El Sol de la tarde caía implacable sobre el pueblo de San Miguel de Allende cuando Don Aurelio Méndez ajustó su desgastado sombrero y se detuvo frente a la entrada del recinto ferial sus manos callosas testigos de décadas de trabajo arduo temblaban ligeramente mientras aferraba el sobre manila que contenía sus ahorros 400 pesos no era mucho pero representaba meses de trabajo extra después de la muerte de dolores su esposa Hoy es el día murmuró para sí mismo pasando los dedos por el bigote canoso que había sido el orgullo de dolores durante sus 32 años de matrimonio
el recinto bullía de actividad hombres de negocios con botas relucientes y mujeres con joyas que brillaban bajo el sol conversaban animadamente mientras los caballos relinchaba en sus Corrales temporales Don Aurelio con su camisa blanca cuidadosamente planchada pero visiblemente envejecida se movía como un fantasma entre la multitud elegante atención señores y señoras la subasta comenzará en 5 minutos anunció un hombre corpulento desde un pequeño estrado Don Aurelio tomó asiento en la última fila observando como los lugares privilegiados eran ocupados por familias como los Montero y Los Valenzuela dueños de las haciendas más prósperas de la región
Don Fernando Valenzuela con su característico sombrero de ala ancha y su bigote perfectamente recortado reía a carcajadas junto a sus hijos todos vestidos como si asistieran a una boda en lugar de una subasta de caballos el primer caballo un pura sangre español de pelaje negro Azabache salió a la pista acompañado de vítores y aplausos comenzamos con 10,000 pesos gritó el subastador Aurelio sintió como su corazón se encogía 10,00 su mano apretó el sobre en su bolsillo uno tras otro los caballos desfilaron y fueron adjudicados por sumas que para él resultaban astronómicas su Esperanza comenzó a
desvanecerse cuando finalmente apareció un caballo saino de mediana edad no era Jen ni particularmente hermoso pero sus ojos reflejaban una Nobleza que hizo que el corazón de Aurelio la tiera más rápido comenzamos con 500 pesos para este ejemplar anunció el subastador con notablemente menos entusiasmo la sala quedó en silencio los ricos hacendados conversaban entre ellos o revisaban sus teléfonos desinteresados la mano de Aurelio se elevó casi involuntariamente tenemos 500 alguien ofrece 600 silencio 500 a la 1 500 a las 2 de pronto una voz resonó desde la primera fila pero miren quién está participando era
Rodolfo Montero el hijo mayor de la familia Montero que se había girado para mirar a Aurelio con una sonrisa burlona el viejo Méndez quiere comprar un caballo con qué lo vas a alimentar viejo con las hierbas que crecen al lado de tu Choa una oleada de risas recorrió la sala el subastador desconcertado observaba la escena tengo mis ahorros respondió Aurelio con voz firme pero baja sus ahorros dice Rodolfo se levantó teatralmente 000 pesos ofreció mirando directamente a Aurelio 1000 pesos a la una comenzó el subastador pero Aurelio con la dignidad que le quedaba levantó su
mano nuevamente 100 dijo su voz apenas audible las risas aumentaron Rodolfo envalentonado por la reacción del público continuó con su espectáculo 2000 pesos puedes igualar eso viejo el rostro de Aurelio palideció sus 400 pesos parecían ahora tan insignificantes como una gota en el océano yo comenzó pero las palabras se ahogaron en su garganta 2000 a la una 2000 a las 2 2000 a las 3 vendido al Señor Montero exclamó el subastador claramente aliviado de poder continuar con la subasta Rodolfo se levantó haciendo una reverencia burlona hacia Aurelio No te preocupes viejo ni siquiera quiero este
caballo solo quería demostrar que este no es lugar para gente como tú las carcajadas resonaron mientras Aurelio con la cabeza gacha y los hombros hundidos se levantaba lentamente de su asiento con pasos pesados comenzó a caminar hacia la salida sintiendo cada mirada como una daga en su espalda mientras atravesaba las puertas del recinto una voz profunda lo detuvo señor espere por favor Aurelio se giró para encontrarse cara a cara con Don Eduardo castello un hacendado que había permanecido silencioso durante toda la subasta observando desde un rincón con expresión indescifrable quisiera hablar con usted dijo Don
