Si No Te Valoran ALÉJATE ¦ Reflexiones De La Vida ¦ Autoestima, Amor Propio

56.4k views4759 WordsCopy TextShare
Galeano
👉Galeano, un reencuentro con la vida misma. Reflexiones, Motivación, Consejos, Bienestar, Felicidad...
Video Transcript:
Si no te valoran, [Música] aléjate. Aléjate de todo lo que no te suma, de lo que te lastima. No, no es orgullo, es amor propio, porque quien no te valora te apaga poco a poco, te hace dudar de ti, te hace sentir menos y tú no naciste para mendigar cariño ni atención.
Recuerda que eres una persona con luz, con sueños, con un corazón que merece ser bien tratado. No tienes por qué quedarte donde no hay respeto, donde no hay ternura, donde te hacen sentir que sobras. [Música] Alejarse no siempre es perder, a veces es salvarse.
Alejarse es decirle al mundo, "Sé lo que valgo y no voy a quedarme donde no me lo recuerdan. " Recuerda que el amor sano duele, no ignora, no desprecia. Así que si no te valoran, no ruegues, no insistas, no te rebajes.
Aléjate y sigue tu camino con la frente en alto, porque lo mejor siempre llega cuando te atreves a soltar lo que no te suma. Aléjate de lo que te haga daño, de lo que oscurezca tu vida. Aléjate de lo que se convierte en siniestro.
Aléjate de todo aquello que no tenga remedio, de aquello que está sometiendo tu bienestar. Aléjate de todo lo que te aleje de ti. Tienes que ponerle distancia emocional al dolor, al rechazo y a la traición.
Obsérvalos y aprende. Maneja tus miedos. Controla tus demonios.
Sé consciente de que el sufrimiento es opcional. No maquilles tu realidad, vívela. Mantén cerca aquello que te reconforta, aquello que no te daña, que no te obliga a perder.
Dale la oportunidad a un nuevo estilo de vida y cuídate. No te rompas en pedazos. No te obligues a perder parte de ti.
La vida es demasiado corta para pasársela en lugares donde tu alma se marchita. demasiado valiosa como para invertir tu energía en quienes no ven tu luz. Tú no estás aquí para convencer a nadie de tu valor.
Estás aquí para ser tú con toda tu esencia, con tus errores, con tus ganas, con tu historia. Hay quienes no sabrán ver todo lo que llevas dentro, no porque tú no valgas, sino porque su mirada está empeñada por su propia ceguera, por sus heridas no sanadas o por su miedo a amar de verdad. Y tú no tienes la tarea de curarles la vista ni de esperar a que despierten.
A veces las personas se acostumbran a tenerte como quien se acostumbra al aire, sin notar que ese aire es lo que les da vida. Pero tú no naciste para ser parte del fondo, naciste para brillar, para sentirte un ser pleno, para ser libre. Hay momentos en la vida donde uno se cansa de insistir, no por odio, sino por dignidad, porque el alma también se cansa de tocar puertas que nunca se abren, de dar amor donde solo hay indiferencia.
No se trata de rendirse, sino de entender que mereces algo mejor. Y alejarse no es un acto de frialdad, es un acto de respeto por ti. Tú mereces ser escuchado sin tener que gritar.
Mereces amor sin tener que mendigarlo. Mereces presencia sin tener que suplicarla. El que no te valora no te pierde cuando te vas.
te perdió desde el momento en que dejó de cuidar lo que tenía, desde que ignoró tus palabras, tus gestos, tu esfuerzo. Tú mereces estar en espacios donde tu voz importe, donde tus silencios también sean escuchados, donde no tengas que explicar mil veces quién eres, ni justificar por qué te sientes como te sientes. Mereces estar con personas que no te den migajas de afecto ni te hagan sentir que estorbas cuando solo quieres compartir lo que llevas dentro.
Y a veces lo más sano que puedes hacer es soltar. Soltar sin rabia, sin rencor, con la tranquilidad de quien sabe que ya dio lo que podía dar. Soltar con la seguridad de que alejarse no es huir, es honrarse, es decirte a ti mismo, "Me cuido, me escucho, me respeto.
" Porque cuando te vas de donde no te valoran, no te estás alejando de los demás, te estás acercando a ti. Y en ese acto de amor propio empieza una etapa distinta, una etapa donde ya no te conformas con lo que te dañó. donde eliges con más claridad, donde entiendes que el valor no se ruega, se vive, se siente, se defiende.
