Este de aquí es el páncreas. Es un órgano que a todos nos suena: cuando digo “páncreas” seguramente te venga a la cabeza esta especie de pera amarilla alargada ubicada en nuestro abdomen, pero… ¿y si te pregunto qué hace el páncreas en nuestro cuerpo? ¿Para qué sirve exactamente?
Si has pensado en cosas como “digestión”, “azúcar” o “diabetes”, no vas por mal camino… pero si no has podido decir mucho más, te recomiendo que te quedes a ver este vídeo. Y si no también, que siempre se aprenden cositas. Hoy en La Hiperactina hablamos del páncreas.
Antes que nada, recuerda que si te gusta aprender sobre el cuerpo humano y qué es lo que ocurre por aquí dentro, puedes suscribirte a este canal para no perderte nada. El páncreas es un órgano que se sitúa en el abdomen, justo debajo del estómago. Mide unos 20cm, o sea que es más o menos así, y está bien rodeadito y protegido por el estómago, el intestino delgado, el hígado y el bazo.
El páncreas es un órgano, eso está claro; pero muchas veces verás que también se refieren a él como una “glándula”. ¿Por qué? Pues porque si en algo es especialista nuestro páncreas es en secretar sustancias.
Verás, una “glándula” no es más que un órgano o tejido de nuestro cuerpo que produce una o más sustancias. En nuestro cuerpo, hay dos tipos de glándulas que tal vez te suenen: las glándulas endocrinas son aquellas que liberan hormonas en la sangre; por ejemplo tenemos la glándula tiroides, que secreta las hormonas tiroideas, o los ovarios, que secretan los estrógenos; por otro lado, tenemos las glándulas exocrinas, que liberan sustancias en cavidades o conductos del organismo; un ejemplo serían las glándula salivales, que secretan la saliva en la boca, o las glándulas mamarias, que secretan leche durante la lactancia. ¿Qué es lo chulo del páncreas?
Pues que es ambas cosas a la vez: es una glándula endocrina, ya que libera hormonas como la insulina, y es una glándula exocrina, ya que libera enzimas que nos permiten digerir los alimentos. No te preocupes, que lo vas a entender. Empecemos por la primera gran función del páncreas: la función exocrina.
Para empezar, el páncreas se encarga de liberar enzimas que ayudan a la digestión. ¿Qué son las enzimas? Pues no son más que proteínas que descomponen los nutrientes que comemos en moléculas más pequeñas, para que así puedan ser absorbidas en el intestino.
Tal vez sepas que los alimentos que comemos están formados por cuatro tipos de moléculas: los carbohidratos (como los de los cereales o la fruta), los lípidos (como los que se encuentran los lácteos) y las proteínas (como las que encontramos en la carne, las legumbres o el pescado). Los alimentos también contienen ácidos nucleicos, pero para simplificar me voy a centrar en los tres primeros, ¿vale? La cosa es que, como podrás entender, nuestros intestinos no pueden absorber esto directamente, así tal cual, y por eso existe la digestión: tenemos la masticación, que tritura la comida, el ácido del estómago, que degrada los alimentos que llegan a su interior, y por supuesto, las enzimas, que los descomponen en moléculas más pequeñas.
En este último punto es donde entra el páncreas, que fabrica tres tipos de enzima para digerir tus alimentos: Por ejemplo, ¿que vas a un italiano a cenar y toca digerir carbohidratos? Pues el páncreas secreta amilasa, que descompone los carbohidratos en azúcares como la glucosa para que podamos usarlos como energía. ¿Que te has comido una lonchita de queso en un Sandwich preso y quieres digerir lípidos?
Pues el páncreas secreta lipasa, que junto con la bilis del hígado, nos ayuda a descomponer las grasas de la dieta. ¿Que estás de BBQ con tus amigas y toca digerir proteínas? Pues para eso secretará las proteasas, que descomponen las proteínas de la dieta.
Así que como ves el páncreas tiene preparado un buen cóctel para digerir tus comilonas. Tan pronto como los alimentos ingresan al estómago, las células exocrinas del páncreas comienzan a producir estas enzimas, que viajarán a través de los conductos hacia el intestino. Pero aquí hay algo importante que comentar y es que el páncreas no actúa solo, sino que cuenta con el apoyo del hígado, que secreta una sustancia que a todos nos suena: la bilis, un líquido amarillo-verdoso que, por cierto, es el responsable del color marrón de la caca.
La función de la bilis será ayudar a descomponer las grasas. Verás, las grasas que ingerimos en nuestra dieta son en su mayoría insolubles en agua y tienden a agruparse en grandes gotas de grasa dentro del tracto digestivo. Puedes imaginártelas como grandes gotas de aceite en un vaso de agua.
