Escucha este salmo 91 de protección contra el mal y las energías negativas. Oh señor, Dios todopoderoso, tú que eres nuestro refugio y fortaleza en TI, confiamos plenamente. Venimos ante ti con corazones humildes, irreverentes, buscando tu protección divina.
Confiados en la promesa que nos das en el salmo 91, donde nos aseguras que aquellos que habitan bajo el abrigo del altísimo descansan en la sombra del Omnipotente Padre celestial, en este momento nos cubrimos con tu poderosa protección, nos colocamos bajo tus alas buscando refugio en tu presencia, porque sabemos que solo en TI. Encontramos verdadera seguridad. Te pedimos, oh Dios, que tu escudo de protección nos rodee y nos preserve de todo mal, de todo peligro y de todas las energías negativas que puedan amenazarnos.
En el nombre de Jesús, declaramos con firmeza y fe, Tú eres mi refugio y mi fortaleza, mi Dios en quien confío. Te pedimos que esta declaración de fe se convierta en una barrera impenetrable contra cualquier influencia negativa, cualquier obra maligna y cualquier ataque del enemigo, señor, así como nos has prometido en tu palabra, líbranos del lazo del cazador, de cualquier trampa o engaño que el adversario haya preparado para nosotros. Sabemos que el enemigo merodea buscando a quién devorar, pero confiamos en que tú, señor, Eres nuestro guardián fiel.
No temeremos al terror nocturno, ni a la flecha que vuela de día, ni a la peste que anda en la oscuridad, ni a la destrucción que asola al mediodía, padre, así como la plaga no tocará nuestras moradas. Declaramos que ninguna energía negativa, ningún maleficio, ni obra de brujería, ni mal de ojo, tendrá poder sobre nosotros. Sabemos que en tu nombre tenemos la victoria, porque mayor es el que está en nosotros, que el que está en el mundo.
Por eso confiamos en que tú nos guardaras de todo mal, de todo ataque espiritual y que tu Espíritu Santo nos rodeará. Como un fuego consumidor quemando todo aquello que no proviene de TI. En este momento rompemos toda cadena, atadura o influencia maligna que haya sido enviada sobre nosotros, que toda maldición se ha convertido en bendición por tu gracia y poder.
Que toda energía negativa se disipe en la luz de tu amor y en el poder de tu Espíritu Santo. Declaramos que somos hijos de la luz y que la oscuridad no tiene parte ni suerte con nosotros, padre amado, así como nos has dado autoridad sobre serpientes y Escorpiones y sobre todo el poder del enemigo, usamos esta autoridad para rechazar y expulsar cualquier presencia oscura, cualquier entidad negativa. Y cualquier fuerza del mal que intente acercarse a nosotros en el nombre poderoso de Jesús.
Ordenamos que todo espíritu maligno se aleje ahora mismo y que todo lugar donde habitamos sea purificado por tu presencia, que tus ángeles ministradores sean enviados en este momento, señor, para que levanten un muro de protección alrededor de nosotros. Que sus espadas flamígeras corten cualquier conexión espiritual que no sea de tu voluntad y que su luz divina ilumine nuestras vidas disipando toda sombra. Todo miedo y toda duda.
Te pedimos, señor, que fortalezcas nuestra fe. Que nos de sabiduría y discernimiento para identificar y rechazar cualquier intento del enemigo por infiltrarse en nuestras vidas, que ninguna mentira del adversario encuentre lugar en nuestros corazones. Y que siempre permanezcamos firmes en la verdad de tu palabra.
Te agradecemos, oh Dios, porque sabemos que nos escuchas y que has puesto un cerco de protección alrededor de nosotros. Te damos gracias por La Paz que nos DAS, por la seguridad que sentimos bajo tu sombra y por la confianza de saber que tú, señor, estás con nosotros. En cada paso que damos a TI, oh señor, levantamos nuestras almas con total seguridad de que tú eres nuestro protector fiel.
Declaramos que nuestros hogares son lugares de paz, de amor y de bendición, donde tu presencia mora continuamente y donde no hay lugar para el mal ni para ninguna energía negativa. Amado, Padre Celestial, Dios todopoderoso y eterno creador del cielo y de la Tierra, nos postramos ante tu presencia en este momento, reconociendo tu Infinita Majestad, tu inmenso poder y tu amor sin límites. Eres tú, señor, quien gobierna sobre todo el universo, y en tus manos están nuestras vidas.
Nuestras almas y todo lo que somos confiamos plenamente en TI porque sabemos que eres nuestro refugio, nuestra fortaleza, nuestro protector. En medio de las tormentas, señor, venimos ante ti invocando la promesa poderosa que nos das en tu palabra a través del salmo 91, oí. Nos refugiamos bajo tu abrigo, buscando tu sombra protectora en un mundo lleno de peligros, tentaciones y fuerzas malignas que buscan destruirlos.