Y aunque el principio duela, aunque haya nostalgia, al otro lado del dolor hay algo más grande. Paz, la paz de saber que hiciste lo correcto contigo. capaz de dejar de empujar puertas que no se abren y empezar a caminar hacia otras donde sí te esperan, donde si hay lugar para ti tal como eres, porque al final no estás solo.
Hay gente que sí sabe ver, hay lugares que sí nutren, hay caminos que sí son tuyos. Solo tienes que dar el paso y confiar. No todo lo que te reste está fuera.
A veces lo que más te hace daño vive dentro de ti son esas voces que te repiten que no puedes, que no eres suficiente, que no vas a lograrlo. Son esas ideas heredadas que se instalaron sin tu permiso y que hoy siguen guiando tus pasos desde la sombra. Es esa costumbre de dudar de ti antes siquiera de intentarlo.
De ahí también hay que aprender a alejarse, alejarse de los pensamientos que no te construyen, de los miedos que no te protegen, sino que te detienen de las culpas que ya no tienen sentido, pero que todavía cargas como si deberías pagar por existir. No se trata de negar lo que sientes ni de disfrazar el dolor. Se trata de darte cuenta de que tú no eres ese dolor.
Eres mucho más grande que lo que te lastimó. Eres la posibilidad de empezar de nuevo cada día. Eres la fuerza que no se ve, pero que siempre está.
Eres la calma que llega cuando dejas de pelear contigo. También hay que alejarse de lo que ya no tiene alma. Rutinas vacías, conversaciones repetidas, entornos donde la vida se siente gris aunque brille el sol.
Porque uno no puede esperar claridad si vive rodeado de ruido. No puede escuchar su intuición si solo escucha exigencias. Y no puede avanzar si todo lo que le rodea lo ata al mismo lugar.
Alejarse no es escapar, es elegir. Elegir respirar, elegir pensar distinto, elegir vivir con más sentido. Alejar es cerrar ciclos con conciencia, no con rabia.
Es reconocer que algo ya cumplió su tiempo y que ahora necesitas algo más. No porque seas un ser ingrato, sino porque estás creciendo. Hay hábitos que parecen inofensivos, pero te están quitando la vida.
Como quedarte donde no aprendes nada nuevo. Como decir sí cuando en realidad todo tu cuerpo grita no. Cómo postergar tus sueños por miedo al que dirán.
como ponerte siempre al final de tu propia lista de prioridades. Y entonces es momento de mirar con honestidad, de preguntarse si lo que haces todos los días se parece a la vida que quieres tener, de revisar si lo que consumes, lo que escuchas, lo que piensas y lo que haces te está acercando o alejando de tu verdad, de soltar lo que se volvió costumbre, pero no te hace bien de dejar de justificar lo injustificable. Alejarse también es un acto de respeto por tu tiempo, porque cada día que pasas en lo que no te nutre, es un día menos en lo que sí podrá hacerte crecer.
Y aunque cueste, aunque duela, aunque dé miedo, hay un punto donde lo único sano es soltar, no con rencor, sino con gratitud, porque hasta lo que no funcionó te dejó una enseñanza. Cuando eliges alejarte, eliges dejar de traicionarte. Y eso es más importante que complacer a los demás.
Es más importante que sostener lo que ya no tiene vida. Es más importante que cumplir expectativas ajenas. No estás aquí para ser un ser perfecto.
Estás aquí para ser real. Y ser real a veces implica tomar decisiones que incomodan a otros, pero que te libera a ti. Ser real es mirarte al espejo sin máscaras y decirte, "Hoy elijo cuidarme, aunque eso implique empezar de nuevo, aunque implique decepcionar a quienes no entienden tu proceso.
La verdad es que tú no necesitas que todos te entiendan. Lo que necesitas es entenderte tú, sentir que tu camino tiene sentido, aunque a veces sea incierto sentir que lo que haces tiene alma, sentir que lo que das vuelve, aunque no siempre de la misma forma. Así que si no te valoran, aléjate.
Y eso incluye personas, lugares, hábitos, pensamientos, costumbres y silencios. No como quien huye, sino como quien se elige, como quien ya entendió que no vino esta vida a aguantar, sino a vivirla con el corazón despierto. Y recuerda siempre, el primer paso no es que el mundo te valore, es que tú empieces a hacerlo.
