no sé cuánto tiempo me queda pero una cosa es segura este secreto no puede morir conmigo como ex cardenal decano del Vaticano he visto cosas que desafían toda comprensión cosas que nunca debieron existir pero que la santa sede ha protegido durante siglos durante años serví con devoción ocultando y destruyendo documentos que jamás verían la luz era mi deber mi carga cada vez que aparecían escritos prohibidos yo estaba ahí para incinerarlos convirtiendo en cenizas verdades peligrosas pero lo que mis ojos han presenciado va más allá de cualquier palabra recuerdo con Claridad el momento en que descendía
las catacumbas la linterna temblaba ligeramente en mi mano y El eco de mis pasos rebotaba en las frías paredes de piedra el corazón Me latía en la garganta mientras las palabras del papa seguían resonando en mi cabeza lo que encuentres ahí abajo puede destruir más que solo tu fe con cada escalón que bajaba el aire se volvía más denso pesado como si cargara el peso de los siglos era como caminar hacia el interior de una bestia dormida un monstruo alimentado por los pecados de quienes habían sido enterrados ahí un olor a mojo y muerte se
mezclaba con el sudor frío que empapaba mi piel las paredes parecían cerrarse a mi alrededor resum una oscuridad tan antigua que parecía tener vida propia cada piedra susurraba secretos que no quería escuchar cuando llegué al pie de la escalera la atmósfera se tornó casi insoportable No había viento pero el aire me presionaba el pecho como si una mano invisible intentara exprimir el aliento de mis pulmones y ahí entre las sombras vi un objeto extraño medio enterrado en la tierra un diario lo recogí con cautela como si tocarlo fuera a desatar algo más allá de mi
comprensión las páginas estaban amarillentas frágiles por el paso del tiempo pero increíblemente claras Las palabras escritas eran perturbadoras llenas de odio y fanatismo eran los pensamientos oscuros del obispo de San chimano uno hombre cuya devoción a la purificación de su aldea había trascendido la razón y la moralidad lo que él llamaba purificación era una masacre encubierta por un falso manto de fe creía que el mal residía en la sangre de Los Aldeanos y que la única forma de salvar sus almas era exterminarlas niños mujeres ancianos Nadie estaba a salvo de su delirio mientras leía sentía
que su locura traspasaba las palabras serpenteando en mi mente intentando aferrarse a mis propios pensamientos cerré El diario de golpe sintiendo una presencia detrás de mí el silencio que siguió era más aterrador que cualquier grito las catacumbas llenas de muerte parecían cobrar vida mientras avanzaba en la lectura del diario una sensación de horror me invadía el obispo no era simplemente un hombre trastornado por el poder sino un ser que había traspasado los límites de lo humano sus métodos de Purificación eran tan atroces que se sentían más como rituales demoníacos que actos de fe las páginas
describían en detalle ejecuciones públicas que se celebraban como si fueran ceremonias sagradas y el obispo se regodea en el sufrimiento que causaba cada decapitación cada azote cada grito arrancado de los cuerpos de los condenados alimentaba su enfermiza necesidad de control se jactaba de cómo el pueblo temía sus castigos pero más que temor había un oscuro deleite en sus palabras como si hubiera encontrado un retorcido placer en el dolor ajeno las decapitaciones eran rápidas Sí pero la tortura previa las mutilaciones y humillaciones eran el verdadero espectáculo Los Aldeanos eran forzados a presenciar las carnicerías obligad a
observar como sus vecinos eran purificados bajo el pretexto de salvar sus almas Y entonces apareció el nombre de siríaco siriaco era un hombre Solitario un ermitaño que vivía apartado de la aldea cultivando su pequeña parcela en las afueras del Bosque para la mayoría era un hombre de pocas palabras reservado y en paz consigo mismo pero en la mente retorcida del obispo ese aislamiento lo convertí en sospechoso en el diario se le describía como el emisario del mal alguien que según el obispo tenía una conexión directa con fuerzas oscuras no había pruebas solo los delirios de
