Si estás aquí, no es casualidad. Esto es más grande que cualquier coincidencia; es el eco del universo respondiendo a tus plegarias. Has llegado al lugar donde tus deseos, tus sueños y tu fe se encuentran con la verdad más profunda de la existencia.
Escucha estas palabras con atención: tú eres poderoso, tú eres digno y tú eres capaz. ¿No lo sientes? Es esa energía dentro de ti que empieza a despertar, esa chispa que te recuerda que tienes un propósito.
Esto no es un simple video; es tu llamado, es la señal que tanto esperabas, el momento donde todo cambia. Te has preguntado: ¿por qué las respuestas llegan justo cuando las necesitas? Eso no es un accidente; es Dios, el universo, tu propia alma guiándote hacia esta verdad.
Tú eres un creador. Ahora respira profundamente; siente cómo esa conexión fluye desde lo más profundo de tu ser. Lo que viene a continuación es para ti, y solo para ti.
Es un mensaje directo a tu corazón, un recordatorio de que no hay límites, de que el tiempo de dudar ha terminado. Permíteme preguntarte algo: ¿estás listo para recibir? Porque eso que has pedido, eso que anhelas en lo más profundo de tu alma, está llamando a tu puerta.
La pregunta no es si llegará; la pregunta es: ¿te abrirás a recibirlo? Este es tu momento de elegir. Este es tu momento de confiar porque aquello que siempre has buscado ya está aquí.
Esta es tu señal. Y si sientes que tu corazón se acelera, si una emoción inexplicable comienza a llenar tu pecho, es porque algo en ti sabe que esto es real. Así que quédate conmigo porque lo que estás a punto de descubrir no solo cambiará tu forma de pensar, sino también tu realidad.
El universo no se confunde, no duda, no vacila; es un reflejo perfecto de lo que llevas dentro, y cada pensamiento, cada emoción y cada palabra que emites son órdenes que él ejecuta sin cuestionar. Ahora pregúntate: ¿estás pidiendo desde la fe o desde el miedo? Porque aquí está el secreto: el universo no responde a tus palabras, sino a la energía detrás de ellas.
Pedir desde la claridad significa alinear tus deseos con la certeza de que ya son tuyos. Cuando pides con confianza, sin dudas, algo mágico sucede: tu vibración se eleva, tus pensamientos se alinean y el universo comienza a moverse a tu favor. Es como si dijeras: "Esto es mío, lo acepto, lo merezco", y el universo, como un espejo perfecto, no tiene más opción que responder a esa verdad.
Ahora cierra los ojos por un momento y di: "Estoy listo, estoy listo para recibir lo que es mío por derecho divino". Haz una pausa y reflexiona: ¿qué estás pidiendo ahora mismo? ¿Es amor, salud, éxito, dinero?
Sea lo que sea, siente cómo ese deseo comienza a manifestarse en tu vida. Visualízalo, imagínalo, habla de ello como si ya estuviera aquí. El secreto no es pedir lo que quieres, sino agradecer por ello como si ya fuera una realidad.
Recuerda esto: lo que pides desde el amor se multiplica, pero lo que pides desde la carencia solo se aleja. Así que pide como un creador, no como alguien que carece. Pide como si todo el universo ya hubiera conspirado a tu favor porque, créeme, lo está haciendo.
El lenguaje de Dios no son las palabras, sino las emociones. Cada sentimiento que emites es como una vibración que viaja a través del tiempo y el espacio, conectando con todo lo que existe. Y aquí está la clave: cuando tu razón vibra en amor, gratitud y fe, el universo responde con milagros.
Ahora te pregunto: ¿cómo te sentirías si ya tuvieras todo lo que deseas? ¿Qué emoción llenaría tu corazón? Porque esa emoción es la verdadera oración.
Dios, el universo, no necesita que le expliques lo que quieres. No necesitas convencerlo ni rogarle. Lo único que necesitas es sentirlo.
Cuando sientes alegría, estás diciendo: "Estoy listo". Cuando sientes paz, estás diciendo: "Ya lo tengo". Y cuando sientes gratitud, estás diciendo: "Gracias por darme esto antes de siquiera pedirlo".