No se trata solo de personas que te fallan, sino de todo aquello que sin darte cuenta va desgastando tu alma mientras tú sigues ahí por costumbre, por miedo, por cariño mal entendido. Hay pensamientos que llevas años arrastrando que no te construyen, sino que te detienen ideas que repites como verdad, cuando en realidad solo son cadenas antiguas disfrazadas de lógica. También hay espacios donde ya no creces, donde tus días se sienten repetidos, donde tu energía se va como el agua entre los dedos y sin embargo te quedas porque moverse asusta más que estancarse.
Pero hay un momento en que el alma ya no soporta más negociaciones con lo que lo apaga. Un momento en que te das cuenta de que no puedes seguir regalando tu tiempo, tu presencia y tu fuerza. todo lo que no te ve, a todo lo que no te honra, a todo lo que no te devuelve ni un poco de lo que das con el corazón abierto.
Y ahí entiendes que alejarse no es una forma de rendirse, sino de empezar a respetarte. Es sabio dejar atrás aquello que ya cumplió su ciclo, aunque te duela, aunque no te aplaudan, aunque no te entiendan, poré seguir en lugares donde no eres valorado solo por lealtad a lo conocido. Es una manera muy lenta de desaparecer de ti.
Mereces estar donde tus ideas se escuchen sin tener que gritar, donde tu silencio no incomode, donde tu autenticidad no sea vista como un problema, sino como una presencia valiosa. Mereces caminar sin tener que justificar cada paso, elegir sin tener que pedir permiso, ser tú sin tener que adaptarte a moldes ajenos. Alejarse es a veces el acto más puro de amor propio.
Es decirte en voz baja pero firme, no voy a seguir quedándome donde no hay espacio para mi alma. Y sí da miedo, y sí es incómodo, pero también es profundamente liberador. Porque cuando decides soltar lo que no te valora, lo que realmente haces es abrirle la puerta a todo lo que sí te espera.
Y créeme, hay personas, caminos y lugares que están deseando encontrarte, pero no pueden hacerlo mientras sigas atado a lo que no te deja avanzar. Así que si no te valoran, aléjate sin rencor. No lo hagas con rabia.
Hazlo con amor hacia ti, con gratitud por lo que aprendiste y con la certeza de que mereces mucho más de lo que has estado aceptando, porque el mundo empieza a tratarte con respeto en el mismo instante en que tú decides hacerlo primero. A veces no es solo la gente que no te aprecia, sino el tiempo que desperdicias en lugares donde te sientes invisible, donde las horas parecen pasar sin dejarte nada. El tiempo, esa fuerza que nunca vuelve y que sin embargo gastamos como si fuera infinito.
Nos quedamos esperando que las cosas cambien, que el otro se dé cuenta, que el entorno se ajuste a nuestras necesidades, pero olvidamos que el tiempo no perdona. Cada día en el que pasamos en lo que no nos sume es un día menos en lo que sí podría aportarnos algo real. Es entonces cuando tienes que aprender a soltar lo que no te está permitiendo ser.
A veces ese no te valora, no está solo en los demás, está en tus propios pensamientos, en tus hábitos, en tus expectativas mal puestas sobre las circunstancias. Hay una quietud que aunque parezca seguridad es solo estancamiento. Y tú no viniste a esta vida a quedarte quieto ni a conformarte con lo que la corriente te traiga.
Viniste a crecer, a evolucionar, a vivir con plena autenticidad. Aunque te des cuenta de que te quedas solo por miedo, por confort, por la falsa creencia de que no hay otra opción, es el momento de aprender a soltar, de aceptar que algunos ciclos ya cumplieron su propósito, porque el valor no está en quedarse donde te exigen, donde te limitan, sino en saber cuándo dar el paso hacia lo que te llena, hacia lo que te hace sentir vivo. La vida no se mide por lo que posees o por cuántas veces lograste encajar en un molde ajeno, sino por cómo te sentiste contigo mismo en el proceso.
Hay algo hermoso y liberador en entender que no necesitas la aprobación de todos para sentir que tu vida tiene sentido, que tus decisiones, por más que puedan incomodar a otros, son tuyas y eso es lo único que importa al final. Recuerda que tú eres el dueño de tu tiempo, de tu energía, de tu camino. Es necesario aprender a caminar por el sendero que te pertenece, aunque sea un camino menos transitado, aunque sea incierto y a veces doloroso, porque ese sendero es el único que te permitirá realmente descubrir quién eres y qué quieres de esta vida.
No hay mayor regalo que aprender a alejarse de lo que no te aporta, de lo que te frena, de lo que te hace sentir que no eres suficiente. Nadie tiene el derecho de definir tu valor, solo tú lo tienes. Alejarse no es un acto de rendición.
