¡ALERTA! Las Monjas que Claman Justicia desde el Más Allá: Una Historia Real y Aterradora

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Relatos Del Umbral
En un monasterio abandonado en las remotas montañas de Italia, se oculta una historia aterradora de ...
Video Transcript:
en lo más profundo de las montañas italianas se oculta un monasterio olvidado por el tiempo donde la oscuridad no solo cubre sus paredes sino que se ha apoderado de las almas atrapadas dentro durante siglos las monjas encarceladas en las catacumbas del monasterio han estado clamando por justicia hoy vamos a desvelar el misterio detrás de la maldición que ha acechado a este lugar maldito Pero ten cuidado Porque algunos secretos es mejor dejarlos enterrados [Música] era una mañana fría cuando decidí regresar a craco el pueblo que una vez llamé hogar había pasado más de 40 años desde
que me marché dejando atrás los Ecos de mi infancia y los secretos enterrados en sus Colinas mientras conducía por las serpenteantes carreteras deas at sentí que algo me arrastraba una fuerza que no podía ignorar craco no era simplemente un pueblo abandonado era un lugar que había marcado mi vida de maneras que aún no entendía completamente de niño fui Monaguillo en el monasterio de Santa Lucía una estructura imponente que se alzaba sobre el pueblo como un centinela sombrío mi madre solía decir que servir en la iglesia era un honor pero para mí era una prisión los
muros de piedra fría las ventanas estrechas que apenas dejaban pasar la luz y el silencio sepulcral que llenaba los pasillos todo me hacía sentir como si el lugar estuviera vivo respirando en sus sombras pero no era solo mi imaginación Había algo más en el monasterio algo que los adultos no querían admitir los ancianos del pueblo hablaban en susurro sobre las monjas que habían vivido allí hace décadas mujeres devotas que según la leyenda habían sido traicionadas por el cardenal vincenzo de agostino él llegó a craco en 1898 un hombre imponente con una mirada que podía congelarte
el alma era conocido por su austeridad pero también por su ambición desmedida se decía que había acumulado riquezas vendiendo reliquias falsas y aceptando sobornos de nobles corruptos según los rumores algunas monjas descubrieron sus crímenes y amenazaron con denunciarlo Fue entonces cuando en un acto de crueldad indescriptible las encerró en las catacumbas bajo el monasterio acusándoles de herejía nunca se volvió a saber de ellas pero los habitantes de craco juraban que en las noches más oscuras se podían escuchar sus lamentos como un eco de sufrimiento Atrapado en el tiempo mientras aparcaba mi coche en las afueras
del pueblo el paisaje me golpeó con una mezcla de nostalgia y desolación las casas de piedra se erguían como esqueletos sus ventanas rotas eran ojos vacíos que miraban al infinito el monasterio a aún estaba allí intacto pero cubierto de una pátina de abandono su fachada parecía más oscura de lo que recordaba como si la misma piedra hubiera absorbido los años de dolor y abandono cuando me acerqué el aire cambió era más frío más denso cada paso resonaba en el suelo de grava y el sonido parecía ser devorado por el silencio que envolvía el lugar me
detuve frente a las enormes puertas de madera ahora cubiertas de musgo y grietas y toqué la superficie con una mezcla de temor y reverencia no sabía qué esperaba encontrar pero sentía que tenía que entrar el interior del monasterio era exactamente como lo recordaba los pasillos estrechos el olor a humedad y esa sensación de ser observado Caminé lentamente dejando que mis pasos me guiaran Todo estaba cubierto de polvo pero los bancos de la capilla permanecían alineados como si esperar a una congregación que nunca regresaría en el la figura de Cristo parecía más sufrida que nunca su
rostro inclinado como si también cargara con el peso de los pecados del lugar fue Entonces cuando lo sentí por primera vez un susurro apenas audible como el Rose del viento entre las piedras pero suficientemente claro para hacerme detenerme en Seco giré la cabeza Buscando el origen del sonido pero no había nadie mi corazón comenzó a latir con fuerza y la lógica luchaba contra Mi instinto quizá era solo el viento me dije pero en lo profundo sabía que era algo más decidí explorar las catacumbas un lugar que nunca había visitado de niño los monjes y sacerdotes
