[Música] Bienvenida familia nocturna a un episodio más de Hablemos de lo que no existe. Hoy, hoy quiero decirles algo diferente, aún cuando estamos en una fogata de historias. Fíjense que ya estamos muy cerquita del episodio número 300 y me gustaría saber cómo les gustaría que celebráramos ese episodio 300, porque oigan, no se llega 300 todos los días. Así es que déjenme en los comentarios qué estaría bueno, un episodio especial, un en vivo, un invitado, qué les gustaría. Y ahora sí, antes de iniciar el episodio, para todos aquellos que son nuevos, permítanme decirles que les voy
a hacer una ligera recomendación. Prendan la luz, porque si no, miren, no me puedo hacer cargo, pero tal vez muchos de ustedes no van a poder dormir. Y si no, pregúntenle a la familia nocturna. Y aquí familia nocturna, déjenle sus experiencias al ver los episodios con la luz apagada. Una vez dicho esto, comencemos con esta oscura fogata de historias, porque hoy hoy vamos a hablar acerca de fantasmas. [Música] Cuando inicié este proyecto de Hablemos de lo que no existe, ya había varios canales de terror y yo era un gran consumidor de canales de terror. A
mí el tema de lo paranormal y el tema de las historias de misterio, de terror y todo lo inexplicable me encanta, pero cuando lo inicié jamás hubiera creído que este canal iba a tener una temporada tan larga que tratará solo de historias de la audiencia, solo de historias que ustedes me mandaban. Al inicio tuve la falsa idea que con mis historias iba a ser más que suficiente porque uno al principio no dimensiona cuánto va a crecer un proyecto y cuántos episodios se van a tener. Pero fue por ahí del episodio como 20 que me di
cuenta que en las historias de la audiencia había una riqueza tremenda. Había historias tan oscuras y vivencias tan extrañas que a mí me ponían los pelos de punta, pero también. Y esto va a ser como una parte de mi confesión. Me fascinaban. ¿Por qué? Primero porque no lo estoy viviendo y definitivamente no estoy ahí sumergido en la situación. Yo creo que si estuviera en varias de esas situaciones, difícilmente lo pudiera llevar a las palabras porque son cosas traumáticas. Pero desde fuera, al escuchar la historia, al leer la historia que me enviaban, era algo sumamente impactante.
Te cuento todo esto porque la historia que estoy a punto de contarte volvió a generar ese impacto después de 3 años de tener este proyecto y eso no es cualquier cosa. Hay una chica en el canal que antes de iniciar quiero decirte que de mi parte y de parte de toda la familia nocturna te mandamos un fuerte abrazo a ti y a tu familia. Y yo sé que de esto que me contaste al día de hoy ya pasaron más de 10 años, pero hay heridas que tardan en sanar. Y quiero que sepas que la familia
Nocturna y yo te mandamos las mejores vibras. Y aunque ya ha pasado tanto tiempo, que sepas que también somos tu familia. Vamos a ponerle de nombre a esta chica Ingrid para ponerle un nombre para poderla identificar. Ingrid cuenta que cuando ella tenía 14 años se dio cuenta que su mejor amigo era su papá, no con una relación así extraña o como un papá raro, no. Es que ella desarrolló una afición bien extraña. A Ingrid le gustaba el béisbol. ¿Qué tiene de raro el béisbol? Nada. Pero en esos tiempos y en la ciudad que ella vivía
sí era extraño porque no se practicaba. A nadie le gustaba. No era que lo repudiaran o que lo odiaran, no, pero ni siquiera podías conseguir guantes y bate. O sea, no había manera de poder practicar ese deporte ahí porque no había lugares que vendieran esos artículos. Te estoy hablando de allá de los 80. Ingrid se movió y consiguió por medio de una revista que sabrá Dios de dónde la sacó, que mandando una carta y cierto giro postal le podían enviar las cosas a su casa. Pero, ¿sabes cuál es el problema? Estás en una ciudadcita, en
un pueblito en el que no hay liga pequeña, no hay ningún equipo de béisbol, nadie lo practica y a nadie le interesa. Y ahí es donde encontró a su papá como su mejor amigo. Su papá, aunque era un fanático, un hincha de del fútbol soccer, él tuvo que empezar a aprender a aventar la pelota de béisbol. Compró guante, otro kit como el que había comprado su hija para ponerse a practicar con ella. Y de repente veías al pobre hombre allí en las noches viendo partidos para aprenderse los nombres, para aprender jugadas, para aprender las reglas,
porque él verdaderamente quería pasar tiempo de calidad con su hija. La veía tan entusiasmada y tan solita que no la quería dejar ahí sola. Así es que ahora cada vez que había un partido de béisbol, él llegaba con su gorra y con su guante puesto, aunque no lo fuera utilizar ahí para nada, para que su hija se sintiera acompañada. un tipazo. Y ella recuerda que justo a sus 14 años, cuando ya está rumbo a los 15, un día tiene sus primeros cólicos. A ese tiempo le llegó la regla, pero le llegaron tan fuertes los cólicos
que no pudo ir a la escuela. Dice que sentía unos dolores terribles, la doblaban, la tenían casi llorando y se quedó en casa. Lamentablemente en la casa. Había estado como un tiempo de cierta disputa con su mamá. Su mamá se había puesto muy celosa con el trato que tenía ahora su papá con ella. No un celo enfermizo, pero sí le molestaba que descuidaba algunas cosas del hogar por estar aprendiendo cosas del deporte y por querer estar practicando con su hija y viendo los juegos de béisbol que en ocasiones eran larguísimos. Así es que digamos que
hija y mamá no tenían la mejor relación en ese momento. Cuando Ingrid dijo que se iba a quedar porque se sentía tan mal del estómago, su mamá le dijo, "Mi hijita, no, tú tienes que ir a estudiar." Y cuando el papá la defendió, puso a su mamá, pero no, hombre, como hormiga pisada, como energúmena. Se encolerizó tanto que se salió de la casa. Su papá tenía un puesto operativo que le permitía llegar un poquito tarde al trabajo, pero no tan tarde porque su puesto era muy importante y ese día en la planta iban a traer
nuevos productos que iban a requerir para unos nuevos procesos, cosas internas de la fábrica, cosas que Ingrid nunca entendió. Su papá después del pleito con mamá también se tiene que ir. Mamá no está en la casa, papá se tiene que ir y se fue bastante rápido. Ingrid se queda ahí, está intentando quedarse dormida, pero no puede. No puede. Son un chorro los dolores. Son un montón los dolores. Así es que ahí está retorciéndose la pobre en la cama. Quién sabe cuánto tiempo pasó. Pero de repente la casa comienza a tener un aroma muy específico, un
aroma que ella detecta y la pone en alarma. Humo. Huele a humo. Huele que algo se está quemando, pero se está quemando en serio. Así es que se levanta aún cuando trae los dolores que ni con eso se detienen. Se va saliendo de la habitación y donde llega justo al pasillo voltea la entrada y ve parado ahí en la puerta viendo hacia dentro de la casa a su papá y se le queda viendo y le dice, "Papá, huele a humo. ¿Por qué no estás en el trabajo? ¿No te habías ido?" Y el papá nada más
levanta la mirada, pero tiene el rostro muy triste, muy triste. Y entonces ella le dice, "Papá, estás todo manchado de la cara y de la camisa, déjame ir a traer algo para limpiarte." Y se mete en su habitación y va por una toalla. Trae una toalla mojadita en agua. Huele cada vez más a humo. Sale de la habitación y le dice, "Papá, papá, aquí traigo para limpiarte." Va caminando la entrada, pero ni siquiera está volteando para allá. está en el piso por el dolor que trae. Y cuando llega ahí no está el papá, apesta toda
la casa humo, no hay humo ahí, se asoma por la ventana, no ve el vehículo de su papá y comienza a andar por la casa y a gritarle, pero el papá no sale y ya se habrá ido se le olvidó algo, se fue rápido, pero no escuché el carro y ahí vienen los dolores y van los dolores. Y otra vez más fuerte, mira, ella termina sentada en una escalera casi por media hora. Cuando ya agarra algo de fuerzas y se levanta, va y se tira en una silla a medio caminar entre la escalera y la
sala y su cuarto. Se queda ahí tirada otro rato, después llega a su habitación y van a ser como dos o tres horas después que llega su mamá y viene con, digamos, un plan no muy amigable, va a estar como de armas tomar. Y cuando lleggaue y le dice, "Ingrid, ven para acá, necesito hablar contigo." Y ella se levanta y le dice, "Oye, mamá, vino papá." Y entonces la mamá le dice, "De eso te quiero hablar. Ven para acá." Y donde le dice eso y Ingrid nada más está como que en medio de un retortijón.