un hombre consumido por su propia paranoia y su ansia de poder el día que capturaron a siríaco lo llevaron encadenado a la plaza del pueblo El Obispo lo había señalado y en su palabra el pueblo no tenía otra opción más que obedecer siríaco fue golpeado brutalmente por los Soldados del obispo su cuerpo arrastrado por el empedrado hasta que la sangre formaba un rastro tras él apenas podía mantenerse en pie cuando lo arrojaron a los pies del obispo pero su mirada cansada pero firme desafiaba las acusaciones que se le imputaban el obispo al verlo en ese
estado no se conformó con la humillación pública no no era suficiente en su mente la tortura era la única manera de obtener la verdad de exorcizar los demonios que según él habitaban en el cuerpo de siríaco las páginas del diario se volvían más perturbadoras con cada detalle sobre lo que siguió la tortura no fue Simplemente física fue una ceremonia un Rito cruel destinado a arrancar una confesión inexistente el obispo describía Cómo había ordenado que le rompieran cada dedo uno a uno para que así su alma hablara la carne de Ciriaco fue desgarrada Sus huesos quebrados
y sin embargo él no pronunciaba palabra el silencio de siríaco parecía enfurecer aún más al obispo que en su delirio lo interpretaba como un desafío del mal ordenó que le marcaran la piel con símbolos sagrados quemándole con hierro Al rojo vivo convencido de que eso obligaría al demonio a revelarse pero siriaco no gritó No suplicó ni una sola vez se dio a los gritos de dolor que el obispo esperaba finalmente el obispo cegado por su propia rabia terminó con su vida de la manera más brutal las últimas páginas sobre siriaco estaban manchadas como si el
propio diario hubiera sido testigo de esa violencia absorbiendo la maldad de los actos descritos al terminar de leer me di cuenta de que no solo había presenciado un fragmento de locura había leído sobre un hombre que había usado la fe como máscara para justificar el horror Y aunque el cuerpo de Ciriaco ya no estaba sentía su presencia como si de alguna manera su espíritu estuviera esperando justicia la linterna titilo y un frío inhumano recorrió mi columna vertebral cada palabra en el diario parecía impregnada de una maldad indescriptible las páginas amarillentas por el paso del tiempo
parecían arder con la intensidad de los horrores que describían los métodos de tortura que el obispo había aplicado a siríaco superaban lo imaginable cada uno diseñado no solo para infligir dolor sino para arrancar cualquier vestigio de humanidad que quedara en su víctima primero describía el acto de arrancar las uñas de Ciriaco utilizando tenazas Al rojo vivo el detalle con el que el obispo narraba estos hechos era escalofriante casi como si estuviera deleitándose al recordar el sufrimiento que había provocado se detallaba como la piel y la carne se retorcían y burbujean al contacto con el Metal
incandescente dejando un rastro de sangre oscura y carne quemada pero lo más perturbador de todo era que siriaco no gritaba no suplicaba por su vida no pedía clemencia su silencio retumbaba más fuerte que cualquier grito el obispo interpretó este silencio como una resistencia demoníaca una prueba de que siríaco no era simplemente un hombre sino una entidad del mal encarnado con cada método de tortura que fallaba en quebrantar su locura aumentaba ordenó que lo marcaran con símbolos sagrados en el pecho y la espalda quemando con hierros forjados en los mismos altares de la iglesia como si
con eso pudiera exorcizar al demonio que según él habitaba en el cuerpo de siriaco pero aún así Ciriaco permanecía inmóvil su rostro pálido y sus ojos vacíos como si su espíritu estuviera en otro lugar muy lejos de los horrores físicos que sufría el diario detallaba Cómo el obispo intentó cortar partes de su carne para purificar el cuerpo poseído pero a pesar de la brutalidad de los cortes y la sangre que emanaba a borbotones la Calma humana de siríaco era impenetrable para los Testigos aquello no tenía explicación algunos pensaban que estaba Ya muerto por dentro mientras
