Bueno, seguimos aquí, mis amados hermanos. . .
Muy bueno que estemos juntos, sabiendo que Dios está aquí con nosotros, que nos va a seguir bendiciendo en este tiempo tan precioso para Su voluntad. El tema de hoy es este que ya nos dijo João; vamos a hablar sobre la familia, el proyecto de Dios. Muy importante este tema, que inicia este nuevo ciclo y queremos hablar inicialmente sobre el propósito de la familia, cuál era el proyecto de Dios al crear la familia, cuál era el objetivo de Dios al crear la familia.
Vamos a pensar así: la familia es la primera institución divina en la tierra; fue a través de ella que se formaron los pueblos, las naciones. . .
La familia es el núcleo básico de la sociedad, así que, si está la familia desajustada, la sociedad también estará desajustada. Dios es el creador de la familia, por lo tato es el único que tiene la autoridad y el derecho de decir qué es la familia, para qué existe y cómo debe funcionar. Quería hacerles una pregunta: ¿cuál es la situación actual en nuestra sociedad cuanto a las familias?
Sabemos que las familias viven en crisis, hay un desajuste social, una miseria moral, una precariedad social, todo esto se origina en los hogares desajustados y sin los principios de Dios. Cuántas tensiones, contiendas, discusiones, manifestaciones de ira, de griterías, ofensas, resentimientos, amarguras. .
. Cuántas separaciones y divorcios. Infelizmente la familia del mundo vive un caos, por eso tenemos que estar atentos porque la familia es uno de los principales objetivos del ataque de Satanás.
Sus ataques contra la familia son constantes, sus ataques contra las familias lograron éxito y por eso estamos viviendo una época en que la sociedad está altamente desajustada. La destrucción de la familia sucede porque el hombre abandonó el consejo de Dios y adoptó sus propios criterios, criterios humanos, que no nacieron en el corazón de Dios, que no partieron del inventor del matrimonio y de la familia, que es Dios. ¿Tendría la iglesia una solución para estos problemas familiares?
¿Podría la iglesia, la novia del Señor en la tierra, ofrecerle al mundo, ofrecerles a las personas, soluciones para este problema? Quiero decirte que sí, se puede, se puede porque Jesús es con nosotros, se puede porque hay una nueva realidad en Cristo Jesús, que será discutida más adelante. Todo comienza con el desafío de que veamos la familia como un proyecto de Dios y no humano.
¿Cuál es la posibilidad de que veamos las familias siendo restauradas, siendo rescatadas? ¿Cuál es la posibilidad de que veamos las familias cumpliendo con el objetivo con el que han sido formadas? Depende de que volvamos la Palabra de Dios y de que miremos conforme Dios: pensar como Dios piensa y no como hablan los hombres sobre la familia.
La familia no es algo descartable; la familia no es algo que ha sido hecho para deshacerse delante de la primera contienda o de la última contienda. La familia solo se deshace con la muerte, por eso tenemos que mirar este proyecto, tenemos que observar todas las cosas que corresponden al objetivo de la creación de Dios porque ella ha sido creada por Dios para cumplir con el objetivo de Dios. Y esto es muy diferente de afirmar que el propósito de Dios es la familia.
No es la familia. La familia existe para cooperar con el propósito eterno de Dios porque si la familia fuese el propósito eterno, entonces tendría un fin en sí misma y no algo hecho por Dios para cooperar para el cumplimiento de su propósito. Así que podemos concluir que la familia ha sido creada por Dios para cooperar con su propósito eterno.
Bendito el Señor por eso. Me gustaría leerles Genesis, capítulo 1, versículos 27 y 28: "Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla".
Miren que revelación bíblica fantástica: además de crearnos a Su imagen y su semejanza, creó varón y hembra y Dios bendice esa familia, esta primera pareja, creada de manera perfecta, a su imagen y su semejanza; él nos bendice y nos propone que seamos fecundos y que nos multipliquemos y llenemos la tierra. Me gustaría aclararles que la familia vino antes del pecado y a Dios, que es el padre, le gustaría que participaran los hombres de esta experiencia de ser padre, o sea, Dios podría haber hecho millones y millones de hijos como hizo Adán y Eva, y no se necesitaría de la familia, pero tiene él tanto gozo y tanta alegría y tanto placer en ser padre que nos quiso repartir este gozo y esta alegría con estos hijos amados creados por él. No podemos olvidarnos de que este hombre Adán y esta mujer Eva eran perfectos y procrearían hijos perfectos.