Por el contrario, es valentía, es reconocer de lo que realmente importa y es tu paz, es tu bienestar. A veces hay que aprender a soltar incluso lo que más quieres, porque si te quedas donde no te valoran, al final perderás lo más importante a ti. Y si algo te aleja de ti, entonces, ¿cómo podrás vivir en paz?
Recuerda que el tiempo no se detiene y cuando decides quedarte donde no te valoran, lo que realmente estás eligiendo es perder tu tiempo. Tiempo valioso que podrías estar dedicando a crecer, a aprender, a vivir de acuerdo con lo que realmente resuena en tu corazón. Así que elige siempre lo que te dé libertad, lo que te haga sentir pleno, lo que te haga sentir que cada día tiene un propósito.
A veces no es solo la gente que no te aprecia, sino el tiempo que desperdicias en lugares donde te sientes invisible, donde las horas parecen pasar sin dejarte nada. El tiempo es fuerza invisible que nunca vuelve y que sin embargo gastamos como si fuera infinito. Nos quedamos esperando que las cosas cambien y al final olvidamos que el tiempo no perdona.
Los días pasan sin darnos cuenta y se nos pasa la vida. Recuerda que el tiempo es un lujo que no podemos permitirnos. vivir esperando que lo que está roto se arregla solo, cuando lo que realmente requiere atención es tu capacidad de mirar hacia delante, de renacer que aunque el pasado haya sido valioso, no está destinado a ser eterno.
Y es ahí donde entra el verdadero aprendizaje. El tiempo no solo es un recurso, es la medida más honesta de lo que realmente importa. Es la fuerza que te dice cuándo es el momento de soltar, cuándo es el momento de cambiar, cuándo es el momento de empezar escribir tu historia con páginas nuevas.
Cada segundo que dejas escapar en lugares donde no eres visto ni valorado, es un segundo que no podrás recuperar. Y más tarde, al mirar atrás, te darás cuenta de que ese tiempo perdido no puede ser cambiado y ya no puede ser reclamado. Y es justo en ese entonces cuando tienes que aprender a soltar lo que no te está permitiendo ser.
Está en tus propios pensamientos, en tus hábitos, en tus expectativas mal puestas sobre las circunstancias. Hay una quietud que aunque parezca seguridad te estanca y tú no viniste esta vida a estancarte ni a conformarte con lo que la corriente te traiga. Viniste a crecer, a ser feliz, a vivir con plena autenticidad.
[Música] Cuando te das cuenta de que te quedas solo por miedo, por confort, por la falsa creencia de que no hay otra opción, es el momento de soltar, de aceptar que algunos ciclos ya cumplieron su propósito y que seguir en ellos solo te está alejando de lo que realmente te corresponde. Porque el valor no está en quedarse donde te exigen, donde te limitan, sino en saber cuándo dar el paso hacia lo que te llena, hacia lo que te hace sentir un ser vivo. Es tan fácil caer en la trampa de la comodidad, de la seguridad aparente, pero esa seguridad es solo una ilusión que te mantiene anclado a lo que ya no te sirve, a lo que no te permite crecer.
Solo cuando te atreves a soltar lo conocido, te das cuenta de la amplitud de lo que está esperando por ti, de los horizontes que nunca imaginaste que podrían ser tuyos. Es necesario aprender a caminar por el sendero que te pertenece, aunque sea un camino menos transitado, aunque sea incierto y a veces doloroso, porque ese sendero es el único que te permitirá realmente descubrir quién eres y qué quieres de esta vida. Nadie puede hacer ese viaje por ti.
Nadie puede caminar por tus huellas. Ese viaje es solo tuyo y aunque a veces duela, te lleva exactamente a donde necesitas estar. La vida no es un destino fijo, sino una serie de pasos algo torpes, algo valientes, pero todos necesarios.
No hay mayor regalo que aprender a alejarse de lo que no te aporta, de lo que te frena, de lo que te hace sentir que no eres suficiente. Nadie tiene el derecho de definir tu valor, solo tú. Y a veces soltar no significa debilidad, sino fuerza.
La fuerza de reconocer que mereces algo mejor, que mereces estar donde te valoren, donde tu presencia sea apreciada por lo que eres y no por lo que otros quieren que seas. La verdadera valentía reside en saber decir no cuando el alma grita que es hora de irse, de tomar otro rumbo, de abrazar la posibilidad de ser más. No es un acto de rendición, es un acto de valentía.