otros susurraban que algo sobrenatural lo protegía y en ese momento el miedo comenzó a crecer entre los mismos verdugos desesperado por no poder quebrar la voluntad de su prisionero el obispo tomó una decisión definitiva si no podía extraer el mal de siriaco a través de la tortura Entonces lo purgar con el fuego ordenó construir una hoguera en medio de la plaza del pueblo y anunció que el demonio que habitaba en siríaco sería quemado para salvar las almas de todos los presentes aquella noche la plaza se llenó de Aldeanos aterrorizados y desconcertados nadie se atrevía a
oponerse al obispo pero la duda y el miedo brillaban en los ojos de muchos habían visto Lo que le había hecho as siríaco y al algunos comenzaron a preguntarse si de verdad estaban presenciando un juicio divino o una masacre injustificada las llamas comenzaron a elevarse alrededor de siríaco devorando Las Maderas secas que habían sido dispuestas Bajo su cuerpo encadenado el calor era tan intenso que aquellos que estaban más cerca del fuego tuvieron que retroceder sin embargo lo inexplicable ocurrió ante los ojos de todos mientras las llamas crepitaba y rugían envolviendo a siríaco en un infierno
de fuego su cuerpo permanecía intacto el obispo enloquecido gritaba que el demonio se resistía a ser destruido que la carne debía ser consumida pero las llamas No hacían Mella en él ni su piel se quemaba ni su cabello se chamusca los aldeanos horrorizados retrocedieron aún más algunos rezando en voz alta mientras otros simplemente observaban incapaces de apartar la vista el fuego rodeaba a siríaco pero él no se movía sus ojos seguían fijos en algún punto más allá de este mundo como si estuviera viendo algo que el resto de los mortales no podían comprender y entonces
como si respondiera a una fuerza invisible siriaco habló su voz baja pero Clara no era una Súplica ni una maldición eran palabras incomprensibles para la multitud pero parecían dirigidas a alguien o algo que no estaba allí el obispo viendo que su castigo final había fracasado gritaba enloquecido proclamando que siríaco no era un hombre sino una Encarnación de Satanás mismo pero aquellos que estaban presentes comenzaban a dudar de quién era realmente el poseído las llamas continuaron hasta consumirse en cenizas pero siriaco quedó indemne atado a su poste una figura desafiante an del mismo infierno que lo
rodeaba esa noche muchos huyeron de la aldea convencidos de que estaban presenciando un acto divino o infernal el obispo por su parte desapareció del diario después de aquel evento sus palabras más incoherentes y plagadas de desesperación algo en él también había sido quebrado aquella noche el relato del diario terminaba con una advertencia escrita con tinta que parecía más oscura que las demás páginas no intentes desafiar lo que no comprendes el mal no siempre toma la forma que esperas la linterna en mi mano comenzó a parpadear como si estuviera reaccionando a la energía oscura que emanaba
del relato el aire a mi alrededor se volvió denso y una sensación gélida me recorrió la espina dorsal estaba Claro que lo que sucedió en esa aldea no fue olvidado y no quería hacerlo el descenso a la oscuridad más profunda comenzó cuando el Obispo llevó a siriaco a las mazmorras ocultas bajo la iglesia Aquel lugar olvidado por generaciones estaba cargado con una energía pesada y sofocante como si el mal se hubiera infiltrado en las mismas piedras el aire era húmedo y viciado Y las paredes resuman una humedad que parecía sangrar con los pecados acumulados de
quienes habían sido condenados allí las antorchas chisporrotea con una luz tenue a apenas capaz de iluminar las sombras que se aferraban a los rincones El Diario del obispo describía esos días con un detalle perturbador llevar a siriaco a las profundidades fue como descender al infierno mismo había escrito el obispo convencido de que los métodos tradicionales de tortura ya no eran suficientes empezó a recurrir a rituales olvidados oscuros sacados de antiguos tomos prohibidos ya no se trataba solo de purificar a siríaco sino de arrancar de él la esencia demoníaca que según el obispo había corrompido su