Suena el teléfono, la mamá contesta, Ingrid va saliendo de la habitación y cuando sale ve que la mamá está pálida, cuelga el teléfono y Ingrid le pregunta, "Mamá, ¿qué pasa? ¿Está todo bien? se le queda viendo su mamá, agarra el teléfono, marca por teléfono con su hermana y nada más le dice, "Por favor, vente a cuidarle a la niña, por favor." Y escucha que del otro lado hay una voceita que está hablando, dice, "No puedo decir nada. Por favor, vente a cuidar a la niña." Cuelga el teléfono y le dice, "Hijita, te vas a tener
que quedar aquí en la casa. Ahorita viene tu tía. Este, no me esperes para dormir." Y entonces In dice, "Mamá, todo bien, te ves mal. Tú espera a tu tía. Quédate aquí y la mamá se arranca. Van a ser tres días después que se entere Ingrid que su papá, una vez que se había ido, cuando llegó a la empresa, media hora después hubo una explosión. El señor se pudo haber salvado, pero como varios de sus trabajadores quedaron atrapados en el fuego y no había una plantilla de bombero cercana, él mismo se envolvió y se metió
a rescatarlos. alcanzó a rescatar dos. En el tercero se intoxicó tanto que quedó adentro y fueron los vapores tóxicos lo que lo terminaron matando. Fue una situación muy dura porque me dice Ingrid que después de eso la casa seguía oliendo a humo. El humo no tenía ningún lugar del que manaba. Entonces ella se ponía a platicar con su papá. Le decía, "Papá, yo sé que eres tú. Ya me dijo mamá, ya me dijo mamá lo que pasó." Y Ingrid estaba en estos momentos en el que la mente no te permite aceptar la realidad como es
y en las mañanas se levantaba esperando que en cualquier momento se abriera la puerta y entrara a su papá. Y ya había pasado el velorio y ella lo vio, pero no podía creerlo, no lo podía masticar y de repente estaba enojada con la vida y odiaba todo y en momentos estaba deshecha. Y en otros momentos, simple y sencillamente parecía que estaba en medio de un sueño. Papá va a venir en cualquier momento, va a cruzar la puerta. Esto es un mal sueño, me voy a despertar. Iba a estar ahí, vamos a ir a jugar béisbol.
Pero los días iban avanzando y después de unas semanas su mamá comenzó a hacer algo muy raro, algo tan raro que hizo que Ingrid y ella se enemistaran casi por todo el resto de su vida hasta hace un año. Todos los días la mamá iba con Ingrid, la agarraba y le decía, "Ven para acá, mija, necesito que me ayudes." Y las dos se sentaban cerca de la cama y le decía, "Dile por favor a tu papá que ya descanse en paz y ponte decirle que las dos estamos bien." Y empezaba la señora a rezar y
volteaba con Ingrid y le decía, "Dile, papá, ya estamos bien, papá, ya vete a descansar." Y Ingrid le decía, "Mamá, ¿de qué estás hablando? Déjame en paz." Y la mamá se ponía a rezar, "Reza conmigo y después dile." Y le decía, "Ya, viejo, ya estamos bien. Vete a descansar. Ya estamos bien las dos vamos a estar bien, ¿verdad que sí, mija? Y Ingrid se llenaba de un coraje, de un coraje horrible, horrible. ¿Por qué Fregado le decía de hacer eso a su mamá? Si su mamá no estaba pudiendo masticar, eso es su problema. Pero hacer
eso era tan forzado, era tan feo. Aparte ya no quería despedirse de su héroe. Ella no quería aceptar que su papá ya no iba a estar nunca. Ella todavía guardaba la esperanza así chiquita que esto fuera algún tipo de sueño, pero ya iba casi un mes o más del mes. Después de hacer esto, como en 10 ocasiones, el aroma humo de un día para otro desapareció. La relación entre Ingrid y mamá nunca se recuperó. Ingrid no quería saber nada de esa señora y le decía así, la señora, sí como la señora, empezó a buscar siempre
casa en sus tíos paternos y maternos y se la vivió como si fuera un tipo de invitada permanente. Y fue rotando y rotando y rotando a veces dos tr meses, cu 5 meses. Ella no entendía, estaba muy pequeña, no entendía que eran gastos extras para cada una de esas casas, no entendía que estas personas no sabían cómo manejar esa situación, no sabían cómo educarla. Al final ella no fue una persona tan rebelde, solo no soportaba estar con su mamá, le recordaba todo el dolor, le recordaba verla forzada a despedirse de esa manera de su papá
y ser como tan ridícula y tan obstinada de estar diciéndole que se vaya. Pues, ¿qué pretendía esa señora hasta hace un año? Hace un año resulta que conoció un podcast y en el podcast muchas personas enviaban sus vivencias y en esas vivencias tan extrañas cierto narrador les comentaba que fueran a preguntar en sus entornos a ver si alguien había vivido algo. Y cuando fue a preguntarle a su mamá si había alguna historia de terror, su mamá rompió en llanto y se puso a llorar. le contó que justo en esos tiempos, después de que haba fallecido
el papá, vivió la peor de sus pesadillas. En la casa no solo olía humo, decía que en las noches en su habitación le tocaban la puerta del baño y escuchaba la voz de su esposo que le pedía ayuda. En muchas ocasiones intentaba hablar con él y en sus sueños nada más lo veía quemándose vivo. Una situación que ni siquiera fue real porque él no murió quemado, murió intoxicado, pero en sus sueños la atormentaban. Lo peor era que cuando en los sueños tuvo alguna vez algo de lucidez e increpaba, iba con esa alucinación y le decía,
"Pero es que tú no moriste así." Esta cosa cambiaba su rostro y le sonreía y empezaba a reírse. Y le decía, "Sí, pero esto te duele más." y se despertaba en medio del llanto, en medio de una sensación horrible en el cuerpo, de una sensación de como un vacío tremendo. Después la cama se empezaba a hundir. Hubo muchas ocasiones que esta mujer ni siquiera quería dormir en su habitación. Ingrid ni se dio cuenta, pero su mamá a veces dormía en el sillón de abajo con la tele prendida. Pero era porque le daba miedo. Llegaba del