siempre nos prohibieron acercarnos diciendo que era peligroso y sagrado pero ahora siendo adulto sentí que debía descender encontré la entrada detrás del altar una Puerta de Hierro oxidado que se abría con un chirrido Espeluznante el aire que salió de la oscuridad era húmedo y pesado como un aliento antiguo que llevaba siglos Esperando ser liberado encendí una linterna y bajé los escalones con cautela cada paso resonaba como un tambor en mi pecho y las paredes parecían cerrarse a mi alrededor las catacumbas eran un laberinto de túneles y nichos vacíos Pero a medida que avanzaba encontré algo
que me detuvo en Seco inscripciones en las paredes no eran versículos de la Biblia ni oraciones latinas eran nombres María Lucía caterina cada uno estaba tallado con una precisión desesperada como si las manos que los grabaron supieran que era su única forma de ser recordadas el susurro volvió Pero esta vez era más claro Ayúdanos mi respiración se volvió errática y la linterna comenzó a parpadear sentí una presencia detrás de mí pero no tuve el valor de girarme en lugar de eso avancé hacia una pequeña Cámara al final del pasillo allí encontré algo que Nunca podré
olvidar restos humanos aún vestidos con hábitos monásticos Encadenados a las paredes sus rostros eran calaveras pero en sus cuencas vacías parecía haber una Súplica eterna retrocedí incapaz de procesar lo que veía Fue entonces cuando escuché un grito agudo y desgarrador que llenó todo el espacio corrí tropezando con los escalones mientras la linterna final mente se apagaba llegué al nivel superior jadeando con el corazón a punto de explotar las puertas del monasterio estaban abiertas y la luz del sol parecía una bendición divina pero mientras salía escuché una última cosa un susurro tan claro como el agua
Gracias me detuve sintiendo un escalofrío recorrer mi espalda no sé si fue un agradecimiento Genuino o una burla Pero algo me dijo que las monjas sabían que yo había escuchado su historia al salir del pueblo miré hacia atrás una última vez craco permanecía en silencio Pero sabía que ese silencio ocultaba siglos de sufrimiento y secretos que nunca deberían haber sido enterrados regresar a casa después de lo que vi en el monasterio fue casi imposible durante días las imágenes de esos restos Encadenados y las inscripciones en las paredes me perseguían apenas lograba dormir cerraba los ojos
y escuchaba esos susurros Esas voces débiles que pedían ayuda Pero había algo más que me inquietaba el nombre del cardenal vincenzo de agostino seguía apareciendo en mi mente Como si una parte de mi necesitara entender Quién Era realmente ese hombre y que lo llevó a cometer semejantes atrocidades decidí investigar recurrí a la pequeña biblioteca local de matera la ciudad más cercana a craco con la esperanza de encontrar algo en los registros eclesiásticos o en los libros de historia Para mi sorpresa había mucho más sobre el cardenal de agostino de lo que esperaba aunque las menciones
eran siempre indirectas casi como si alguien hubiera intentado borrar su nombre de la historia sin embargo Cuanto más leía más sombría se volvía la imagen de este hombre vincenzo de agostino nació en Nápoles en 1852 en una familia noble que había caído en desgracia desde joven mostró una inclinación por la religión Pero no por devoción sino como un medio para recuperar el prestigio perdido de su linaje entró en el seminario a los 16 años y rápidamente ascendió en la jerarquía gracias a su inteligencia según algunos rumores a su habilidad para manipular a quienes lo rodeaban
en 1885 fue nombrado obispo de una pequeña diócesis en basilicata y Poco después cardenal Fue entonces Cuando comenzó a trabajar en el monasterio de Santa Lucía un lugar que según los registros había sido Un refugio para monjas dedicadas a ayudar a los pobres y enfermos de la región lo que los libros no mencionaban pero que los rumores locales sí era su afán por controlar todos los aspectos de la vida en craco se decía que era implacable Con quienes se atrevían a cuestionarlo las monjas al parecer fueron sus principales víctimas algunos relatos sugerían que intentó convertir
el monasterio en un lugar para almacenar riquezas oro artefactos religiosos incluso reliquias falsas que vendía a otros clérigos y nobles Fue entonces cuando surgieron las primeras tensiones con las hermanas Especialmente con la priora la hermana María agnese María agnese era conocida por su firmeza y por su devoción al voto de pobreza en una carta que encontré dirigida al obispo de matera en 1897 la priora mencionaba preocupaciones sobre el comportamiento del cardenal la era vaga pero insinuaba que de agostino estaba usando el monasterio para actividades que no honraban a Dios nunca recibió respuesta y Poco después
