En una fría noche de marzo del año 59 después de Cristo, una embarcación navegaba silenciosamente por las oscuras aguas del Golfo de Nápoles. A bordo estaba una de las mujeres más poderosas del Imperio Romano, Agripina la Menor, madre del emperador Nerón. El barco había sido un regalo de su hijo, supuestamente un gesto de reconciliación tras meses de tensión entre ellos.
Mientras la embarcación se alejaba de la costa, un mecanismo oculto fue accionado. Repentinamente, el techo de la cabina se derrumbó sobre Agripina y sus damas de compañía. El barco comenzó a hundirse exactamente como estaba planeado.
Las oscuras aguas del Mediterráneo engullían lentamente la nave, pero Agripina, notable nadadora, logró escapar y nadó hasta la costa. Empapada y exhausta, comprendió la terrible verdad. Su propio hijo, el emperador que ella había colocado en el trono, había intentado asesinarla.
Este intento fallido de matricidio sería apenas el preludio de una de las historias más perturbadoras de la Roma antigua. ¿Cómo llegó el emperador más infame de Roma al punto de asesinar a su propia madre? y cómo la mujer que construyó su imperio acabaría víctima de su más monstruosa creación.
Para entender esta tragedia familiar que sacudió un imperio, necesitamos volver al inicio de esta siniestra relación entre madre e hijo. Agripina, la menor, nacida en el año 15 después de Cristo, no era una mujer común. Su sangre era la más noble de Roma, nieta del emperador Augusto, hermana del emperador Calígula, sobrina y cuarta esposa del emperador Claudio y madre del futuro emperador Nerón.
Desde sus primeros años, Agripina fue moldeada por un ambiente implacable de intrigas, asesinatos y poder absoluto. Su infancia estuvo marcada por la tragedia. Cuando tenía apenas 13 años, su padre, el popular general germánico, murió en circunstancias misteriosas, posiblemente envenenado por orden del emperador Tiberio, que veía en él una amenaza.
Su madre, Agripina la mayor, mujer de extraordinario coraje, acusó públicamente al emperador por el asesinato. Por este acto de desafío, ella y dos de sus hijos fueron exiliados a islas remotas, donde murieron de hambre. La joven agripina aprendió temprano que en Roma el poder lo era todo y que la debilidad significaba muerte.
Cuando su hermano Calígula se convirtió en emperador en el 37 después de Cristo, Agripina brevemente disfrutó de prestigio, pero pronto cayó en desgracia, siendo exiliada por supuestamente participar en una conspiración contra él. Tras el asesinato de Calígula en el 41 de Cristo, su tío Claudio asumió el trono y permitió su regreso a Roma. Agripina era entonces una joven viuda de 26 años, madre de un único hijo, Lucio Domicio Enarvo, el futuro Nerón, nacido de su primer matrimonio con Kneo.
Domicio Enarbo, un hombre tan cruel que, según historiadores, al felicitar a amigos por el nacimiento de su hijo, declaró, "De mí y Agripina nada podrían hacer, sino algo detestable y funesto para el público. " Agripina rápidamente se casó con un rico senador, callo salustio pasieno crispo, solo para enviudar nuevamente. Pocos años después, heredando su inmensa fortuna.
Armada con riqueza y un nombre ilustre, lanzó el plan más audaz de la historia romana, conquistar al emperador Claudio, su propio tío, y hacer de su hijo el heredero del imperio. Claudio ya estaba casado con Mesalina, una mujer notoria por sus escándalos e infidelidades. Cuando Mesalina finalmente sobrepasó todos los límites al casarse públicamente con su amante, mientras aún era esposa del emperador, Claudio no tuvo más remedio que ordenar su ejecución.
El camino estaba abierto para Agripina. Utilizando su belleza e inteligencia política, Agripina sedujo a su tío, aunque tal unión era considerada incestuosa por las leyes romanas. El Senado, siempre ansioso por agradar al emperador, rápidamente cambió la ley, permitiendo el matrimonio entre tío y sobrina.
En el 49 después de Cristo, Agripina se convirtió en emperatriz de Roma. Pero su verdadero objetivo nunca fue ser esposa del emperador, era hacer de su hijo el próximo César. Claudio ya tenía un hijo británico de su matrimonio con Mesalina.