Eduardo sus ojos oscuros estudiando detenidamente el rostro ajado de Aurelio Hay algo en usted que me resulta familiar podría concederme unos minutos de su tiempo Aurelio sorprendido ya aú dolorido por la humillación pública asintió lentamente no podía imaginar qué querría de él uno de los hombres más ricos y respetados de la región ni por qué su rostro envejecido podría resultarle familiar a alguien como Don Eduardo Castellanos el aire parecía haberse detenido entre Don Aurelio y Don Eduardo mientras permanecían de pie junto a un viejo Mezquite a cierta distancia del bullicio del recinto ferial el sol
comenzaba su descenso hacia el Horizonte tiñendo el cielo de vientes tonos cobrizos que recordaban a Aurelio los cabellos de dolores en sus años de juventud tome asiento por favor dijo Don Eduardo señalando un banco de madera desgastado su voz tenía una firmeza amable que contrastaba con las burlas que Aurelio acababa de soportar Gracias señor Castellanos pero no quiero robarle su tiempo respondió Aurelio con la dignidad que le quedaba un hombre como usted seguramente tiene asuntos más importantes que atender Don Eduardo sonrió pero era una sonrisa cargada de algo que Aurelio no supo identificar nostalgia tristeza
el tiempo es lo único que tengo en abundancia a mi edad dijo mientras se sentaba invitando nuevamente a Aurelio a hacerlo mismo y francamente me intriga usted no muchos hombres caminan en un leil con tan poco y con tanto coraje al mismo tiempo Aurelio finalmente ced dió y se sentó manteniendo cierta distancia sus manos nudosas y marcadas por años de Bend trabajo bajo el sol descansaban inquietas sobre sus rodillas Dígame Don Aurelio continuó Eduardo mirándolo directamente a los ojos Por qué es tan importante para usted tener un cabo no es una simple cuestión de transporte
verdad algo en la mirada de Don Eduardo una sinceridad poco común entre los hacendados que Aurelio había conocido lo hizo bajar sus defensas es una promesa dijo finalmente su voz apenas audible una que llevo casi 50 años intentando cumplir Don Eduardo Se mantuvo en silencio un silencio que invitaba a continuar yo no tuve padres señor comenzó Aurelio sus ojos fijos en sus manos o tal vez los tuve pero no lo recuerdo mis primeros recuerdos son de la esperanza una pequeña Hacienda A las afueras de Guanajuato Don Mateo Suárez el dueño me encontró abandonado en su
propiedad cuando yo tenía aproximadamente 3 años Don Mateo Suárez los ojos de Don Eduardo Se agrandaron ligeramente pero Aurelio absorto en sus recuerdos no lo notó sí Don Mateo no era un hombre rico Pero tenía un corazón del tamaño de su Hacienda me tomó Bajo su protección me dio un lugar para dormir en su granero y con el tiempo me enseñó todo lo que sabía sobre la Tierra los animales y especialmente los caballos Aurelio hizo una pausa su mirada perdiéndose en el donde la silueta de las montañas comenzaba a difuminarse contra el cielo crepuscular Don
Mateo tenía un viejo Alazán llamado Relámpago ese caballo y él eran inseparables Yo solía observarlos durante horas maravillado por el entendimiento silencioso que parecían compartir un día cuando tenía 8 años Don Mateo me subió a rel pag la sensación fue como si de repente el mundo entero se abriera ante mí sus ojos brillaron con el recuerdo ese mismo día Don Mateo me hizo prometer que algún día tendría Mi propio caballo un hombre y su caballo me dijo comparten algo que va más allá de las palabras Aurelio es una conversación del alma juré que lo conseguiría
aunque me tomara toda la vida Don Eduardo sintió lentamente como si cada palabra resonara profundamente en él pero la vida tiene sus propios planes continuó Aurelio cuando tenía 20 años Don Mateo enfermó gravemente la hacienda ya en dificultades no podía sostenerse tuve que vender casi todo Incluyendo a Relámpago para pagar los médicos aún así no Fue suficiente Don Mateo murió un invierno y con él gran parte de mis esperanzas el silencio se instaló entre ellos por un momento solo interrumpido por los sonidos distantes de la subasta que continuaba sin embargo Cumplí mi promesa de cuidarlo
