en medio de una llanura árida donde el sol abrazador rajaba la tierra y el viento arrastraba polvo en remolinos se alzaba una pequeña casa de adobe sus paredes agrietadas por el tiempo y la intemperie eran testigos silenciosos de la Soledad de un niño de apenas 7 años se llamaba Mateo Mateo no tenía padres su madre se había ido al cielo cuando él era tan solo un bebé y su padre un hombre de manos ásperas y corazón noble había partido un día en busca de trabajo y nunca regresó nadie sabía si había muerto en el camino
o si simplemente se había perdido en el olvido del mundo desde entonces Mateo había aprendido a sobrevivir solo su cuerpecito Delgado se acostumbró al hambre sus manos pequeñas a encender el fogón con ramitas secas y su corazón frágil al peso de la ausencia no tenía juguetes ni compañía solo el eco del viento que silbaba entre las grietas de su casita de adobe y el viejo cántaro de barro que usaba para traer agua de un pozo lejano cada mañana con los pies descalzos y la ropa raída caminaba bajo el sol ardiente hasta el pozo el camino
Era largo y polvoriento y muchas veces tenía que detenerse a descansar bajo la escasa sombra de un árbol seco a veces el cántaro se le hacía tan pesado que le dolían los brazos pero no podía detenerse era su única manera de tener agua para beber y cocinar un poco de maíz que guardaba en un costalito viejo las noches eran aún más tristes Mateo se acostaba en su camita de petate abrazando una manta vieja que aún tenía el olor lejano de su madre miraba el techo oscuro escuchando los sonidos de la noche y en su pequeño
corazón se formaban preguntas que nadie respondía mamá papá dónde están susurraba con la voz dolorosa esperando en vano que el viento le trajera una respuesta y así pasaban los días uno tras otro iguales interminables pero Mateo nunca se quejaba Aunque el hambre lo doblara y el frío de la noche mordiera su piel siempre encontraba fuerzas para seguir en lo más profundo de su alma guardaba una esperanza una luz diminuta que lo mantenía de pie La promesa de que algún día de alguna manera su tristeza encontra ía Consuelo las noches en la casita de adobe eran
frías demasiado frías para un niño solo Mateo con su cuerpecito Delgado se acurrucaba Bajo su manta vieja tratando de olvidar el vacío en su estómago no había cenado el último puñado de maíz que tenía se lo había comido en la mañana y ahora solo le quedaba agua el viento silbaba entre las grietas de las paredes y el techo de palma crujía con cada Ráfaga Mateo temblaba no solo por el frío sino por la tristeza que lo envolvía como una sombra se abrazaba a sí mismo cerrando los ojos con fuerza tratando de recordar el rostro de
su madre pero cada día la imagen se volvía más borrosa como si el tiempo se la estuviera llevando lejos El hambre le dolía se le revolvía el estómago y le costaba dormirse se quedó mirando la única vela que tenía que parpadeaba con una luz tenue Diosito susurró con un hilo de voz Tengo hambre tengo mucho frío por qué estoy tan solito pero no hubo respuesta solo el sonido del viento y el ulular de un bú a lo lejos al amanecer el sol entró por las rendijas de la casa iluminando el rostro cansado del niño se
levantó con pesadez sintiendo el cuerpo débil pero no podía quedarse en la cama tenía que ir al pozo por agua Aunque sus piernas flaqueará con el cántaro en las manos emprendió el largo camino bajo el sol abrasador cada paso se sentía más pesado que el anterior su boca estaba seca sus pies llenos de polvo a medio camino tropezó con una piedra y cayó al suelo el cántaro rodó unos metros golpeándose contra el suelo árido Mateo se quedó ahí tirado con las rodillas raspadas y los ojos llenos de lágrimas no lloraba solo por el dolor de
la caída sino porque se sentía pequeño débil sin nadie que lo ayudara mamá papá susurró con la voz entrecortada dónde están por qué me dejaron solo las lágrimas corrieron por su rostro mojando la tierra seca se quedó ahí sollozando en silencio con el corazón apretado de tristeza después de un rato se limpió la cara con la manga rota de su camisa y se levantó recogió el cántaro que por suerte no se había roto y siguió caminando tenía que ser fuerte no podía darse lujo de Rendirse cuando finalmente llegó al pozo sus manos temblaban mientras sacaba
