el campesino que le pidió a Dios mucho ganado Había una vez en un pueblito escondido entre montañas verdes Un hombre llamado Don Facundo Facundo era un campesino delgado y de piel curtida por el sol siempre llevaba un sombrero de paja viejo y remendado Y aunque no tenía grandes riquezas en su rostro siempre brillaba una sonrisa vivía con su esposa en una casita pequeña hecha de adobe con un techo de paja que parecía inclinarse para abrazarlos en las noches frías Rosalía era de ojos brillantes tenía un alma tan noble como su esposo juntos enfrentaban la vida
con valentía aunque casi no lograban nada Facundo era conocido por su fe todas las mañanas antes de salir al campo se arrodillaba en el patio polvoriento y miraba al cielo Gracias padre Dios por este nuevo día por favor guíanos y danos fuerza para seguir adelante decía en voz alta mientras Rosalía que sacudía la ropa en una cuerda asentía con ternura un día mientras comían un Modesto almuerzo de maíz y un huevo hervido Facundo soltó un suspiro largo de esos que cargan un peso Rosalía con sus manos descansando sobre la mesa lo miró preocupada Qué pasa
facundito le preguntó usando el diminutivo que solo usaba en momentos especiales estaba pensando Mi Rosa Qué bonito sería tener nuestro propio ganado imagina unas vacas gorditas pastando aquí unos borreguitos saltando por ahí y gallinas cacareando en el corral podríamos tener comida para nosotros ayudar a los demás respondió Facundo con una chispa de ilusión en los ojos Rosalía sonrió pero su mirada se nubló un poco eso sería hermoso Facundo pero Somos pobres y apenas tenemos tierra para plantar Facundo la miró con determinación Dios proveerá declaró levantando El puño al aire como un héroe de cuento Rosalía
soltó una risita y negó con a pesar de sus dudas la fe de su esposo era contagiosa esa misma noche mientras Rosalía preparaba su cama con cobijas viejas pero limpias Facundo se acercó y le dijo algo que cambiaría sus vidas he estado pensando Mi Rosa Si queremos que Dios nos mande animales necesitamos estar listos para recibirlos hay que construir Corrales aunque no tengamos ganado todavía Rosalía Lo miró como si hubiera perdido la cabeza Corrales pero Facundo ni siquiera tenemos una gallina de qué servirán Facundo le tomó las manos y le respondió con voz firme Dios
no manda bendiciones a quienes no están preparados para recibirlas si construimos Los corrales él verá que tenemos fe y si no llegan al menos habremos hecho algo juntos Rosalía suspiró su esposo siempre tenía esas ideas descabelladas pero en el fondo sabía que era imposible decirle que no así que al día siguiente comenzaron desde el amanecer hasta el anochecer Facundo y Rosalía trabajaron usaron Maderas viejas piedras de los alrededores y todo lo que encontraban sus vecinos al principio los miraban con curiosidad desde lejos pero pronto empezaron los murmullos qué locos están esos dos decía Don Teodoro
un hombre gordo y gruñón que vivía cerca hacen Corrales sin vacas para qué ni siquiera tienen tierra suficiente otros se reían mientras pasaban frente a la casita de Facundo Ahí va el pastor sin ovejas gritaban algunos niños y los adultos se unían a las carcajadas pero Facundo no se desanima cada noche al terminar levantaba las manos al cielo y decía gracias padre Dios por la fuerza para seguir trabajando sé que nos estás escuchando Rosalía Aunque cansada comenzaba a sentir algo extraño en su corazón no sabía si era feo simple Esperanza pero ya no se reía
de las ideas de su esposo ahora trabajaba a su lado con la misma energía los días se convirtieron en semanas y Los corrales comenzaron a tomar forma había uno grande para las vacas imaginarias otro más pequeño para las gallinas que aún no existían e incluso un techo para proteger a los animales del sol embargo con el progreso también aumentaron las burlas una tarde mientras Rosalía martilla unas tablas llegaron un grupo de vecinos liderados por Don Zacarías el patrón de Facundo eran hombres de rostro endurecido y mujeres con sonrisas maliciosas Don Facundo gritó Zacarías A quién
estás esperando al ganado fantasma jajaja la risa estallaron como truenos Facundo se limpió el sudor de la frente y le respondió con calma estoy esperando lo que Dios quiera mandarme y cuando llegue mis Corrales estarán listos los vecinos estallaron en más carcajadas pero Rosalía por primera vez no agachó la cabeza levantó la barbilla y con una voz Clara dijo cuando llegue nuestro ganado ustedes serán los primeros en verlo ese comentario dejó a todos callados por un momento pero luego se alejaron riendo aún más fuerte a pesar de las burlas Facundo y Rosalía siguieron adelante tres
meses después Los corrales estaban terminados esa noche mientras cenaban un humilde plato de frijoles Rosalía no pudo evitar preguntar Facundo y si Dios no manda nada Y si todo esto fue un error Facundo tomó su mano y le respondió con una sonrisa Dios nunca llega tarde mi Rosa solo hay que tener paciencia esa noche un viento frío soplaba entre los árboles Rosalía soñó con Campos llenos de animales y una risa extraña que la despertó pero cuando abrió los ojos solo había silencio Esa fue la última noche en que durmieron como campesinos pobres Algo extraordinario estaba
