en un Valle Escondido entre montañas donde los ríos murmuraban secretos al pasar y el viento tejía melodías entre los árboles vivía un burro llamado Mateo era un animal fuerte de pelaje gris con destellos plateados bajo el sol pero con una mirada que delataba algo más que el cansancio de los años en sus ojos oscuros habitaba una sombra profunda un peso invisible que lo hacía caminar con la cabeza baja y el alma encadenada a un dolor silencioso Mateo había servido toda su vida a su amo Don Julián un anciano agricultor de manos ásperas y rostro curtido
por el Sol desde que era un potrillo había cargado sacos de trigo arado la tierra y recorrido los polvorientos caminos del Valle siempre esperando en lo más hondo de su corazón una palabra amable una caricia o un gesto de gratitud que nunca llegaban pero el verdadero dolor de Mateo no provenía del trabajo duro sino del día en que su vida cambió para siempre años atrás cuando todavía era joven y ágil Don Julián llevó a la granja un nuevo animal un caballo negro y elegante llamado Relámpago desde su llegada el caballo acaparó la atención de todos
su pelaje brillaba como la noche sus patas eran veloces y su porte majestuoso Don Julián lo miraba con orgullo acariciaba su cuello y le daba las mejores raciones de avena Mateo no entendía al principio lo que estaba pasando pensó que era solo una novedad pasajera que pronto volvería a recibir las mismas atenciones que antes pero con el tiempo su lugar fue relegado al olvido ya no se le permitía entrar al establo principal su alimento se volvió escaso y su trabajo más pesado mientras Relámpago llevaba a Don Julián al pueblo con ligereza y elegancia Mateo era
destinado a los campos and cargas que doblaban su resistencia los días pasaron luego los meses y los años y Mateo dejó de esperar el dolor de La indiferencia se transformó en algo más oscuro más corrosivo el rencor cada vez que veía a Don Julián acariciar a Relámpago o escuchar su risa mientras lo montaba una chispa ardía en su interior ya no rebusa alegremente por las mañanas ni disfrutaba de la brisa en su pelaje su mundo se redujo a de resentimiento donde cada día acumulaba un poco más de amargura pero la vida es un río que
nunca deja de fluir y una tormenta estaba por cambiarlo todo era una noche oscura y el cielo gruñía con la furia de una tormenta que se cernía sobre el valle el viento azotaba los árboles y la lluvia caía con fuerza formando riachuelos de lodo en los caminos en medio del caos un Relámpago iluminó el establo y con un estruendo ensordecedor una rama cayó cerca de Relámpago [Música] asustándome joven la lluvia lo empapó por completo y sus fuerzas flaquearon tropezó en el camino y cayó al suelo quedando inmóvil bajo la tormenta Mateo desde su Rincón en
el establo viejo observó todo Por un instante sintió una punzada de satisfacción ahora sabe lo que es perder algo pensó durante años había deseado que su amo sintiera el mismo dolor que él había cargado en su corazón Pero entonces algo en la escena le removió un rincón olvidado de su alma la imagen de Don Julián tendido en el suelo vulnerable y Derrotado trajo consigo una ola de recuerdos recordó los primeros años de su vida Cuando el anciano lo había cuidado de potrillo cuando le hablaba en las mañanas mientras preparaba el arado cuando le permitía descansar
bajo la sombra del Gran roble después de una jornada de trabajo recordó que aunque las caricias y palabras amables fueron escasas nunca le faltó alimento ni un refugio en las noches frías tal vez Don Julián nunca había aprendido a demostrar cariño Pero eso no significaba que nunca lo hubiera apreciado Mateo sintió un nudo en la garganta valía la pena seguir cargando con aquel rencor Acaso no había sido suficiente el peso de tantos años dando un paso adelante luego otro el burro caminó bajo la lluvia hasta donde yacía su amo se inclinó dejando que el anciano
apoyara una mano temblorosa en su lomo Don Julián con esfuerzo abrió los ojos y por primera vez en mucho tiempo lo miró con verdadera gratitud vamos muchacho susurró con voz débil Mateo con paso firme lo ayudó a incorporarse y lo llevó de regreso a la granja la tormenta seguía rugiendo pero dentro de él algo se había aquietado desde aquella noche algo cambió entre Mateo y Don Julián El anciano conmovido por la lealtad del burro comenzó a tratarlo con una nueva dulzura ya no lo relegó a la parte trasera del establo ni lo cargó con pesos
imposibles a veces al atardecer se sentaba junto a él y le hablaba en voz baja como si al fin comprendiera todo lo que había significado tenerlo a su lado durante tantos años Mateo por su parte sintió como su corazón se aligera se dio cuenta de que el rencor no había lastimado a Don Julián sino a él mismo durante años había cargado un peso mucho más grande que cualquier saco de grano el resentimiento y solo cuando decidió soltarlo cuando eligió ayudar en lugar de alimentar su dolor se sintió realmente libre el Valle siguió siendo el mismo
los días transcurrieron con la misma rutina de siempre pero para Mateo todo era diferente Ahora podía ver la belleza en cada amanecer en el aroma del trigo y en la compañía silenciosa de su viejo amo porque al final el perdón no cambia el pasado Pero sí libera el alma y aprender a soltar el rencor es la única manera de caminar sin cadenas si esta historia te ha gustado No olvides darle like compartirla y suscribirte para más relatos como este nos vemos en el próximo video