trabajo, entraba en su habitación y la cama estaba hundida. Había algunas ocasiones que estando en la cama escuchaba la voz de su esposo hablándole al oído diciéndole, "Ya no te quiero, me abandonaste." Y eso era como clavarle una daga en el corazón. La señora estaba sufriendo y no lo podía soportar más. comenzó a preguntar a personas qué podía hacer y fue su hermana la que le dijo, "Pues dile a tu viejo que ya los deje. Dile a tu viejo que van a estar bien." No terminaba de entender que lo que se estaba presentando en esa
casa probablemente no era el espíritu del Señor, sino algo que se estaba aventajando de la tragedia. Ingrid me cuenta que después de que dejó de olerse al humo y todo eso fue la enemistad con su mamá. Su mamá estaba tan rota que no supo cómo acercarse a su hija. Ahora, muchísimos años después, décadas después, cuando escuchó esa historia, Ingrid le pidió perdón. No sabía lo que su mamá había vivido. Pero cuando regresó a su casa, dice que la luz de la entrada estaba prendida y adentro había una sombra enorme. Ni siquiera pudo entrar a dormir
ahí. En las historias de terror y de misterio, todos tenemos nuestros gustos. Hay unas historias en especial que en lo personal a mí me gustan y es cuando no sabes qué carajos es lo que está pasando. Y hay una historia que me envió una suscriptora que me voló la cabeza. Fue una historia, o sea, lo que vivió ella no tengo la menor idea de qué es. Así es que cuando lo escuches al final cuéntame qué crees que fue lo que ella vivió porque yo no sé. Es de estos sucesos que pasan cuando menos te lo
esperas y en un lugar en el que no debería de estar sucediendo eso. Ya sabes, hablemos de lo que no existe, de lo que se supone que no existe. Una suscriptora iba con su pareja a un lugarcito en el que vendían almuerzos. No te imagines ningún lugar que sea lujoso porque no lo es. Es un lugar que tiene de estos portones metálicos, ya sabes, de los que son de locales comerciales que los puedes enredar en la parte de arriba y queda como un círculo de todo este metal y cuando cierran el local se levantan y
lo van bajando poco a poco. Y hasta ahorita pudiste escuchar cómo suena esa cosa. Bueno, ese lugar así, sin esa puerta que está totalmente abierto el público, tú entras ahí y hay seis mesitas. Las seis mesitas son de plástico rojo. Hay cierta marca de cierto refresco que todas esas mesas tienen ahí marcado. Hay sillas de color rojo, cuatro por cada mesita. un lugar bastante tranquilo. Del lado izquierdo hay una fila en la que las personas se forman para ir a pagar y hace como una L porque después de pagar te entregan un plato y después
vas sirviéndote las comidas para llevar tu almuerzo. Depende qué pediste, es la sección a la que puedes llegar y es lo que te van a servir o las mismas personas que están del lado del otro lado de la barra son los que te ofrecen. Cuando ellos llegan a este restaurante, hay dos personas mayores, dos mujeres que están formadas una delante de la otra en la fila para pagar, pero adelante de ellas no hay nadie. Hay un espacio donde no hay absolutamente nadie y un espacio, me refiero, como unos 3 m casi y después hay dos
personas que sí están pagando. Entonces se queda esta persona con su pareja cerca de minuto, minuto y medio y las dos señoras grandes parece que no se mueven, como que están en lo suyo, no se ve que estén platicando ni concentradas. Así es que esta mujer les dice, "¿Van a pagar?" Estas dos mujeres grandes no se mueven y ellos dos ven que ya la última persona que tenía que pagar pagó y como las señoras no se mueven dicen, pues si nos reclaman, nos reclaman. y le hace una señal a su pareja y los dos se
adelantan a las dos mujeres mayores, les sacan la vuelta, se van hasta adelante a pagar, pagan y todo perfectamente bien. Comienzan a servirles las cosas y como iban con cierto antojo y cierta hambre porque era un lugar recomendado y les habían dicho que probaran ciertos platillos específicos, traía cada uno dos charolas. Cuando les dan las charolas y piden los platillos en cada uno, digamos que una degustación de diferentes cosas, se dan cuenta que una vez que les sirvan todo, no lo van a poder llevar todo a la mesa, van a tener que ir por partes.
Así es que mientras uno pide, la otra persona toma la bandeja que tiene los platillos ya servidos, elige una mesa vacía que es justamente la que está más cercana a la barra en el centro y deja ahí la bandeja. regresa su pareja, ya había terminado de pedir otra bandejita más contra yaá más degustaciones. Toma esa bandeja, regresa a la mesa y se topa una situación bien incómoda. La mesa que estaba vacía porque prácticamente de todo lugar, solo hay dos mesas ocupadas, la mesa que ella había elegido ya no está vacía. Hay una silla que está
recogida a la derecha. Ahí está sentado un señor y la está viendo bien enojado, pero bien enojado, un señor mayor. Y entonces ella se acerca, se para enfrente de la mesa como para decirle, "Oiga, ya había elegido este lugar." Y ve que el señor se le queda viendo feo y le hace con la mano como, "Aléjate, mueve la mano hacia delante como diciéndole, "Vete para allá." Y esta señora para no hacerla de pleito, porque hay más lugares vacíos, es innecesario llevar un problema. Aparte esa persona puede tener algún problema en su cabeza. Hay que entender.
