[Música] Bienvenida, familia nocturna a esta oscura fogata de historias. El día de hoy te traigo siete historias que hablan acerca de estos seres que imitan. Algunos parecen ser doble gangers, pero otros no tengo ni la menor idea de lo que te estoy hablando. Así es que si tú sabes de qué te estoy hablando en alguna de estas historias, ya sabes que lo puedes dejar en comentarios. Y antes de iniciar, permíteme preguntarte, ¿ya no sigues? ¿Ya estás suscrito? Porque si no, suscríbete, por favor aquí. No importa en qué plataforma estés, fíjate y va a estar ahí
el botoncito de seguir o de suscribir. Suscríbete, es gratis. Y una vez dicho esto, comenzamos con esta oscura fogata de historias. María Julia me mandó una historia y es una historia que está bien extraña. Le pasó hace apenas tres noches y dice que desde entonces no puede dormir bien. Ella cuenta que vive en su casa con su mamá y su abuelita. Ya su abuelita, por una situación de edad y de salud es por la que las está acompañando ahí. Pero a raíz del acomodo de su abuelita en la casa, ahora ella y su mamá viven
en la misma habitación. duermen, conviven mucho, lo que hace que el ambiente en la casa, te lo puedes imaginar, no es el mejor. A veces hay mucha atención, en momentos es mejor todos estar como que en cierto ambiente de silencio medio tenso. ¿Por qué? Porque a veces no saben decir las mejores palabras en el mejor momento y se terminan hiriendo, molestando, dañándose. Y hay que entender que la abuelita es la abuelita. Lo vivido ya lo tiene, lo bailado nadie se lo quita y a la edad que trae, estarle exigiendo que empiece a aprender nuevas maneras
y nuevas formas puede ser bastante más desgastante y no tan fructífero. Esa es la idea de María Julia. Por eso María Julia casi no habla con ella y nada más intenta ser cortés y amable, pero en lo mínimo, que hiciera que su mamá se fuera a vivir con ella en la misma habitación, que de repente la señora esté pidiendo que la casa esté de cierto acodo y de cierta manera que le critique su forma de vestirse, su forma de hablar y que en algunos momentos quiera controlar hasta sus salidas de la casa, ya la está
volviendo loca. Por eso, aunque quiere a su abuela, ya no sabe qué hacer. Pero parece que alguien por ahí se sintió atraído por este ambiente. ¿Recuerdas que te he dicho que hay que tener cuidado con los ambientes que tenemos en casa? Porque hay ciertas cosas por ahí que no logramos ver, pero parece que ellos sí nos perciben a nosotros. Y hay un tipo de melcocha extraña emocional que se genera cuando hay altos niveles de estrés, mucha violencia y enojo. Y la violencia, no pienses en una película de acción, no. Hay violencia que se calla, hay
violencia en el silencio. Se dice que la ley del hielo es una forma de violencia a veces bastante fuerte. Ignorar a las personas que te aman y que te buscan y hacer como si no existieran también es una forma de violencia y profunda. Entonces, en este ambiente, en esta melcoche emocional que apenas tiene un par de meses, pero realmente estás hablando de un caldo espantoso de emociones en esta casa. Algo hizo acto de presencia y hace tres noches algo sucedió. María Julia se va a dormir y cuando está acostada comienza a tener sueños muy extraños.
Ni siquiera lo recuerda, pero se acuerda de algo, la sensación. No estoy sola, algo está en la casa, me siento incómoda, me siento invadida. se despierta y ve algo bien extraño cuando agarró su celular para ver la hora que lo tiene con toda la luz en lo más bajito para no despertar a su mamá porque ya le ha dicho varias veces que le quita el sueño en la noche cuando está revisando el celular. Lo tienen lo más bajito. Ve ahí un número repetido tres veces que hace que le den escalos fríos. Son las 3:33 de
la mañana. Ella siente ganas de ir al baño, pero siente que hay algo en la casa, pero siente mucho miedo, pero al mismo tiempo siente rabia y enojo porque no quiere despertar a su mamá, pero la puede despertar y ya no tiene la libertad que tenía hace unos meses. Entonces, en este acúmulo de cosas, se levanta de la cama intentando guardar todo el silencio de lo que es capaz. Abre la puerta y cuando abre la puerta se lleva un susto de su vida. y se lleva el susto de su vida porque gracias a estar escuchando
el canal tiene ciertas referencias que se le prendieron en ese momento y le dijeron alarma, cuidado. Su habitación con su mamá está sumamente cálida. Es parte del ambiente que está viviendo en la ciudad. No tiene nada de atípico. Lo atípico es en el momento en el que abre la puerta, sale de la habitación y la casa está tan helada que la piel se le pone de gallina y ella empieza a temblar de frío. Tiene tantas ganas de ir al baño que no se puede aguantar y hacerse encima no es opción. Así es que a toda
velocidad y casi con los ojos cerrados, empieza a caminar rumbo al baño, pero sin voltear a ninguna parte y está segura de algo que le da demasiado miedo. ¿Está segura? que afuera de la habitación, que antes era de su mamá y ahora es de su abuela, había alguien de pie, una sombra, una silueta. Pero fue algo que no quería ver, no quería que eso fuera una realidad. Así es que simplemente se metió al baño en menos de 15 segundos ya estaba con la luz otra vez apagada. Sale de ahí y no voltea al cuarto del
abuela, voltea al piso, corre su habitación y se mete en la cama. Por otro lado, esa noche no va a poder dormir bien. Ya con el susto que se llevó, con las ganas de ir al baño, con el coraje que tuvo, con el cambio de ambiente y cuando entró en su habitación, que otra vez todo estuviera cálido, eso le disparó las alarmas. Algo está pasando aquí. Y no podía dejar de pensar. De repente llegó la mañana, entró Luz en la habitación, ella se levanta y cuando se levanta se da cuenta que mamá no está ahí.
¿En qué momento se fue? Si yo me acuerdo cuando regresé del baño que ella estaba ahí y en ningún momento me dormí. Así es que María Julia se levanta de la cama y se topa a su mamá y a su abuela, estando ahí en la sala platicando. Y las dos se ven muy molestas con María Julia. están enojadas con ella, le hacen una cara, no ocupan decir nada y entonces ella que venía preocupada a preguntarles, instantáneamente cambian sus emociones por enojo. Otra vez me van a fastidiar. Voltea nada más los ojos para arriba y entonces
su mamá le dice, "Para la próxima que quieras hacer tus cosas en la madrugada, nada más nos avises antes para que nos respetes el sueño, hija." Y María Julia le dice, "No sé de qué estás hablando, mamá. ¿Qué quieres decir con eso? Y dice, "Hija, te la pasaste toda la noche haciendo cosas, no nos dejaste dormir. ¿Y sabes qué? ¿Qué horas son estas de levantarte? Cuando ella revisa la hora es cerca de la 1 de la tarde." María Julia perdió toda la noción y creía que estaba despierta, pero no era así. Dice que cuando vio
la hora se le fue la sangre al piso, se asustó, no entendía qué pasaba y entonces temblando y casi casi al borde del llanto le dice mamá y a la abuela, "Es que anoche pasó algo muy raro." Y la abuela dice, "Pues me imagino toda la noche silvando y afilando algún cuchillo. ¿De qué estás hablando, vieja loca? ¿De qué estás hablando? Toda la noche estuviste afilando algún objeto de metal y estabas silvando como si fueras el afilador. ¿De qué hablas, abuela? Me levanté al baño y había algo afuera de tu habitación. Me dio mucho miedo.