Es reconocer que lo que realmente importa es tu paz, tu bienestar. A veces hay que aprender a soltar incluso lo que más quieres, porque si te quedas donde no te valoran, al final perderás lo más importante y es a ti, y si algo te aleja de ti, entonces, ¿cómo podrás vivir en paz? La paz no se encuentra en el silencio externo, sino en la armonía interna.
esa que solo surge cuando decides ser fiel a tu esencia, cuando decides vivir en congruencia con lo que eres y con lo que deseas para ti. Recuerda que el tiempo no se detiene y cuando decides quedarte donde no te valoran, lo que realmente estás eligiendo es perder tiempo. Ese tiempo valioso que podrías estar dedicando a crecer, a vivir, a tratar de ser feliz.
Y sobre todo lo que te haga sentir un ser pleno cuando finalmente decides soltar. No solo estás cambiando tu camino, estás cambiando tu vida, estás permitiendo que lo mejor de ti surja, que tu verdadero potencial se haga presente y eso es lo que te llevará a vivir una vida llena de significado, una vida donde tu tiempo y tu energía se dedican a lo que realmente merece la pena. No te quedes en lo que te limita, tienes que saltar hacia lo que te inspira.
Solo así descubrirás el poder que tienes para crear una vida a la altura de tu alma. No te quedes ni un minuto más en lugares donde no te quieren, donde tus esfuerzos se diluyen en el aire y tus palabras caen en el vacío. Tu tiempo es lo más valioso que tienes y desperdiciarlo en ambientes que no te suman es un acto de traición hacia ti.
A veces nos quedamos esperando que otros vean lo que somos capaces de dar, pero el tiempo no se detiene. Y si sigues esperando que alguien te valore, lo que realmente estás haciendo es darle la espalda a tu propio potencial. La vida no te pide que te conformes con lo que no te hace bien.
Te invita, en cambio, a liberarte de todo lo que te retiene, a caminar lejos de donde no te valoran, porque lo que es verdaderamente tuyo nunca te será arrebatado. Si no te aprecian por lo que eres, si no valoran tu esencia, entonces no tienes por qué seguir permaneciendo donde tu luz no puede brillar. Recuerda que tú eres tu mayor tesoro y no deberías desperdiciarlo en quienes no tienen ojos para verlo.
La paz que buscas no está en quedarse donde te anulen, donde te hacen sentir que no eres suficiente. La paz real comienza cuando tomas la decisión de alejarte de lo que no te nutre y buscas el espacio donde tu verdadera esencia puede florecer sin barreras. No te quedes donde te minimizan.
donde te hacen sentir invisible, porque lo que realmente necesitas es rodearte de aquellos que te ayudan a crecer, que te motivan a seguir adelante y que te reconocen por quién eres en lo más profundo de tu ser. Hay momentos en los que no se trata de huir de un lugar, sino de liberarte de las cadenas invisibles que han sido forjadas en tu mente. Aléjate no solo de las personas que no te valoran.
No te hagas pequeño para que los demás se sientan cómodos. No tienes que sacrificar tu bienestar por la falsa esperanza de quien te dará la aprobación que necesitas. Aléjate de lo que no te respeta y encuentra el espacio donde puedas ser tú mismo sin miedos.
Recuerda que el tiempo es el recurso más escaso que tenemos y cuando decides quedarte en un lugar que te lastima, lo único que estás haciendo es regalarle tus horas a algo que no tiene valor. Tu tiempo es tu vida y mereces invertirlo en lo que realmente te aporta. Hay una gran diferencia entre ser tolerado y ser apreciado.
Si alguien solo te tolera, pero no te aprecia, lo mejor que puedes hacer es alejarte. Porque lo que realmente necesitas es estar en lugares donde tu presencia sea valorado por lo que eres, no por lo que puedes dar. Aprende a soltar.
No es un acto de rendición, es un acto de fortaleza. es reconocer que mereces más que lo que te están ofreciendo. Y tú tienes que tener esa valentía de dejar atrás todo lo que te frena y tienes que avanzar hacia lo que realmente te llena.
No te quedes en lo que te limita, en lo que te hace sentir que no eres suficiente. La verdadera libertad se encuentra en el momento en que tomas la decisión de dejar ir todo lo que no te ayuda a crecer, a ser más tú y alcanzar tus sueños. Si alguien no te aprecia por lo que eres, si no ve tu luz, no tienes por qué seguir esperando que cambien.