el agua con el balde de madera bebió con desesperación sintiendo el líquido fresco recorrer su garganta seca luego llenó su cántaro y emprendió el camino de regreso esa tarde cuando el sol empezaba a ocultarse Mateo se sentó en la entrada de su casita y miró el Horizonte anaranjado en su pecho el dolor de la soledad seguía pesando pero dentro de él muy dentro aún brillaba una pequeña chispa de Esperanza no sabía cómo no sabía cuándo pero en su corazón algo le decía que Dios no lo había olvidado los días pasaban y la vida vida de
Mateo seguía siendo la misma hambre frío y soledad sus pequeñas manos estaban cada vez más ásperas sus pies más heridos por el camino al pozo y su cuerpo más delgado pero lo que más le dolía no era el hambre ni el cansancio sino la tristeza de no tener a nadie con quien hablar una tarde mientras estaba sentada en la entrada de su casita abrazando sus rodillas y mirando el Horizonte vio algo extraño a lo lejos una figura avanzaba lentamente por el camino polvoriento Mateo entrecerró los ojos tratando de distinguir Quién era no solía ver a
nadie por esos rumbos era un hombre viejo con la ropa desgastada y un bastón en la mano caminaba con lentitud como si cada paso le costara esfuerzo su barba Blanca se movía con el viento y sus ojos Tenían un brillo profundo como si guardaran muchas historias cuando el hombre llegó hasta donde estaba Mateo se detuvo y le pareció con dulzura Buenas tardes niño dijo con voz pausada vives aquí solo Mateo se acercaba con timidez no estaba acostumbrado a hablar con extraños y tus padres el niño bajó la mirada y apretó los labios sintiendo un mudo
en la garganta el anciano suspiró y se sentó en una piedra junto a L debes de ser un niño muy valiente dijo mirándolo con ternura vivir solo no es fácil Mateo no respondió solo jugaba con sus dedos sintiendo que sus ojos se llenaban de Lágrimas nadie le había dicho eso antes nadie le había reconocido lo difícil que era su vida el anciano sacó algo de su moral y se lo extendió toma hijo es pan Mateo abrió los ojos con sorpresa hacía mucho tiempo que no probaba pan miró al anciano con desconfianza pero su hambre era
más grande que su miedo con manos temblorosas tomó el pan y lo llevó a su boca el sabor era suave delicioso como un abrazo cálido en medio del frío el anciano alarmantemente al verlo comer con tanta desesperación Dios nunca abandona a sus hijos dijo en voz baja a veces cuando creemos que estamos solos él envía a alguien para recordarnos que nos sigue cuidando Mateo Lo miró con los ojos brillantes por primera vez en mucho tiempo sintió algo diferente en su corazón una calidez que no había sentido desde que su madre lo acuna En sus brazos
quién es usted preguntó con voz bajita el anciano sonrió solo un viajero pero si me lo permite puedo quedarme aquí unos días Mateo sin pensarlo algo en aquel hombre le hacía sentir que por primera vez en mucho tiempo no estaba completamente solo esa noche Mateo durmió mejor que nunca afuera el viento seguía soplando Pero dentro de su casita de adobe un nuevo calor empezaba a llenar el vacío de su corazón el anciano se quedó con Mateo pasaron los días y la de adobe que siempre había sido fría y silenciosa comenzó a sentirse un poco más
cálida por primera vez en mucho tiempo Mateo tenía compañía el viejo no hablaba mucho de sí mismo pero siempre tenía palabras de Consuelo se levantaba temprano encendía El fogón y preparaba algo caliente Con lo poco que había Aunque la comida seguía siendo escasa Mateo sintió que todo sabía mejor cuando no tenía que comer solo cuando se comparte lo poco siempre alcanza decía el anciano con una sonrisa Mateo aprendió a confiar en él le gustaba escuchar sus historias llenas de enseñanzas y palabras de fe Dios nunca abandona a sus hijos repetía el anciano Aunque el mundo
sea duro Aunque el hambre y la tristeza pesen él siempre encuentra la forma de enviar ayuda Mateo no sabía si creer en esas palabras había pasado demasiado tiempo solo sufriendo esperando algo que nunca llegaba pero ahora aquel hombre estaba con él y por primera vez su corazón herido empezaba a sentir algo parecido a la esperanza una tarde mientras caminaban juntos hasta el pozo el anciano se detuvo y señaló el cielo Mira hijo Mateo levantó la vista las nubes que siempre eran escasas en aquella tierra seca se habían juntado oscureciendo el cielo el viento soplaba distinto