La casa estaba fría. ¿Y por eso te pusiste a silvar o qué? Y ella está enojadísima, pero su mamá la ve que tiene los ojos como tan llenos de lágrimas, como tan humectados, tan cristalinos, que se ve que está a punto de llorar y le dice, "¿Qué te pasa? ¿Tomaste algo? ¿Por qué? O sea, estás como si estuvieras a punto de llorar. ¿Qué te pasa?" Y suelta el llanto y dice, "Es que no me creen. Vi anoche algo, yo no estaba afilando nada." Y su mamá le dice, "Pues es que yo tampoco pude dormir. Te
levantaste en algún momento, ya nunca regresaste y empezaste a silvar por la casa caminando de ahí a allá y yo escuché cómo estabas afilando un cuchillo hasta que dije, "No, pues esta niña tiene algún trabajo de la escuela." Dice, "Pero, ¿qué maneras son esas?" Nos hubiera avisado. Y le dejábamos el cuarto para que se encerrara a hacer las cosas. En la casa de María Julia faltan dos cuchillos. No los encuentran y no saben quién estuvo ahí en la noche y María Julia no entiende qué pasó. ¿Y tú qué crees que esté pasando con María Julia
y su [Música] familia? Si me permites, voy a contarte la historia de la casa de las brujas. Rosendo es un seguidor nuestro, que es una persona que ya tiene sus años. Vivió algo muy fuerte por allá de los años 90. Él tenía 27 años. tuvo que adelantar su boda porque tuvo una oferta de trabajo tremenda. Lo invitaban a otro continente con casa incluida, con el viaje pagado y iba a tener aparte unas prestaciones de gobierno tremendas y el sueldo, el sueldo era una locura. Jamás creyó él que podía ganar eso. La casa que iba a
habitar era una casa de la empresa, un lugar tan grande, ¿no? No, él lo había visto en películas, pero no creía que él alguna vez iba a pisar ese lugar y menos que iba a vivir ahí. una casa de seis habitaciones en la segunda planta y que tenía una sala, comedor y cocina, que la pura sala era más grande que cualquier casa que él hubiera tenido, un lugar enorme. Se entusiasmó, él tenía una novia en ese momento y le propuso, "Vámonos, casémonos. No tanto la fiesta, no tanto que es el hombre de tu vida, vámonos
a la aventura. Si estando allá nos damos cuenta que no estamos bien como pareja, que las cosas no funcionan, tú puedes hacer tu vida lo que tú gustes y nos podemos separar, no pasa nada. Pero es que imagínate, imagínate irte a vivir ese continente el tiempo que estemos, va a ser la aventura. le dice, "Yo te quiero decir la verdad, estoy enamorado de ti, pero no quiero estar solo. No quiero irme a esto solo. Nunca he vivido algo así y me gustaría estar contigo que eres una persona en la que confío." En esta situación que
te puedes imaginar también las vivencias de esta chica, donde le llegan con una propuesta de un cambio de vida de un día para otro, después de darle vueltas y sopesarlo con la almohada y platicarlo un ratito en los brazos de Morfeo, decidió que es cierto, tal vez esa oportunidad nunca se le iba a volver a presentar. Honestamente, yo creo que cuando vio las fotografías de la casa con eso fue más que suficiente, pero el punto es que decidieron que sí. Adelantaron todo. Fue una fiesta en la que nada más fueron los papás de ambos, porque
todos sabían que era una cuestión más política. Los papás de la chica estaban muy agradecidas con Rosendo porque sabían que era una oportunidad única en la vida. salir del país, salir del continente, la posibilidad de allá buscar algún tipo de trabajo y tal vez hasta establecerse nadie le iba a dar la oportunidad a esta chica. Entonces estaban muy agradecidos, todo salía perfecto, fueron para allá, estaban entusiasmados lo que les sigue. Estamos hablando de los años 90 y esto es bien importante porque no es lo mismo el día de hoy. Al día de hoy puedes hacer
investigaciones por internet, puedes revisar todos los datos que quieras de todas las cosas que te gusten. Hay una aplicación que sabes perfectamente cuál es ahorita que la mencioné, en la que si la abres te va a mostrar un mapa y si le haces zoom y aparte te metes en una pestaña específica, te muestra la calle como si alguien le estuviera filmando en ese momento. Una locura. Pero aquí vamos a darle tiempo atrás al reloj. No existe eso. Ni en los sueños de la persona más loca y alucinada del mundo existe eso. Eso tal vez en
alguna película de ciencia ficción esté, pero en la realidad es que vas a la buena de Dios, no sabes qué va a ocurrir, no tienes conocidos en otro continente como para darles una llamada y decirle, "Oye, háblame un poco acerca de qué colonia y qué no colonia y te voy a mostrar las fotografías de una casa." ¿Sabes qué tenían que hacer para que llegaran las fotografías de la casa? Uno era digitalizarlas, que era todo un tema. o dos, mandarlas por correo y esperar tal vez un par de meses en los que la persona te respondía.
Eran otros tiempos y otra metodología, pero también, y esta es la parte importante, las personas de ese tiempo confiaban más que las personas que ahora. ¿Por qué? porque había menos tipos de engaño, las ciudades eran más pequeñas, los grupos de personas eh tendían a tener como niveles de confianza muy muy arraigados porque había otro tipo de valores. No te digo que sea mejor que ahora, pero era muy distinto. Por eso, cuando ellos viajan, no están atento a muchas cosas que el día de hoy te hubieran levantado todas las banderas rojas del universo una tras otra.
La primera, cuando bajan del avión y están recogiendo sus maletas, la chica, la novia de Rosendo, está segura que había una mujer que se les estaba quedando viendo y esta mujer tenía como una vibra muy extraña. Una señora mayor muy mal vestida. Parecía que traía una ropa tan usada y tan sucia que desentonaba por completo el lugar. Pero Rosendo no la podía ver. se la señaló en varias ocasiones y Rosendo, como estaba entusiasmado y estaba con el tema de maletas, entonces le dijo como que, "Ya, ya no le hagas caso, vente." Pero la realidad es
que no la podía ver. Volteó a ver en varios momentos hacia donde ella señalaba y ahí no había nada. Cuando ellos se suben a un taxi y le dan la dirección al taxista, el taxista se estremece y les dice en su idioma, porque por alguna situación tuvieron la buena suerte de estar con una persona que hablaba español y les dicen español, un español medio entrecortado, ¿por qué van para allá? Y ellos le responden, porque ahí vivimos. Y le da otro estremecimiento al taxista y dice, "No sabía que eran de ese tipo de personas, yo los
llevo ahí. Ellos estaban entusiasmados, no le iban a sacar más plática porque venían con 1000 cosas que revisar, pero eso ya era un gran tema. ¿Cómo que ese tipo de personas, ¿por qué te estremeces al ver la dirección? Iban en el vehículo y este fenómeno te lo voy a explicar porque es importante. Tú estás acostumbrado por tu localidad a distinguir qué lugares son peligrosos y qué lugares no lo son. Conoces tus ojos y tu mente. Sabe distinguir pequeñas señales. Sabes que en ciertos lugares por el tipo de casas, tipo de pintura utilizado, que estén en
cierto nivel de deterioro o el tipo de personas que están ahí, a ti te va a disparar tu alarma y puedes decir, "Ese lugar es peligroso." Pero quiero que sepas que no es igual en todas partes. Ese perfil cambia. Y si vas a una ciudad que no conoces y no conoces los estilos, puedes creer que estás yendo a un lugar hermoso y bonito y te estás metiendo en un lugar muy peligroso. Te lo digo porque Rosendo estaba maravillado con lo que veía. El taxista cada vez iba más en un sentido como que de alarma, sobrereaccionaba
en ciertas cosas, avanzaba pasándose los semáforos en ciertos lugares y Rosendo no entendía por qué. Todo el tiempo decía, "Oye, qué bonito lugar, qué bonitas casas. Este lugar está hermoso. Y veía que el taxista nada más movía la cabeza de un lado para otro. Cuando llegan al domicilio, el taxista se estaciona a unos metros de la casa y cuando Rosendo le dice, "Me echa una mano, ¿me ayuda con las maletas?" El taxista le dice, "No, yo no entro ahí." Y Rosendo no lo toma en cuenta, ni su novia, bueno, su esposa en ese momento, no
lo tomaron en cuenta. ¿Por qué? ¿Por qué simplemente pues estaban con una persona un poco extraña, pero y eran muchos signos, eran muchas cosas que iban mal? Por eso, todo lo que te diga a partir de este punto, ojalá que no te sorprenda, porque a Rosendo sí lo sorprendió al punto que le arruinó la vida. Llegan a esta casa y esta casa enorme. El techo no es de una altura normal, es del doble de altura. ¿Te puedes imaginar? Son bóvedas las de ese lugar. Parece una casa hecha para gigantes. Y Rosendo desde que entra, abre
la puerta y ve el lugar hacia arriba, hacia los lados. Nunca había estado en un lugar tan grande. Aparte ya tenía muebles y muebles muy bien elegidos, un lugar muy bonito, bien decorado. Tenía un piano. En la vida, en la vida él se hubiera imaginado que iba a tener un piano estos de cola ahí en su sala para fantochar. Lo vio, se sintió como que entusiasmado, le llegan estas emociones y dice que él va corriendo y se pone a tocar las teclas. Ni sabe tocar nada, ni conoce de notas, ni sabe de música. Pero ahí