hasta el final dijo Aurelio una nota de orgullo en su voz quebrada después de su muerte me quedé con lo poco que restaba de la esperanza un pedazo de tierra demasiado pequeño para llamarse Hacienda pero suficiente para subsistir y luego conocí a Dolores continuó y por primera vez desde que comenzó su relato una sonrisa genuina iluminó su rostro ella era la hija de un panadero del pueblo nos conocimos en el mercado donde yo vendía los pocos vegetales que lograba cultivar me miró directamente a los ojos mientras regatea el precio de unos tomates y supe en
ese instante tante que pasaría el resto de mi vida con ella Don Eduardo sonrió como si entendiera perfectamente ese sentimiento nos casamos se meses después éramos pobres pero felices trabajábamos de sol a Sol Ella ayudando en la panadería de su padre durante el día y cociendo para los vecinos por la noche Yo cultivando la tierra y haciendo trabajos ocasionales en las haciendas cercanas la expresión de Aurelio se ensombreció ligeramente pronto descubrimos que dolores no podría tener hijos fue un golpe duro especialmente para ella durante meses lloró en silencio cada noche pensando que yo no la
escuchaba pero un día me dijo Aurelio quizás no podamos tener hijos pero eso no significa que no podamos crear algo hermoso juntos sus ojos se humedecieron al recordar y así lo hicimos convertimos ese pequeño pedazo de tierra en un jardín plantamos flores árboles frutales construimos una pequeña casa con nuestras propias manos la gente comenzó a venir por nuestras frutas nuestras flores poco a poco la vida mejoró después de casi 30 años finalmente parecía que podríamos permitirnos algo más que lo esencial le dije a flores que era el momento que finalmente cumpliría Mi promesa a Don
Mateo empecé a ahorrar cada peso que podía incluso vendí mi reloj un regalo de dolores Por nuestro vigésimo aniversario Aurelio hizo una pausa su voz ahora apenas un susurro Y entonces dolores comenzó a sentirse cansada al principio pensamos que era la edad pero pronto se hizo evidente que era algo más serio cáncer dijeron los médicos avanzado le di cada peso que había ahorrado para mi sueño y luego más vendimos parte de la tierra busqué tratamientos experimentales consulté a especialistas en Ciudad de México nada funcionó Una lágrima solitaria rodó por su mejilla curtida y la secó
rápidamente con el dorso de su mano hace un mes dolores me miró Y dijo Aurelio es hora de que cumplas tu promesa a Don Mateo yo me reuniré con él pronto y quiero decirle que su Aurelio su niño perdido finalmente tiene su caballo Aurelio levantó la mirada hacia Don Eduardo quien lo observaba con una expresión imposible de descifrar murió esa noche señor y aquí estoy un mes después intentando cumplir una promesa que hice hace casi 50 años solo para descubrir que sigo siendo tan pobre insignificante como cuando era un niño huérfano en la esperanza Don
Eduardo permaneció en silencio por un largo momento sus ojos fijos en el Horizonte donde las primeras estrellas comenzaban a aparecer cuando finalmente habló su voz tenía un temblor que Aurelio no había notado antes la esperanza dijo lentamente no he escuchado ese nombre en muchos años se volvió hacia Aurelio y por primera vez el anciano notó que los ojos de Don Eduardo brillaban con lágrimas contenidas Don Aurelio dijo con voz grave hay algo que debo mostrarle me acompañaría a mi hacienda esta noche Aurelio desconcertado por la reacción del hacendado y por la inesperada invitación asintió lentamente
algo en la mirada de Don Eduardo le resultaba inexplicablemente familiar como si sus caminos se hubieran cruzado mucho antes de este atardecer en San Miguel de Allende lo acompañaré Don Eduardo respondió sin saber que esa simple respuesta cambiaría el curso de su vida para siempre la luz dorada del Atardecer se derramaba sobre los campos mientras el automóvil de Don Eduardo avanzaba por el camino de tierra que conducía a su su Hacienda Don Aurelio observaba por la ventanilla con una mezcla de curiosidad y aprensión a lo lejos la imponente casa principal de la Hacienda Castellanos emergía