Para Agripina, el muchacho era un obstáculo que necesitaba ser superado. Con manipulación y persistencia, convenció a Claudio de adoptar a su hijo Lucio, quien pasó a llamarse Nerón, Claudio César Dro Germánico. No satisfecha con la adopción, Agripina planeó el matrimonio de su hijo de 16 años con Octavia, hija de Claudio, solidificando aún más su posición.
Por fin consiguió que Nerón fuera nombrado sucesor en lugar de británico. El historiador Tácito describe como Agripina gradualmente aisló a británico, alejando a sus esclavos leales y reemplazándolos por personas bajo su control. El muchacho fue efectivamente puesto en prisión domiciliaria mientras Nerón era presentado al público y a las legiones como el futuro emperador.
Pero Agripina sabía que mientras Claudio viviera, sus planes permanecerían vulnerables. El emperador ya mostraba signos de arrepentimiento por haber elegido a Nerón en vez de a su hijo biológico. En octubre del 54 después de Cristo, Claudio murió tras comer un plato de hongos.
Los historiadores romanos son casi unánimes en afirmar que Agripina lo envenenó, probablemente con la ayuda de una notoria envenenadora llamada Locusta. Claudio tenía 63 años y había reinado durante 13. Su última cena fue cuidadosamente planeada por su esposa, quien sirvió personalmente el plato fatal.
Mientras el emperador agonizaba, Agripina mantuvo sus puertas cerradas, difundiendo noticias de que estaba mejorando para ganar tiempo para asegurar la sucesión. Solo cuando todos los arreglos estaban hechos, la muerte de Claudio fue anunciada. Nerón, con apenas 17 años fue proclamado emperador por la guardia pretoriana, cuya lealtad agripina había comprado con oro.
El Senado rápidamente confirmó la sucesión y así comenzó el reinado del hombre que se convertiría en uno de los más infames de la historia romana. En los primeros años de su gobierno, Nerón fue esencialmente un títere en manos de su madre. Agripina controlaba audiencias, dictaba políticas y hasta llegó a participar en reuniones del Senado, escondida detrás de una cortina.
Se acuñaron monedas mostrando las efigies de madre e hijo lado a lado, algo sin precedentes en la historia romana. Cuando embajadores armenios vinieron a rendir homenaje, Agripina se preparó para sentarse junto a Nerón en el trono imperial, un ultraje en la tradición romana. Solo la intervención del consejero Ceca evitó este escándalo cuando discretamente sugirió que Nerón descendiera para recibir a su madre, preservando así las apariencias.
Pero el joven emperador pronto comenzó a resentir el control sofocante de Agripina. Sus principales consejeros, el filósofo Cneca y el prefecto pretoriano Burro, aunque inicialmente apoyaban a Agripina por haber sido nombrados por ella, comenzaron a alentar a Nerón a gobernar independientemente. Veían en la influencia excesiva de la Emperatriz Madre un peligro para la estabilidad del imperio.
La primera rebelión significativa de Nerón contra su madre vino en forma de un romance con una exesclava llamada Acté. Cuando Agripina lo confrontó furiosamente sobre esta relación inadecuada para un emperador, Nerón respondió removiendo al oficial responsable de los negocios de su madre, reduciendo drásticamente sus ingresos. Más significativamente, ordenó que Agripina se mudara del Palacio imperial a una residencia separada, disminuyendo simbólicamente su autoridad.
Frustrada por perder el control sobre su hijo, Agripina cometió un error fatal. amenazó con apoyar a británico, el hijo de Claudio, como legítimo heredero del trono. Esta amenaza selló el destino del joven príncipe.
Pocos días después, durante un banquete, británico cayó convulsionando después de probar su bebida. Mientras los invitados observaban horrorizados, Nerón permaneció tranquilamente reclinado, explicando que el muchacho sufría de epilepsia. Británico tenía apenas 14 años cuando murió.
Claramente envenenado por orden de Nerón, Agripina, comprendiendo la monstruosidad que había creado, comenzó a retroceder. Pero era demasiado tarde. La batalla entre madre e hijo ya había comenzado y ambos habían demostrado que no dudarían ante el asesinato.
Durante 3 años, su relación se deterioró en una peligrosa danza de amenazas veladas y reconciliaciones falsas. Agripina aún poseía aliados poderosos y conocía secretos que podrían perjudicar a Nerón. El emperador, por su parte, estaba cada vez más molesto con la sombra de su madre.