está el Rosendo tocándole las notas porque se siente como un niño con juguete nuevo. ¿Y qué juguete. Si hubiera prestado atención, se hubiera dado cuenta que su esposa estaba parada en la entrada y no se atrevía a dar un paso hacia delante. y estaba ahí y la chica se estaba tomando los brazos y ella comenzaba a generarse como esta sensación, como si alguien le abrazara o le diera confort, pero era porque la casa la estremecía. Ella sintió algo raro. Se esperó hasta que Rosendo regresara. rociendo le dice, "Ven, acompáñame." Ya. Cuando la tocó y la
toma de la mano y la estira hacia adentro, la chica lo acompaña. Ahí empieza a ver, pero ella no se siente cómoda. Y esa noche, mientras están cenando, ella le va a confesar que se siente muy extraña en esa casa. Y él le dice, "Claro, es que ve este lugar es enorme." Y ella dice, "No, es que siento como si estuviera vivo." Y le empieza a decir que cuando entró sintió casi como si las paredes respiraran, que por un segundo ella vio las paredes como si estuvieran humedecidas, como si hubiera algún tipo de sereno de
agua de humedad que estuviera por sobre la superficie de la pared. Ella se imaginó una escena horrible y por eso no se atrevía a dar un paso. Se imaginaba que la puerta era la boca de una serpiente y estaba entrando directo su estómago. Se sintió a partir de ese momento y todo el tiempo, y jamás esto cambió, que ella estaba dentro de un ser vivo y que todo el tiempo ese ser vivo de alguna manera los estaba consumiendo y no estaba del todo errada. ¿Por qué te digo esto? Porque de repente había momentos en los
que se sentían muy cansados de un momento para otro y traer una rutina muy buena del día, amanecían con unas ojeras tremendas. Eran dos semanas las que tenían para instalarse y poner sus cosas y después Rosendo iba a ir a trabajar. En esas dos semanas pasaron tantas cosas que ni siquiera estrenó el trabajo. Una de las primeras cosas que les dio la bienvenida en la casa, porque todo hasta ese momento parecen conjeturas, son alarmas rojas, son banderas rojas, son cosas que ideas de la gente, pero no es una idea. Cuando estás en tu habitación, estás
seguro que tu pareja está ahí y de hecho volteaste y la viste. Y en el momento en el que volteas a tu lado izquierdo, la puerta de tu habitación se abre y tu pareja entra justo frente a tus ojos, lo que hizo que Rosando volteara y viera y la cama estaba vacía. Y él no entiende qué pasa. Probablemente está distraído unos días en un nuevo continente, en un casorrónonón. Todo es nuevo. La gente no habla ni siquiera el idioma. Él está intentando comunicarse. No ha podido ni siquiera ser un buen superdente porque el problemas con
ciertas cositas extrañas, no hay ningún taxi que quiera pasar por ellos ese lugar. Se tienen que ir caminando casi 2 km rumbo a otro punto y entonces en una parada de autobús esperar a que pase un taxi. Hay otra situación también viene extraña. El lugar, las calles se sienten solas. Por más que he estado esperando afuera, no veo un alma que pasa por ahí. Tal vez nada más no la ve con sus ojos, pero es que ahí pasan cosas muy extrañas. Él está seguro que en una ocasión escuchó afuera un desfile de personas, personas que
iban caminando, que iban haciendo una algaravía tremenda. Fue corriendo la ventana, escuchaba los pasos, las voces, cuando abre la ventana y sigue escuchando eso, pero ahí no hay nadie. No sabía qué estaba pasando. Por otro lado, su novia está viviendo una aventura tremenda. Rosendo, en estas salidas que ha tenido para ir a buscar hacer el mercado para entender cómo funciona el sistema de taxis y de camiones y todo eso, ella se ha quedado en la casa, pero está segura que él le está jugando bromas porque ya van varias ocasiones donde Rosendo se asoma por una
de las habitaciones donde todavía no tienen nada a ellos, no las han personalizado ni han puesto sus cosas. Se asoma, la saluda, se vuelve a meter y cuando ella entra en la habitación, la habitación está vacía. De seguro tiene una entrada que él conoce. De seguro me está haciendo estas bromas para asustarme por lo que le dije del día uno, que yo siento esta casa como si estuviera vivo, así es que no se lo toma tan en serio. También cuando ella lava trastes, justo enfrente de ella tiene una ventana y en el reflejo de la
ventana está segura que van tres ocasiones que ve a Rosendo que se acerque cuando lo voltea. No hay nadie en ese lugar. De hecho, en dos de las tres ocasiones, Rosendo ni siquiera estaba en la casa. Son ideas que se está haciendo. Se está poniendo muy nerviosa. Ella tiene que empezar a agarrar ya un ritmo de vida. Es más, va a buscar trabajo, cualquier cosita, lo que sea, y aunque la pongan ahí a barrer casas, lo que sea, pero una actividad fuera de lugar. Pero cuando pisa afuera de la casa siente algo muy extraño. Está
segura que se lo está imaginando, pero siente a veces cuatro, a veces seis, a veces más manos que la toman del cuerpo y empiezan a hacer presión con ella hacia adentro, como impidiendo que de pasos hacia afuera. Nos explica por qué ni siquiera puede levantar bien las piernas, las siente muy pesadas y el cuerpo pesadísimo. Son ideas, son ideas. Rosendo, Rosendo está viviendo algo muy extraño. Esas noches que he estado pasando ahí en la casa. ¿Está seguro que hay movimiento en la cama? Que su esposa se levantó y fue al baño, salió de ahí, pero
cuando voltea ella está ahí, está acostada, pero las sábanas se mueven. Ya van dos ocasiones que la levanta y él levanta la sábana y la colcha porque cree que algún animal se metió y la cama está vacía. Y es entonces cuando la novia se levanta y le dice, "¿Qué pasa? ¿Qué pasa? Ay, perdóname, tuve una pesadilla." No le quiere decir la verdad. Todo esto se lo van a confesar cuando estén de vuelta a su país, a su continente, muertos de miedo. Hay una situación lo que hace que ellos decidan que se tienen que ir de
ella como del lugar. Rosendo va a un centro comercial, una persona lo señala, alguien que él nunca antes había visto, un muchachito de unos 17, 18 años. Un señor mayor que estaba al lado de él se acerca Rosendo y le dice, "Cuídate mucho y salte de la casa de las brujas." Y esa situación hace que la traiga en la cabeza dándole vueltas y vueltas y vueltas. ¿Qué clase de broma enferme es esa? ¿Por qué vino y me dijo esto? Y por qué me da la sensación que me está hablando en serio alguien que no conozco
y cómo sabe que yo hablo español, por qué me reconocen todas esas preguntas y la voz del Señor y su cara de seriedad donde le está hablando muy en serio, salte de la casa de las brujas, hacen que él esté mucho más alerta. Ahí, en esa alerta es donde se decide hacer algo con su novia, algo que no han hecho desde hace mucho tiempo, porque no es parte de ellos, es parte de sus familias, pero no de ellos. Vamos a hacer una oración. Le pregunta a ella que si cree en Dios o en algo así.
Nunca ha sido un tema relevante, si es que nunca lo habían platicado. Y su novia le dice que pues sí, que en algún momento por su mamá y su papá, pero que no es algo importante. Y él dice que igual. Así es que empiezan a hacer un tipo de capirotada de tuti fruti, de rompecabezas de oraciones donde primero en una combinación de intentar recordar algo con cierto dolor de cabeza y en al momento de decir algo, la otra persona lo complementa con algo que no tiene nada que ver, empiezan a reírse los dos y empiezan
a hacer un ambiente más tranquilo y después como que la memoria empieza a funcionar mejor y empiezan a decir oraciones. Esto es bien interesante porque ellos se sienten motivados a ir haciendo estas oraciones combinadas, revueltas, hechas a su manera, pero se les antoja hacerlo por los pasillos de la casa. Y cuando se paran justo afuera de su habitación escuchan ruido. Hay alguien en la cama, hay movimiento en la cama. Cuando abren la puerta en medio de un rezo, ven como las sábanas de la cama se están moviendo y es un movimiento que Rosendo reconoce al
instante. Es un movimiento como zigzague de un lado a otro, como si algo estuviera pegado al colchón y estuviera también pegado a la colcha y se mueve de tal manera que parece que está reptando. De repente, por una esquina de la cama baja una serpiente oscura y enorme, porque ven como baja y lentamente se acerca a ellos y ellos están tan asustados que ni siquiera reaccionan. La serpiente parece que los ve directamente a los ojos, pero ella hace su camino por el pasillo. Voltean a la cama y solo ven como sigue saliendo más parte del
cuerpo de ella y sigue saliendo más parte del cuerpo de ella y sigue saliendo más parte como si fuera algo de metros y metros y metros. Los dos están temblando de miedo y cuando llega la parte de la cola de esta serpiente voltean para ver el resto del cuerpo y ya no hay nada ahí. No lo piensan dos veces. En ese momento llama a la empresa, les dice que se tienen que ir de ese lugar, que les pongan a otro lugar y los de la empresa le dicen, "hm, nada más soportaste dos semanas, te vamos
a pagar tu viaje de regreso." Rosendo está seguro que esos hijos de la fregada le estaban dando todas estas prestaciones y el trabajo porque verdaderamente él era un experimento para ellos, ellos saben con certeza qué demonios pasó en ese lugar y estaban jugando con ellos. ¿Tienes idea de dónde es este lugar? Todas las familias tienen sus peculiaridades. Tu familia, mi familia, todas tienen sus cosas. Pero la familia de Saray tiene, digamos, dos pequeños lemas, frases o instrucciones que tienen que seguir al pie de la letra. Es herencia de su abuela. Y son dos pequeñas cositas,