María agnese y varias monjas desaparecieron me detuve al leer esto sintiendo un escalofrío recorrer mi cuerpo era como si todo encajara las catacumbas los restos los susurros Pero lo que más me perturbaba era la frialdad con la que el cardenal había actuado según los relatos posteriores cuando los aldeanos preguntaron por las monjas de agostino les dijo que habían sido trasladadas a otro monasterio debido a su herejía nadie se atrevió a cuestionarlo regresé a craco al día siguiente decidido a explorar más llevé conmigo una linterna más potente una grabadora de voz y algo de comida preparándome
para una larga jornada en el monasterio esta vez Quería llegar al fondo de las catacumbas ver si había algo que me ayudara a entender por qué esas almas seguían atrapadas allí el monasterio estaba aún más silencioso que la vez anterior el aire era pesado y cada sonido desde mis pasos hasta el crujir de las viejas puertas parecía amplificado mientras descendía por las escaleras hacia las catacumbas sentí que el ambiente cambiaba el frío era más intenso y el aire olía a algo que no podía identificar una mezcla de tierra húmeda y metal oxidado Cuando llegué a
la cámara Donde había ad los restos me arrodillen la ansiedad que crecía en mi pecho observé las cadenas que aún colgaban de las paredes y noté algo que no había visto antes marcas talladas junto a los nombres eran cruces invertidas hechas con precisión sentí un nudo en el estómago había sido esto un acto de desesperación o un intento de protegerse de algo peor de repente mi grabadora comenzó a emitir un ruido estático la tomé con manos temblorosas y la revisé pero no encontré ningún fallo Fue entonces cuando escuché nuevamente los susurros esta vez no eran
palabras aisladas sino frases completas aunque distorsionadas como si vinieran de varias voces a la vez no nos abandones Ayúdanos el pánico me invadió Pero algo me impulsó a quedarme encendí la linterna y enfoqué en las esquinas más oscuras de la cámara fue Entonces cuando vi algo que me hizo retroceder una sombra que no debía estar allí no tenía forma definida pero se movía deslizándose por las paredes como si estuviera viva mi cuerpo entero se paralizó y por un momento pensé que estaba alucinando pero no era una alucinación la sombra comenzó a tomar forma y aunque
no tenía rostro sentí que me observaba en mi mente escuché una voz pero no era como los susurros de antes esta Clara y autoritaria Y decía solo una palabra justicia mi linterna parpadeó y se apagó dejándome en completa oscuridad en ese instante sentí un dolor agudo en mi pecho como si algo estuviera tratando de arrancarme El aliento grité pero mi voz se perdió en el vacío me derrumbo luchando por respirar y justo cuando pensé que no podría soportarlo más todo cesó la linterna volvió a encenderse por sí sola iluminando la cámara la sombra había desaparecido
pero algo había cambiado las cadenas que sujetaban los restos estaban rotas y las inscripciones en las paredes parecían más claras como si hubieran sido Recién talladas me levanté con dificultad sintiendo que había cruzado una línea que no debía salí del monasterio tan rápido como pude sin mirar atrás sabía que había despertado algo algo que no se detendría hasta que la verdad fuera revelada el viaje de regreso a casa desde el monasterio fue silencioso y tenso pero algo dentro de mí sabía que no podía dejar las cosas así lo que había experimentado no era simplemente un
evento sobrenatural era un grito desesperado de Justicia un eco de almas atrapadas en un tormento que parecía eterno las cadenas rotas y las sombras Me confirmaron que las monjas no habían encontrado la paz Había algo que debía hacer pero la pregunta era qué pasaron varios días antes de que pudiera siquiera hablar de lo sucedido mis amigos aquellos pocos Con quienes compartía mis viajes a lugares abandonados notaron mi cambio de actitud ya no bromeaba sobre las exploraciones ni compartía fotos de mis descubrimientos en lugar de eso pasaba horas investigando quería entender más sobre el cardenal vincenzo
de agostino y su relación con el monasterio de Santa Lucía volví a la biblioteca de matera esta vez buscando registros más específicos allí encontré un documento que me heló la sangre un informe fechado en 1899 donde un grupo de Aldeanos de craco había presentado una queja formal contra de agostino según ellos las desapariciones de las monjas habían coincidido con el traslado de varios cofres de oro y reliquias del monasterio lo que más me perturbó fue la respuesta que el Vaticano envió en su momento un silencio absoluto era como si si el cardenal hubiera tenido un