Lo que hace la bilis es actuar como una especie de detergente: rompe estas grandes gotas de grasa en partículas mucho más pequeñas, aumentando así la superficie de contacto entre las grasas y las enzimas digestivas, y haciendo que sea mucho más fácil su digestión. La bilis se almacena en la vesícula biliar, este saquito de aquí, y cuando comemos alimentos grasos, la vesícula biliar se contrae y exprime la bilis hacia afuera. A partir de este momento, el hígado y el páncreas unen fuerzas: el conducto que transporta las enzimas del páncreas, y el conducto que transporta la bilis del hígado, se fusionan aquí, en la ampolla de Vater, una pequeña apertura que se encuentra en la primera parte del intestino delgado, donde conectan ambos conductos para liberar sus sustancias y, ahora sí, ayudar al cuerpo a digerir grasas, carbohidratos y proteínas.
Y sí, esta primera función del páncreas, la función exocrina es una función muy chula, muy necesaria, por supuesto comer alimentos, digerirlos, es muy importante. . .
tengo un repertorio de alimentos aquí en la mesa porque no sabía cuál iba a quedar mejor. Así que vamos a ver la segunda gran función del páncreas: la función endocrina. El páncreas, además de secretar enzimas, también tiene la capacidad de secretar hormonas, y aunque te suenen parecido, no tienen nada que ver.
Las enzimas son proteínas que se liberan en una región localizada del cuerpo y actúan en ese espacio, por ejemplo, las enzimas digestivas se liberan al intestino y actúan ahí dentro digiriendo cosas. Las hormonas, en cambio, son sustancias que se secretan en una parte del organismo, viajan por la sangre y producen una respuesta en otra parte distinta del organismo. Por eso decimos que las hormonas son “mensajeros químicos”.
Por ejemplo, en una situación de estrés, las glándulas suprarrenales liberan adrenalina, que viaja por sangre hasta llegar a las células del corazón, haciendo que latan más deprisa. Se ha mandado un mensaje de un sitio a otro. El páncreas, concretamente, secreta hormonas que nos ayudan a regular los niveles de azúcar en sangre para que se mantengan dentro de un margen adecuado, y esto es mucho más importante de lo que parece.
Si nuestros niveles de azúcar (o de glucosa, mejor dicho) son demasiado bajos, mal asunto porque la glucosa es la principal fuente de energía de las células, especialmente del sistema nervioso; pero es que si tenemos los niveles demasiado altos también mal asunto porque se pueden dañar estructuras como los vasos sanguíneos o los nervios. Por eso, es tan importante que nuestro cuerpo mantenga los niveles adecuados de azúcar dentro de un rango muy estricto. La pregunta es: ¿Cómo hace el páncreas para regular esto?
Pues la respuesta está en estas curiosas estructuras del interior del páncreas: los llamados islotes de Langerhans, que no son más que agrupaciones de diferentes tipos de células que fabrican y secretan distintas hormonas al torrente sanguíneo. Como si fueran pequeñas fábricas dentro del páncreas repletas de obreras con diferentes tareas. De todas las células dentro de los islotes, las más conocidas son dos: las células alfa, que secretan insulina, y las células beta, que secretan glucagón.
A través de estas dos hormonas, la insulina y el glucagón, el páncreas puede regular los niveles de azúcar en función de las necesidades. Vamos a verlo con un ejemplo: imagina que son las 8 de la tarde; acabas de llegar a casa después de un largo día, y lo primero que haces es ir a la cocina a comer algo. A medida que ingieres más y más bocados, las enzimas del tubo digestivo van rompiendo los carbohidratos en azúcares cada vez más simples, especialmente en glucosa.
Esta glucosa se irá absorbiendo en el intestino, y en consecuencia, los niveles de azúcar en sangre comenzarán a aumentar. Como hemos visto, a nuestro cuerpo no le gusta que el azúcar aumente demasiado, así que en ese preciso momento, las células beta del páncreas liberarán rápidamente insulina al torrente sanguíneo. La insulina, una vez en la sangre, tiene un objetivo: permitir que nuestras células capten esa glucosa libre y la utilicen como energía.
¿Cómo logra esto? Pues de manera similar a como actúan otras hormonas: la insulina viajará por sangre hasta toparse con los receptores de insulina que las células tienen en su superficie. Cuando la insulina se une a sus receptores, los transportadores de glucosa que la célula contenía en su interior se colocan en la membrana, en la superficie, permitiendo la entrada de glucosa hacia el interior de la célula para poder usarla como fuente de energía.
Por eso, verás que a menudo se habla de la insulina como una especie de “llave” que “abre las compuertas” de las células para que entre la glucosa. Por cierto, seguramente habrás oído hablar alguna vez de la diabetes. En la diabetes, todo este sistema de la insulina no funciona correctamente, lo cual tiene muchas consecuencias; no me voy a explayar con esto porque tenéis un vídeo entero dedicado a la diabetes en el canal así que sigamos.
Vale, y ¿Qué pasa si hemos comido tanta glucosa que nuestras células están llenitas y saciadas y no necesitan más? Pues te adelanto que no hay nada que nuestro cuerpo odie más que desperdiciar cosas. Por eso, una vez consumida toda la glucosa que necesitamos, la insulina hará que la glucosa sobrante se almacene en forma de glucógeno.