cuerpo y alma los rituales eran grotescos cada día siríaco era sometido a nuevos tormentos algunos tan retorcidos que parecían más propios de la mente de un lunático que de un hombre de fe en una ocasión el obispo intentó derramar agua bendita hirviendo sobre la piel de Ciriaco esperando que su carne comenzara a arder pero una vez más su cuerpo permanecía intacto inmutable ante el dolor lo peor de todo era que con cada sesión siríaco no solo soportaba los castigos sino que algo en él parecía cambiar su postura su mirada vacía incluso su respiración empezaron a
reflejar una tranquilidad inquietante como si estuviera más allá del suento el obispo cada vez más desesperado y desquiciado comenzó a temer que no estuviera enfrentándose a un hombre poseído sino a algo mucho peor una entidad infernal disfrazada de humano los rituales se intensificaron comenzó a invocar antiguos conjuros en lenguas olvidadas dibujando círculos de protección y símbolos místicos en el suelo de la mazmorra uno de los rituales más macabros involucró sangre de animales sacrificados derramada en patrones alrededor del cuerpo de siríaco con la esperanza de sellar el mal que habitaba en él sin embargo cada intento
fracasaba con cada fallo decía el diario siríaco parecía volverse más fuerte el poder en su interior crecía alimentado por mi desesperación el obispo notaba que siríaco lejos de debilitarse parecía absorber la energía de los ruales fallidos como si cada acto oscuro le otorgara una nueva fuerza no puedo dejar de sentir que estoy dándole lo que necesita escribió El Obispo su cordura tambaleándose lo que el obispo no había comprendido era que siríaco no era simplemente inmune a las torturas de algún modo había trascendido lo humano con cada intento de quebrarlo El Obispo inadvertidamente estaba forjando una
conexión más profa con lo sobrenatural Desatando un mal que no comprendía siríaco había dejado de ser una víctima en su quietud en su aparente pasividad él controlaba la situación dejaba que el obispo cayera cada vez más en su locura sabiendo que al final sería el obispo quien pagaría el precio por sus acciones el diario comenzaba a volverse incoherente en sus últimas páginas los garabatos del obispo Se volvieron más desesperados sus palabras adas por el miedo ya no es un hombre escribió he visto lo que realmente es bajo esa piel humana hay algo mucho peor algo
que no pertenece a este mundo el relato se tornaba críptico como si el obispo temiera incluso escribir lo que realmente había visto una noche según el diario El Obispo decidió poner fin a todo de una vez por todas trajo a siríaco a la mazmorra por última vez determinado a su destino esta vez no habría torturas no habría rituales fallidos el obispo preparó un sacrificio final uno que implicaba ofrecer su propia sangre su propia alma a cambio de sellar el mal dentro de siríaco para siempre sin embargo lo que sucedió a continuación fue tan aterrador que
el obispo apenas pudo describirlo cuando corté mi piel escribió con mano temblorosa siríaco me miró por primera vez sus ojos no eran humanos en ese momento supe que ya no podía salvarme el obispo dejó caer el cuchillo al suelo su sangre derramándose sobre los símbolos antiguos pero algo terrible ocurrió la masmorra pareció vibrar como si las piedras mismas se estremecieron bajo una fuerza oscura y antigua el aire se volvió helado y una sombra indescriptible comenzó a alzarse detrás de ciríaco tomando forma ante los ojos aterrorizados del obispo era una entidad que había estado esperando todo
ese tiempo alimentándose de los fracasos del obispo esperando el momento perfecto para manifestarse el diario terminaba abruptamente con un último garabato he desatado algo peor de lo que jamás podría haber imaginado que Dios se apiade de mi alma en la tenue luz de la linterna sentí un frío indescriptible recorriéndome era como si el horror que el obispo había desatado aún permaneciera allí en esas mazmorras ocultas esperando por alguien más que se atreviera a leer sus secretos dejé el diario en su lugar mis manos temblorosas consciente de que algo oscuro había despertado en mí solo por