poder que nadie se atrevía a desafiar entre los libros polvorientos encontré otro detalle que me hizo sentir que me acercaba a la verdad un diario escrito por una monja anónima probablemente una de las que vivió bajo el control del cardenal el diario estaba incompleto pero las últimas entradas hablaban de noches de miedo de cadenas que resonaban en la oscuridad y de oraciones que parecían nunca ser escuchadas una frase se repetía varias veces el cardenal dice que debemos purgar nuestras almas pero siento que es nuestra humanidad La que está siendo arrancada de nosotras decidí que tenía
que volver al monasterio pero no podía hacerlo solo busqué la ayuda de un historiador local llamado marco había oído hablar de él a través de contactos en matera marco era conocido por su obsesión con las historias no contadas de la región y por su valentía al explorar lugares que muchos evitaban cuando le conté mi experiencia sus ojos se iluminaron con una mezcla de fascinación y miedo lo que describe suena como una maldición antigua me dijo mientras ojeaba una de sus viejas crónicas sobre la región las cadenas los susurros estas monjas no solo fueron asesinadas fueron
condenadas a permanecer aquí como advertencia esa última palabra advertencia me dejó inquieto advertencia de que Marco sugirió que lleváramos con nosotros un objeto bendito al que pudiera ofrecernos protección Si decidíamos Volver al monasterio aunque no soy una persona particularmente religiosa acepté su consejo visitamos una pequeña capilla en matera donde un anciano sacerdote nos dio un rosario bendito y nos advirtió que no subestimamos lo que podríamos encontrar al regresar al monasterio sentí un miedo renovado pero también una extraña determinación no éramos los primeros en enfrentarnos a estos horrores Pero quizás podría ser los últimos marco y
yo descendimos nuevamente a las catacumbas esta vez preparados para documentar todo lo que encontráramos llevábamos una cámara grabadoras y un libro antiguo de exorcismos que marco había insistido en llevar el ambiente en las catacumbas era aún más opresivo que antes el aire era tan denso que parecía difícil respirar mientras caminábamos marco notó algo que no había visto en mi visita anterior símbolos grabados en el suelo casi imperceptibles bajo el polvo y la suciedad eran círculos con inscripciones en latín palabras que no reconocí pero que marco identificó como invocaciones de protección irónicamente de encierro esto no
fue hecho por las monjas dijo Marco con una voz tensa esto es obra del cardenal quería asegurarse de que no escaparan las palabras de Marco me hicieron sentir un peso en el pecho Qué clase de hombre podía ser tan cruel Seguimos avanzando hasta que llegamos a una cámara que parecía diferente de las demás las paredes estaban cubiertas de pinturas descoloridas representaciones de ángeles y demonios luchando en el centro de la sala había un altar improvisado y sobre él un libro encadenado marco y yo nos miramos sabiendo que habíamos encontrado algo importante con cuidado rompimos las
cadenas que sujetaban el libro y Marco comenzó a leer en voz alta era un registro escrito por el propio cardenal de agostino en él confesaba sus crímenes aunque no como arrepentimiento sino como un acto de orgullo describía Cómo había encerrado a las monjas por su insubordinación y como había sellado su destino con un ritual oscuro que les impediría descansar en paz mientras marco leía el ambiente en la sala cambió la temperatura descendió bruscamente y las sombras comenzaron a moverse nuevamente los susurros ificar convirtiéndose en gritos desgarradores marco dejó caer el libro y me miró con
pánico Tenemos que salir de aquí dijo pero yo no podía moverme algo en esos gritos me mantenía anclado al lugar sentía su dolor su desesperación como Si estuvieran directamente dentro de mi cabeza de repente las cadenas rotas en las paredes comenzaron a moverse por sí solas arrastrándose hacia nosotros como si fueran serpientes vivas marco intentó sujetarme pero una de las cadenas lo golpeó derribo al suelo todo ocurrió en cuestión de segundos las sombras se unieron formando una figura imponente que se alzaba sobre nosotros aunque no tenía rostro su presencia era abrumadora llena de ira y