El glucógeno es esto de aquí: largas cadenas ramificadas de glucosa que actúan como una reserva de esta molécula para cuando el cuerpo necesite energía. Lo que ocurre es que los depósitos de glucógeno no son infinitos. Por eso, si una vez llenados los depósitos de glucógeno todavía nos queda glucosa por el cuerpo, la insulina hará que esa glucosa sobrante se transforme en grasa, para almacenar energía que puede ser útil en el futuro.
Ahora bien, hemos hablado de qué ocurre cuando ingerimos alimentos y tenemos glucosa para dar y regalar, pero ¿y si nos pasamos horas sin comer? ¿Qué ocurre durante el ayuno, o mientras dormimos? ¿Si muchos de nuestros órganos dependen de la glucosa, cómo hacemos para que el cuerpo siga funcionando?
Pues cuando los niveles de glucosa en sangre son bajos, las células alfa del páncreas liberan glucagón. El glucagón actúa sobre todo en el hígado, haciendo que el glucógeno almacenado en su interior comience a liberar moléculas de glucosa al torrente sanguíneo. Esto hará que los niveles de glucosa en sangre aumenten, y por tanto, que nuestros tejidos tengan la energía que necesitan para funcionar.
Gracias a la insulina y el glucagón, el páncreas consigue regular los niveles de azúcar en nuestra sangre para estar activos y funcionales, y gracias a las enzimas digestivas, el páncreas contribuye a una correcta digestión para asegurarnos de que aprovechamos los alimentos al máximo. Ahora bien, a pesar de lo importantes que son estas funciones… ¿sería posible vivir sin el páncreas? Pues antes de saber la respuesta… hablemos de libros.
Ya sabéis que me gusta mucho recomendaros libros que me voy leyendo y me van gustando, y es por eso que quiero hablaros de la colaboración que estoy haciendo con Nextory. Nextory es una plataforma con un catálogo enorme de audiolibros, libros electrónicos y revistas; la última vez os recomendé 3 libros de divulgación que me habían gustado, y esta vez he querido hacerlo un poco diferente y recomendaros 3 novelas que me hayan gustado, que tan importante es leer sobre ciencia como saber desconectar de vez en cuando, así que aquí van mis recomendaciones: La primera novela que quiero recomendaros la leí hace poquito, se llama: “La anomalía”, de Hervé Le Tellier; trata sobre dos aviones que por una “anomalía” que nadie entiende se duplican con sus respectivos pasajeros y esos pasajeros deberán enfrentarse a que existe un clon de sí mismos, y a que cada uno cree que es el original. Es una comida de olla, pero es interesante todo lo que te hace plantearte.
La segunda novela que quiero recomendaros la leí hace unos años y recuerdo que me enganchó bastante, es “El silencio de la ciudad blanca”, de Eva García Sáenz de Urturi (que es una trilogía en realidad); nunca había sido muy fan de la novela policíaca, pero esta me gustó mucho. Trata sobre una serie de asesinatos muy pintorescos que ocurren en Vitoria (España) y que por supuesto, habrá que descifrar. Y por último, quiero recomendaros la novela que me estoy leyendo ahora y que me está encantando, la adoro: es Americanah, de Chimamanda Adichie, trata sobre una chica nigeriana que consigue una beca para ir a estudiar a EEUU y todo el choque cultural que le supone.
No sé, tiene tanta atención a los detalles y está tan bien contada que no puedo parar de leerla, me flipa. Recomendadísima. Si os apetece echar un vistazo a cualquiera de estos 3 libros, o incluso a libros en general, Nextory nos ha ofrecido un código de descuento para los nuevos usuarios: con el código HIPERACTINA45 podréis acceder de forma ilimitada y gratuita a miles de libros durante 45 días.
Os dejo el enlace en la descripción. Dicho esto y ya para terminar el vídeo, habiendo visto lo importantísimo que es el páncreas en nuestro organismo, ¿podríamos vivir sin nuestro páncreas? Pues la respuesta, sorprendentemente, es que sí; en realidad, en algunas personas es necesaria la extirpación del páncreas, ya que sea debido a un cáncer o a una inflamación crónica de este órgano.
Eso sí, que se pueda vivir sin páncreas no significa que sea fácil: será necesario suplir sus dos funciones de manera “artificial”, o sea, tomando suplementos de enzimas pancreáticas para la digestión, y utilizando inyecciones de insulina para regular los niveles de azúcar en sangre. Bueno, espero que este vídeo te haya servido para entender mejor todo lo que hace el páncreas en nuestro organismo, que se lo puedas contar a tus amigos y familiares. Si te ha gustado este vídeo, recuerda que puedes apoyarlo a través de Patreon.
Muchas gracias por estar ahí una vez más y ¡nos vemos a la próxima!