Es un lugar abierto, no hay nadie cuidando la entrada. En lugar de hacerla de pleito, se va a la mesa de al lado, deja su bandeja, regresa a la mesa, el señor la sigue viendo muy molesta, toma la bandeja, la vuelve a dejar ahí, va con su pareja, la pareja la ve que trae una cara media extrañada, le dice, "Todo bien, sí, sí, ahorita te cuento." Toma la tercera bandeja, que ya es la última, porque en la última van a servirse allá nada más como lo que van a tomar. llega a la mesa y cuando
voltea a su derecha ya no está el señor. Se le hace muy extraño. No lo vio que se parara. El señor se ve que es una persona mayor, ni que hubiera salido corriendo. No movió a nadie más. Estuvo muy raro. Ella se queda sentada viendo justo para enfrente, justo hacia donde estaba el señor y a donde estaban las dos señoras de la entrada. Las dos señoras ya tampoco están. En algún momento se fueron y es ahí cuando están desayunando que le cuenta lo que pasó. Oye, fíjate que vine y dejé la bandeja y vino un
señor estaba sentado y que me estaba viendo muy feo y me hacía la mano como de vete de aquí. Entonces yo ya no la quise hacer de pleito. Total que su pareja se la agarra de risa y risa, como que mira, oye, hasta con viejitos te quieres pelear. No, pues yo no. Pues el señor que venía mal y mira, hasta te los inventas y nada más haciendo juego y wasa para que se relajara el ambiente porque sí la veo un poquito tensa y están en un ambiente como que entre risas y todo eso. Cuando pasa
algo que hace que esta mujer se quede como que un poquito extrañada, ve que llega una chica, se para justo donde ella se paró. Aquí la fila en la que las personas vienen a pagar está totalmente vacía, pero ella se paró justo cuando ella se paró detito de las dos señoras mayores. Se queda un ratito ahí, unos 20 segundos y después de eso se ve como si estuviera viendo hacia delante algo que solo esa chica puede ver porque adelante no hay nada. Y entonces camina hacia la derecha como sacándole la vuelta a algo que probablemente
esté en el piso porque ahí no hay nada y camina y paga y se queda medio extrañada viendo esta mujer. Después de que le sirven, ella pidió muy poquito de almorzar. Le sirven todo en una bandeja. Toma la bandeja con la que traía sus alimentos, voltea, va a elegir una mesa y elige la mesa que había elegido antes esta mujer en la que estaba ese señor haciéndole las señales. Llega, deja su bandeja ahí y se regresa por unas servilletas. Cuando regresa se queda viendo la mesa y hace una cara extrañada y entonces va caminando hacia
la mesa, se aleja del lado derecho, que es donde está la silla, separada de la mesa, y empieza a ver esa silla y se empieza a alejar poco a poco, como si hubiera alguien sentado ahí haciéndole caras o intentando molestarla. Y va y se siente en otra parte del restaurante. La señora está impactada, no se ve que ella sea una actriz ni que esto sea algún tipo de broma. Así es que cuando termina de almorzar, que ya me dio que dejó las cosas ahí a medias, va y le pregunta a los chicos del restaurante, "Oigan,
aquí de repente pasa algo, hay historias de fantasmas o de embrujados o cosas así y la chica de la entrada, la que está cobrando, le dice, no." dice, "Bueno, no, ya que preguntas, sí pasa algo raro, pero no no no entendemos bien. A usted le pasó." Dice, "Muchas veces la gente viene y se para allá, allá como a 3 cu metritos de aquí y se paran de la nada y después le sacan la vuelta como si hubiera algo tirado allí en el piso sucio, feo. Nosotros hemos barrido y trapeado y por más que le movemos
nada, siempre la gente se para ahí y después le saca la vuelta y nadie se quiere sentar en la mesa de allá delante de la del centro. Primero como que le eligen y después se llevan las cosas a otro lado. Eso es lo único que vemos. Qué raro aquí. Pero fuera de eso no pasa nada. ¿Qué demonios pasa en ese restaurante? Yo no sé. ¿Tú sabes por qué existen las casas embrujadas? Hay algunos que dicen que para que un lugar termine embrujado es porque ahí ocurrió algo malo. Hay otros que dicen que es porque ahí
en ese lugar se hizo algún tipo de práctica ocultista y misteriosa, algo místico y espiritual que abrió las puertas. Hay otros que dicen que es la entrada, la puerta a otra dimensión y otra realidad. Hay muchas teorías. Nuestro suscriptor no tiene la menor idea de por qué su casa está embrujada y ahorita vas a entender por qué. Él vive en su casa desde hace más de 25 años. Durante 20 años jamás pasó absolutamente nada. Ahora no le puede preguntar a los antiguos dueños porque no existen. Él es el primer dueño de ese lugar porque lo
construyó junto con su familia. No ocurrió ninguna historia en ese terreno. Un fraccionamiento de casas en las que no hubo ningún detalle de nada. No viven en ningún tipo de ciudad violenta en la que intenten ocultar los crímenes debajo de las cimentaciones de las casas y esas cosas. No, es un lugar tranquilo, es un lugar aburrido, es simple y sencillamente un lugar más de la ciudad. No hay historias. Ninguna casa del sector tiene ningún tipo de historia. Cerca de ahí no pasa ningún río. No está cerca de ninguna montaña. Su casa no tiene ventanas que
indiquen hacia el norte ni hacia el sur. Tampoco tiene paredes que estén redondeadas, no hay colores rojos en la entrada y no hay un tipo de energía que mane desde el subsuelo. No hay nada. 20 años vivió ahí y no pasaba nada. Fueron personas, cruzaron familia, la casa más tranquila que te puedas imaginar, hasta que construyeron un tercer piso. En el momento en el que construyeron el tercer piso, parece que ese tercer piso conecta con el infierno, porque toda la casa se fue al [ __ ] Dice él que desde que construyeron ese tercer piso
comenzaron a pasar cosas. Deja de pensar en cosas que sean obvias. Los albañiles, tal vez alguno practicaba brujerían. No eran amigos de su papá, gente con la que tenía trabajando más de 25 años. Se aventaron ellos la construcción, una construcción media mateur, pero por el tipo de sociedad en la que viven, las personas sí se pueden dar ese lujo y pueden hacer este tipo de construcciones si tienen, digamos, si cumplen ciertos requisitos. Y ellos lo hicieron muy bien porque al día de hoy ya pasó un buen rato. El tercer piso está perfectamente mandado al infierno,
pero ahí está intacto. Ese tercer piso que construyeron estos albañiles, eh, que vuelvo a decir gente cercana a la familia, no se hizo ningún tipo de ritual ni ningún tipo de práctica, pero desde que lo estaban construyendo, a partir de que pusieron el firme, el techo, comenzaron cosas muy extrañas. Los martillos se perdían y aparecían juntos en una misma habitación. Los martillos lo raro era que formaban una cruz, cosa que parecía como una broma de mal gusto quererse jugar entre ellos una bromita, que como son amigos de ese tiempo, eso podía pasar, pero se repetía
y se repetía. En ocasiones en las mañanas llegaban a ver huellas de pies que estaban mojadas, estaban marcadas en el piso y eso sí hacía que el dueño de la casa se molestara muchísimo y les regañara a todos, pero tremendo. Les decía, "A ver, tienen que ser profesionales. Una cosa son las bromas y otra cosa es que entren aquí a una zona de construcción donde puede haber metales y vidrios tirados y cosas que los puedan dañar descalzos. No sean idiotas. Aquí toman sus precauciones y si no de una vez el que esté haciendo esas broritas
que se me vaya. Y parece que las cosas que eran los nuevos habitantes del tercer piso lo escucharon porque comenzaron a hacer ruiditos como para decirle, "No es ninguno de ellos." Ruiditos tranquilos, ruiditos que cualquiera pudiera confundir con otra cosa, como una respiración profunda que venía de la habitación de las cruces. una respiración que parece la de una persona a la que no le llega el aire a los pulmones y tiene que [Aplausos] forzarse. Cosas que puedes confundir con cualquier cosita, con un ruidito de viento o tal vez es algún tipo de ave o animal.