sufrimiento acumulado Fue entonces cuando recordé el rosario bendito con manos temblorosas lo saqué de mi bolsillo y lo levanté frente a la figura las cadenas se detuvieron y los gritos comenzaron a desvanecerse dejando solo el sonido de nuestras respiraciones aceleradas sin decir una palabra marco y yo corrimos hacia la salida dejando atrás el libro y cualquier otra cosa que pudiera habernos tentado a quedarnos sabíamos que habíamos desatado algo algo que no entendíamos completamente pero que nos perseguiría hasta que lográramos hacer lo correcto cuando finalmente salimos del monasterio el sol estaba comenzando a ponerse marco y
yo nos miramos sabiendo que esto era solo el principio las monjas habían confiado en nosotros para contar su historia pero también para liberar sus almas cómo lo haríamos no teníamos idea pero una cosa era segura el monasterio de Santa Lucía no nos dejaría descansar Hasta que cumplimos con nuestra tarea no sé cómo llegamos vivos a casa esa noche mis manos aún temblaban al soltar el y Marco apenas podía articular palabra el peso de lo que habíamos desatado en el monasterio de Santa Lucía nos seguía invisible como una sombra que se cernía sobre nuestras almas en
el espejo retrovisor tuve la Absurda impresión de que algo Nos observaba Aunque sabía que era solo mi mente jugándome malas pasadas o no marco insistió en que necesitábamos regresar pero no sin un plan según él las almas de las monjas estaban atrapadas por el ritual que el cardenal vincenso de agostino había realizado un acto tan oscuro como premeditado debemos deshacerlo dijo con determinación yo no compartía su entusiasmo había visto suficiente para toda una vida pero la culpa me carcomía sabía que no podía huír esa noche no pude dormir los gritos de las monjas resonaban en
mi cabeza y cada vez que cerraba los ojos veía las sombras alargándose por las paredes en uno mento juré escuchar el sonido de cadenas arrastrándose por el suelo de mi habitación me levanté sudando frío revisando cada Rincón nada era mi mente quería convencerme de ello pero la sensación de ser observado era innegable por la mañana marco llegó con un plan había pasado la noche investigando textos antiguos sobre exorcismos y liberación de almas atormentadas entre ellos encontró un antiguo Rito que según él podría funcionar necesitamos agua bendita un sidio encendido y la confesión completa de las
almas atrapadas explicó leyendo directamente de uno de sus libros su Tono era firme casi clínico como si estuviera describiendo una receta de cocina en lugar de enfrentar lo desconocido cómo vamos a obtener la confesión de alguien que lleva muerto más de un siglo pregunté tratando de no sonar completamente aterrorizado marco levantó el rosario que nos había el sacerdote y dijo Ellas quieren hablar solo debemos darles la oportunidad no sabía si era valentía locura o ambas cosas lo que nos llevó de vuelta al monasterio esa misma noche esta vez estábamos más preparados llevábamos linternas más potentes
varias botellas de agua bendita y el sirio que marco había mencionado que encendimos justo antes de entrar el aire estaba más frío que nuestras visitas anteriores Y el silencio era casi palpable como si el monasterio mismo contuviera la respiración descendimos a las catacumbas con pasos cautelosos las cadenas que antes estaban rotas ahora parecían haberse reordenado Colgando de las paredes como si agu guardaran las sombras parecían más densas más definidas marco me miró y asintió sabía lo que teníamos que hacer pero cada célula de mi cuerpo me decía que saliera corriendo llegamos a la sala del
altar el lugar donde habíamos encontrado el libro del cardenal el libro seguía allí Aunque ahora las cadenas que lo habían sujetado estaban esparcidas por el suelo el ambiente era opresivo cargado de una energía que parecía apretar el pecho marco colocó el sirio en el centro de la sala y comenzó a recitar las palabras del Rito su voz temblando ligeramente pero manteniendo el ritmo al principio nada sucedió luego el aire pareció vibrar y los susurros comenzaron de nuevo esta vez eran más claros casi inteligibles podía distinguir palabras en italiano algunas en latín y un nombre que