dos detalles. Uno, nunca andes solo de noche. Dos, siempre cerciórate de estar con quien crees estar. Son cosas raras, ¿no? Son el tipo de preguntas de por qué les dirán algo así desde que son pequeños y por qué son tan incisivos con ese tema. Bueno, eso es porque no sabes la historia de la abuela de Sarayí. Esto le pasó cuando ella era pequeñita. Ella tenía alrededor de unos 10 años y tenía un hermano menor de 7 añitos. En ese tiempo y en esa temporada estamos hablando de otro mundo, un mundo en el que las casas
eran bastante más chiquitas. Los espacios y los terrenos permitían que tú tuvieras cosas fuera del lugar principal, que era la casa. Y en el caso de ellos, lo que tenían fuera el baño junto con un patio bastante bastante grande. En ese patio tenían un par de cositas que el papá utilizaba para cosas de carpintería y el papá se había puesto a hacer para la casa como un tipo de piso alargadito de madera, tablón pegado a tablón que llegaban desde la entrada al patio, desde esa puerta y seguías el caminito de madera hasta que llegabas al
baño de madera, donde prácticamente era una letrina. Ese lugar, dice la abuela de Saray, que por alguna extraña razón siempre le generaba malas vibras, le daba miedo estar ahí. Sus papás nunca fueron para tomar eso en cuenta, que iban a estar escuchando un esculea, un mocoso, una niña miedosa. Estamos hablando de otro tiempo. No había mucha comunicación y ella cuidaba mucho a su hermanito. Como para ella le daba mucho miedo ese lugar, ella nunca dejaba que su hermanito fuera solo para allá. Algo le daba ahí la sensación que algo como que la observaba, como si
algo le estuviera esperando ahí, cosas de niños. Pero recuerda perfectamente algo que sucedió en una noche, un solo suceso, un suceso que la va a marcar toda su vida y a todos sus descendientes a partir de ese momento. Ella está sentada justo en la cocina viendo hacia la puerta que da al patio. Esta puerta tiene un cristal medianero en el que ella logra ver perfectamente todo el patio, el camino de madera y la letrina. Y entonces cuando está ahí en la mesa, ve que su hermanito sale de un lado al lado de la puerta y
empieza a caminar directamente hacia esa letrina. Ella le dice, "Oye, ya te dije que para allá no vaya solo." Se levanta rápido, abre la puerta, sale y su hermano sigue caminando rumbo a la letrina. Cuando ella cierra la puerta, todas las luces de la casa se van, todas. se queda la casa apagada y ella le mentra un miedo horrible, pero su hermanito necesita que la acompañe al baño. Ella no lo va a dejar que esté solo, así es que va detrás de él y él empieza a caminar un poquito más rápido. Y entonces, cuando ya
está apenas a metro y medio, 2 m de llegar a la trina, ella le va diciendo, "Oye, detente, espérate, no vayas solo para allá." escucha a su hermanito, pero no está enfrente de ella, está atrás y le está diciendo, "Mana, mana, ¿dónde estás? Quiero ir al baño. Cuando ella escucha la voz de su hermano detrás de ella allá en la casa, toda la espalda le empiezan a dar unas arcadas y unas sensaciones eléctricas, empiezan todos los escalofríos del mundo y empieza a sentir miedo porque había volteado rápidamente hacia la casa y al regresar la mirada,
aunque no hay luz eléctrica, está la luz de las estrellas y ve como ese niño que iba vestido como su hermano comienza a respirar de forma cada vez más agitada y empieza a subir y bajar los hombros. Y ella está segura porque lo vio apenas un par de segundos que estaba ensanchándose y estaba estirándose cada vez los hombros más arriba, cada vez más anchos y empezó a escuchar como un ligero gruñido venía desde ahí, desde donde se supone que debía de estar la cara de su hermano. Pero ese no era su hermano. Su hermano estaba
en la casa. voltea, se echa a correr para la casa y entonces escucha como algo empieza a corretearla, pero no a dos patas, a cuatro, golpeando las manos contra el piso y los cuartos de atrás con fuerza, como si fuera algo enorme. Al día de hoy, ella sabe perfectamente que esa cosa jugó con ella, que la quería llevar al baño, que quería que fuera sola, pero sabe que jugó con ella porque si de verdad esa cosa lo hubiera perseguido, ella no se hubiera podido escapar. ¿Y tú qué crees que sea esa cosa? Si yo te
hablo del hombre del sombrero o te hablo de la llorona, por supuesto que sabes de qué te estoy hablando. A esta época esas cosas ya es casi del conocimiento común de todas las personas, pero hubo un momento en el que nadie los conocía y eran pocas personas las que vivían cosas de ese tipo. Y si nos vamos ni siquiera tan lejos, 10 años atrás, probablemente había muchas personas, inclusive cerca de ti, que no conocían historias acerca de estas entidades. Ese es el caso de Félix. Y cuando él era pequeño, le tocó vivir algo sumamente aterrador
que después, con el paso de los años, lejos de mejorar, empeoró. Félix estaba teniendo unas vivencias muy extrañas en su casa. Todo comenzó una noche, una noche en la que él a sus 11 añitos se pudo quedar solo en la casa por primera vez y él estaba seguro que esa noche le iba a pasar bomba, le iba a pasar increíble, porque tenía un par de juguetes nuevos que le habían regalado, nada electrónico, estamos hablando más bien de juguetes monitos de acción y se le iba a pasar en su casa y no iba a tener límite
de horario de dormida porque sus papás quién sabe a qué horas iban a llegar. Ese día, después de que se van los papás, Félix está jugando. Quién sabe qué hora era cuando empezó a llover. Y cuando empezó a caer la lluvia a cántaros, se le hizo que escuchó algo muy extraño, algo que llamó la atención de Félix en la ventana de su habitación que está en el segundo piso. ¿Está seguro que empezó a escuchar a una mujer que estaba como llorando? Así es que él se acerca a la ventana y se asoma y ve a
una mujer en la entrada de su casa que está toda vestida de blanco y volteó nada más a verlo. Las miradas se cruzaron y Félix ya no se acuerda qué pasó después porque sus papás lo encontraron dormido, tirado justo enfrente de la ventana y en el piso. No estuvo jugando mucho hasta que se cansó. No le dio importancia. Tiene 11 años. Al día siguiente es un día nuevo y no tiene por qué dar la importancia de lo que no lo tiene. Pero es muy extraño cómo hacen vínculo estas cosas, porque a partir de ahí comenzó
a soñar con esta mujer. No todos los días, no siempre, si no hubiera sido algo que levantara las alarmas al instante o hubiera ayudado para que él se acordara y le dijera a sus papás que necesitaba ayuda o que estaba viviendo algo muy raro, que le daba miedo a la mujer que llore en el baño, de esas cosas. Pero no pasó así, pasó más a cuentagotas. 6 meses pasaron antes del siguiente suceso en el que él está afuera del baño jugando cuando escucha que una mujer está llorando ahí. Abre la puerta creyendo que es su
mamá que se lastimó que se metió algún golpe. Y cuando abre la puerta de detrás de la puerta, una mujer se asomó y él la reconoció al instante. La mujer que hace unos meses lloraba fuera de la casa. Pero fue muy impactante. Fue tan impactante que él considera que eso fue un sueño. Porque cuando abrió los ojos después de ver esa mujer, estaba acostado en su cama, traía un paño en la cabeza y su mamá estaba rezando un rosario al lado. Dijeron que lo encontraron como convulsionándose afuera del baño y que estaban muy preocupados y
que traía temperatura y habían traído un doctor a la casa y que lo había revisado. Llevaba dos días dormido. Félix en ese momento le duele tanto el cuerpo y se siente tan extraño que no recuerda con exactitud qué fue lo que pasó hace dos días. No puede ni creer lo que le está diciendo a su mamá. Los últimos recuerdos que él tiene es estar andando por el pasillo. Ya no hay nada, ya no pasa nada. Después abre los ojos y está en la cama. Qué raro. Y pasan 6 meses, 6 8 meses, cuando los papás
están muy preocupados. Empiezan a tener ciertos diálogos entre ellos. Félix los escucha. A veces creemos que los niños no nos escuchan, pero sí lo hacen. Y Félix hacía como si no prestara atención, pero les estaba poniendo atención y decían, "Es que le dio la fiebre muy alta." Y ya ves que desde entonces actúa raro cuando se acuesta. Sí, ya sé. Tenemos que vigilarlo, no lo podemos dejar solo. Yo le puse seguro la vez pasada en el cuarto, pero se sale, se escapa y él no entiende de qué están hablando. Van a pasar varios meses cuando
él va a increpar a sus papás a preguntarles, "Papá, mamá, los veo muy preocupados y me están tratando raro. ¿Qué pasa?" Y sus papás le van a decir lo siguiente: "Necesitamos que vayas con una psicóloga. ¿Nos puedes ayudar con eso? Félix los quiere mucho, no entiende qué pasa, pero él dice que sí. Ni siquiera entiende lo que es una psicóloga propiamente, así es que dice, "Sí, está bien." Y cuando va con la psicóloga, ella le empieza a hacer muchas preguntas. "Oye, Félix, tus papás me han dicho que no duermes bien, ¿me puedes decir qué pasa?"