Todos cuando escucharon eso se les pusieron los pelos de punta y se bajaron corriendo, tipos de más de 30 años. Y estando abajo, ya guardaron la compostura y empezaron a reírse y a decir, "No, tu cara cuando bajaste." E intentar hacer ahí como si no hubiera pasado nada. Al día siguiente no se los van a contar abiertamente, pero tampoco se lo van a reprochar cuando todos dentro de las cosas que traen para trabajar traen un botecito de agua bendita y en el área en la que trabajan están aventando el agua bendita y están haciendo pequeños
rezos en silencio. Eso no se pusieron de acuerdo. Cosas, estilos, cosas que la gente tiene tal vez en su mente, tal vez por el lugar en el que viven. Dice él que en ese tercer piso, cuando dejaban de trabajar y salían de la casa, como su papá estaba a cargo de esta construcción, él se quedaba en casa después y la casa en muchas ocasiones estuvo vacía. Y escuchaba perfectamente como unos pies descalzos comenzaban a bajar del tercer piso rumbo al segundo y él no se quedaba ver nada. Se iba corriendo al primer piso y si
intentaban bajar como lo hicieron en una ocasión, se salía mejor de la casa. El problema era que llegaban hasta la puerta de la entrada y escuchaba cómo rasguñaban la puerta. Decía él que era imposible vivir en esa casa. La idea original es que su habitación estuviera en el tercer piso e iba a ser una habitación grande y bonita. Su papá no terminaba de entender por qué él le negociaba tanto cuando le decía, "No, no, si quieres déjame la habitación más chiquita del segundo piso, te la cambio por la tuya para que tengas una más grande."
No entendí su papá si la habitación más grande iba a ser para él, para nuestro suscriptor. ¿Por qué me pelea no tener la habitación más grande? hasta que le dijo, "Papá, es que yo escucho cuando me voy a dormir que alguien viene y se pone a caminar alrededor de mi cama, pero está arriba, no está conmigo, pero se escucha que está caminando alrededor de la cama. No quiero subir a esa habitación que esa es la que me va a tocar. No quiero toparme con esa cosa. Su papá, para demostrarle que no debía de tener miedo
a estas cosas, aunque él ya había escuchado la respiración, sabía lo del agua bendita, había visto lo de las cruces y en alguna ocasión vio las huellas mojadas porque tuvo que llamarles la atención a todos, aunque todo esto ya había vivido. Le dijo, "No vayas a creer en cosas de ese tipo. Eso es para gente ignorante a pesar de todo eso." Así es que le dijo, "Cuando terminemos la construcción, me voy a ir a dormir solo allá arriba y voy a estar ahí una semana para que veas, para que veas. No le debes de tener
miedo. Esas son cosas de viejitos. Esas son cosas de ignorantes. La construcción estaba planeada para que tardaran 6 meses, pero pasaron 8, 9, 10, 12, 15, 18 meses, en los que tenían que parar repentinamente porque desaparecían bultos de cemento. aparecían afuera de la casa todos aventados y la forma que tenía la tierra parecía como si hubieran escrito algo ahí, como si hubiera sido algo a propósito, pero nadie entraba en la casa. Compraron cámaras de seguridad, no se veía nada, solo se veía cuando a veces sacos de cemento, de cal y de diferentes cosas que necesitaban
caían desde el tercer piso, pero en el tercer piso no había nada. No podían instalarlos en el tercer piso porque no podían poner las conexiones eléctricas. Algo pasaba, accidentes entre los trabajadores, el equipo se dañaba, la electricidad cuando llegaba arriba les daba toques. Algo raro pasaba en ese tercer piso de la casa. 18 meses tardaron en la construcción. Gran parte tuvieron que hacerlo de forma manual, prácticamente a golpes. ¿Por qué no tapaban las ventanas? Porque cada vez que ponían una terminaba rota sin sentido. Los vidrios siempre hacia adentro, como si un ave enorme hubiera venido
a golpear directamente contra las ventanas. Después del mes 18 es como si la casa les hubiera dicho, "Ustedes no entienden las advertencias. Porque ya estando toda construida, el día que el papá les va a mostrar a toda la familia cómo está el tercer piso, porque ya habían terminado los acabados, suben y al llegar a la parte de arriba de las escaleras, el papá se queda pálido, no puede ni siquiera expresar con palabras. Todas las paredes que había puesto adornos bonitos, algunos tapices, unas paredes con unos colores preciosos que contrastaban y hacían sentir el lugar más
amplio. Todo, absolutamente todo, piso, paredes y techo estaba lleno de manos. Todas las manos como si hubieran estado llenas como de tisne de carbón y todas las manos marcadas por todas partes. El problema es que las manos correspondían tanto a adultos como niños. Pero había algo, un detalle que si te quedabas a observar lo ibas a notar. De entre todas las manos había unas que tenían mucha distancia entre una y otra. Unas manos bastante más alargadas de lo normal, bastante delgaditas y que terminaban como en un tipo de uña, porque al final donde estaban los
dedos también había rasguños. No importaba si fuera piedra, se veía la piedra rasguñada. Toda la construcción de arriba tuvieron que repintarla, retapizarla, reponerla. Eso ya no volvió a pasar porque ahora por los cuartos se veían sombras que se asomaban. No tenías que esperar mucho, solo tenías que subir, pararte ahí y estar el tiempo suficiente viendo en una habitación para que tú mismo vieras como lentamente algo que es una sombra, se asoma, se te queda viendo si es que tiene ojos y regresa a ocultarse detrás de la puerta. Su papá nunca se quedó a dormir arriba,
nunca obligó a que nadie se quedara arriba. Y pasando los años en la parte de arriba parecía que tenían tantas fiestas. Pero no fiestas normales, verdaderas fiestas, fiestas infernales. Se escuchaban gritos, se escuchaban lamentos, escuchaban cadenas, escuchaban personas que bajaban y si había alguien dentro de la casa, lo único que podían hacer era cerrar las puertas, porque después de eso les iban a tocar. Lo que vivía en el tercer piso o lo que sigue viviendo en el tercer piso tiene, digamos que ciclos, porque hay meses en los que parece que está dormido, pero todos saben
cuando despierta y es cuando escuchan otra vez esa [Música] respiración. Eso indica que esa cosa está de regreso en casa. Hay diferentes tipos de historias que a mí me encantan. La primera que te conté en este episodio fue una historia que cuando lo escuché se me puso la piel chinita, pero esta que te voy a contar que ver con una de esas temáticas que a mí me vuelven loco, objetos embrujados. Tienes que saber algo de mi contexto. A mí me gustan mucho las cosas que son vintage. Casi no tengo, pero me encantan. Me encanta que