En el 58 después de Cristo, Nerón se enamoró perdidamente de Popea Sabina, esposa de su amigo Otón. Ambiciosa y astuta, Popea se negó a ser simplemente la amante del emperador, insistiendo en el matrimonio. Había, sin embargo, un problema.
Nerón ya estaba casado con Octavia, hija de Claudio, un matrimonio políticamente importante arreglado por Agripina. Popea sabía que mientras Agripina viviera, Nerón jamás se atrevería a divorciarse de Octavia. No eres realmente emperador, habría dicho Popea a Nerón.
¿O yo no sería realmente tu esposa? ¿Por qué posponer nuestro matrimonio? ¿Será que Agripina desaprueba tus elecciones?
Si es así, deja que el pueblo romano sepa que su emperador aún está bajo el control de una mujer. Instigado por Popea y cada vez más paranoico, Nerón finalmente decidió que su madre necesitaba morir. El problema era cómo ejecutar tal crimen sin provocar ultraje público.
asesinar a la hija de Germánico, una mujer venerada por el pueblo y con conexiones poderosas en el ejército. No era tarea simple, incluso para un emperador. Nerón consultó a sus consejeros más cercanos.
El liberto Aniseto, comandante de la flota de Miseno y enemigo personal de Agripina, sugirió el plan del barco que se autodesmontaría en el mar. Lauso, muerte, parecería un accidente y Nerón podría hasta escenificar luto público por su madre. El plan fue aceptado y Nerón personalmente se encargó de atraer a Agripina hacia la trampa.
En marzo del 59 después de Cristo, durante el festival de Minerva en Vallas, Nerón sorprendentemente se mostró afectuoso con su madre, invitándola a un banquete de reconciliación. Después de la fiesta, insistió en que regresara a su villa en Bauli, en el barco especial que había preparado para ella. Encantada con la aparente renovación del amor filial, Agripina aceptó.
El fracaso del primer intento dejó a Nerón en pánico. Cuando supo que su madre había sobrevivido, convocó a sus consejeros en emergencia. Si Agripina relataba el intento de asesinato, la guardia pretoriana podría volverse contra él.
Ceneca y Burro, aunque no habían participado en el plan inicial, ahora se vieron forzados a apoyar medidas más drásticas para proteger al imperio de la guerra civil, que ciertamente seguiría si la verdad saliera a la luz. Aniseto fue enviado con un destacamento de marineros para completar lo que el mar no había conseguido. Cuando los asesinos llegaron a la villa de Agripina, ella ya sabía por qué venían.
Si están aquí para saber de mi salud, dijo con amarga ironía, reporten que me he recuperado. Si vinieron para un crimen, no creo que mi hijo haya ordenado el parricidio. Sus últimas palabras, según Tácsito, fueron dirigidas al centurión que desenvainó la espada contra ella.
Señalando su vientre, gritó, "Yere aquí el vientre que había llevado a Nerón. " Los asesinos la golpearon múltiples veces y dejaron su cuerpo donde cayó. Cuando la noticia de la muerte de Agripina llegó a Nerón, vino personalmente a ver el cadáver de su madre.
Observando su cuerpo desnudo, comentó fríamente sobre sus defectos y méritos físicos antes de pedir una bebida. La historia, posiblemente apócrifa, pero reveladora de la percepción pública sobre Nerón, dice que afirmó, "No sabía que tenía una madre tan hermosa. " Para justificar el asesinato, Nerón divulgó que Agripina había planeado matarlo y al ser descubierta se había suicidado.
El Senado, siempre servil felicitó al emperador por escapar de la conspiración maternal. Solo su tía Domicia, que odiaba a Agripina desde la infancia, se negó a unirse a la hipocresía general, comentando, "Por fin consiguió el hijo que merecía". Las consecuencias psicológicas del matricidio sobre Nerón fueron devastadoras.
Aunque públicamente parecía indiferente, en privado era atormentado por pesadillas y alucinaciones. Suetonio relata que frecuentemente oía el sonido de trompetas provenientes de la tumba de su madre y veía su forma fantasmagórica persiguiéndolo con látigos en llamas. Buscando escapar de estos terrores, Nerón abandonó Roma temporalmente viajando por Campania.