Aléjate con dignidad, porque tu esencia no necesita ser validada por aquellos que no tienen el valor de reconocer tu grandeza. El amor propio se cultiva en la distancia de aquellos que no te hacen bien. A veces la decisión más valiente que puedes tomar es dejar ir.
dejar ir lo que te hace daño, lo que te frustra, lo que te drena y buscar lo que te eleva y te llene de paz. La vida te ofrece muchas oportunidades, pero también te pone en caminos que solo te sirven si eres consciente de lo que realmente necesitas. Si te quedas donde no te valoran, te estás perdiendo las puertas que podrían abrirte a lo que sí merece tu tiempo y esfuerzo.
No te quedes donde te exigen lo que no puedes dar, donde te imponen moldes que no encajan con tu verdadera naturaleza. Tu esencia merece ser respetada y la mejor forma de hacerlo es alejarte de los lugares que no te permiten ser tú. La gente que te valora no espera que cambies.
Te aceptan tal y como eres. Te impulsan a ser mejor sin exigir que dejes de ser tú mismo. Si no encuentras ese tipo de personas a tu alrededor, es momento de alejarte y hacer espacio para aquellos que sí lo harán.
No tienes que quedarte donde no te reconocen, donde no te ven por lo que realmente eres. La mejor manera de demostrar lo que vales es alejarte y buscar espacios que realmente te aprecien y te permiten crecer. La vida no se trata de solo lo que puedes dar, sino también de lo que estás dispuesto a recibir.
Si te quedas donde no eres apreciado, te estás negando el regalo de estar rodeado de aquellos que realmente saben apreciar lo que aportas. A veces lo más difícil no es alejarse, sino reconocer que lo que te impide avanzar son los propios miedos. Aléjate de esos miedos, de esas inseguridades y da un paso hacia lo que realmente te permite crecer y ser feliz.
No pierdas más tiempo en lugares que no te nutren, en relaciones que no te elevan. Cada segundo que pasas es una oportunidad que se desvanece para crecer. Aléjate y busca lo que te llena de vida.
Es el momento de liberarte de esos espacios que no te dejan ser tú. La verdadera fuerza está en reconocer que tienes el poder de cambiar tu entorno y crear uno que realmente te impulses hacia tus metas. Recuerda que el amor propio no se trata solo de lo que haces por ti, sino de lo que eliges permitir en tu vida.
Si alguien no te valora, si alguien no te respeta, es momento de alejarte y reconocer que tu bienestar es lo único que importa. No permitas que te definan quienes no ven tu valor, quienes no te valoran por lo que eres realmente. Tienes que alejarte con dignidad y busca esos lugares donde te vean con claridad y aprecien cada una de tus [Música] cualidades.
Simplemente aléjate y no lo hagas como un acto de derrota, sino hazlo como un acto de afirmación hacia ti, como un acto de amor y respeto por lo que eres. La vida te ofrece momentos para aprender y esos momentos también incluyen reconocer cuando ya es tiempo de alejarse de aquello que no te importa, de lo que te drena, de lo que te impide seguir creciendo. La vida es una constante búsqueda de la armonía.
Y eso incluye el entorno que eliges para vivir. Si estás rodeado de personas que no te valoran, el mejor favor que te puedes hacer es alejarte y buscar aquellos que te hagan sentir que perteneces. Si no te valoran, aléjate sin miedo, porque lo que realmente te pertenece jamás podrá ser arrebatado.
Aléjate para empezar de nuevo, para rodearte de lo que te eleva y te impulsa hacia lo que eres capaz de ser. No te quedes en lugares donde te ignoran, donde no se dan cuenta de lo que eres capaz de ofrecer. Aléjate para encontrar tu espacio, tu propio propósito.
Simplemente aléjate. Recuerda que tu tiempo es valioso. La vida te da muchas oportunidades para encontrarte a ti y todo empieza cuando decides alejarte de lo que no te lo da.
No te quedes en esos lugares donde te hacen sentir que no eres suficiente. Tienes que alejarte para recordar lo grande que eres, para reconectarte con tu verdadera esencia. Soy Galeano y recuerda, si no te valoran, aléjate.
No te quedes esperando cambios que nunca llegarán. Da el paso hacia lo que realmente te permitirá ser tú. Vive en paz y simplemente aléjate de esos lugares donde ya no te nutren.
Y es momento de ser feliz.
Related Videos
Copyright © 2025. Made with ♥ in London by YTScribe.com