los objetos tengan historia. Me encanta ver una silla antigua, un salón que tiene decoraciones también antiquísimas. Eh, son cosas que siento que te hablan de una época, que te hablan de las personas, los muros, las cortinas, qué cosas no escucharon, qué cosas no vieron y vivieron. Yo lo sé, son objetos inanimados, lo sé, pero esta parte de la vida del lugar, eh, las cosas antiguas siento que traen parte de esa historia. Por eso, desde esta perspectiva, los objetos embrujados, había un momento en el que sonaban nada más historias de terror de Stephen King o de
estos autores, hasta que en familia resultó que un primo que tenía un, ¿cómo podemos decir? un negocio de compra y venta de objetos usados, comenzó a decir que estaban pasando cosas extrañas tanto en su casa como en el negocio. Cuando yo escuché esto y fui muchísimo antes de tener este canal, me acerqué con él y le tuve que preguntar, "Ya cuéntame las historias." Y me contó de todo. Decía que se parecía como una persona mayor en la zona en la que guardaba todas las cosas que le llegaban de objetos usados. Decía también que había una
zona donde tenían como ropa ya muy viejita de segunda mano, que la acumulaban porque no era momento de la venta o porque habían decidido que la iban a donar y que ahí se sentía una energía horrible como mucha tristeza. Para que te des una idea de dónde estaba este edificio o este negocio, en la planta de abajo era justamente el negocio y estaba ahí la bodega donde tenían toda la ropa usada. En la planta de en medio vivía una familia y en el tercer piso vivía una persona soltera. La familia comenzó a reportar una vez
que movieron este negocio de tener cosas usadas, que estaban pasando cosas raras en la casa, cosas que para ellas no tenían explicación. Resulta que en las noches escuchaban a una persona caminando dentro de la casa y estaban asustadísimos. En más de una ocasión le hablaron a la policía, pero ahí no había signos de que nadie hubiera entrado ni nadie hubiera salido, pero se escuchaban los pasos. Después de eso veían sombras cuando ellos estaban afuera de su casa y venían llegando, veían sombras que estaban ahí como asomándose, pero la casa estaba vacía. En más de una
ocasión, los crucifijos que tenían en las paredes salieron volando y cayeron al piso. La familia tenía miedo. La persona del tercer piso decía que desde hace más de 2 meses estaba harto porque escuchaba como algo brincaba en el techo y comenzaba a caminar de un lado para otro como si fuera algún tipo de animalito pequeño. y caminaba en un lado y rasguñaba y caminaba en otro lado y rasguñaba y caminaba en otro lado y rasguñaba y después sonaba donde saltaba. El problema es que ese tercer piso no da ninguna parte. Las casas vecinas son de
apenas un piso. Esta casa sobresale por sobre todas las demás. ¿A dónde brinca? ¿Qué cosa? ¿Por dónde llegó? Pues él decía que no tenía sentido, que no le gusta creer en estas cosas, pero él sentía que le estaban haciendo algún tipo de brujería. decidieron que esa ropa la iban a donar y en las otras dos casas dejaron de traer estos reportes. Desde ahí él decía, "Hay que tener cuidado con las cosas usadas y es que tienen su energía y para mí fue una historia fascinante." Ella, esta historia que estoy a punto de decirte me la
mandó una suscriptora y le pasó algo que está fuerte y ella me dice, "Narrador, yo amo las historias de terror porque viví una y no es una historia que me haya quitado el sueño, pero ahorita vas a entender por qué. Soy una persona muy proactiva. Soy una persona que no le gusta que la marea la lleve a algún punto y a ver a dónde me lleva la vida. Yo me hago camino. Yo decido a dónde voy. Yo digo qué cosas hago y me pongo mis metas. Si algo no me gusta, lo dejo de hacer. Si
algo no me gusta, lo quito del camino. Soy una persona de armas tomar. A mí me gustan las cosas vintage, las cosas antiguas. Y yo sí he hecho cosas en mi casa para que tengan cierto estilo, porque me gusta. Tengo una mesa de comedor que tiene casi 100 años. Tengo unas sillas en el comedor que son de sabrá Dios qué herencia de qué persona, pero son sillas antiquísimas, pesadísimas, cosas que al día de hoy no se pueden conseguir, ya no se hacen. Tengo vasos de madera labrados a mano que dicen que tienen más de 150
años. Me gustan las cosas antiguas. Cuando fui a un bazar en otra ciudad y me topé con un roperito, uf, no lo pensé dos veces. Estaba hermoso ese roperito parecía como si hubiera sido pertenencia de alguna princesa de algún cuento de hadas. Me encantó. No quise preguntarle edad, tal vez es algo de los 70s. Tal vez tiene más de 100 años porque se veía algo muy bien construido, muy bien hecho. No sé, pero me gustó. Así es que hice todos los movimientos que tenía que hacer. Fui a la paquetería y me dijeron, "No movemos paquetes
tan grandes." Y yo le dije, "A, ¿cómo no? Pues nada más cóbrame lo que tienes que cobrar." Tuve que terminar contratando a un camión de tonelada y media para que moviera un mugre mueble, porque de plano la paquetería me decía que ellos no iban a mover algo que estuviera más arriba de 1,20 m y que pesara tan más de 15 o 20 kg y esta cosa pesaba casi 60 kg. Así es que bueno, conseguí un maldito camión para que me lo llevaran a la casa porque quería mi roperito y me llevan ahí mi roperito y
lo tenemos en la casa y no me dura ni una semana porque a partir de que lo dejo y yo estoy encantada. mis vecinos, mi familia, mi familia que vive ahí y mi familia que no vive ahí, pero van a visitarme porque soy una persona de mucha familia, soy una persona que quiere mucho a la familia. Todos me empiezan a decir que han visto una viejita sentada en mi sala. Viejita que no existe, viejita que no vive en mi casa, viejita que no conozco. Yo lo tomaría eso como un juego, si no es porque los
veo todos asustados y cuando les he pedido la descripción me dan la misma. ¿Sabes qué fue lo que hice? Saqué el maldito roperito y ahí fue cuando los vecinos me empezaron a decir que veían una viejita afuera de mi casa. Pero no me lo decían como llevé una viejita fuera de tu casa, me marcaban por teléfono. Oye, Leonor, Leonor, hay una viejita allá afuera en tu cochera. Déjala pasar. Ha de ser un familiar tuyo que ahí se quedó. se ve bien triste, se ve bien apagada, no le vaya a pasar algo. Y yo sabía que