Cuando finalmente regresó a la capital, hizo una entrada triunfal, como si hubiera conquistado a un enemigo y no asesinado a su madre. El matricidio marcó un punto de inflexión en el reinado de Nerón. Los primeros 5 años de su gobierno, conocidos como Kinquenium Neronis, habían sido relativamente estables y bien administrados gracias a la influencia moderadora de CNECA y Burro.
Tras la muerte de Agripina, la personalidad del emperador pareció desintegrarse. Abandonó las responsabilidades de estado para dedicarse a placeres cada vez más extravagantes y perversos. Libre de su madre, Nerón finalmente se divorció de Octavia y se casó con Popea.
Octavia fue inicialmente desterrada y posteriormente ejecutada, su cabeza traída como regalo para Popea. Este fue solo el comienzo de una serie de purgas que eliminarían a cualquiera remotamente asociado con agripina o considerado amenaza al poder de Nerón. El emperador se sumergió en excesos sin precedentes.
Gastó fortunas en festivales elaborados, construcciones monumentales como la Domus Áurea, Casa Dorada y expediciones para complacer sus fantasías artísticas. Considerándose un gran músico, poeta y auriga, Nerón frecuentemente se presentaba en público, forzando a las audiencias a asistir durante horas mientras cantaba o recitaba versos mediocres. Se posicionaban guardias para impedir que los espectadores salieran y relatos mencionan a hombres tan desesperados por escapar que fingían morir para ser llevados fuera.
Buscando gloria en el arte y no en las armas, como sería esperado de un emperador romano, Nerón organizó los Neronia, juegos al estilo griego celebrando música, gimnasia y carreras de caballos. Para horror de la aristocracia romana, el propio emperador competía en estas exhibiciones invariablemente siendo declarado vencedor. Cuando viajó a Grecia en el 67 de Cristo, participó en los Juegos Olímpicos, donde todos sus competidores sabiamente perdieron, incluyendo una carrera de carruajes de la cual Nerón cayó, pero aún así fue declarado campeón.
En julio del 64 después de Cristo, un incendio catastrófico destruyó gran parte de Roma. Aunque Nerón estaba en ansio cuando el fuego comenzó, rumores rápidamente se esparcieron acusándolo de haber incendiado la ciudad para despejar espacio para su complejo palaciego, la domus aurea. La leyenda de que Nerón tocaba mientras Roma ardía, aunque probablemente falsa, captura la percepción pública de su indiferencia ante el sufrimiento ajeno.
Buscando un chivo expiatorio para el incendio, Nerón culpó a la pequeña secta de los cristianos, iniciando la primera persecución sistemática contra ellos. Tácito describe cristianos, siendo cocidos en pieles de animales y lanzados a perros salvajes, crucificados o transformados en antorchas humanas para iluminar los jardines imperiales durante fiestas nocturnas. Los excesos financieros de Nerón pronto agotaron el tesoro imperial.
Para recaudar fondos recurrió a ejecuciones y confiscaciones de propiedades de ciudadanos ricos. Los juicios por traición, prácticamente extintos durante los primeros años de su reinado, retornaron con intensidad redoblada. Cualquier persona con riqueza sustancial podría ser acusada de conspirar contra el emperador y sus posesiones revertidas para el Estado tras la ejecución.
En el 65 de Cristo, una conspiración real fue descubierta. Liderada por Callo Calpurnio Pisón. Involucraba a senadores, e incluso oficiales de la guardia pretoriana.
La represión fue brutal. Decenas de romanos prominentes fueron forzados al suicidio o ejecutados, incluyendo al poeta Lucano y al propio CECA, antiguo tutor y consejero de Nerón. 3 años después, Nerón pateó a su esposa embarazada Popea, hasta la muerte en un acceso de ira.
Posteriormente se casó con el joven Esporo, quien se asemejaba a Popea, tras ordenar que fuera castrado. En otra ocasión, Nerón se casó con su liberto Doríforo, asumiendo él mismo el papel de novia. Estos comportamientos chocantes incluso para los estándares indulgentes de la élite romana alienaron aún más al emperador de las clases tradicionales.
Las provincias también sufrían bajo la administración negligente. Pesados tributos eran exigidos para financiar los proyectos de Nerón y gobernadores corruptos, sabiendo que el emperador estaba distraído, explotaban a sus poblaciones despiadadamente. en Judea.