a punto de suceder al amanecer se oyó un canto inesperado Rosalía se despertó sobresaltada Al escuchar el Kikirikí de un gallo confundida se levantó de la cama y se frotó los ojos Facundo despierta oíste Eso dijo mientras zarandeaba a su esposo Facundo todavía adormilado murmuró debe ser un sueño mi Rosa no tenemos gallos pero el canto se escuchó de nuevo fuerte y claro ambos se miraron y salieron corriendo al patio el aire frío de la madrugada les golpeó el rostro y lo que vieron los dejó sin palabras donde antes solo había tierra y Corrales vacíos
ahora Estaba todo lleno vacas robustas pastaban tranquilamente ovejas y cabras correteaban por el terreno en el corral pequeño un grupo de gallinas cacareaba felizmente mientras un gallo con plumas brillantes como el oro Los miraba orgulloso desde una cerca había incluso cerdos y caballos que relinchaba bajo el sol naciente Rosalía se llevó las manos a la boca con lágrimas en los ojos Facundo esto Esto no puede ser real Facundo conmovido se arrodilló en la tierra y levantó las manos al cielo Gracias padre Dios sabía que nos escuchabas prometo que cuidaremos de todo como si fueran tuyos
mientras aún admiraban El Milagro unas voces interrumpieron su asombro desde la entrada de su terreno aparecieron tres hombres y dos mujeres cada uno llevando consigo perros pastores y algunas herramientas todos parecían amables con rostros serenos y sonrisas cálidas Buenos días jefe dijo el más alto de ellos Un hombre llamado Guille somos los trabajadores que pidió dónde prefiere que empecemos Facundo y Rosalía se miraron desconcertados trabajadores pero nosotros no los contratamos dijo Rosalía con voz temblor una de las mujeres que parecía mayor le sonrió Doña Rosa nos enviaron para ayudar ahora díganos dónde está la cocina
nos encargaremos del desayuno sin saber qué decir Rosalía señaló hacia la pequeña cocina que había construido semanas antes las mujeres entraron Y aunque no había alimentos ni utensilios pronto comenzó a salir un delicioso olor comida esto es obra de Dios susurró Facundo Rosalía asintió incapaz de apartar la vista de los misteriosos trabajadores la noticia del Milagro no tardó en llegar al pueblo al mediodía los vecinos que antes Se burlaban de ellos comenzaron a acercarse primero llegaron los curiosos luego los incrédulos y finalmente aquellos que no podían ocultar su envidia entre ellos estaba Don Zacarías el
patrón que había despedido a Facundo tiempo atrás Facundo confiesa gritó Zacarías con Furia De dónde sacaste tantos animales seguro los robaste el grupo de vecinos murmuraba asintiendo y lanzando miradas acusadoras Rosalía furiosa dio un paso al frente no hemos robado nada todo esto es un regalo de Dios dijo con firmeza mentiras gritó otro vecino nadie recibe regalos así crees que somos tontos Facundo levantó la mano pidiendo silencio con voz Serena les respondió no tengo nada que confesar más que mi gratitud si quieren pruebas miren a su alrededor todo esto llegó mientras dormíamos si no nos
creen hablen con Dios los vecinos incapaces de responder se alejaron murmurando Aunque la envidia seguía reflejada en sus rostros esa misma tarde mientras los trabajadores pastoreaba al ganado Facundo decidió seguirlos quería saber dónde llevarían a los animales a pastar ya que no tenían suficiente tierra los siguió hasta un camino que llevaba a una colina cercana Allí se encontró con un anciano que lo esperaba el hombre era delgado y encorvado con una larga barba blanca que parecía hecha de algodón sus ojos brillaban con una luz especial Don Facundo dijo el anciano con una voz amable he
estado observando tu bondad y tu fe este terreno que ves aquí es mío pero ahora te lo entrego para que lo uses Facundo sorprendido intentó rechazarlo señor no puedo aceptar algo tan grande esto es suyo el anciano negó con la cabeza ya no lo necesito hijo tú y tu esposa harán buen uso de él Este es el premio a tu paciencia y tu bondad antes de que Facundo pudiera responder el anciano comenzó a caminar hacia la cima del monte su figura se desdibujó entre la luz del atardecer y cuando Facundo llegó al lugar donde lo
vio por última vez no había nadie solo quedaba un aire de paz y gratitud en su corazón con la tierra y los animales Facundo y Rosalía empezaron una nueva etapa los misteriosos trabajadores seguían a su lado ayudándolos con todo Los corrales se llenaron aún más y el terreno que el anciano había dado se convirtió en una pradera donde el ganado pastaba feliz con el tiempo Don Facundo y doña Rosalía se convirtieron en los más prósperos de la región pero nunca olvidaron sus raíces ni el milagro que cambió sus vidas ayudaban a los más necesitados ofrecían
comida a los hambrientos y siempre agradecían a Dios por cada bendición la historia de Don Facundo y salía no solo era contada en su pueblo sino en toda la región se convirtió en una lección de fe y perseverancia porque como Facundo solía decir a quienes escuchaban su historia Dios siempre responde pero primero quiere ver si estás listo para recibir sus bendiciones y así su historia vivió para recordarnos que la fe acompañada de trabajo y bondad puede mover montañas o llenar Corrales