conocer esa historia esa noche de luna llena las sombras parecían más densas como si el mismo cielo se hubiera cubierto con un manto de oscuridad anticipando lo que estaba por suceder en las profundidades de las mazmorras el silencio era espeso interrumpido solo por el crujir ocasional de las cadenas que mantenían a siríaco prisionero el obispo estaba sentado en su escritorio con el diario a medio escribir cuando un frío sobrenatural inundó la habitación las antorchas titilar y el aire se llenó de una energía inquietante que oprimía el pecho como un agio de muerte siríaco encadenado en
su celda comenzó a convulsionar al principio era como si estuviera sufriendo algún tipo de ataque su cuerpo sacudido por espasmos violentos pero pronto quedó claro que lo que estaba ocurriendo no era humano los huesos de Ciriaco crujieron con un sonido grotesco alargándose y deformándose bajo su piel como si algo estuviera desgarrando su carne desde dentro su piel antes pálida y sin marcas comenzó a agrietarse y oscurecerse tomando un tono Ceniciento casi carbonizado los ojos de siriaco siempre vacíos y serenos ahora ardían con un fuego demoníaco brillando como carbones encendidos en la oscuridad de su boca
escapaban gruñidos inhumanos una mezcla de dolor y Furia contenida como si algo mucho más antiguo y maligno que él mismo estuviera despertando las cadenas que lo mantenían atado comenzaron a tensarse con cada movimiento sus eslabones rechinaban como Si estuvieran a punto de ceder el obispo que hasta ese momento había seguido convencido de que su fe y los rituales podían detener a siríaco sintió como el miedo se apoderaba de él de una manera que nunca antes había experimentado Esto no es un hombre se repetía a sí mismo susurrando como si intentar analizar lo que veía pudiera
devolverle algo de cordura sabía que algo terrible iba a suceder pero no estaba preparado para la magnitud del horror que estaba por desatarse Entonces lo Inevitable ocurrió las cadenas que habían sido forjadas para contener a cualquier mortal se rompieron con un chasquido metálico siriaco ahora transformado en algo que ya no era humano se alzó de su asiento su cuerpo una amalgama grotesca de músculos hinchados y huesos retorcidos parecía desafiar toda lógica sus manos que antes habían sido manos de hombre Ahora eran garras afiladas capaces de desgarrar carne y metal por igual unos cuernos negros y
retorcidos emergieron de su frente como los de un demonio antiguo el obispo retrocedió lentamente su mente incapaz de procesar lo que estaba viendo a había liberado una fuerza que no comprendía en su desesperación por destruir lo que él pensaba que era el mal encarnado había alimentado a la Bestia fortaleciéndola con cada ritual fallido con cada gota de sangre derramada y ahora esa bestia estaba libre siríaco o lo que había sido siríaco dejó escapar un rugido que sacudió los cimientos de la iglesia su mera presencia hacía que las paredes se agrietar y el suelo bajo sus
pies temblaba como si el infierno mismo quisiera abrirse para recibirlo el obispo paralizado por el miedo cayó de rodillas incapaz de moverse sabía que no había escapatoria su fe su conocimiento sus rituales todo había fallado y ahora estaba frente a una criatura que no podía ser destruida con cada paso que la bestia daba hacia él El Obispo sentía como el aire se volvía más espeso casi irrespirable en su mente una única frase resonaba repetida una y otra vez no puede ser destruido las palabras que una vez creyó una advertencia ahora sonaban como una sentencia siriaco
o lo que fuera ahora se detuvo frente a él y por un breve momento sus ojos esos pozos oscuros y ardientes se encontraron con los de Obispo en esa mirada el obispo no vio rabia ni sed de venganza sino una profunda indiferencia como si la criatura hubiera trascendido cualquier emoción humana el obispo con la cruz en alto intentó en un último y desesperado esfuerzo exorcizar al monstruo pero las palabras de la oración se desvanecieron en el aire consumidas por el Abismo de maldad que ahora lo rodeaba siriaco extendió una de sus garras hacia el obispo
