente Valeria la mujer que una vez había sido la dueña de todo ahora se iba sin nada había perdido su fortuna su reputación y sobre todo el control que creía tener sobre Eduardo observó
la hacienda desde la ventanilla con un último Destello de rencor en los ojos pero ya no importaba Valeria rojas había perdido su juego y Eduardo Montenegro había ganado su felicidad a medida que la noche avanzaba los invitados comenzaron a despedirse pero Eduardo Y Soledad se quedaron en el jardín Disfrutando del momento esto parece un sueño dijo soledad apoyando la cabeza en su hombro Eduardo besó su frente si lo fuera nunca querría despertar ella lo miró con ternura Qué pasará ahora Eduardo la abrazó con fuerza lo que queramos El futuro es nuestro soledad sonrió Entonces construyamos
lo juntos Eduardo la tomó de la mano y la llevó hacia la hacienda el hogar que ahora compartían porque después de tantos errores de tantas heridas y de tanto sufrimiento al final se habían elegido el uno al otro y esta vez no había nada ni nadie que pudiera separarlos el pasado quedó atrás el amor los había salvado y este era su nuevo comienzo finy