Este era el plan original de Dios, este era el proyecto original de Dios, pero muchos se han olvidado de que, desde su caída en el Edén, el hombre dejó de tener interés por el creador del matrimonio. Entonces, el matrimonio ha sido atingido frontalmente porque, al dejar el creador, perdió el hombre el interés de ver la familia conforme los ojos de nuestro creador. Muchos se casan y no se preguntan para qué existe la familia; trabajan, se esfuerzan, compran cosas, tienen hijos, pero no saben ni siquiera el porqué.
Esa falta de conocimiento lleva a las personas a creer que son buenos padres solamente porque les dan a sus hijos la comida, la ropa, la casa, la escuela y muchas cosas más. ¿Todo esto es necesario? Sí, seguramente.
Pero esto no es el fundamental. Esto no es el esencial. No es por esta razón que ha creado Dios la familia.
Quiero citar algunos objetivos equivocados con relación a la familia. Algunos tienen como principal objetivo en la vida la progresión material; viven deseando y trabajando para lograr el progreso deseado, entonces inicia la familia y el objetivo es la progresión financiera y material. Otro desvío, otro equívoco, otro objetivo errado: se casan para obtener la felicidad personal.
Son egoístas; piensan solamente en 'recibir' y nunca en 'dar'; uno que quiere siempre que le sirvan y no piensan en servirle al otro nunca, seguramente, tendrá adelante un fracaso. Otros hacen de la familia un fin en sí misma, es la idolatría de la familia, la familia se torna el centro de sus vidas y Dios queda en segundo plan, Dios no tiene el lugar debido dentro de casa. Otro objetivo errado: aquellos que se casan para tener los beneficios de la vida familiar, tales como: la alegría de vivir con compañía, de recibir el afecto, el deleite de las relaciones sexuales, la cobertura, la protección y la alegría de tener hijos, todos estos objetivos son legítimos, pero no podemos hacer de ellos el objetivo, el propósito de Dios, para que tengamos una familia.
Te instigo a preguntarse junto conmigo: ¿para qué existe la familia? ¿cuál es el propósito de la familia? ¿por qué instituyó Dios el matrimonio?
¿Por qué le dio Dios a Adán una esposa? La creación del hombre hacía parte de un plan eterno, que estaba en el corazón de Dios, antes de la fundación del mundo. Él quería una familia de muchos hijos e hijas a su semejanza y a su imagen.
Vamos a ver el texto de Romanos 8:28-29 porque cita que este era el proyecto de Dios antes de la fundación del mundo: "Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados". Y ¿cuál es el propósito? "Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos".
Él sería el primogénito y no el unigénito; este texto nos ayuda mucho a comprender el propósito de Dios al crear el hombre: es tener una familia de hijos semejantes al nuestro hermano mayor, Jesucristo. Y a partir de la unión del hombre con su mujer, la tierra se llenaría de hijos y hijas conforme a su semejanza. El hombre y la mujer serían entonces cooperadores con Dios en la formación de su gran y eterna familia.
Vamos a repasar el versículo 29: es "a los que antes conoció"; él también nos dio un destino por anticipado. ¿Qué destino es este? El destino de ser la imagen de Su hijo.
Y quiero subrayar aquí: este hijo debe ser solamente el primogénito, y no el unigénito. Si partimos del principio de que Jesús debe ser solamente el primogénito, y no el unigénito, nosotros todos estaríamos fuera del propósito de Dios; mantenemos a Jesús como primogénito a partir de mi vida, y no como unigénito. Entonces, el unigénito del Padre debe ser para aquellos que no lo comprenden nomás.
Para Dios, es el único que es semejante a él; pero para nosotros que lo comprendemos y queremos agradarle a nuestro padre, Jesús debe ser apenas el primogénito, o sea, nuestro hermano mayor. ¡Bendito es el Señor por esta verdad! El pecado del Edén ha sido una intromisión en el propósito eterno de Dios.
La imagen y la gloria de Dios en el hombre han sido completamente arruinadas. Quiero leerles dos textos en Romanos; uno está en el versículo 12, del capítulo 3, el otro está en el versículo 23, del mismo capítulo. Capítulo 3 de Romanos, versículo 12, dice: "todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno".
El versículo 23 dice lo siguiente: "por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios". Debido a estos desvíos, que nos muestran estos textos, debido a este pecado, es que estamos aquí hoy teniendo que hablar sobre la familia. Porque después de nuestra caída, perdemos la gloria de Dios que había en nuestras vidas, perdemos la imagen, la vida perfecta, que Adán y Eva tenían antes del pecado.