Tú eres nuestro escudo y nuestra muralla, nuestra defensa ante todo mal, que intente acercarse a nosotros. Te pedimos, oh Dios, que nos cubras con tu manto de protección divina, que sea impenetrable. Por cualquier fuerza del mal, cualquier energía negativa, cualquier influencia oscura en el nombre de tu hijo, Amado Jesús, proclamamos con valentía, tú eres nuestro refugio y nuestra fortaleza, nuestro Dios, en quien confiamos que estas palabras se eleven como un estandarte sobre nuestras vidas.
Un estandarte que declare a todos los poderes del mal que estamos bajo tu cuidado y protección, y que ningún mal podrá prevalecer contra nosotros, señor, así como nos has prometido en tu santa palabra, líbranos del lazo del cazador, de las trampas y engaños del enemigo que buscan nuestra caída. Sabemos que el maligno acecha esperando el momento de atacarnos. Pero tú, señor, Eres más fuerte, más poderoso.
Y en ti encontramos seguridad. No temeremos al terror nocturno, ni a la flecha que vuela de día, ni a la peste que anda en la oscuridad, ni a la destrucción que asola al mediodía. Porque tú, señor.
Eres nuestra protección. En todo momento te suplicamos que envíes a tus santos ángeles para que nos guarden en todos nuestros caminos. Invocamos especialmente a tu fiel Guerrero San Miguel Arcángel para que con su espada de luz corte toda oscuridad, todo mal y toda energía negativa que intente acercarse a nosotros.
Que él y sus legiones celestiales nos rodeen protegiendo nuestras casas, nuestras familias, nuestros trabajos y todos los lugares donde estemos. Que ninguna fuerza del mal pueda cruzar el umbral de nuestras puertas porque nuestras moradas están consagradas a TI, señor, y donde tú estás, el mal no puede permanecer padre celestial. Te pedimos que todo aquel que intente enviarnos mal que todo aquel que planee nuestro daño se ha desarmado y derrotado por tu poder que ninguna obra.
De brujería. Ningún maleficio, ningún mal de ojo tenga efectos sobre nuestras vidas. Declaramos que somos protegidos por la sangre preciosa de Cristo y que ninguna arma forjada contra nosotros prosperará en el nombre de Jesús.
Declaramos rotas todas las cadenas de maldición. Rompemos toda atadura espiritual que el enemigo haya intentado imponer sobre nosotros, señor, que tu Espíritu santo descienda sobre nosotros. En este momento, purificándonos, limpiándonos y llenando cada rincón de nuestras vidas con tu luz divina.
Que donde haya oscuridad sea reemplazada por tu luz, donde haya miedo. Se siembre tu paz donde haya duda, florezca la fe. Te pedimos que los liberes de toda energía negativa, de todo pensamiento, de derrota, de todo sentimiento de desesperanza, llénanos de tu amor, de tu paz, de tu gozo, de tu fortaleza.
En este momento, señor, invocamos tu poderosa protección sobre nuestras mentes, protege nuestros pensamientos de toda influencia maligna, de toda mentira, del enemigo que intente desviarnos de tu verdad, que el yermo de la salvación cubra nuestras cabezas guardándonos de toda confusión, duda o temor. Renueva nuestra mente, oh Dios, para que pensemos. En lo que es verdadero, noble, justo, puro, amable y digno de alabanza, protege, señor, nuestros corazones, que son el centro de nuestra vida espiritual, que la coraza de justicia nos guarde de toda injusticia, de toda maldad, que intente infiltrarse en nuestras emociones y decisiones.
Que nuestros corazones permanezcan puros y fieles a ti, rebosando de amor por ti y por nuestros semejantes, señor, fortalece nuestra fe, que es nuestro escudo contra los dardos encendidos del maligno, que ninguna flecha de duda, de desánimo, de miedo pueda atravesar nuestro escudo de fe. Ayúdanos a mantenernos firmes en tu palabra, confiando en tus promesas, sin dejarnos llevar por las circunstancias adversas que puedan rodearnos, amado, Padre Celestial, Dios todopoderoso tú, que reinas con justicia y poder desde los cielos, nos postramos ante ti con humildad y reverencia, buscando tu amparo y protección. En medio de las adversidades, cuando las fuerzas del mal y los enemigos se levantan contra nosotros, venimos a ti, señor, confiando en tu infinita misericordia y en tu promesa de resguardarnos bajo la sombra de tus alas, oh señor.