Y Félix no se acuerda de nada de eso y comienza a hacerle más y más preguntas. Me dicen que tienes una amiguita en la casa. Me dicen que es una mujer que está muy triste y que tu amiguita no es una niña, es una persona ya mayor. Y Félix no entiende nada de lo que le están hablando. Llega un momento en el que la psicóloga se descuida y tiene un diálogo con sus papás y empieza a decir, "A veces pasa cuando los niños tienen un trauma fuerte, que olviden cosas es normal." Pero Félix está atento
y se empieza a dar cuenta ahí en ese momento que tiene muchas lagunas en su memoria. y le pide a la psicóloga que si haya algo, alguna forma de recordar. La psicóloga utiliza la hipnosis. Una, dos, tres sesiones lo que va a tardar para que de repente cierto niño esté en su consultorio aferrado a un sillón con uñas y dientes. Nadie lo puede mover de ahí y él está pegado hasta atrás gritando, "Quítenme de encima. Quítenme la de encima." El suceso más traumático que van a tener los papás de Félix para el resto de su
vida. Félix acaba de tener un montón de recuerdos que estaban ocultos porque probablemente su mente los ocultó o tal vez esa mujer y ahora los estaba viviendo de golpe. Te los cuento. Resulta que hay una ocasión que tú ya escuchaste donde él va caminando por el pasillo, se asoma un baño porque escuchó una mujer llorando y entonces una mujer se asomó. La mujer tiene un rostro cadavérico. Tiene marcas en la cara donde parece que le hicieron daño. Marcas, tú entiendes, cicatrices. Pero hay algo, parece que están abiertas. Y esa mujer pone su mano en la
cara de Félix y lo aprieta. Él siente tanto dolor que nada más siente como de repente está en otro lugar, como si se hubiera desmayado. Y ese lugar es un lugar muy oscuro, un lugar en el que la lluvia esté incesante. Es un lugar que no creo que sea el mundo real, pero Félix está ahí y esta mujer lo persigue. Son calles y calles y calles donde hay lodo y donde él camina siente que hay cosas a los lados que lo están esperando para que se salga del camino. Cuando se despierta asustado, sus papás están
alrededor de él. Él está en una cama y trae un trapo en la cabeza. Empieza a tener sueños una y otra vez. Recuerda que está yendo a la cama, que va a dormir y cuando va a dormir él se abraza a sí mismo solo y dice, "Sé valiente, sé valiente." No se acordaba de eso. Y cuando esté en el sueño, en el sueño, se abre la puerta de su habitación y esta mujer se asoma, se acerca con él y empieza a hablarle al oído. Cosas que él comienza a imaginar. Unos niños ahorcados, unos niños ahogados,
unos niños que se arrojan a las llantas de vehículos. Pero aquí hay un detalle. Y Félix es ya una persona un poquito observadora. Todos los niños que ve son de épocas distintas. La ropa lo distingue. Hay ropa que son actores, pero hay ropa que son muy antiguas. Y todos los niños, su piel, su tesitura, su cara, no son hermanos, son niños diferentes. Pero hay algo en ese sueño, en esa imagen de un niño arrojándose las llantas de un carro. El carro es actual. Y lo peor de todo es que reconoce la locación y es afuera
de su casa. Está vuelto loco, está en la situación ahí en el consultorio de esa psicóloga y no para de gritar porque todas las imágenes vienen como una película. Esta mujer persiguiéndolo, esta mujer ahorcándolo, esta mujer haciéndole daño y diciéndole al oído, "Aviéntate, aviéntate, aviéntate." Y ahí después de una hora que lo tienen que tranquilizar, que tienen que hacer que él vuelva a encontrar como su centro, el niño pregunta, "¿Qué me iba a hacer?" Y sus papás llorando le responden, "Estabas por aventarte de la ventana." Félix no puede resolver esa situación, pero logra expresar algunas
cosas. que tanto la psicóloga como los papás hacen que se den cuenta que esa cosa que está ahí no son imaginaciones de él, porque él empieza a hablar acerca de que esta mujer rasguña debajo de la cama, que esta mujer rasguña las paredes. Van ellos, levantan la cama y descubren rasguños justo en la parte de abajo. Pero aquí hay un detalle. El tipo de uña que tiene que estar haciendo el rasguño no corresponde un niño, corresponde a dedos muy largos y a uñas muy alargadas y filosas. Y hay una parte en la pared que no
habían visto, pero el tapiz está una y otra vez rasguñado en ambos lados, justo en la esquina, está ahí rasguñado. Cuando van con el exorcista y se dan cuenta que este niño está en medio de un proceso de posesión, ya no están tan sorprendidos. Y Félix, ahora que escucha el canal se atrevió a contarnos su historia. ¿Por qué crees que pasan estas cosas? [Música] Lo que estoy a punto de contarte te pido que lo tomes con pincitas porque habla de una situación muy delicada que vivió una familia y puede ser que no sea muy de
tu agrado, pero así es como me cuentan las cosas y así te lo tengo que transmitir. Mónica tiene una pésima relación con su mamá. Ella misma lo dice, me cuesta mucho quererla. No es una persona a la que le tenga tanto afecto. Nunca he tenido una muy buena relación con ella y aún cuando le puedo dar gracias por estar viva aquí al día de hoy, porque es por su decisión, de todas maneras siempre me he preguntado por qué papá decidió casarse con ella. Es una persona insoportable, es una persona muy difícil de tratar y es
una persona paranoica. Cuando yo era pequeña, pero te estoy hablando pequeñita, narrador, te estoy hablando que tenía 4 o 5 años, cuando apenas estaba yendo al kinder o a estas etapas en las que sales de la casa, mi mamá me decía al oído, apréndete esto. Y me decía 4 5 6 y después me decía 789. O me decía, apréndete la palabra abestruz. Y cuando llegaba y me recogía, antes de practicarme cualquier cosa y decirme cómo me fue, me decía, "¿Qué palabra te dije? ¿Qué número te dije? ¿Qué te dije que te aprendieras?" Y a veces
cuando se me olvidaba, no se me acercaba. Me tocaron situaciones que hicieron que desde pequeña le agarrara mucho coraje. Yo llorando en la escuela y mi mamá no me quería ni tocar. Y ahí estaban los maestros, "Señora, ¿qué le pasa?" Y ella empezaba a decir, "Es que no sé si es mi hija." Mi mamá estaba loca, loca. Mi papá de alguna manera le entendía. Yo no sé por qué, pero yo desde pequeñita y él yo soy la primera de mis hermanos, yo le agarré mucho coraje, mucho coraje, puras cosas raras. Cuando fui creciendo y llego
a mi adolescencia, mi mamá no cambió ni poquito. Si vamos a un centro comercial o si vamos a alguna tienda y me voy a separar, me agarraba con fuerzas y me decía, "A ver, dime unos números, yo me los voy a aprender y tú yo te voy a decir unos números y tú te los vas a aprender. Si nos vemos y no decimos los números, yo no te voy a dejar subir al carro." y para mirar como que estás loca o qué te pasa, qué tienes. Y mi mamá nos daba siempre eso, esas claves. Cuando
vinieron mis hermanos también hizo eso, pero ya no era tan aprensiva, como que se empezó a relajar, pero yo lo odiaba para entonces. Mugre vieja loca, mugre vieja con sus ideas estúpidas que lo único que hacía era ponerme como en una situación super horrible. No podía disfrutar nada. Yo no quería nunca estar con ella. Siempre sus números, sus palabras clave, puras cosas ridículas. Si un día alguien me iba a secuestrar, lo iba a hacer y ya. ¿De qué me servían esos números? Ni que, por decirlos en voz alta, la persona me fue a respetar. Y
te digo esta historia, narrador porque al día de hoy no puedo creerla. Viví muchas cosas malas, pero ya entiendo por qué lo hacía. Y cuando me contó por qué, narrador, estuve casi una semana sin poder pegar los ojos, no pude dormir. Lo que me contó no podía creerlo y ahí también entendí por qué mi papá la entendía. Me cuenta que cuando ella era pequeña vivió algo muy raro en su casa. Su familia era una familia pobre, era una familia que apenas estaba sacando las cosas adelantes. El abuelo tenía un problema con el alcohol. y había
luchado mucho por salir de ahí, pero no consiguía un buen trabajo y eso hacía que la abuela estuviera lavando ropa y buscando de esos trabajitos en los cuales le dieran unas monedas para que no faltara el pan en la mesa. Una situación muy dura. Eso fue haciendo que se fueran mudando de lugares que estaban medianamente bien a lugares que estaban bastante bastante mal. Y el peor de todos fue una cazona. Y una cazona, el lugar era grande, pero estaba pegado a un cementerio y estaba feo el lugar, no por el tamaño, sino que era muy
viejo y daba una vibra horrible. Ellos vivieron ahí como paracaidistas, o sea, nadie a nadie le pagaban renta con nadie tenían que ir a decirle que estaba en ese lugar. Por alguna extraña situación nadie lo reclamaba. Ese lugar tenía la forma de las ventanas, pero no había cristales. Tenía los umbrales de las puertas, pero no había puertas. El abuelo los sellaba con algo de cartón y ponía algunas bolsas estiradas con algo de cinta. Una situación muy precaria y muy difícil. Mamá en ese tiempo vivía en esa casa con los abuelos y de repente los abuelos
comienzan a darse cuenta que las cosas no están funcionando y empiezan a ver la posibilidad de un divorcio. El abuelo lo toma mal, recae en el alcohol y empieza a tener ausencias muy grandes. Por eso lo que vivió mamá, ellos ni cuenta se dieron hasta que fue tarde. Mi mamá recuerda como con dos sabores esa casa, con dos sensaciones. La primera, y eso la pone muy mal, es que la recuerda con mucha alegría porque dice que nunca antes había jugado tanto con su mamá y ella se acuerda que su mamá se iba con ella y
se ponían a jugar mil cosas, que a las muñecas, que a la bebeleche, juegos de la época. se ponían a platicar durante horas y bueno, mil cosas que querían jugar. El juego que más le gustaba a mamá era explorar la casa y dice que la abuela se iba con ello y le iba enseñando las habitaciones y le contaba historias y le decía, "Aquí, aquí antes vivíó una familia." Y le empezaba a contar historias a veces de fantasmas y a veces historias que eran muy bonitas y románticas, a veces historias tristes. Y ella se sentía feliz,
estaba endiosada con su mamá. Hasta que un día pasó algo muy extraño. Su mamá le dice, "Oye, hoy te voy a enseñar donde vivo." Y ella no entiende. Le dice, "Mamá, pues vivimos aquí." No, es que yo no vivo aquí. Yo te voy a enseñar donde vivo. Y entonces ella se fue caminando a la sala. La sala, te vuelvo a decir, este lugar era un bodegón, una casa muy grandota. La sala tenía un umbral. quedaba lo que podía ser una cocina, una bodega, algo así, un lugar que igual estaba con el piso sucio, bolsas por