como si anunciara algo grande va a llover dijo el anciano con una sonrisa Mateo frunció el ceño no recordaba la última vez que había llovido la tierra estaba seca Desde hacía tanto tiempo que casi había perdido la esperanza de ver agua caer del cielo de verdad preguntó con voz bajita el anciano respondió Dios siempre manda lluvia cuando la tierra más la necesita y así como la tierra necesita agua tu corazón También necesita Esperanza esa noche mientras Mateo y el anciano compartían lo poco que tenían el sonido de un trueno retumbó en la distancia luego una
gota cayó sobre el techo de Palma y después otra hasta que de pronto la lluvia comenzó a caer con fuerza Mateo corrió afuera y extendió sus manitas al cielo sintió el agua fresca resbalar Por su piel y no pudo contener las lágrimas era como si el cielo estuviera llorando con él Lavando su tristeza dándole un nuevo comienzo el anciano se quedó en la puerta mirándolo con una sonrisa suave Dios no te ha olvidado hijo susurró esto es solo el principio de algo hermoso Mateo cerró los ojos y dejó que la lluvia lo abrazara por primera
vez en mucho tiempo su corazón sintió algo más fuerte que la tristeza sintió Esperanza la lluvia cayó toda la noche empapando la tierra seca llenando los surcos que antes parecían grietas de desesperanza Mateo se quedó en la entrada de su casita de adobe mirando el agua correr por el suelo sintiendo como el aroma de la Tierra Mojada le traía un extraño Consuelo el anciano estaba a su lado en silencio observando con aquella mirada sabia que siempre parecía verlo todo con más profundidad mañana verás Lo que Dios ha hecho dijo con voz Serena Mateo no entendió
en ese momento pero al día siguiente cuando los primeros rayos del sol iluminaron la tierra lo comprendió el paisaje seco y agrietado había cambiado Donde antes solo había polvo ahora había humedad el suelo que antes estaba muerto comenz a tomar vida y lo más sorprendente fue que en el pequeño huerto olvidado detrás de la casa Unas diminutas hojas verdes comenzaban a brotar Mateo se acercó frotándose los ojos sin poder creerlo cómo es posible susurró el anciano se arrodilló junto a él la vida siempre encuentra un camino hijo Dios nunca Deja que todo muera por completo
a solo Espera el momento justo para dar un milagro Mateo tocó las hojitas con sus dedos sucios y sintió algo extraño en su pecho alegría una alegría que no había sentido en mucho tiempo Durante los días siguientes el anciano lo ayudó a trabajar la tierra con sus pequeñas manos juntos sembraron semillas que Mateo ni siquiera sabía que tenía cavaron removieron el suelo y esperaron poco a poco la vida empezó a brotar las plantas crecieron y con ellas la esperanza la casa ya no se sentía tan vacía Mateo ya no tenía tanto miedo cuando caía la
noche no sentía tanto frío cuando el viento soplaba el anciano estaba con él hablándole de Dios enseñándole que nunca había estado solo Aunque lo hubiera creído por mucho tiempo una tarde después de una larga jornada en el pequeño huerto Mateo se sentó junto al anciano y lo miró con curiosidad abuelo lo llamó de repente sin darse cuenta el anciano se sintió emocionado pero no dijo nada solo le revolvió el cabello con cariño Mateo sintió un nudo en la garganta se dio cuenta de que no sabía su nombre nunca se lo había preguntado cómo se llama
usted el anciano se quedó en silencio por uno luego miró al cielo y sonrió eso no importa hijo lo que importa es que Dios te ha mostrado que nunca has estado solo Mateo bajó la mirada pero si usted no hubiera venido yo Dios siempre tiene un plan lo interrumpió el anciano con dulzura y tú pequeño Mateo eres parte de algo más grande de lo que imaginas esa noche Mateo durmió profundamente sin miedo sin hambre sin tristeza su corazón que antes estaba seco como la tierra que lo rodeaba comenzaba a florecer pero al día siguiente cuando