Esta opresión eventualmente contribuyó a la gran revuelta judía del 66 después de Cristo. En Britannia, la reina Budica lideró una rebelión que casi expulsó a los romanos de la isla. En marzo del 68 después de Cristo, Callo Julio Vindex, gobernador de la Galia Lucdunense, se reveló abiertamente describiendo a Nerón como un artista miserable y llamando a otros gobernadores a unirse a la rebelión.
Aunque Vindex fue derrotado por las legiones de Germania, su revuelta inspiró a otros. En abril, Galba, gobernador de la Hispania tarraconense, se declaró partidario de la liberación de Roma de la tiranía de Nerón, aunque cuidadosamente evitó declararse emperador. Cuando las noticias de estas revueltas llegaron a Roma, Nerón inicialmente reaccionó con indiferencia, más preocupado por sus interpretaciones artísticas.
Solo cuando supo que otros comandantes militares se habían unido a Galba, regresó a la capital en pánico. Se consideraron planes grandiosos e impracticables, incluyendo envenenar a todo el Senado durante un banquete o incendiar Roma nuevamente. La situación se deterioró rápidamente cuando Ninfidio Sabino, prefecto pretoriano, convenció a la guardia de abandonar a Nerón falsamente prometiendo un donativo en nombre de Galba.
El Senado, percibiendo que el emperador había perdido su último apoyo militar, lo declaró enemigo público y lo condenó a muerte a la manera antigua, ser azotado hasta la muerte mientras desnudo. En la noche del 9 de junio del 68 después de Cristo, Nerón huyó de Roma con solo cuatro sirvientes leales. Refugiándose en la villa de su liberto Faonte, en las afueras de la ciudad, el emperador, que una vez gobernó el mundo conocido, se encontraba escondido en un cuarto de empleados, debatiendo su próximo paso.
Cuando mensajeros trajeron noticias de que soldados se aproximaban para capturarlo vivo, finalmente reunió coraje para el suicidio. Sus últimas palabras, ¿cuálisis artifex pero, ¿qué artista muere conmigo? Capturan perfectamente su autoilusión hasta el final.
Con la ayuda de su secretario, epafrodito, Nerón clavó una daga en su garganta, muriendo a los 31 años tras un reinado de casi 14 años. Su cadáver fue cremado sin ceremonia y sus cenizas posteriormente enterradas en el mausoleo de la familia Domicia. Las únicas personas presentes en su funeral fueron su antigua amante Acté y dos sirvientas que lo habían cuidado en la infancia.
Solo ellas lamentaron la muerte del hombre que había sido el amo del mundo romano. Tras la muerte de Nerón, Roma se sumergió en el caos del año de los cuatro emperadores, una guerra civil brutal que casi destruye el imperio. Solo con el ascenso de Minduset Vespasiano en el 69 después de Cristo, la estabilidad fue restaurada.
El Senado decretó la damnio memoriae contra Nerón, la condenación de la memoria, ordenando que sus estatuas fueran destruidas y su nombre borrado de los registros públicos. Irónicamente, el hombre que tanto deseó ser inmortalizado a través del arte fue recordado principalmente por sus crímenes. Nerón se convirtió en un símbolo de tiranía, crueldad y depravación, el antimodelo del buen gobernante.
Para los cristianos primitivos era la misma encarnación del anticristo, el número de la bestia mencionado en el Apocalipsis. La historia de Nerón y Agripina permanece como una de las más sombrías de la historia antigua. Una tragedia familiar elevada a escala imperial.
Agripina, en su implacable ambición de hacer de su hijo emperador, creó un monstruo que eventualmente la destruiría. Nerón, deformado por el poder absoluto y la manipulación materna, se transformó en el tirano que su madre nunca imaginó que llegaría a ser. Su matricidio, el último tabú incluso en la moralmente flexible sociedad romana, marcó no solo su propia condenación, sino que simbolizó la corrupción de todo un sistema imperial que permitió que tal aberración gobernara el mundo civilizado.
Como escribió el historiador Dion Casio, profanó todo. No perdonó ni siquiera a su madre. No hay crimen que no haya cometido.
La vida del emperador que mandó matar a su propia madre permanece como uno de los más perturbadores estudios sobre los efectos corrosivos del poder absoluto, de la ambición desenfrenada y del colapso moral de los poderosos. Una narrativa tan relevante hoy como hace 2000 años. M.