era por el ropero, así es que nada más le hablé un par de amigos que tenían una tienda de antigüedades y se lo regalé. No les dije que traía regalo dentro. Elsa me cuenta que ella tiene una vivencia, una vivencia muy fuerte, muy traumática, algo que al día de hoy de acordarse le trae muchas pesadillas y mucho malestar. Esto que estoy a punto de contarte es una situación muy delicada, así es que te pido que la tomes con criterio y con pincitas. Elsa cuenta que su vida era normal, no tenía nada de atípico, no había
nada mágico y simplemente era una persona más. Estaba estudiando hace alrededor de unos 15 años la preparatoria y ella se sentía muy a gusto en ese tiempo de la preparatoria. Tenía un grupo de amigos, estaba viviendo muy a gusto con sus papás y es una persona muy dada a tres cositas. Comer rico. Y cuando digo rico es muy saludable. Su familia es un grupo de personas muy enfocadas en temas de salud. Por otro lado, está muy apegada al deporte. Sus amistades y su familia son personas como muy deportistas. Y lo tercero, le gustan mucho las
películas románticas, pero odia las películas de terror. No las soporta o bueno, no las soportaba. Por eso, a esta edad, hace 15 años, ella no se explicaba por qué comenzó a tener un sueño horrible, horrible. Era un sueño que una y otra vez venía su cabeza, un sueño que para ella no tenía explicación y se los dijo a su familia. El sueño se trataba de que ella estaba ahí en su casa y de repente escuchaba como algo un tipo de sonido estruendoso tremendo. Se levantaba y veía como una ola gigantesca pegaba en la costa, porque
ella vive en una costa, comenzaba a absorber todo y se llevaba todas las personas. El sueño continuaba. Ella preguntando por personas conocidas que ya no estaban, cadáveres por todas partes, toda su ciudad arruinada. Este sueño la ponía mal. Se levantaba triste, enfadada, cansadísima. Era demasiado realista. Los rostros de algunos cadáveres, ella los reconocía. Eran personas conocidas. Los lugares del sueño no eran lugares inventados, eran partes de la ciudad. El cómo llegaba esta ola y se empezaba a llevar las cosas de ahí, ¿no? Terrible, terrible, terrible. veía ese puesto de comida, ese restaurcito, la casa de
su amiga, cómo la cubría el agua y cuando el agua se iba, se lo había llevado todo. El problema del sueño es que no fue una noche. Al día siguiente volvió a ocurrir y al día siguiente y un día después y ya eran 5co días seguidos y después ya eran dos semanas seguidas y después llevaba casi 18 días soñando lo mismo. Ya le había preguntado a su mamá, a su papá, compañeros de la escuela. Había pedido ayuda, a maestros, había ido con un sacerdote, había buscado ayuda por todas partes y le decían, "Hija, es que
deja de ver películas de terror. ¿De qué estás hablando? Yo odio eso. No había motivo alguno para estar soñando eso. Y entonces ella tenía justo vacaciones en cierta fecha por allá del 2010 y su familia había decidido que iban a ir a las costas, a la playa, aunque ella vivía en Ciudad Costera, pues no es que se la viva en la playa todo el tiempo. Entonces iban a hacer ahí sus vacaciones, le iban a pasar muy a gusto. Pero comienzan cosas malas ese año, primero el sueño y después por ciertas complicaciones familiares van a tener
que salir de la ciudad, no van a poder estar ahí y lo peor del caso, no van a tener vacaciones. ¿Qué puede ser más terrible que esto? Hasta que llegó cierta fecha en Chile en el 2010, un tsunami arrasó la ciudad de nuestra suscriptora, los lugares que conocía, muchas familias que ella conoció. Todo esto desapareció. Ella dice que estaba muy impactada, que cuando vino eso nunca imaginó que eso que ella estaba viviendo era algún tipo de premonición. Nunca lo vivió ni lo viví así. Simplemente fue ese mal sueño y una coincidencia. El problema es que
cuando fue a los lugares específicos se parecían a los del sueño. ¿Cómo habían terminado los lugares? esa casa que vio de esa familia que conocía que ya no estaba, ya no estaba y la de al lado quedó exactamente como estaba en el sueño. Es una coincidencia, se lo dice al día de hoy, pero me manda esta historia y con esto tengo un problema porque no sé exactamente en qué fecha me la mandó, pero me dice, "Desde hace 15 años yo no sueño con el mar hasta hace 3 días. Doy gracias a Dios porque no es
un sueño tan terrible. Pero sí es un sueño fuerte y aquí en el sur de Chile nos acaban de dar alerta de [Música] maremoto en el universo de Hablemos de lo que no existe. En este universo que compartimos tú y yo, tú por ser parte de la familia nocturna, yo por narrarte las historias que me hacen llegar. Hay cosas que de repente se han repetido, hay cosas que han resonado en la vida de otros. Hay algunas que se han vuelto favoritas mías, otras se han vuelto favoritas de la familia. Esta que te voy a contar,
yo creo que es exactamente el puente entre los dos. Es una de las historias que me ha llegado por diferentes personas y de vez en cuando en los correos, en el WhatsApp o en los mensajes me topo un pasito más, un bloque más, otra pieza de este rompecabezas que me deja maravillado y espantado a la vez. Te voy a contar la historia. de Benito. Benito tenía un sueño desde muy joven, ser militar. Y él se soñaba de alguna manera en un futuro como alguien condecorado, con un puesto de mucho poder, con una gallardía tremenda y
estando como en los altos mandos. El problema es que una vez que fue asignado con algún jefe de algún grupo y ya teniendo cierto rango, él le cayó muy mal al jefe y pareciera que ese jefe, esa persona que estaba a cargo de su grupo militar, se decidió hacer que él saliera del ejército. Todas las cosas que hacía era para humillar al pobre Benito. Y Benito, por más que le echaba ganas, siempre terminaba mal. dobletear turnos, quitarle los almuerzos, ponerlo a hacer el doble de ejercicio físico, ponerle las horas, las guardias, los lugares que nadie
soporta, las tareas que nadie quiere y después de eso algo que parecía casi una tortura física, torturas mentales, torturas físicas, el trato era espantoso. Benito, en los momentos en los que tenían estos momentos como de salida del campo militar para llegar a visitar a su familia, se veía mal, deteriorado, quemado. Y lo peor es que no solo le estaban destruyendo el momento, le estaban destruyendo su sueño, su futuro. Para sus ojos ya no quedaba nada y tomó una mala decisión. se van con un batallón a cierta zona, la peor zona de su país, una zona