despertó y salió de su casita se encontró con algo inesperado el anciano se había ido Mateo miró a su alrededor buscándolo llamándolo pero no había rastro de él solo su bastón apoyado contra la pared de adobe como un recuerdo de que había estado ahí Mateo lo tomó con sus manitas temblorosas y sintió como las lágrimas corrían por su rostro el anciano se había ido Pero había dejado algo en su corazón había dejado la fe Mateo presionó el bastón del anciano contra su pecho el viento soplaba suavemente aquella mañana como si susurrara algo que el niño
aún no podía entender miró alrededor esperando ver la figura del viejo caminando por el sendero polvoriento pero no había nadie sintió un nudo en la garganta por qué te fuiste susurró con la voz temblorosa corrió hacia la entrada de su casita de adobe esperando encontrar alguna señal alguna nota algo que le explicara porque el anciano lo había dejado pero la casa estaba igual que siempre en silencio solo que ahora con algo diferente el corazón de Mateo ya no estaba vacío se sentó en el suelo con el bastón entre las manos y sintió como las lágrimas
caían por su rostro durante tanto tiempo había creído que estaba solo en el mundo que nadie lo veía que nadie lo escuchaba pero el anciano había aparecido cuando más lo necesitaba le había enseñado a creer a confiar en que Dios nunca lo abandonaría y ahora aunque se había ido Mateo sintió algo nuevo dentro de él no estaba solo respiró hondo y miró hacia el pequeño huerto que habían trabajado juntos las plantitas seguían allí creciendo poco a poco la vida continuaba La promesa de Dios seguía cumpliéndose los días pasaron y Mateo decidió seguir adelante trabajó en
su huerto cuidó de su casita y cada vez que miraba el bastón apoyado en la pared recordaba al anciano y sus palabras el pueblo comenzó a notar el cambio algunos campesinos pasaban y veían como la pequeña parcela de Mateo florecía al principio nadie entendía como aquel niño que siempre había sido tan solitario de repente tenía un huerto lleno de vida una mujer del pueblo se acercó un día y le preguntó Mateo Cómo lograste hacer crecer todo esto en una tierra tan seca el niño sonoro con dulzura y miró el cielo no lo hice yo dijo
dios me envió ayuda cuando más la necesitaba los campesinos comenzaron a ayudar le llevaban comida semillas y herramientas y poco a poco Mateo dejó de estar solo un día un anciano del pueblo vio el bastón apoyado en la pared y frunció el ceño ese bastón lo reconozco Mateo Lo miró con curiosidad era del anciano que estuvo conmigo Dijo se quedó aquí unos días y luego desapareció el viejo campesino se quedó en silencio dijo susurró Ese bastón perteneció a un hombre muy sabio que ayudaba a los necesitados Pero él falleció hace muchos años Mateo sintió un
escalofrío recorrer su espalda no no puede ser susurró él estuvo aquí habló conmigo me ayudó el anciano le puso una mano en el hombro y sonrió con ternura tal vez hijo Dios te envió un ángel Mateo sintió como las lágrimas llenaban sus ojos miró el bastón luego al cielo y por primera vez en su vida sintió Paz había sufrido mucho había llorado había sentido la más profunda soledad pero ahora sabía la verdad Dios nunca lo había abandonado y nunca lo haría la historia de Mateo nos Recuerda que incluso en los momentos más oscuros Cuando sentimos
que el mundo nos ha olvidado Nunca estamos realmente solos la vida puede ser dura llena de pruebas que parecen imposibles de superar pero Dios siempre tiene un plan incluso cuando no lo entendemos Mateo perdió todo desde muy pequeño vivió en Soledad y tristeza creyendo que nadie lo veía que su sufrimiento era invisible para el mundo Pero cuando menos lo esperaba cuando su corazón estaba más herido Dios le envió ayuda no fue en forma de riquezas ni de grandes Milagros visibles sino en la presencia de un anciano sabio que le enseñó la lección más importante la
fe a veces las respuestas a nuestras oraciones no llegan de la forma en que imaginamos no siempre es un milagro grandioso o una solución inmediata a veces la ayuda llega en La Voz de alguien que no da una palabra de aliento en un pequeño gesto de amor en una señal sutil que nos Recuerda que no hemos sido abandonados la tierra seca que rodeaba a Mateo no solo representaba su hogar sino su propio corazón se sintió marchito sin esperanza sin amor hasta que aprendió a confiar y cuando lo hizo la vida floreció a su alrededor Dios