Reconocemos que tú eres nuestro refugio, nuestra fortaleza y nuestra esperanza en tiempos de angustia. En tu palabra, a través del salmo 91, nos has asegurado que aquellos que habitan al abrigo del altísimo descansan bajo tu sombra protectora. Por eso venimos ante ti hoy, invocando tu protección divina contra todo enemigo visible e invisible que intente hacernos daño, señor, te pedimos que extiendas tu mano poderosa y nos cubras con tu manto de protección, que ninguna fuerza maligna, ninguna energía negativa, ni ninguna obra de nuestros enemigos.
Pueda prevalecer contra nosotros. En el nombre poderoso de Jesús, Proclamamos, tú eres nuestro refugio y nuestra fortaleza, nuestro Dios, en quien confiamos que estas palabras sean una barrera inquebrantable, un escudo impenetrable que detenga cualquier ataque del enemigo, padre, así como nos has prometido. Vibranos del lazo del cazador de cualquier trampa, engaño o plan que nuestros enemigos hayan.
Urdido contra nosotros, sabemos que el adversario y sus siervos merodean buscando a quién devorar, pero confiamos en que tú, señor, Eres nuestro guardián fiel. No temeremos al terror nocturno, ni a la flecha que vuela de día, ni a la peste que acecha en la oscuridad, ni a la destrucción que devasta al medio día. Porque tú eres nuestra defensa.
Te pedimos, señor, que expongas y frustres todos los planes de aquellos que buscan nuestra caída, que toda conspiración, toda mentira y todo ataque de nuestros enemigos sean revelados y destruidos por tu poder en tu nombre. Oh Dios, declaramos que ninguna arma forjada contra nosotros. Prosperará y que toda lengua que se levante contra nosotros en juicio, tú la condenarás.
Que nuestros enemigos vean que estamos bajo tu protección y que todo intento de hacernos daño se vuelva contra ellos. Invocamos, señor, a tus santos ángeles para que peleen en nuestro favor, que el poderoso San Miguel Arcángel con su espada de justicia. Defienda nuestras vidas de todo enemigo, que intente acercarse a nosotros, que él y sus legiones celestiales rodeen nuestras casas, nuestras familias y todos nuestros caminos protegiéndonos de toda trampa, emboscada y malicia.
Padre amado, te pedimos que desarmes a nuestros enemigos. Que confunda sus mentes y que desbarate sus planes, que aquellos que nos persiguen sin causa, aquellos que albergan odio en sus corazones hacia nosotros, sean tocados por tu justicia, que sus corazones sean transformados y que ellos mismos se vuelvan a ti en arrepentimiento y cambio de vida. Pero si persisten en su maldad, te pedimos, señor.
Que tu justicia prevalezca, que nos liberes de sus manos y que nos guíes por sendas de seguridad, señor, protege nuestras mentes de los pensamientos de miedo y desesperación, que nuestros enemigos intentan sembrar en nosotros. Que el yelmo de la salvación cubra nuestras cabezas protegiendo nuestra mente de toda confusión. Manipulación y miedo que el enemigo intenta utilizar en nuestra contra.
Danos La Paz que sobrepasa todo entendimiento para que podamos enfrentar cualquier situación con calma y confianza en TI. Protege nuestros corazones, señor, para que no se llenen de odio, rencor o amargura hacia nuestros enemigos. Que la curaza de justicia guarde nuestro ser interior, manteniéndonos firmes en tu amor y en tu verdad.
Ayúdanos a perdonar a aquellos que nos hacen daño y a dejar la venganza en tus manos, sabiendo que tú eres un Dios justo y que a ti pertenece. El juicio fortalece nuestra fe, Oh Dios. Para que ningún dardo encendido del maligno pueda hacernos caer que el escudo de la fe apague todas las mentiras, las acusaciones y los ataques de nuestros enemigos.
Mantennos firmes en tu palabra, confiando en tus promesas y sin dejarnos llevar por el temor o la duda. Te pedimos, señor, que tu palabra que es la espada del espíritu. Esté siempre en nuestros labios y en nuestros corazones que podamos usarla para combatir toda falsedad, toda acusación injusta y toda tentación que el enemigo lance contra nosotros, que tu palabra sea nuestra guía, nuestra verdad y nuestra defensa en medio de la batalla.
Te pedimos, oh Dios, que tu palabra, que es la espada del espíritu, estés siempre en nuestros labios y en nuestros corazones, que podamos usarla para combatir toda mentira, todo engaño, toda tentación, que el enemigo lance contra nosotros, que tu palabra sea nuestra guía nuestra. Dada nuestra luz en medio de la oscuridad, señor, en tu palabra nos has dado la promesa maravillosa del salmo 91, donde nos aseguras que aquellos que habitan bajo tu abrigo, aquellos que buscan tu rostro y se refugian en TI, descansan a la sombra del altísimo. En este momento reclamamos esa promesa para nuestras vidas.