en la que nadie quiere estar, un lugar que económicamente está muy limitado, pero aparte es un lugar difícil y es un lugar en el que la malaria tiene una gran posibilidad de que sea lo que te haga acabar al final tu tumba. Un lugar en el que los soldados a veces se pierden y no encuentran ni los cuerpos y nadie los busca. situaciones muy fuertes. No imagines crímenes organizados ni situaciones delictivas porque no no trata de eso esta historia ni tiene nada que ver con con eso. Pero es una zona que está tan metida en
la selva, en una zona en la que no hay ni gente que ningún soldado quiere ir. No hay motivo. De hecho, creen algunos que es el lugar en el que los mandan para desaparecer. Les da un poco de miedo, les da un poco de pavor. Solo hay algunos valientes que lo toman eso casi como una tarea personal para sobrevivir a esa zona. Este soldado se decidió algo. Estando ahí, ahí se va a despedir a su manera, a su modo. Y un día que lo dejan solo, toma su rifle, se apunta directamente poniendo la parte de
la culata al piso. Pero algo ocurre, no se sabe exactamente qué. Y cuando dispara el rif de la bala, en lugar de salir por la parte de arriba de la mollera, sale por aquí por la nariz. Pero es tan fuerte el daño que se hizo que termina en com en el hospital. No está respondiendo. El tratamiento está está tiene sus funciones vitales, lo lograron rescatar a muy buen tiempo y en emergencia movieron las cosas y está en el hospital. Ya en su momento tendrá que haber tal vez alguna corte marcial o algo, pero ahorita en
su recuperación no se recupera y prácticamente está en un estado vegetativo. Hay muchas formas de contar esta historia, pero te voy a contar lo que él reveló casi dos meses después cuando despertó. Él en algún momento está en su habitación, se está discutiendo si lo van a desconectar o no. Y en ese momento en el que deciden que sí, que van a desconectarlo, él abre los ojos y grita y se vuelve a desmayar. Van a pasar semanas porque la parte del habla quedó muy dañada y él va a tener que escribir qué fue lo que
vivió. Por una parte, va a contar las vivencias de este teniente capitán o el comandante, el que sea que no paraba de humillarlo y por qué tomó su decisión. Pero por otro lado está contando una historia muy inverosímil, una historia que tiene que ver con un tren, con un lugar oscuro. Él cuenta que de repente todo a su alrededor se volvió rojo. Un dolor terrible lo invadió. empezó a sentir que el cuerpo se quemaba, le dolía todo y entonces abrió los ojos y estaba dentro del vagón de un tren. Este tren iba con algún rumbo
desconocido. Había muchas personas en el vagón de él y entonces el tren de repente se detiene y cuando se detiene se escucha una voz que dice, "Aquí los que tienen que bajar tienen que bajarse porque después ya no van a tener oportunidad." Y él él se siente amarrado al tren y entonces las puertas se cierran y el tren avanza. Todas las personas que van con él se ven igual que él, tristes, apagadas, grises, como si estuvieran cargando algo pesado. Entonces, más adelante el tren vuelve a detenerse, las puertas se abren y una persona llega al
vagón de él y dice, "Aquí bajan ustedes." No pueden decidir. Simplemente las cosas van avanzando. Cuando ellos llegan al borde de la puerta, él junto con el grupo de personas, él voltea y le dice, "Pero ahí no hay nada." Y le dice, "Sí, hay una cueva. Sigue bajando." Cuando se baja del tren, todo es oscuro, pero en sus pies siente piedras como de bola y empieza a caminar. Cada una de las piedras le lastiman los pies y él no puede parar de caminar porque se lo indicaron, se lo ordenaron y es como si trajera cadenas
pero no las trae y va caminando y entonces ve como unas luces pequeñas, algo que está ahí como que brillando al fondo porque el lugar es totalmente oscuro. Lo único que se ve detrás de él son unas vías, pero adelante todo es oscuro. Pero después de estar camine y camine por esas cosas que se sienten como bolas en los pies, como piedras boludas, se ve algo como una luz, como una llama y conforme se va acercando se da cuenta que en efecto es como si fuera el borde de una cueva y adentro hubiera algún tipo
de fogata. entra a ese lugar y una vez que entra a la zona de las luces no para de escuchar personas que se lamentan, personas que hablan de dolores, personas que dicen que duele, que arde. Y él intenta hablar con alguien, pero nadie tiene ojos para nadie más que para sí mismo. El grupo de personas con las que va ya están totalmente en sí mismadas, no se puede interactuar con ellos. Recuerda que él en vida tenía una cajetilla de cigarrillos. La sigue teniendo ahí, pero no tiene manera de prenderlo. Y es una tortura. Se siente
en un lugar en el que es una asfixia, es caliente, es desagradable, nadie interactúa, está solo. Aunque hay luz es oscuro totalmente y siente un vacío terrible aparte. El dolor que tenía físico en el momento en el que se hizo daño porque lo recuerda, lo sigue teniendo ahí. Solo que cada minuto va aumentando y no puede gritar. Él no tiene derecho a gritar. Él no tiene derecho a hacer nada. Y es ahí cuando escucha lo lejos después de lo que siente él como días, semanas o meses, que un tren se viene acercando, escucha algo como
unos vagones, como un andar y entonces dice que haciendo acopio, agarrando todo lo que tenía de fuerza y voluntad, que no era más que un pequeño granito de arroz, con eso logró empezar a moverse ligeramente, intentar salir de ahí y en En el momento en el que pisó fuera de la cueva es cuando abrió los ojos en el hospital y gritó como loco. Gracias a ese grito no lo desconectaron, pero él estaba seguro que o pisó el infierno o pisó el [Música] purgatorio. Y con esta historia, querida familia nocturna, hemos llegado al final de esta
oscura fogata de historias. Pero antes de irnos, cuéntame por favor, ¿qué te gustaría que hiciéramos para el especial de 300? Déjamelo en los comentarios y el próximo sábado de sombras vamos a platicar en el en vivo acerca de eso. Una vez dicho esto, te pido te suscribas, dale a la campanita si estás en las plataformas como Spotify, Apple Podcast y todas estas. Suscríbete y danos las cinco estrellas. Yo sé, te debo las historias secretas, pero créeme, como ha sido siempre en hablemos de lo que no existe. Cuando te lo debo, te lo pago con intereses
y los intereses son buenos aquí. Una vez dicho esto, deseo bonita semana y que tengas dulces pesadillas. Bye bye. [Música]