nunca nos deja solos en cada lágrima en cada noche de umbre él está ahí a veces en el silencio a veces en el susurro del viento en la calidez del sol o en la ayuda inesperada de alguien que parece haber llegado por casualidad la historia de Mateo es más que un relato triste es un reflejo de la vida misma de aquellos momentos en los que sentimos que el mundo nos ha dado la espalda en los que la soledad nos envuelve como un manto frío y oscuro haciéndonos creer que nadie nos ve que a nadie le
importa nuestro sufrimiento pero Mateo nos enseña algo valioso Dios nunca nos abandona a lo largo de su infancia Mateo creció creyendo que estaba solo día tras día el sol abrazador iluminaba su humilde casita de adobe Pero dentro de él Todo estaba apagado su corazón era como la tierra seca que lo rodeaba sin agua sin vida sin esperanza y así es como muchas veces nos sentimos cuando las pruebas de la vida nos golpean sin compasión cuando nos arrebatan lo que más amamos o cuando el dolor nos hace pensar que no hay salida pero Dios ve más
allá de lo que nuestros ojos pueden comprender y cuando menos lo esperamos él envía señales envía personas envía oportunidades para mostrarnos que su amor nunca se ha ido el anciano que llegó a la vida de Mateo No solo le dio compañía le dio fe le enseñó que incluso en la tierra más árida algo puede florecer su presencia fue un regalo divino una prueba de que Dios nunca se olvida de los que sufren Y aunque aquel anciano desapareció sin dejar rastro dejó algo más valioso que su presencia física dejó en Mateo la certeza de que nunca
había estado realmente solo Cuántas veces en nuestra propia vida hemos sentido que las cosas no tienen sentido Cuántas veces hemos orado suplicado por una respuesta y al no recibirla de inmediato pensamos que Dios nos ha olvidado pero la historia de Mateo nos Recuerda que Dios siempre responde Solo que a su manera y en su tiempo perfecto a veces su respuesta no es un milagro que cae del cielo a veces es una persona que llega a Nuestro camino con una palabra de aliento a veces es una pequeña oportunidad que aparece cuando menos lo imaginamos a veces
es simplemente una paz inexplicable en medio de la ent la clave está en creer confiar y seguir adelante aún cuando todo parece perdido Mateo perdió a sus padres perdió su infancia vivió en la pobreza y la soledad pero cuando decidió confiar cuando permitió que la semilla de la fe entrara en su corazón Todo cambió aprendió a sembrar a esperar a ver más allá de la tristeza y lo más hermoso es que su vida que antes era un desierto comenzó a florecer no solo en su pequeño huerto sino en su corazón y en el corazón de
las personas que lo rodeaban el verdadero milagro no fue el anciano El Milagro fue el cambio en Mateo El Milagro fue que aprendió a confiar El Milagro fue que al final entendió que Dios siempre estuvo con él hoy tal vez tú te sientas como Mateo perdido en un mundo que parece indiferente a tu dolor tal vez sientes que la vida es injusta que ha sido olvidada que nada cambiará pero quiero recordarte algo Dios no te ha abandonado él está contigo en cada lágrima que has derramado en cada Suspiro de tristeza en cada noche en la
que te has sentido solo y aunque ahora no lo veas en el momento justo él enviará una señal una ayuda una luz en medio de tu oscuridad solo necesitas hacer lo que Mateo hizo creer y no rendirte porque en esta vida por más dura que sea nunca estamos realmente solos Gracias por acompañarnos en esta hermosa y conmovedora historia si esta historia tocó tu corazón Te invitamos a suscribirte a nuestro canal reflexiones del abuelo donde encontrarás más relatos llenos de emoción enseñanzas y fe cada historia es una oportunidad para reflexionar para sentir y para recordar que
incluso en los momentos más siempre hay esperanza No olvides dejar tu like comentar que te pareció esta historia y compartirla con alguien que la necesite juntos sigamos difundiendo mensajes que toquen el alma suscríbete y activa la campanita para que no te pierdas ninguna de nuestras próximas historias nos vemos en el próximo relato