y con un movimiento casi casual lo levantó del suelo como si no pesara nada el obispo no gritó estaba más allá del miedo Más allá del dolor solo sentía la inevitabilidad de lo que estaba por suceder y entonces con una fuerza sobrehumana la bestia lo arrojó contra la pared de la mazmorra el impacto fue tan brutal que las piedras mismas se rompieron y el cuerpo del obispo cayó al suelo inerte desprovisto de vida la luna llena seguía brillando en lo alto pero ahora parecía más distante como si incluso la luz se hubiera retirado dejando a
la tierra bajo la sombra de algo mucho peor que la muerte siriaco ahora una entidad completamente liberada de su forma humana caminó hacia la salida de las mazmorras dejando trás de sí un rastro de destrucción lo que antes había sido un simple hombre había dado paso una fuerza infernal una abominación que ya no conocía límite ni control la transformación estaba completa La mazmorra antaño fría y vacía se había convertido en un lugar de Caos y desesperación el obispo ahora una sombra de lo que una vez fue caminaba de un lado a otro murmurando plegarias ininteligibles
su rostro estaba demacrado con ojeras profundas y ojos enrojecidos que delataban noches enteras sin descanso alrededor de la celda de Ciriaco había dispuesto todo lo que creía sagrado reliquias benditas cruces de plata fragmentos de huesos de Santos y velas bendecidas que apenas emitían una luz vacilante en la oscuridad creciente cada Rincón de la mazmorra estaba impregnado con el olor acera quemada y sudor frío mientras el obispo repetía sus rezos cada vez más frenético intentaba mantener la bestia encerrada pero cada oración pronunciada en su desesperación parecía tener el efecto contrario siriaco ahora completamente transformado en una
criatura de Pesadilla observaba desde las sombras su presencia imponente y cargada de malevolencia llenaba el aire el obispo había perdido toda noción del tiempo los días y las noches se fusionaban en un ciclo interminable de mied y rituales fallidos con cada nuevo intento de Purificación siríaco solo parecía volverse más fuerte los símbolos sagrados no lo repelía las oraciones no lo debilitaban y las reliquias sagradas parecían completamente inútiles Dios mío por qué no funciona gritaba el obispo su voz quebrada por la desesperación las paredes de la mazmorra parecían reírse de su impotencia resonando con Ecos burlones
de su propio fracaso con cada día que pasaba más monjes desaparecían los que no huían en silencio alegando enfermedades o ataques de fiebre comenzaban a caer en un estado de trance como si una enfermedad invisible los devorar desde dentro al principio se decía que las desapariciones eran el resultado del miedo pero el obispo sabía que era algo más la influencia de Ciriaco esa energía maligna que emanaba de la criatura se expandía como una plaga infectando la mente y el alma de aquellos que se acercaban a la mazmorra uno a uno los monjes comenzaron a abandonarlo
los que no escapaban Simplemente dejaban de responder a sus órdenes incapaces de soportar la creciente oscuridad que envolvía el monasterio algunos encontraron excusas alegando visiones de demonios pesadillas que les impedían dormir o la sensación de que sus almas estaban siendo devoradas lentamente el obispo en su aislamiento empezó a culparlos por su debilidad convencido de que su fe no era lo suficientemente fuerte como para resistir el mal que había desatado pronto solo quedaron unos pocos fieles pero incluso ellos se encontraban al borde del colapso sus rostros pálidos y ojos vacíos eran reflejos de la locura que
que se apoderaba del lugar es solo cuestión de fe murmuraba el obispo una y otra vez pero sus palabras ya no tenían la convicción de antes con suficiente fe con suficiente fe podremos derrotarlo sin embargo en el fondo de su mente una voz oscura le susurraba la verdad su fe ya no era suficiente la criatura Mientras tanto permanecía en su celda Aunque ya no era prisionera siriaco o lo que quedaba de él disfrutaba de la lenta descomposición mental del obispo se alimentaba de cada fracaso de cada plegaria no respondida de cada reliquia que se volvía