se repetía vincenzo las sombras en las paredes comenzaron a moverse girando en círculos alrededor de nosotros marco continuó recitando mientras yo sujetaba El Rosario con tanta fuerza que mis nudillos Se volvieron blancos de repente una figura comenzó a tomar forma en el centro de la sala justo Frente al altar era una mujer vestida con un hábito de monja desgarrado y cubierto de manchas oscuras su rostro estaba parcialmente oculto pero sus ojos nunca olvidaré esos ojos estaban llenos de un dolor tan profundo que apenas podía sostener su mirada cuando habló su voz era un susurro entrecortado
nonato no nos escucharon marco dio un paso adelante mostrando el rosario estamos aquí para ayudarles dijo su voz firme pero cargada de emoción la figura Lo miró Y por un momento todo se detuvo luego señaló hacia el libro del altar marco lo recogió con cuidado sus manos temblando ligeramente comenzó a leer las páginas que antes habíamos dejado atrás esta vez deteniéndose en las confesiones del cardenal su voz resonaba en la sala y cada palabra parecía intensificar las sombras que nos rodeaban cuando llegó al final del Tex una frase en latín que parecía ser la culminación
del ritual las cadenas en las paredes comenzaron a sacudirse violentamente la figura de la monja levantó una mano señalando hacia la entrada de las catacumbas marco y yo nos miramos tratando de entender lo que quería decirnos Fue entonces cuando lo escuchamos el sonido de pasos pesados y rítmicos acercándose desde la oscuridad no había duda de que no estábamos solos marco me empujó hacia el altar indicándome que mantuviera la vela encendida mientras el sostenía el rosario en alto los pasos se hicieron más fuertes y la figura que emergió de la oscuridad me heló la sangre era
un hombre vestido con una sotana negra que parecía moverse como si estuviera Viva su rostro estaba cubierto por una máscara dorada Pero sabía quién era todo en mí gritaba que este era el cardenal vincenzo de agostino la figura no hablaba pero su presencia era abrumadora las sombras parecían responder a su mando envolviéndolo como un manto oscuro marco comenzó a recitar otra oración esta vez en un tono desesperado la figura dio un paso adelante y con un gesto de su mano el sidio cayó al suelo apagándose en un instante la oscuridad nos envolvió y los gritos
comenzaron de nuevo esta vez no eran solo las voces de las monjas era algo más profundo más visceral sentí que mi mente estaba al borde de romperse Pero entonces recordé el rosario lo sostuve frente a mí y grité la única oración que recordaba de mi niñez el Ave María al hacerlo la figura del cardenal pareció retroceder aunque las sombras seguían agitándose a su alrededor marco recogió el sirio y lo encendió de nuevo su luz tenue pero suficiente para dispersar parte de la oscuridad Fue entonces cuando lo entendí el cardenal no era solo un espíritu era
el guardián de su propio pecado destinado a proteger lo que había hecho sabíamos que teníamos que irnos pero también sabíamos que no podíamos abandonar a las monjas sin embargo en ese momento todo lo que podíamos hacer era sobrevivir con el rosario en una mano y el sirio en la otra corrimos hacia la salida dejando atrás las sombras y los gritos cuando finalmente emerg himos a la superficie el aire fresco nunca se sintió tan abrumadoramente liberador pero sabíamos que esto no había terminado habíamos enfrentado al cardenal y visto el sufrimiento de las monjas pero el ritual
seguía incompleto y mientras no se completara las almas seguirían atrapadas junto con nosotros el aire que rodeaba el monasterio de Santa Lucía parecía más denso que nunca cuando marco y yo regresamos por última vez sabíamos que no había marcha atrás habíamos desatado algo que no comprendí del todo pero que nos arrastraba hacia un desenlace Inevitable esta vez no había dudas ni temor que pudiera detenernos lo único que nos movía era la resolución de terminar con la maldición de liberar a las almas atrapadas y si era posible a nosotros mismos marco llevaba el libro del cardenal
vincenzo de agostino bajo el brazo junto con un sirio encendido y una nueva botella de agua bendita yo cargaba una pequeña cruz de madera que había pertenecido al altar mayor de la iglesia Donde había sido illo el sacerdote que nos la entregó lo hizo con una mirada que mezclaba con pasión y advertencia como si supiera que nuestras vidas pendían de un hilo al cruzar la entrada del monasterio todo estaba silencioso demasiado los Ecos de los pasos que nos habían seguido en visitas anteriores parecían haberse desvanecido Pero eso no me daba Consuelo sino una inquietante sensación