Así que, es muy común que tengan los hombres muchos conflictos en sus relaciones interpersonales, dejaron de tener relaciones interpersonales apacibles, amorosas. . .
Así que el egoísmo, tantas cosas equivocadas, como el egocentrismo, se apoderaron de nuestro corazón y este problema en las relaciones afectó también nuestro matrimonio, pero tenemos la alegría de saber que el propósito de Dios sigue siendo el mismo. ¡Aleluya! Él no ha abandonado su propósito.
Aunque el hombre esté dañado y haya dejado de mirar la voluntad del Padre, el Señor bondadoso nos pudo dar en Jesús la posibilidad de que nos restauremos plenamente, conforme está escrito en Romanos, capítulo 5, versículo 17. ¿Vamos a leerlo juntos? Vamos adelante.
. . Dice lo siguiente: [Edmar, ¿puedes leerlo tú mismo?
Es que no ha subido en la pantalla. . .
Por favor. . .
] ¡Quédate tranquilo! "Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte [se está refiriendo a Adán], mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia". Miren qué bendición: ciertamente que la ofensa vino por intermedio de uno solo, pero de igual modo la abundancia de la gracia y del don de la justicia vino por medio de uno solo, que nuestro amado Jesús, con quien tenemos una deuda de amor impagable.
Entonces, la familia sigue existiendo para cooperar con este propósito. Así como la primera familia, las familias de hoy existen para cooperar con el propósito eterno de Dios. Dios es el creador de la familia y ella existe para Dios, para agradarlo.
Quiero decirles a los solteros que, cuando lleguen a casarse, deben tener en cuenta que se unirán en matrimonio para cumplir la misión que ha sido confiada a Adán y Evan: cooperar con el propósito de Dios. Los matrimonios que ya existen, las familias existentes, por favor, acuérdense de que Dios espera que cada hogar, cada familia, sea un lugar de reproducción de la imagen de Su hijo Jesús. Casarse con este propósito llena la vida y el matrimonio de sentido y placer.
Aquellos que se casan por motivos egoístas, priorizando los beneficios del matrimonio, no conocieron todavía qué piensa el autor del matrimonio, nuestro amado Dios. ¿Cómo la familia puede cooperar con el propósito de Dios? Ya que ya sabemos que descubrimos que Su propósito es tener una familia y que esta familia coopera con el cumplimiento de este propósito, ¿cómo podrán estas familias cooperar con este propósito de Dios?
Quiero dejarles algunas indicaciones. Primero: en la formación y perfeccionamiento de la vida personal. Tienes que concordar conmigo que la convivencia familiar nos pone en las circunstancias ideales para nuestro perfeccionamiento.
Cuántos conflictos, cuántas demandas, cuánta operación de la cruz el ambiente familiar produce en nosotros. . .
Así que la familia os ayuda a que seamos moldeados al carácter de Cristo. El carácter del Señor se forma en este ambiente familiar, obviamente, cuando no somos egoístas y cuando no vemos la familia apenas como un lugar de oasis o de regalías personales. En la familia, aprendemos a practicar el amor, la humildad, la paciencia, el perdón, la bondad, la mansedumbre.
. . Aprendemos a tener la responsabilidad, la disciplina, la sujeción, el servicio, el respeto.
. . Qué ambiente fantástico donde podemos perdonar y ser personado, confesar nuestras fallas, soportar los unos a los otros, negarnos a nosotros mismos, ejercer la autoridad con amor, corregir con gracia, sufrir, orar, y por sobre todas las cosas, confiar en Dios, que nos puede conducir en victoria.
Podemos afirmar que el hogar es un lugar de formación para los cónyuges y para los hijos. Tanto los padres como los hijos, en esta escuela de formación llamada familia, se pueden transformar a la imagen de Jesús. Y Dios seguramente usará nuestra convivencia familiar, más que cualquier otro ambiente, para transformar nuestro carácter a la semejanza de Jesús.
Infelizmente, sabemos que algunos no tuvieron un ambiente familiar favorable y quizás vivieron en una familia sin padres, con divorcios, contiendas, violencias. . .