inútil en sus manos temblorosas el obispo no lo sabía pero cada vez que intentaba contener a la bestia solo contribuía a su creciente poder las paredes mismas parecían absorber el terror como si el mal de siríaco estuviera fusionando con el propio monasterio transformándolo en un lugar Maldito el obispo consumido por su propia locura comenzó a tener visiones veía sombras moverse por los pasillos escuchaba voces susurrando su nombre en la oscuridad a veces sentía una presencia a su lado como si una mano invisible lo tocara fría como el mármol de una lápida es Satanás se decía
a sí mismo pero en el fondo sabía que lo que enfrentaba era mucho Peor su propia mente estaba comenzando a traicionarlo y lo que antes era fe ahora era paranoia y terror absoluto una noche mientras realizaba un nuevo ritual de exorcismo en Soledad escuchó risas al principio pensó que era su imaginación pero pronto se dio cuenta de que las risas venían de todas partes de las paredes del suelo del hecho Las reliquias que había dispuesto comenzaron a caer de las mesas y las velas se apagaron una por una sumiendo la mazmorra en una oscuridad espesa
y asfixiante no no puede ser Dios ayúdame zenia gritó pero su voz sonaba débil rota como si incluso sus palabras carecieran de fuerza en ese lugar profano de repente sintió un frío intenso a sus espaldas al volverse vio a siriaco de pie en la entrada de su celda observándolo con esos ojos ardientes inhumanos el obispo cayó de rodillas incapaz de soportar la mirada de la criatura su mente ya fracturada finalmente se dio no puedo no puedo murmuraba una y otra vez mientras las risas en su cabeza se volvían cada vez más fuertes ensordeciendo destruyéndolo sir
dio un paso hacia él y el obispo en un último y patético intento de defenderse levantó una cruz de plata temblando pero la criatura simplemente la apartó con una indiferencia abrumadora no necesitaba apresurarse la locura ya había hecho todo el trabajo por él El Obispo se desplomó en el suelo abrazando su cruz como si fuera su último lazo con la cordura dónde estás Dios zenia susurró con lágrimas en los ojos pero no hubo respuesta solo quedaba el eco vacío de su propia voz mezclado con las risas que ahora no cesarían nunca el obispo debilitado tanto
física como espiritualmente tomó una decisión desesperada trasladar a siriaco al Vaticano en su mente fracturada la sede del poder de Dios en la tierra era el único lugar donde podría contener al demonio que había desatado sin embargo esta decisión no fue tomada sin una mezcla de terror y resignación sabía que el viaje sería peligroso pero no había otro camino siríaco fue encerrado en una Jaula de hierro bendecida cuyas barras grabadas con símbolos sagrados parecían ser la única Barrera entre la criatura y el mundo exterior el obispo y un pequeño grupo de monjes los últimos que
aún le eran fieles emprendieron el largo y arduo viaje hacia Roma la Caravana cargada con el peso de la oscuridad avanzaba lentamente Por los caminos empedrados siempre en medio de un silencio inquietante el viento parecía murmurar plegarias malditas y las sombras se alargaban como si el mismo mundo evitara su presencia los primeros días del viaje transcurrieron con una tensa calma siriaco en su forma humana se sentaba tranquilamente en la jaula observando al obispo con una serenidad antinatural no decía una palabra pero sus ojos transmitían una comprensión sombría como si supiera que el destino del obispo
ya estaba sellado cada noche los monjes mantenían vigilias de oración rodeando La jaula con rosarios y cruces implorando la protección divina pero aunque sus voces eran firmes en sus corazones reinaba el miedo cuando la primera luna llena ascendió en el cielo cambió siríaco comenzó a transformarse nuevamente Sus huesos crujieron y su carne se distorsionó en una grotesca fusión de lo humano y lo bestial las cadenas que lo sujetaban a la jaula se tensaron chirriando bajo la presión de su fuerza inhumana los monjes aterrorizados retrocedieron pero el obispo con una mezcla de pánico y determinación se