de que algo Nos esperaba descendimos a las catacumbas sin pronunciar palabra nuestras respiraciones entrecortadas siendo el único sonido que rompía la quietud Cuando llegamos a la sala del altar el ambiente era diferente las sombras que antes se agitaban frenéticamente Ahora parecían observadoras como si esperara nuestro siguiente movimiento marco colocó el sirio en el centro del altar y yo sostuve la cruz con ambas manos tratando de no ceder al temblor que recorría mi cuerpo debemos empezar dijo Marco abriendo el libro en la página donde el cardenal había detallado el ritual habíamos repasado las instrucciones una y
otra vez pero nada podía prepararnos para lo que estaba por venir mientras marco comenzaba a recitar las palabras en latín las sombras comenzaron a moverse de nuevo Pero esta vez no de manera caótica se unían formando figuras que se materializaba en los bordes de la sala reconocí los rostros de las monjas su dolor grabado en sus expresiones y sentí un nudo en la garganta Pero entonces algo más apareció entre ellas el cardenal su figura era más imponente que nunca rodeada por un Alo oscuro que parecía devorar la luz del sirio su máscara dorada reflejaba una
malicia insondable y aunque no emitía sonido alguno su presencia llenaba el lugar con un terror palpable marco continuó recitando su voz firme a pesar de la presión que parecía aplastarnos cuando el cardenal levantó una mano las sombras de las monjas retrocedieron como si temieran su poder Pero Marco no se detuvo con un gesto decidido vertió agua bendita sobre el libro sus palabras convirtiéndose en un grito que resonaba en las paredes el cardenal reaccionó alzando ambas manos y un viento gélido comenzó a girar en la sala apagando el sirio nos quedamos en completa oscuridad la cruz
gritó marco con manos temblorosas sostuve la cruz frente a mí y sentí como algo dentro de mí me obligaba a pronunciar las palabras que jamás creí recordar innomine patris et Fili et espiritu sancti la cruz comenzó a brillar con una luz tenue apenas suficiente para iluminar los rostros de las monjas que nos rodeaban sus miradas ya no eran de miedo sino de Esperanza marco viendo esto se unió a mí en la oración su voz rompiendo la tensión Como un cuchillo la figura del cardenal comenzó a desmoronarse su sombra perdiendo fuerza mientras las cadenas que colgaban
de las paredes caían al suelo una tras otra de repente el cardenal habló su voz era un eco profundo cargado de una Furia que estremecía hasta los huesos no poete liberarsi gritó extendiendo una mano hacia nosotros sentí una presión invisible en el pecho como si tratara de arrancarme el alma Pero entonces las monjas comenzaron a cantar era un cántico suave casi un susurro pero su fuerza era negable la luz de la cruz se intensificó y el cardenal dejó escapar un grito que hizo vibrar las paredes su figura se desintegró y las sombras que lo rodeaban
se disiparon en el aire cuando todo terminó el silencio volvió a llenar la sala Pero esta vez no era opresivo Era un silencio de paz las figuras de las monjas comenzaron a desvanecerse una por una Pero antes de desaparecer una de ellas se acercó a mí su rostro era joven lleno de una bondad que contrastaba con el sufrimiento que había soportado graci susurró tocando la cruz con un dedo antes de desvanecerse completamente marco y yo nos miramos incapaces de procesar lo que acabábamos de vivir pero sabíamos que era el final el libro del cardenal yacía
en el suelo carbonizado y sin vida las cadenas rotas y oxidadas no volverían a encerrar a nadie al salir del monasterio el primer rayo de sol en día se iluminó el paisaje respiré profundamente sintiendo un peso que había cargado por años desaparecer de mi pecho Marc sonrió débilmente su rostro mostrando tanto alivio como agotamiento lo logramos dijo en voz baja y por primera vez pude creerle desde entonces no he vuelto al monasterio de Santa Lucía no sé qué será de ese lugar pero ya no siento la culpa que me perseguía las monjas finalmente descansan y
el cardenal censo de agostino ha enfrentado su castigo eterno sin embargo en noches especialmente silenciosas a veces creo Escuchar El eco de aquel cántico lejano no sé si es mi imaginación o si las monjas de alguna forma siguen velando Por quienes se atreven a cruzar las puertas de su antiguo tormento lo que sí sé es que nunca volveré a subestimar el poder de los secretos enterrados ni el precio de enfrentarlos Y tú que escuchas esta historia Si alguna vez encuentras un lugar como el monasterio de Santa Lucía te ruego que pienses dos veces antes de
entrar [Música]
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