Cierra los ojos por un instante y piensa en ese sueño que tienes, esa meta que parece inalcanzable. Ahora siente la emoción de haberlo conseguido: es felicidad, es alivio, es una sensación de poder absoluto. Lo que sientes ahora es el idioma del universo, y Él entiende cada palabra que vibra en tu corazón.
Recuerda siempre: esto no es lo que dices, sino lo que sientes. Y cuando logras alinear tus emociones con tus deseos, algo extraordinario sucede: las puertas se abren, las oportunidades aparecen y aquello que parecía imposible se convierte en realidad. Tu emoción es tu llave.
¿Sabías que la mayor prueba de fe es soltar? Soltar el miedo, soltar la necesidad de controlar cada detalle. Porque la verdad es esta: cuando confías plenamente, el universo tiene el espacio para actuar en tu favor.
Y te lo digo con certeza: lo que es tuyo ya está en camino, ahora mismo, mientras escuchas estas palabras. El universo está conspirando para traerte todo lo que has pedido. Pero aquí está el reto: no puedes pedir y dudar al mismo tiempo.
No puedes mirar al cielo y preguntarte si Dios te escucha porque Él ya respondió. La confianza no es esperar señales; es saber que las señales ya llegaron. Así que suelta el miedo, suelta la necesidad de saber cómo o cuándo sucederá.
Solo confía. Piensa en esto: cuando plantas una semilla, no la desentierras cada día para ver si está creciendo; confías en el proceso, confías en la tierra, confías en el tiempo. Lo mismo ocurre con tus sueños; ya has plantado la semilla y ahora tu trabajo es regarla con fe, con gratitud, con paciencia.
Quiero que repitas conmigo: "Confío plenamente, ya está hecho, lo acepto con amor y gratitud". Siente cómo esas palabras llenan tu corazón, cómo liberan tus dudas, cómo fortalecen tu fe. Porque la verdad es esta: lo que.
. . Pides desde el alma lo que sueltas con confianza; siempre llega a ti.
Confía y observa cómo el universo hace su magia. Cierra los ojos por un momento y respira profundo. En este instante quiero que te lleves a un lugar donde todo es posible.
Imagina que despiertas en la vida de tus sueños. Observa cada detalle a tu alrededor: ¿cómo se ve tu hogar? , ¿cómo brilla la luz a través de las ventanas?
Escucha los sonidos, las risas, la música, el susurro del viento que te habla de libertad. Ahora siente, siente el gozo de estar viviendo exactamente como siempre has deseado. Siente cómo tu corazón se llena de gratitud, de amor, de una certeza que dice: “esto es real, esto es mío”.
El poder de tu mente es tan inmenso que el universo responde a las imágenes que proyectas con tu energía. ¿Cómo se siente caminar sabiendo que eres completamente libre? ¿Qué aromas hay en ese momento perfecto?
Esta no es solo una imaginación; es una creación. Tu visión tiene vida porque la estás cargando con tu intención. Ahora sonríe; esa sonrisa es tu señal al universo de que estás listo para recibirlo todo.
Visualiza cómo cada célula de tu cuerpo vibra en armonía con esa vida que ya te pertenece. Puedes sentir la emoción de tener todo lo que alguna vez anhelaste; esa emoción es tu guía. Cuando mantienes esa visión viva en tu corazón, comienzas a amar tu mente, tu energía y tu destino.
El universo está siempre escuchando, pero es tu claridad emocional lo que lo mueve a actuar. Si pudieras pedir una cosa ahora mismo, sabiendo que no hay límite alguno, ¿qué pedirías? Visualízalo, hazlo tuyo, créelo porque ya está en camino hacia ti.
Recuerda esto: la imaginación no es un escape; es tu primer paso hacia la manifestación. Cada vez que te permites soñar, estás dando una orden al universo. Él no entiende palabras, pero entiende perfectamente las imágenes y las emociones que llevas en tu corazón.
Cree con todo tu ser que ya lo tienes y así será. La gratitud es la llave maestra que abre todas las puertas. Cuando agradeces, estás enviando un mensaje poderoso al universo: “Yo confío.