entre los árboles como un recordatorio silencioso de mundos que nunca se cruzaban el de los que tienen y el de los que sueñan Hemos llegado anunció Don Eduardo cuando el vehículo se detuvo frente a la casa a diferencia de las ostentosas mansiones de los Montero o Los Valenzuela la residencia de Don Eduardo tenía una elegancia sobria casi nostálgica Aurelio descendió del automóvil con cierta incomodidad sus manos ajustaron nerviosamente el cuello de su camisa gastada súbitamente consciente de su apariencia en aquel entorno No se preocupe por formalidades Don Aurelio dijo Eduardo como si leer sus pensamientos
esta casa ha visto suficientes manos callosas y corazones honestos para reconocer el valor real de un hombre mientras caminaban hacia la entrada Aurelio notó que varios trabajadores se detenían para saludar respetuosamente a Don Eduardo no era el respeto nacido del miedo que había observado en otras haciendas sino algo más cercano a la genuina admiración Don Eduardo llamó uno de los trabajadores acercándose apresuradamente los Montero han estado llamando dicen que es importante Eduardo hizo un gesto desdeñoso con la mano Rafael lo verdaderamente importante está aquí esta noche respondió colocando una mano sobre el hombro de Aurelio
cualquier asunto con los Montero puede esperar hasta mañana Rafael asintió lanzando una mirada hacia Aurelio antes de retirarse ven dijo Eduardo guiándolo no hacia la casa principal sino hacia un sendero lateral flanqueado por antiguos Robles hay algo que quiero mostrarte primero caminaron en silencio durante varios minutos la tensión en el rostro de Don Eduardo era palpable como si cada paso lo acercara a una revelación para la cual el mismo no estaba completamente preparado el sendero desembocó en una colina suave y al coronarla Aurelio se detuvo en Seco ante ello se extendía un amplio valle bañado
por los últimos rayos del sol donde docenas de caballos de distintos colores y razas pastaban tranquilamente los caballos Siempre han sido mi pasión dijo Eduardo contemplando el paisaje con evidente orgullo algunos dirían mi obsesión Aurelio apenas podía hablar la belleza del lugar la majestuosidad de los animales que se movían con gracia Bajo el cielo cada vez más estrellado le robaban el aliento es magnífico logró decir finalmente Eduardo sonrió pero sus ojos reflejaban una emoción más profunda que el simple orgullo de un asendado por sus posesiones Don Aurelio dijo volviéndose hacia él durante su relato mencionó
a Don Mateo Suárez y su Hacienda La Esperanza Aurelio asintió sin comprender aún la dirección de la conversación la esperanza no era realmente Una Hacienda continuó Eduardo era apenas una pequeña granja pero para Mateo representaba todo su mundo Aurelio frunció el seño confundido usted conoció a Don Mateo Eduardo respiró profundamente como reuniendo fuerzas para lo que estaba a punto de decir Mateo Suárez era mi tío el hermano menor de mi madre reveló finalmente cuando yo era niño solía pasar los veranos en la esperanza mi padre dueño de una de las haciendas más grandes de Guanajuato
nunca aprobó la vida sencilla que eligió mi tío pero mi madre insistía en que mantuvieramos el contacto familiar los ojos de Aurelio Se abrieron con sorpresa las piezas comenzaban a encajar lentamente en su mente el verano de Mis 15 años continuó Eduardo su voz ahora teñida de una emoción apenas contenida llegué a la esperanza y encontré a mi tío cuidando de un niño pequeño lo encontré abandonado cerca del Arroyo me explicó no podía dejarlo allí Aurelio sintió que le faltaba el aire sus piernas parecían a punto de ceder bajo el peso de esta revelación ese
niño eras tú Aurelio dijo Eduardo mirándolo directamente a los ojos yo estaba allí el día que mi tío te encontró yo estaba allí cuando decidió darte un hogar a pesar de que apenas podía alimentarse a sí mismo un silencio pesado cayó entre ellos a lo lejos el relincho de un caballo parecía subrayar la intensidad del momento Durante los veranos siguientes continuó Eduardo te vi crecer vi como mi tío te enseñaba todo lo que sabía con más paciencia y dedicación de la que jamás mostró conmigo debo confesar que sentí Celos al principio pero con el tiempo