Estas personas, al recibir el Reino de Dios, se forman y se transforman a la semejanza de Cristo por medio de la acción del Espíritu Santo, en un ambiente de amor y cuidado de la iglesia, donde podrán recibir nuevas informaciones, una educación nueva, para que se tornen una bendición para la familia donde viven. Algo muy importante también (el segundo aspecto de la cooperación de la familia) es que podemos crear hijos para Dios. ¿Sabían que nuestros hijos deben servir antes de todo para Dios?
¿Sabían que es importante devolverlos a Dios? Una familia que entiende que coopera con el propósito eterno de Dios devuelve los hijos a Dios. Entonces, estos padres crean sus hijos, cuidando para que expresen el carácter de Cristo, que amen al Señor de todo corazón.
Todo el trabajo y todo el esfuerzo de esta familia es para servirle a Dios y hacer que sus hijos amen también a Dios. Vamos a aprender a crear a nuestros hijos, a instruirlos y educarlos, todas las tareas en casa tendrán el objetivo único de bendecir el propósito eterno de Dios, ofreciendo nuestras casas como familias que cooperan con el Señor. ¡Qué tu casa y la mía se tornen un pedazo del cielo!
Y así el propósito de Dios será mucho más bendecido. ¿Y las parejas que no pueden tener hijos, cómo quedan delante de todo eso, Edmar? Bueno, si no tienes hijos, puedes cooperar aún mejor.
¿Sabes por qué? Porque puedes dedicar tu vida, tu tiempo, tu casa, mucho más libremente que nosotros que tenemos los hijos biológicos. Tú puedes tener muchos hijos espirituales, puedes generar muchos hijos en la persona de Cristo Jesús, puedes cuidar de hijos en la fe.
¡Qué Dios te bendiga a usar bien tu tiempo! ¡No te frustres por no tener hijos! Al revés, pon tu familia y tu matrimonio a disposición del Reino de Dios.
¿Y los que no se casan? ¿Y tú que eres soltero? Muchos están en esta condición porque no han encontrado una pareja y otros por decisión personal.
Me gustaría leerte un texto muy importante porque nos vino al corazón del equipo una carga específica por ti que no te casaste porque no has encontrado una pareja o por ti que no te casaste por opción personal. Me gustaría leerte 1ª de Corintios, capítulo 7, versículos 32 y 33. Miren qué dice Pablo: "Quisiera, pues, que estuvieseis sin congoja.
El soltero tiene cuidado de las cosas del Señor, de cómo agradar al Señor; pero el casado tiene cuidado de las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer". Parece, incluso, que Pablo está desanimando el matrimonio porque este capítulo [incluso te animo a que lo leas integralmente después porque vas a comprender mejor el corazón de Pablo] nos muestra el verdadero enfoque de la vida y de nuestro corazón. Muchos son llamados a cooperar con Dios, a hacer discípulos, manteniéndose solteros.
Jesús no se ha casado, por ejemplo; Pablo, por lo que sabemos, no tuvo una familia, y ¿qué decimos de Timoteo y de tantos otros jóvenes que tampoco se casaron, pero se entregaron total e integralmente al cumplimiento del propósito de Dios? La Palabra dice que los solteros pueden servir al Señor más dedicados. Disfruta tu tiempo de soltería para usarlo con intensidad, siendo útil al Señor y a su propósito.
Y finalmente lo fundamental para nosotros todos es que tanto los que se casan como los que no se casan han sido creador y deben vivir para cooperar con el propósito de Dios. Otro objetivo (con el cual la familia puede cooperar con el propósito de Dios): servir como base para la multiplicación y la edificación de la iglesia. ¿Y cuándo sucede esto?
Cuando no somos egoístas y abrimos nuestros hogares para que los perdidos puedan encontrar la vida de Cristo, mirando nuestra vida. Haz de tu casa un oasis para que los que lleguen sean edificados, bendecidos, y conozcan a Cristo Jesús y, a través de tu casa, sean multiplicadas más y más la enseñanza y la Palabra de Dios. Qué en la familia nosotros todos, maridos, esposas, hijos, se animen a ser y hacer discípulos.
Necesitamos poner la familia en el centro del propósito de Dios, que es cooperar. ¡Qué nuestras familias cooperen para el cumplimiento del propósito eterno de Dios! ¿De qué manera?
También haciendo discípulos. Quiero leer un texto con ustedes, 1ª de Corintios 8. Creo que es muy importante leerlos y quiero incluso concluir leyéndolos porque creo que necesitamos volver el foco a lo primordial.