algunas partes del lugar, un lugar descuidadísimo. Y ese espacio, ese cuarto, esa habitación era un espacio que por una extraña razón ella nunca había entrado y su mamá y su papá siempre le sacaban la vuelta. Ni siquiera lo habían limpiado desde que tomaron posesión de la casa. Nunca le habían puesto mano ahí. Tenía telarañas, estaba lleno de polvo, un lugar totalmente descuidado y había cajas. ¿Por qué no se había dado cuenta que había una habitación con cajas? ¿Quién sabe? Al final era una niña, pero entra en la habitación y mamá se la lleva caminando justo
a una esquinita en la que hay tres cajas una arriba de otra. las empieza a empujar y cuando las empuja hay una puerta pequeñita como una puerta hechiza de madera que tiene unos seguros y tiene un candado y la mamá de Mónica ve perfectamente. Recuerda que la mamá de Mónica vivió esto cuando era muy pequeña. La mamá de Mónica, siendo una niña, ve que esta mujer, su mamá, toma el candado con la mano, que el candado está cerrado y donde lo mueve tantito se zafa, lo saca y lo deja en el piso. abre la puerta
y le dice, "Ven, acompáñame, te voy a llevar a mi casa." Y ella se mete primero la señora, después se mete Mónica y cuando da dos pasos ahí, se cierra la puerta detrás de ella y se escuchan las cajas que se vuelven a acomodar y escucha una voz que le dice, "Ahora sí vas a estar conmigo." Cuando escucha esa voz, voltea para todas partes, pero el lugar es totalmente oscuro y es un lugar pequeñito y está inclinada. Entonces dice, "Mamá, mamá." Y empieza a escuchar una voz que ha estado escuchando todos esos días que parecía
que era su mamá, pero la voz empieza a distorsionar y le dice, "Ven, Moniquita, ven, quédate conmigo. Yo vivo aquí, ven." Y cuando empieza a escuchar eso, empieza a gritar como loca porque entiende que esa no es su mamá. Y le empieza a decir, "Mamá, mamá, ayúdame. Mamá, mamá, ¿por qué estoy aquí? Mamá, mamá." Se perdió la voz de la niña. Se quedó llorando un montón de horas. ¿Se dieron cuenta que la niña estaba ahí? Casi 48 horas después, porque la niña la daban por desaparecida. Papá y mamá, en medio de una discusión no se
habían dado cuenta dónde estaba la niña. Esos días eran días de descuido. Casi día y medio después habían ido a la policía. La policía cuando fue a la casa, un agente escuchó algo raro, como una respiración entrecortada que venía de una habitación. Movió las cajas, quitó un candado, se topó con una niña detrás de una puerta que parecía que dos señores la tenían encerrada ahí como por algún tipo de castigo enfermo, porque el tipo, cuando la vio en este estado de deshidratación al borde de la muerte, la cargó, salió de ahí y se la llevó
directo a una clínica. Este sujeto hizo que arrestaran a papá y a mamá, y la niña había testificado que su mamá le encerró ahí, que había estado jugando con ella las escondidas, que había estado jugando con ella varios días. Su mamá siempre dijo que esas cosas que decía la niña eran mentira, que ella no había jugado con ella, que las últimas semanas tenía tantos problemas con el esposo que se había olvidado por completo de ella, que lo más que hacía era dejarle los platos de comida ahí en la mesa y hablarle. Fuera de eso no
tenía contacto. Es entonces que la señora Mónica se dio cuenta, aún siendo niña, que esa persona con la que estuvo conviviendo esas semanas en ese lugar pegado al cementerio no era su mamá. Varios años después y siendo una adulta, fue a ese lugar, se llevó un grupo de amigos y los alentó manipulándolos para que se atrevieran a meterse a ese recobeco. Ya estamos hablando de un lugar que estaba lleno de pintarrejeadas por todas partes, que pedazos del techo no estaban, que probablemente lo utilizaban para hacer cosas no muy buenas, pero los alentó. Aceptaron la puesta
y hubo una persona que se metió con una lámpara y salió de ahí con un hueso humano. Desde ahí supo que probablemente esa mujer con la que estuvo conviviendo, sus restos se ían en esa casa y quería que viviera con ella para siempre. ¿Qué crees que sea eso que está entrando en la casa? Eloy fue víctima del podcast, pero no de la manera habitual. Fue víctima del podcast por seguirnos un consejo. Si quieres conocer historias aterradoras, pregúntale a las personas que estén a tu alrededor si ellos han vivido algo y te vas a llevar sorpresas
muy extrañas. Él hoy tenía un suceso en el pasado cuando él era pequeño, que lo tenía ahí en el baúl de los recuerdos, una cosa sin importancia. Su familia tenía una casa y era una casa muy bonita y de buenas a primeras decidieron que ya no iban a vivir ahí y se fueron a vivir un departamento chiquitito, feo, apretados todos, pero esa casa que era de ellos nunca la volvió a evitar nadie más. Y pobre casa, se fue descuidando descuidando y descuidando hasta que llegó el momento en el que vendieron prácticamente el terreno y la
derrumbaron. Es suceso. El de esa casa que la dejaron y se fueron al departamento y se fue descuidando. Pasó hace más de 20 años y él hoy, ahora siendo miembro de la familia nocturna pues fue y le preguntó a la familia si tenían historias. Y cuando pregunta eso, sus papás, que ya son personas mayores, se ríen y le dicen, "Pues claro que tenemos historias." Pues la casa, ¿te acuerdas? La casa estaba bien embrujadota. ¿De qué casa, papá? ¿De qué estás hablando? pues la casa, hombre, el terreno que terminé vendiendo. Y entonces Eloy empieza a hacer
memoria, le dice, "Sí, es cierto, vivimos en una casa muy bonita, ¿verdad?" Claro, pues fue la casa que yo compré. Era la casa de los sueños de tu mamá y terminó siendo la casa de nuestras pesadillas. A ver, papá, ¿cómo está eso? Y ahí te va lo que se enteró el hoy esa noche. Fantasmas más, fantasmas menos. Lo que pasó fue algo así. Resulta que los papás de Loy se conocen, se enamoran, se casan. Y el papá de Loy, un tipo muy inteligente, de un corazonzote y un sujeto con principios puestos, pero bien puestos, él
le promete a su esposa que le va a comprar una casa. Y fueron a un barrio en el que él sabía que podía comprar una casa en a la vuelta de unos tres, cu 5 o 10 años. Ella señala una casa y a partir de ahí, todos los santos días al regresar del trabajo, da el rondín por esa zona, esperando que un día parezca y un letrero de se vende. El señor papá de Loy no se queda contento con eso. Ya ha ido como en 14 ocasiones a la vuelta de ahí de un año, año
y medio tocando esa casita para que un día se las vendan. Ya lo conocen, ya lo sueñan. Dos domingos llegó hasta con barbacoa intentando negociar y es un muy buen tipo. Es un tipo encantador, un tipazo. Por eso 2 años después no apareció el letrero de Seende, recibió una llamada. Los dueños les quieren vender la casa. Cuando le van a vender la casa, se la venden de hecho a un muy buen costo. Resulta que hay una situación. La familia está viviendo en emergencia. La esposa tiene una de estas enfermedades muy difíciles de atender. No, no
la enfermedad, pero una muy difícil. Ya no tienen recursos, son ya dos personas que están grandes y ya se gastaron todo lo que tenían. Necesitan vender la casa lo antes posible, lo más rápido que se pueda, porque ya están buscando todas las alternativas. Los doctores les dijeron que están desauciados. El papá del hoy es un sujeto, pero es un sujeto de estos que ya no hay. Él les pregunta cuál es el precio de la casa, investiga tantito. Él se da cuenta que ese precio no le logra llegar para liquidar en efectivo, pero les dice a
ellos que si le permiten les va a ir pagando de poco a poco el resto. Y se los pagó completito. Estuvo pagando incondicionalmente durante 7 años. Mes con mes fue pagando. Había dos situaciones ahí bien importantes. La primera, las escrituras de la casa no iban a estar a su nombre hasta que terminara de pagar. La segunda, en el año dos él ya no vivía en esa casa y la siguió pagando por 7 años. Te voy a contar qué fue lo que pasó. Resulta que cuando el señor papá de Loy, su esposa y el pequeño Loy
se van a vivir a la casa, están soñados. La casa está bien bonita. Era la casa de los sueños de su esposa. Y el papá de Loy, no, no, encantado. Él se hace la promesa a sí mismo porque se los prometió a los dueños de la casa, se los voy a pagar centavo a centavo, pero les voy a liquidar la casa completita. me tome lo que me tome. Él dio un muy buen enganche. Gracias a ese enganche pudieron llevar las cosas adelante. La señora recibe un tratamiento, va saliendo adelante y el dueño, a un dueño
de la casa, está tan agradecido que jamás lo molesta. Si a veces se retrasó, déjalo, es el papá de Loy. Porque así lo conocían como el señor papá de hoy. Confía en él. Y 7 años de relación tuvieron. Nunca se enteraron ellos que el señor papá de Loya no vivía ahí con su familia. El día en el que va a darle las escrituras, se les hace muy raro que no los invite a la casa porque los invita un departamento bien feo. Y en ese departamento es donde hacen ciertas firmas notariales, se entregan los papeles, se
dan las gracias. El señor papá de hoy le da las gracias porque ya está liberado eso y que lo esperaron tanto tiempo, bla, bla. Y lo primero que pregunta, que es algo bien inverosímil, oigan, ¿no quieren comprar el terreno porque le ando vendiendo? No entienden, pero tú vas a entender después de lo que escuchas. Cuando llegan a la casa y ven esta casa que es la casa de sus sueños, están muy felices. Están tan felices que lo siguiente que los toma en su mente durante los siguientes dos o tres meses es cómo la van a
decorar. Desde la pintura externa, la pintura interna, ciertos acabados que quieren cambiar cosas más modernas, qué muebles van a tener cómo van a estar las paredes. La esposa del señor papá del hoy es una mujer de gustos refinados, así es que ha visto varias series de televisión que han adornado de maneras muy bonitas las recámaras y los pasillos. Ella quiere tener algo parecido. Si ya tiene la casa, ahora quiere la decoración. Es en este tiempo en el que Loy, siendo un pequeñín de unos dos añitos, comienza a tener a un amigo imaginario. Apenas puede hablar,
pero en su habitación ya van varias veces que lo ven que está balbuceando y balbuceando y cuando entran está hablando hacia una esquina de la habitación, pero se ve donde él está metido en su plática. No habla ningún idioma, habla del idioma Eloy porque no es algo que le puedas entender. Balbucea las palabras entrecortadas, pero ahí va. Está muy raro porque cuando le preguntan con quién hablas siempre señala una pared y bueno, es un niño, imaginación. Pero cuando van pasando las semanas se dan cuenta de diferentes cosas. Eloy están seguros que lo dejaron sentadito ahí