entendí que lo que mi tío veía en ti era una segunda opid la posibilidad de criar a un hijo con los valores que él consideraba fundamentales honestidad trabajo duro y respeto por todas las criaturas vivientes Aurelio se llevó una mano temblorosa al rostro fragmentos de recuerdos imágenes borrosas de un joven elegante visitando la esperanza comenzaron a aflorar En su memoria Eduardo el sobrino ciudad murmuró más para sí mismo que para su interlocutor Eduardo asintió una sonrisa triste dibujándose en sus labios el último verano que pasé allí fue cuando tenía 18 años explicó mi Padre me
envió a España a estudiar y luego a administrar sus negocios en Europa Cuando regresé a México 10 años después mi tío ya había enfermado intenté ayudar económicamente Pero él orgulloso como siempre rechazó mi dinero los ojos de Eduardo Se humedecieron visiblemente supe de su muerte por una carta que recibí en Madrid para entonces yo ya estaba Atrapado en el mundo de los negocios en un matrimonio infeliz arreglado por mi padre y con responsabilidades que me impedían regresar pero nunca olvidé la esperanza ni a mi tío ni al niño que él amaba como a un hijo
Eduardo hizo una pausa y luego añadió con voz quebrada nunca te olvidé a ti Aurelio las estrellas brillaban con intensidad sobre ellos mientras Aurelio procesaba esta revelación que reescribía su pasado todo este tiempo había existido una conexión un testigo de sus orígenes un puente hacia el hombre que lo había criado por que no me buscaste antes preguntó finalmente Aurelio sin rastro de reproche en su voz Solo Una genuina curiosidad lo intenté respondió Eduardo cuando finalmente pude regresar a México de forma permanente hace 15 años la esperanza ya había sido vendida y nadie sabía tu paradero
pregunté en el pueblo contraté investigadores pero parecía que habías desaparecido Aurelio asintió lentamente después de la muerte de don Mateo él y dolores se habían mudado varias veces buscando trabajo y un lugar donde establecerse definitivamente y luego hoy en esa subasta Eduardo sonrió mirando hacia el cielo mi dio siempre decía que no existen las coincidencias solo momentos en que el universo decide que es hora de que los círculos se cierren se volvió nuevamente hacia Aurelio y por un instante el hombre mayor pudo ver en esos ojos al joven que había conocido brevemente tantos años atrás
Ven conmigo Dijo Eduardo retomando el camino hacia el balle donde los caballos seguían pastando bajo la luz plateada de la luna que comenzaba a elevarse descendieron la colina en silencio cada uno absorto en sus propios pensamientos y acuerdos al llegar al Valle Eduardo abrió una verja y entraron al extenso pasto varios caballos levantaron la cabeza observándolos con curiosidad sabes durante todos estos años cada vez que adquiría un nuevo caballo dijo Eduardo mientras caminaban entre los animales me preguntaba si mi tío aprobaría mi elección si tú la aprobarías se detuvieron en el centro del pasto la
escena Tenía algo de irreal casi mágico dos hombres mayores uno vestido con ropas humildes Y otro con la elegancia de la riqueza rodeados por caballos que parecían brillar bajo la luz nocturna Aurelio dijo Eduardo su voz firme y Clara en la quietud de la noche quiero que elijas un caballo cualquiera de ellos será tuyo Aurelio Lo miró a Tony incapaz de comprender completamente lo que acababa de escuchar No no puedo aceptar algo así balbuceo es demasiado Eduardo negó con la cabeza lo que es demasiado es que hayas esperado 50 años para cumplir tu promesa lo
que es demasiado es que la vida te haya exigido tanto sacrificio y te haya dado tan poo a cambio colocó ambas manos sobre los hombros de Aurelio un gesto que borraba décadas de separación y diferencias sociales mi tío estaría orgulloso del hombre en que te convertiste Aurelio yo estoy orgulloso Y sé que dolores también lo estaría Al escuchar el nombre de su esposa Aurelio sintió que algo se quebraba dentro de él las lágrimas contenidas durante tanto tiempo comenzaron a fluir libremente por sus mejillas elige un caballo repitió Eduardo suavemente honra tu promesa honra a Mateo