Nos cubrimos con tu protección divina y te pedimos o Dios que nos guardes de todo mal, que intente acercarse a nosotros en el nombre poderoso de Jesús, Proclamamos, tú eres nuestro refugio y nuestra fortaleza, nuestro Dios, en quien confiamos que estas palabras sean un escudo impenetrable contra todo mal. Que busca infiltrarse en nuestras vidas, que ninguna fuerza maligna, ninguna obra de las tinieblas, ninguna energía negativa pueda prevalecer contra nosotros. Señor, te pedimos que envíes a tus ángeles para que nos rodeen y nos protejan en todos nuestros caminos.
Que ellos levanten un muro de defensa a nuestro alrededor. Para que ningún mal pueda penetrar, invocamos a San Miguel Arcángel, Príncipe de los ejércitos Celestiales, para que con su espada de justicia y luz, corte y destruya toda influencia maligna, todo espíritu de oscuridad, toda energía negativa que intente acercarse a nosotros. Que él y sus legiones de ángeles custodios nos guarden de día y de noche velando sobre nuestras vidas y nuestros hogares.
Padre celestial, sabemos que el enemigo se mueve con astucia, buscando formas de tentarnos, de debilitarnos, de alejarnos de TI, pero en este momento nos aferramos a tu promesa. De que ninguna arma forjada contra nosotros prosperará. Te pedimos que frustres todos los planes del enemigo, que desenmascares sus engaños y que nos des la sabiduría para discernir el bien del mal, que todo intento del maligno de sembrar confusión, miedo, desánimo o duda en nuestras vidas sea derrotado por tu poder y tu verdad.
Te pedimos, señor, que limpies nuestro entorno de cualquier presencia o influencia maligna, que nuestras casas, nuestros lugares de trabajo, nuestros vehículos y todo lugar donde estemos sean consagrados a ti, que ninguna fuerza oscura tenga poder o autoridad en nuestras vidas, porque sabemos que tú eres el señor de señores. El rey de Reyes y que en tu nombre todo mal debe huir. Oh Dios, protege nuestras mentes de todo pensamiento negativo, de toda mentira, que el enemigo intente plantar en nosotros, que el yelmo de la salvación cubra nuestras cabezas protegiéndonos de toda confusión, de todo miedo, de todo ataque psicológico.
Danos la mente de Cristo para que podamos pensar en lo que es verdadero, doble gusto, puro, amable y digno de alabanza. Renueva nuestra mente con tu palabra para que podamos resistir toda tentación y rechazar toda influencia maligna. Señor, guarda también nuestros corazones porque sabemos que de él.
Mana la vida. Que la coraza de justicia nos proteja de toda injusticia, de todo odio, de todo resentimiento. Que el enemigo intente sembrar en nosotros, que nuestros corazones permanezcan puros y firmes en tu amor, llenos de paz y esperanza, sin dar lugar al odio, la IRA o el rencor, ayudanos a perdonar a aquellos que nos han hecho daño.
Sabiendo que en TI encontramos la verdadera justicia, fortalece nuestra fe, oh Dios, para que ningún dardo encendido del maligno pueda hacernos caer. Que el escudo de la fe apague todos los ataques del enemigo, todas las mentiras, todas las acusaciones, todos los intentos de debilitarnos espiritualmente, mantennos firmes en tu palabra, confiando en tus promesas y rechazando todo temor o duda que el enemigo intente sembrar en nosotros, señor. Gracias porque en tu nombre tenemos la victoria.
Sobre todo mal. Gracias porque el poder de tu palabra es nuestro escudo y protección. Gracias porque en ti encontramos refugio y porque tus promesas son fieles y verdaderas.
Finalmente, padre amado, te pedimos que cada día al levantarnos nos revistamos con la armadura de Dios. Para que podamos resistir en el día malo y habiendo acabado todo, estar firmes. Que cada pieza de esta armadura sea una parte de tu protección en nuestras vidas, el yelmo de la salvación para proteger nuestra mente, la coraza de justicia para guardar nuestros corazones, el cinturón de la verdad, para mantenernos firmes en tu palabra.
El escudo de la fe para apagar todos los dardos del maligno, la espada del espíritu que es tu palabra viva y poderosa, y el calzado del evangelio de La Paz para caminar siempre en tus caminos. Gracias, señor, por tu constante amor y protección. Gracias porque sabemos que nada ni nadie nos puede arrebatar de tu mano.
En TI confiamos plenamente y a ti rendimos todo, honor, Gloria y alabanza, ahora y siempre, amén.