en la sala con un par de juguetitos. Y ahora está otra vez en su habitación. Pero están seguros que no lo vieron caminar por el pasillo ni subir las escaleras porque estaban haciendo adecuaciones en las escaleras y en ningún momento lo vieron. Y está allí en su habitación pegadito í a en la esquina y platicando. ¿Están seguros que él hoy no habla tan bien, pero ya lo han escuchado en las noches hablar de una forma muy fluida? Al punto en el que la mamá se emocionó, entra al cuarto y le dice, "Mi hijito, ¿qué estás
diciendo?" Y el niño está totalmente dormido, pero lo escuchó. Es la voz de su nene y hablando español fluido. ¿Qué está pasando? Llega un momento en el que la señora se siente muy rara porque siente como si hubiera algo en la habitación de Loy cuando no hay nadie. Es una sensación que tiene aquí justo en la nuca. es lo que le va a explicar al señor papá del hoy. Siento como si alguien me estuviera viendo aquí y se me pone toda la piel, todos los cabellos se merizan y me siento muy rara. Es como como
algo feo en ese cuarto. El señor papá de hoy había tenido el consejo ya en varias ocasiones de parte del dueño de la casa, que llevara ahí un sacerdote que cada cierto tiempo hicieran bendiciones en los cuartos. Él no entendía por qué, pero bueno, ya su esposa le está dando este reporte. Han pasado cosas raras con el niño. Bueno, pues va el padrecito que lo consiguen, el padrecito de la comunidad y va y hace sus rezos y sus plegarias, bendice la casa y cuando llega en la habitación de Eloy se acerca a la esquina en
la quey ha estado platicando con su amiguito y cuando avienta agua bendita, la pared se mancha de rojo, un color rojo, rojo, rojo sangre. No entienden qué está pasando y cuando voltean con el padre, el padre voltea también a la pared y todos voltean para allá y ya no hay manchas. Algo ahí está muy raro. Como a la semana o dos semanas, un día el papá de Loy está llegando a la habitación, escucha que está una vocecita como de un niño hablando, abre la puerta y ve a un niño parado justo en la esquina, pero
el niño se sorprende porque lo voltea a ver. Hace cara como que no deberías de estarme viendo aquí. empieza a caminar para atrás y ve como justo se mete en la pared y desaparece. Pero hay un detalle, no fue el detalle de la pared, no fue el detalle del niño, no fue el detalle de esas cosas que parecían manchas enormes de sangre, no. El detalle que hizo que se fueran de esa casa casi al día siguiente es que ese niño alto está seguro que tiene todos los rasgos de su hijo. El tipo de cabello, la
forma de mirar, la ropita que tiene es la misma que tiene Ely, pero como para un niño de unos 5 años más. Después de ver eso, ya no tiene duda. En esa casa habita algo que quiera su niño y no se lo va a dar. y se lleva a su familia un departamento, pero como es un hombre de palabra, sigue pagando, ayudando a la familia durante 7 años y a nadie le da explicaciones. Solo quiere que el demonio que vive en esa casa vive en un verdadero infierno y no permite que nadie viva ahí ni
nadie le meta mano hasta que la casa caiga por sí sola. Y entonces cuando firman 7 años después de que nadie pisó adentro, que entraron personas a robar, que la casa está hecha un mugrero que se está cayendo a pedazos, él ahora sí está dispuesto a vender el [Música] terreno. Recuerda siempre estas palabras, con los demonios no se juega, ellos juegan contigo y la familia de Gabriela le tocó vivirlo de la peor manera. La historia que estoy a punto de decirte, de contarte, es una historia que tiene muchos detalles que son muy fuertes. Así es
que yo te recomendaría que si eres menor de edad, vela mejor o escúchala mejor en presencia de un adulto. Y si estás escuchándolo ahí con tus hijos, toma las precauciones necesarias. La familia de Gabriela vivió literalmente un infierno por casi 6 años. Esta situación que vivieron son situaciones que al día de hoy creen tener la respuesta del por qué ocurrieron, pero no lo sienten justificado. Es importante prestar atención en detalles de esta historia, porque si vives circunstancias similares, te pueden dar las pistas suficientes que tú y tus seres queridos están corriendo un riesgo tremendo y
deben de hacer algo. Ah, vamos a contar este contexto. Esa es una historia que me causa muchas emociones encontradas. El papá y la mamá de Gabriela no tienen tan buena relación. El papá era un sujeto de estos brabucones que para todos siempre llega al punto de los golpes y no le gusta discutir las cosas. Es un sujeto de pocas palabras y que tiende a ser violento. Se ha controlado. Busca ser la mejor versión de sí mismo desde que se casó. Ya tiene dos niños, Gabriela y su hermano menor. Pero aún así, de repente cuando toma
se pone mal, al punto en que en ocasiones la mamá tiene que alejarlo de los niños porque él no se da cuenta que es muy tosco y los puede lastimar. Por otro lado está la mamá de Gabriela. Es una persona que no quiere dejar bajo ninguna circunstancia a su esposo. Y no te digo que eso sea la solución, esta situación, para nada. Lo que te digo es que no lo quiere dejar nunca. lo justifica ante todo y a pesar que hace cosas que no están bien, ella sigue diciendo, "Ay, es que ya sabes cómo es."
Esta situación, este contexto es lo que va a permitir que las cosas que vayan ocurriendo no se detengan a tiempo y sigan avanzando. Te vuelvo a decir, es una historia que puede llegar a ser de muchas emociones. Viven en una casa, en una casa en la que tienen viviendo ahí. cerca de un año y medio. Una casita pequeña, una casita de apenas tres cuartos, un lugar chiquitito, los cuartos son pequeñitos. Y en un cuarto duermen los dos hermanos, camas individuales separadas y en el otro cuarto duermen papá y mamá. Y el tercer cuarto es donde
tienen un montón de cosas, desde ropa que no están usando por temporada, cosas que han dejado utilizar y así. En una noche, Gabriela siente que su hermanito se acuesta detrás de ella y le dice el oído, "Cuídame." Cuando ella le dice, "Ay, déjame en paz, voltea y ve a su hermano dormido en su cama." Se le hace muy extraño, le da mucho miedo. Se va con el hermano y le dice, "Me jugaste una broma." Y su hermanito le dice así, "De qué estás hablando? Déjame dormir." Y entonces ella le dice, "¿Me puedo dormir aquí contigo?"
Y se duerme junto con él. Al día siguiente, Gabriela no dice nada porque andarles quitando el tiempo a papá y a mamá que andan de pleito no es una buena opción. Eso hace que la siguiente noche se vaya a acostar y de repente en medio de la madrugada su hermanito va y la levanta bien enojado. No me estás haciendo bromas, me asustaste mucho. Y Gabriela no entiende qué pasa. ¿Qué qué pasó? No te hagas, no te hagas. Te asomaste enfente de la cama y después te agachaste y te viniste corriendo rápido a tu cama porque
no te pude ver cuando corriste, pero ya estabas aquí acostada. No me estés jugando bromas, me asustaste mucho. Y Gabriel le dice, "Yo estaba dormida." No te hagas, no te hagas, te asomaste enfrente de la cama. Las siguientes noches, la vida de estos dos pobres niños está espantosa. Ya no pueden dormir en camas separadas. Creían que sí, pero de repente cuando Gabriela sintió que una mano se le pasó justo por enfrente del rostro y era una mano de un adulto y escuchó la voz de su hermanito que le volvió a decir, "Cuídame." Fue algo horrible.
Fue una sensación fea, como muy invasiva. Se sentía sucia, invadida, no le podía decir nada a papá y a mamá. ¿Qué le va a decir papá? Porque papá a veces no utiliza ni palabras para expresarse. Mi mamá le va a decir, "Ya, ya no molestes a tu papá." Y se la va a llevar. Así es que no le dice nada. Pero también el hermanito de Gabriela, pobrecito José, está en su cama y él no quiere ser el cobarde. Él es el niño, es el valiente. El papá le dice, "Tú eres mi varoncito, tú tienes que
mostrar que tienes muchos pantalones." Y entonces el niño cuando ve que esa cosa que se asomó está empezando a subirse a la cama y le agarra los piecitos, no quiere ni gritar, pero no aguanta y se hace arriba de la cama. Así es que empieza una discusión al día siguiente. ¿Cómo puede ser que siendo tan grande hagas estas cosas? Tú eres el varoncito, te tienes que agarrar los pantalones o qué. ¿Te da miedo estar ahí dormido? ¿Y quién va a defender a tu hermana si no eres tú? Y el pobre niño ni les cuenta ni
qué pasó. Pero Gabriel entiende por como ve a su hermano que le está pasando algo. Así es que aquí inicia este instinto entre hermanos de protegerse el uno al otro y empiezan a elegir donde dormirse. Papá y mamá van a estar muy enojados las siguientes semanas. Estos dos huercos que se vienen a la sala en la noche y se quedan los dos ahí tirados, probablemente viendo tele y se quedan dormidos, aunque la tele no está prendida y a veces se quedan dormidos en el piso. Ya no estén saliendo de su habitación esa hora. No está
bien, por eso tienen sus camas y si no utilizan sus camas, las vamos a regalar. Y los dos pobres muchachos no les pueden contar que cuando se acostaron justos en la misma cama, vieron como una mano venía desde el techo y se posó arriba de los dos. Y los dos la sintieron al mismo tiempo y había una persona ahí en el techo viéndolos sonriéndoles. Ellos no pueden contar nada de esto. Ellos lo único que pueden hacer es salirse de la habitación e intentar que esa cosa no los capture, no los atrape. Llega un momento en
el que son tantas vivencias que están teniendo que ellos ya tienen miedo, no solo durante la noche, sino durante el día. Aquí empiezan las partes en las que te pido tu paciencia y te pido tu comprensión. Esto ya pasó, ya fue así. Pero mamá se da cuenta que algo raro está pasando casi 7 meses después, cuando los niños tienen unos ojos de mapache tremendos, cuando no están comiendo bien, cuando la escuela está llena de reportes, cuando los maestros dicen que no entienden por qué están tan distraídos y se están quedando dormidos en clase. Pero estos
reportes tienen meses de estarse acumulando. Papá y mamá tienen que solucionar su situación de pareja. Es que él él ya no me trata como antes y es que porque él no habla, él ni siquiera se expresa. En esta caricatura que parece esta familia, la mamá de Gabriela toma cartas por primera vez en el asunto, va y habla con su esposo. Algo les está pasando a los niños, tenemos que hacer algo o no los van a quitar. Es lo que le importa a mamá. Así es que él dice, "A mí nadie me va a quitar mis
hijos." Pues es que en la escuela ya nos mandaron muchos reportes y ya me mandó decir la directora que está muy extraño esto. Va el papá por Gabriela y el hermano se los lleva a la sala siendo el menos indicado para desarrollar una conversación de este nivel de delicadeza y les dice, "Díganme qué pasa o los voy a regañar." Así inicia. Y ellos dos se quedan callados y dicen, "Perdón, papá." Y él nada más mueve la cabeza de arriba a abajo, voltea con su esposa y le dice, "Ya ves, ya todo va a estar bien."