honrado lores como respondiendo a esas palabras un caballo Alazán se acercó lentamente hasta ellos era un animal hermoso de pelaje cobrizo que brillaba como Fuego líquido bajo la luz de la luna sus ojos grandes y expresivos se fijaron en Aurelio con una intensidad desconcertante Relámpago susurró Aurelio cómo dices preguntó Eduardo sorprendido Se parece tanto a Relámpago el caballo de Don Mateo explicó Aurelio extendiendo una mano temblorosa hacia el animal que acercó su cabeza permitiendo la caricia Eduardo sonrió se llama esperanza lo compré hace seis meses en una subasta en Querétaro Aurelio levantó la mirada hacia
Eduardo una pregunta silenciosa en sus ojos Sí confirmó Eduardo la llamé así por la hacienda de mi tío por el lugar donde te encontró por lo que nunca dejé de sentir Incluso en mis momentos más oscuros el caballo relincho suavemente como aprobando la conversación y ambos hombres sonrieron creo que ella te ha elegido a ti dijo Eduardo Aurelio asintió incapaz de hablar mientras acariciaba el suave hocico del animal en ese momento sintió una presencia cálida a su lado como si don Mateo y dolores estuvieran allí contemplando la escena con aprobación Bienvenido a casa Aurelio dijo
Eduardo su voz mezclándose con el suave murmullo del viento entre los árboles Bienvenido a casa tres días después los habitantes de San Miguel de Allende observaron con asombro a a un hombre mayor Cabalgando con dignidad por las calles del pueblo montaba un hermoso Alazán y Lucía una sonrisa Serena que iluminaba su rostro curtido por el sol cuando pasó frente al café donde Rodolfo Montero y sus amigos solían reunirse estos se quedaron boquiabiertos al reconocer tanto al jinete como al magnífico caballo ese no es el viejo del leilon preguntó uno de ellos incrédulo Rodolfo no respondió
observaba la escena con una mezcla de sorpresa y confusión en ese momento un elegante automóvil se detuvo junto al jinete la ventanilla descendió revelando el rostro de Don Eduardo Castellanos listo para la comida hermano preguntó Eduardo lo suficientemente alto para que todos los presentes pudieran escucharlo listo Eduardo respondió Aurelio con una sonrisa esperanza y yo solo estábamos dando un pequeño paseo para abrir el apetito Eduardo asintió y antes de que la ventanilla volviera a subir dirigió una mirada significativa hacia la mesa donde Rodolfo y sus amigos observaban la escena paralizados por la sorpresa mientras el
automóvil avanzaba lentamente y Aurelio lo seguía a caballo un niño pequeño que pasaba por la calle señaló al jinete con admiración Mira mamá Qué bonito caballo Aurelio se detuvo y con un gesto elegante inclinó ligeramente su sombrero hacia el niño te gustan los caballos pequeño preguntó con una sonrisa el niño asintió entusiasmado A mí también me gustaban cuando tenía tu edad dijo Aurelio Y sabes algo importante los sueños por más tiempo que tarden siempre encuentran la manera de hacerse con un suave movimiento de riendas Aurelio y Esperanza retomaron su camino dejando tras de sí a
un niño maravillado y a un grupo de hombres ricos que por primera vez comprendieron que la verdadera riqueza no siempre puede medirse en pesos o propiedades y mientras cabalgaba bajo el sol de la tarde Don Aurelio Méndez sintió que un círculo iniciado hacía casi 50 años junto al viejo Alazán de Don Mateo finalmente se cerraba su corazón aunque aún dolía por la ausencia de dolores la tía con una paz que no había conocido en mucho tiempo Porque algunos sueños incluso los más Humildes tienen el poder de trascender el tiempo la pobreza Y el dolor para
florecer cuando menos se espera como aquellas flores que él y dolores habían plantado en su pequeño jardín con paciencia con amor y con la inquebrantable certeza De que al final la vida siempre encuentra una forma de hacer justicia a los corazones nobles dime en los comentarios has visto una historia sorprendente y emocionante como esta Y si te gustó esta historia también te gustará escuchar esta conmovedora narración