Yo sé que ya lo tengo”. Y el universo responde siempre a esa certeza. Ahora cierra los ojos nuevamente y piensa en todo aquello por lo que puedes estar agradecido en este momento.
¿Qué es lo primero que viene a tu mente? Tal vez sea tu salud, el aire que respiras, las personas que amas o incluso las lecciones que la vida te ha dado. Ahora expande esa gratitud.
Agradece por lo que aún no puedes ver pero sabes que ya viene. Cuando sientes gratitud por adelantado, estás actuando desde una posición de poder; es como si le dijeras al universo: “Ya lo recibí; gracias por darme todo lo que mi corazón desea”. La gratitud no es solo un sentimiento; es un estado de conexión divina.
Es como hablar el idioma de Dios, un idioma que mueve montañas y transforma realidades. Si hoy pudieras agradecer por algo que aún no ha llegado pero que sabes que está en camino, ¿qué sería? Siéntelo en tu corazón como si ya estuviera aquí.
La gratitud también tiene un efecto mágico en tu vibración; eleva tu energía a un nivel en el que las bendiciones no tienen otra opción más que encontrarte. Dios, el universo, la energía creadora… todo responde a tu actitud de agradecimiento. Piensa en esto: ¿cómo se siente recibir algo que has esperado toda tu vida?
Permítete experimentar ese gozo ahora mismo y agradece porque ya es tuyo. Vive cada día como si el milagro que deseas ya hubiera sucedido. Esa es la verdadera fe.
No hay fuerza más poderosa que un corazón lleno de gratitud, porque cuando agradeces, estás declarando que crees en la abundancia infinita, en la bondad del universo y en tu derecho divino de recibirlo todo. Soñar y pedir son los primeros pasos, pero la acción es el puente que te lleva a tu destino. No se trata de hacer cualquier cosa, sino de actuar desde la inspiración.
¿Alguna vez has sentido un impulso tan fuerte que parecía que algo mayor te estaba guiando? Ese es el universo susurrándote qué hacer. Presta atención a esas señales porque cada pequeño paso cuenta, aunque no lo entiendas todo ahora.
Cada acción que tomes desde el amor y la fe te acerca más a lo que deseas. ¿Qué puedes hacer hoy con lo que tienes, desde dónde estás, para avanzar hacia tus sueños? No necesitas tener todas las respuestas ni ver todo el camino; solo necesitas dar el siguiente paso.
Puede ser algo tan pequeño como escribir tus intenciones en un papel, hacer una llamada o incluso dedicar unos minutos a aprender algo nuevo. La acción alineada envía una señal clara al universo: “Estoy listo para recibir; estoy listo para crecer”. Recuerda que no estás solo en este camino.
Cada esfuerzo que haces, por pequeño que parezca, es respaldado por más grandes de lo que puedes imaginar. Cuando trabajas con fe y determinación, el universo comienza a moverse en tu favor. No necesitas ser perfecto; solo necesitas ser constante.
¿Qué acción tomarás hoy que demuestre tu compromiso con tus sueños? Dios y el universo te darán lo que pides, pero tú debes ser el canal por el cual fluya esa bendición. Mantente enfocado, actúa desde el amor y confía en que todo lo que hagas, por más simple que sea, tiene un propósito.
Haz tu parte y observa cómo el universo se encarga del resto. Es fácil desanimarse cuando las cosas no salen como planeamos, pero los desafíos no son barreras, son lecciones. Cada obstáculo en tu vida tiene un propósito divino: prepararte para recibir aquello que tanto deseas.
¿Qué has aprendido de los momentos más difíciles que has enfrentado? ¿En qué formas has crecido gracias a ellos? Si miras hacia atrás, te darás cuenta de que esos momentos fueron necesarios para convertirte… En quien eres hoy, imagina que estás escalando una montaña.
Cada piedra en el camino, cada tropiezo, cada paso agotador, te acerca más a la cima. Así funcionan los obstáculos en tu vida: son los peldaños que te llevan a tus sueños. No los veas como castigos, sino como regalos disfrazados.