El sujeto no es bueno con estas cosas, no entiende ni qué está pasando. Le falta a veces la capacidad para comprender, pero se siente tranquilo, es lo que le importa. Y se va a su habitación y nada más les dice, "No quiero que vuelva a pasar eso." Y se mete. Entonces la esposa se da cuenta que los niños tienen mucho miedo y no es del papá. Y ahí es donde una alarma se le prende. ¿De qué pueden tener más miedo que este tipo cuando toma? Así es que comienza a platicar con ellos y les empieza
a pedir que le expliquen qué sucede. Y los niños parece que han visto mucha televisión porque le están contando cada historia de terror. La niña que se parece a mi hermana, mi hermanito que se aparece en el baño, la sombra que se parece a mi hermanito y me habla en el oído, el señor que está en el techo y se empieza a largar en las noches. La cosa que nos persigue hasta la sal y se esconde debajo del mueble. El mueble que se mueve solo en las noches y no nos deja dormir. Y la mamá
no puede ni creer. Tienen mucha imaginación, pero están tan afectados que tampoco lo puede hacer. Un lado. Habla con el esposo y le dice, "Sí, están mal, están pasando algo." El esposo se enoja y dice, "Ahorita voy a ir a hablar con ellos." No, no entiende que no. Vámonos de la casa. ¿Cómo que vámonos de la casa? Vámonos de la casa. 5 meses pasan. Los niños están hechos una sopa, están deshechos. Los dos no se pueden mantener despiertos en el día. Cada vez que alguien los toca sobrereaccionan. Están violentos en la escuela, se esconden de
las personas, cada vez son menos sociables y el papá lo mueven de trabajo y como este trabajo le queda muy lejos de la casa, ahora sí decide mudarse y se cambian de casa. Durante los siguientes meses, la vida regresa a la normalidad. Aunque están en una nueva escuela, eso los ayuda. Ya no les están diciendo los asustadizos, los irñoños mapache, los dos muchachitos llorones y ya no tienen ningún tipo de apodo. Gabriel y su hermano se protegen el uno al otro, pero en tres meses la resilencia de un niño es tremenda. Regresan casi a la
normalidad. La vida parece normal. El esposo con el trabajo que le dieron, que tiene un incremento de sueldo, ya no está tan apretado en costos, en gastos y cosas de ese tipo. Y la casa en la que están se siente más a gusto. Pero es muy extraño porque de repente un día en la noche los va a despertar el hermanito de Gabriela gritando como loco, diciendo, "Algo está con mi hermana, algo tiene a Gabi, algo tiene a Gabi." Y de repente el señor sale con un bate de béisbol de su habitación creyendo que alguien se
metió en la casa y cuando abre la puerta la niña está llorando arriba de la cama y toda la cama está hecha un desastre. Imagínate por qué el miedo causa accidentes. El señor se da un enojo, va le habla a su esposa y le dice, "Mujer, a ti te toca. Estos niños son unos miedosos. No puede ser. No sé qué estás haciendo, cómo los educas." Y la señora, "No, no, perdón, perdón." Y cuando va con la niña le está regañando, pero después se empieza a enterar, no sé cuántos días después, pero se empieza a enterar
que la niña vio a su papá. A su papá, pero tenía un detalle. La cara la tenía quemada, toda quemada. Creía que era su papá porque la despertó en la noche, le dijo que quería hablar con ella y cuando ella se levantó de la cama, él se le acercó y vio que todo el rostro lo tenía chicharrado. Por eso empezó a gritar. Por eso el hermanito también empezó a gritar. El hermanito vio una sombra que estaba volteada arriba de la cama y bueno, un desastre. A partir de ahí, el hombre del rostro quemado todo el
tiempo hacía acto de aparición. A veces como el hermano, a veces como la hermana, a veces como la mamá. Todo el tiempo está apareciendo y no los deja bien. La mamá ya desesperada va a una iglesia, comienza a pedir que la ayuden. Es una iglesia cristiana. Si es que viene un pastor junto con un grupo de oración, vienen y les echan una mano y cuando están en medio de las oraciones, no pasa nada. Pero esa noche, pobres niños, no paran de gritar. Los meten en una habitación en lo que van a revisar la otra y
gritan en esa. Aquí está mamá, aquí está. Descontrolados ya. No los pueden llevar casi por una semana a la escuela porque los niños están tan nerviosos que están mal y se van a dar cuenta y se los pueden quitar. Es el miedo de la mamá. Así es que ella busca alternativas y finalmente le hablan de una mujer que se limpia. Cuando llega con esta mujer, entra al lugar en el que daba este servicio y cuando entra la mujer apenas la ve, dice, "Tú y tu muerto se me salen. Salte de aquí." y la corre y
estando afuera dice, "No te voy a dejar que entras porque no quiero que me dejes nada del mugrero que traes. Tu esposo hizo algo y los persigue un muerto y este no es un muerto cualquiera. Ve y dile a tu esposo que solucione sus problemas porque si no no se les va a quitar. Y no vuelvas a venir por aquí que no quiero que me dejes tus mugreros." Cuando la esposa esta mujer se va a platicar con su esposo y le dice, "Hiciste algo, hiciste algo y no me dijiste." No, mujer, no sé de qué
estás hablando. Pero luego luego nota que ya no le está hablando con ese enojo, está evadiendo el tema. Tú hiciste algo, por eso se empezaron a aparecer cosas en la casa. ¿Qué hiciste? Y entonces el esposo está evadiendo y evadiendo y evadiendo el tema hasta que de repente va al closet, se mete y saca una pistola envuelta en un pañuelo. Abre el paño. Es un revólver muy grande, un revólver que no debería de tener porque la señora le había dicho estrictamente, "No quiero que nunca más vuelvas a tener un arma." Pero este tipo, de una
manera no legal, lo consiguió porque escuchó que en esa casa donde empezaron a ocurrir las cosas, a varios vecinos se les habían metido ladrones y él dijo, "Conmigo no se van a meter." El problema era la pistola. Le habían dejado muy claro que con esa pistola habían llevado una persona al otro mundo. Por eso se la iban a dejar barata, porque si se la llegaban a encontrar era de él y no podía revelar quién se la vendió. como él nada más la quería para utilizarla en casa en caso de defensa, lo cual si te puedes
dar cuenta, todo es una estupidez, es algo nada pensado. El sujeto la tenía guardada. ¿Sabes qué es lo extraño? Y él ya sabía y se lo guardaba. Entre casa y casa. El tiempo en el que no pasó nada es porque habían dejado cosas en la casa anterior. Y en esa casa anterior una de las cosas que habían dejado era la pistola. El día que la pistola llegó a la casa, el hombre de rostro quemado apareció, se deshizo de la pistola y después de eso, dos meses de oraciones continuas, les trajo paz a los niños, pero
el hombre, el rostro quemado, ya los había dejado. Estaba ligado a ese objeto. Tal vez había sido la persona a la que le habían quitado la vida con esa cosa. Tal vez era lo que provocaba que cuando la tuviera en sus manos le dieran ganas de [Música] usarla. Y con esta historia, querida familia nocturna, hemos llegado al final de esta oscura fogata de historias. Así es que si llegaste hasta el final, creo que te gustaron las historias. Alguna te aterró, alguna te hizo sentir esas sensaciones como de escalofríos, te puso la piel chinita o se
te hicieron simplemente interesantes. Si es así, revisa aquí abajo este botoncito que dice suscríbete y presiónalo. Muchos que creen estar suscritos cuando van y lo revisan se dan cuenta que no. Tú eres uno de esos. Suscríbete, síguenos para que cada vez seamos más en la familia nocturna y de aquí al sábado de sombras, recuerda que tal vez puede pasar una plática secreta, ya sabes, en la plataforma de audios largos. Y una vez dicho esto, ahora sí nos vemos en la plática o en el sábado de sombras, pero de aquí hasta que nos volvamos a ver.
Te deseo dulces pesadillas. Bye bye. [Música]