El texto de 1ª de Corintios, capítulo 8, versículo 6, dice: "para nosotros, sin embargo, solo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas [¿tu familia pertenece al Señor? ¿tu matrimonio pertenece al Señor? todas las cosas deben ser suyas] y nosotros somos para él; y un Señor, Jesucristo, por medio del cual [otra vez, repitiendo] son todas las cosas, y nosotros por medio de él".
¡Ofrezcamos nuestros hogares al Señor! ¡Devolvámoslos al verdadero propósito! Qué la Biblia sea la única Constitución para que nuestras familias puedan gozar del privilegio de cooperar con la multiplicación del Reino de Dios.
¡Devuelve al Señor tu hogar, tu casa! No dejes que tengan un fin en sí mismos, sino que sean un medio de cooperación con el propósito eterno de Dios. Y quiero leer aún Romanos, capítulo 11, versículo 36.
Este texto recién lo pusieron los novios en la invitación para la boda y les dije que esa futura familia era audaz y centrada porque este texto debería en realidad hacer parte de todas las cosas de nuestra vida porque dice lo siguiente: "Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas". Nos preguntemos esta noche: ¿nuestra familia está sirviendo para esto? ¿nuestra familia de hecho es suya?
¿vivimos por medio de él? ¿nuestros hogares están siendo para él? Porque si esta respuesta es positiva, entonces el fin del versículo también será verdadero: "y para él son todas las cosas".
Por lo tanto, cuando son suyas todas las cosas, entonces su gloria se manifestará. ¿Cuándo se manifestará la gloria de Dios? Cuando sean por él, por medio de él y para él todas las cosas.
¿Queremos que se manifieste la gloria de Dios en nuestra familia? Devolvamos al Señor nuestros hogares, busquemos en la Palabra si de hecho estamos contribuyendo y cooperando con nuestras casas con el propósito de Dios. ¡Qué Dios nos bendiga ricamente!
Qué este ciclo nos sirva de ánimo, qué nos sirva para que podamos hacer reciclamientos profundos para que nuestra familia vuelva a tener el propósito con el cual ha sido creada: cooperar con el propósito eterno de Dios. ¡Qué Dios nos bendiga y bendiga a cada hogar que nos acompaña hoy y que nos seguirá escuchando! ¡Qué esta Palabra se cumpla en tu casa y qué desees de todo tu corazón establecer el deseo, el designio, el querer de Dios, sobre tu familia en el nombre de Jesús y para la gloria de nuestro amado Padre!
Amén. Quiero dejarles aquí el "considere atentamente", algunas preguntas para que puedas reflexionar sobre el tema y aprovechar para verlas con las yuntas y con las relaciones en la iglesia en la casa, en tu propia familia. Llama tus hijos, tu esposa; si no tienes hijos todavía, llama tu esposa, pon en la pauta de la familia las preguntas del "considere atentamente" y así seguramente vas a absorber mejor el contenido y hacer reflexiones fantásticas.
¿Vamos adelante? Considere atentamente Primera pregunta: ¿Cuál el propósito de Dios para la familia? Segunda pregunta: ¿qué sucede con la familia que vive sin un propósito claro o con objetivos equivocados?
[todas las preguntas han sido respondidas por el contenido que ministramos] ¿qué cambia en nuestra actitud cuando vemos que nuestra familia debe cooperar con el propósito de Dios? ¿Qué cambia en nuestro corazón? Próxima pregunta: ¿Por qué uno que no se casa puede cooperar aún más con el propósito de Dios?
Si no estás casado, ¿por qué puedes cooperar aún más con el propósito de Dios, conforme el texto de 1ª de Corintios, capítulo 7, que hemos leído? Qué Dios nos bendiga ricamente y nos haga transbordar para loor de su gloria. Tú que eres soltero no te olvides de eso.
. . [Qué Dios te bendiga ricamente] Y última pregunta: ¿Cómo la familia coopera con el propósito de Dios?
¿Cómo puede cooperar? Hemos dado tres indicaciones. .
. ¿Cómo la familia puede cooperar? Qué Dios nos bendiga ricamente cada uno de nosotros y qué seamos verdaderos oasis, familias que son luceros para este mundo, la sal para este presente siglo, qué las personas al conocernos, al conocer nuestras casas, puedan tener contacto con Jesús por la plenitud de Cristo en nuestros hogares, qué nuestras casas sean un oasis de la presencia de Dios, qué tu hogar y el mío sean un pedazo del cielo para la gloria del Señor, en el nombre de Jesús.