En cada desafío hay una oportunidad para demostrar tu fe, tu fuerza y tu resiliencia. Cuando enfrentas una dificultad, pregúntate: ¿Qué está tratando de enseñarme esta experiencia? ¿Cómo puedo usarla para crecer y avanzar?
No hay pérdida en este universo; todo tiene un propósito mayor, y aunque a veces no podamos verlo de inmediato, ten la certeza de que cada paso te lleva más cerca de lo que anhelas. Tu alma es como el oro; debe ser refinada a través del fuego para brillar con todo su esplendor. Así que, en lugar de resistirte a los obstáculos, abrázalos.
Agradece por ellos, porque están moldeando tu camino hacia algo mucho más grande de lo que puedes imaginar. Recuerda: los momentos difíciles no te detienen, te transforman. Detente un momento y siente el latir de tu corazón, ese ritmo, esa energía que te mantiene vivo; no es más que la expresión del universo en ti.
Tú no eres un ser separado de la creación; eres una extensión de ella. Cada estrella, cada árbol, cada gota de agua, cada rayo de luz: todo está conectado, y tú, en este instante, eres la representación perfecta de lo divino manifestándose en forma humana. Piensa en esto: cuando miras al cielo y ves la inmensidad del cosmos, ¿te sientes pequeño?
No deberías, porque el mismo poder que creó las galaxias, las montañas y los océanos vive dentro de ti. No eres un fragmento aislado; eres el todo expresándose de manera única. Cuando deseas algo, no es un capricho; es el universo buscando manifestarse a través de ti.
Tú eres el puente entre lo espiritual y lo físico. ¿Sabes lo que eso significa? Que no hay nada fuera de tu alcance.
Cada deseo que nace en tu corazón es una chispa divina. Todo lo que necesitas ya está dentro de ti, esperando que lo reconozcas. Si hoy sientes dudas, miedos o limitaciones, quiero que recuerdes esta verdad: tú eres uno con Dios, con el universo, con la fuente infinita de todo poder y creación.
Eres más poderoso de lo que puedes imaginar. Cuando alineas tus pensamientos, emociones y acciones con esa verdad, no hay fuerza en este mundo que pueda detenerte. Tú eres el creador de tu realidad, el arquitecto de tu destino, el maestro de tu vida.
Recuerda siempre quién eres: no un simple ser humano, sino una chispa divina con el poder de transformar todo lo que tocas. Cierra tus ojos y respira profundo. Ahora quiero que te permitas sentir algo: la certeza de que todo lo que deseas ya es tuyo.
No hay dudas, no hay miedos, solo gratitud; gratitud por la vida, por este momento, por las infinitas bendiciones que están en camino hacia ti, porque sí, todo lo que has pedido ya se te ha dado. El universo ha respondido incluso antes de que terminaras de pedirlo. Confía.
Suelta la necesidad de controlar el cómo y el cuándo. Todo llega en el momento perfecto, de la manera perfecta. Cuando dudas, cuando temes, bloqueas ese flujo natural de abundancia, pero cuando confías y agradeces, abres las puertas de par en par para que todo fluya hacia ti: el amor, el éxito, la salud, la riqueza, la paz.
Todo está esperando que lo recibas. Hoy quiero que tomes esta verdad en tu corazón: ya no necesitas pedir más porque ya se te ha dado. Ahora solo te queda una cosa por hacer: agradecer.
Agradece desde lo más profundo de tu ser, como si ya estuvieras viviendo la vida que deseas, porque en realidad, ya lo estás haciendo. Cada paso, cada decisión, te está llevando exactamente a donde debes estar. Quiero despedirme con esta afirmación, una que encierra todo el poder que has reconocido en ti hoy: hoy doy gracias porque todo lo que deseo ya está en camino.
Escríbelo en tu corazón, repítelo en voz alta, compártelo con el mundo, porque hoy es el día en que todo cambia. Hoy es el día en que recuerdas quién eres: un ser divino, poderoso, ilimitado. Y con esa verdad, nada podrá detenerte.
Gracias, confía; ya es tuyo. Te quiero mucho. Nos vemos en el próximo video.