mantuvo firme murmurando rezos con manos temblorosas los gritos de la criatura rompieron el silencio de la noche siriaco se lanzó contra las barras de La jaula con una Furia descomunal sacudiéndolo a pesar de los grabados sagrados las barras de hierro temblaban bajo la presión de la criatura como si su poder fuera capaz de corroer incluso lo bendecido fue en una de esas noches bajo la luz pálida de la luna cuando uno de los monjes desapareció durante la vigilia Mientras todos estaban concentrados en mantener sus rezos y las defensas espirituales un grito desgarrador resonó desde la
parte trasera del convoy todos corrieron hacia el sonido pero solo encontraron una mancha de sangre cerca de La jaula no había señales del Monje solo su libro de oraciones abandonado y una sensación de desesperanza que se apoderó de todos los presentes el obispo con el rostro pálido y el alma en ruinas observó a siriaco quien había regresado a su forma humana el monstruo tranquilo dentro de la jaula simplemente lo miraba con esa calma inquietante que tanto lo aterrorizaba los ojos de siriaco brillando con una inteligencia perversa parecían decirle que nada podía detenerlo que ninguna fuerza
divina o Tom humana podía destruir lo que él era esa mirada le decía todo siriaco no solo era indestructible sino que disfrutaba del juego psicológico que estaba librando con él El Obispo consumido por la culpa y el agotamiento cayó de rodillas frente a la jaula qué eres Por qué no puedo destruirte component placement preguntó con la voz quebrada pero Ciriaco no respondió solo lo observó con una leve sonrisa como si disfrutara de la desesperación del hombre que había intentado purificarlo a través de la tortura el viaje continuó pero la sombra de lo inevitable se cernía
sobre ellos cada luna llena la criatura se transformaba nuevamente y con cada transformación el miedo crecía los monjes comenzaron a sospechar que no todos llegarían al Vaticano las noches eran largas y llenas de un terror palpable mientras las desapariciones continuaban uno por uno los hombres se desvanecían en la oscuridad dejando solo Rastros de sangre y El eco de sus gritos finalmente cuando el grupo llegó a las afueras de Roma solo quedaban el obispo y dos monjes el peso de los cuerpos desaparecidos las noches interminables de terror y la creciente certeza de que siriaco no podía
ser destruido habían roto completamente el espíritu del obispo su rostro antes Severo y lleno de determinación ahora era un de desesperación y locura El Vaticano un bastión de luz y poder divino estaba a la vista Pero ya no parecía una salvación en su corazón el obispo sabía que había fallado siriaco en su jaula lo miraba con esos mismos ojos fríos y calculadores la calma en su rostro humano no había cambiado desde el primer día como si supiera que el final ya estaba escrito que este viaje no era más que un tránsito hacia lo inevitable en
el último tramo del viaje cuando las campanas del Vaticano resonaban a lo lejos el obispo se acercó a la jaula una vez más su mano temblorosa tocó las frías barras de hierro bendecido he fallado susurró y en su confesión final sintió el peso abrumador de su propia locura Y desesperanza esa noche bajo la última luna llena la criatura rompió las cadenas que la contenían al llegar al Vaticano el obispo estaba irreconocible su cuerpo parecía una sombra del hombre que una vez fue demacrado y con los ojos hundidos vacíos de toda Esperanza antes de sucumbir a
la locura por completo tomó su diario por última vez y anotó las palabras que marcarían el fin de su Trágica Cruzada siriaco no puede morir no puede ser destruido está más allá de la comprensión humana he liberado algo mucho peor esas palabras resonaron en mi mente mientras leía el diario en las frías catacumbas del Vaticano sentí un escalofrío recorrer mi espalda como si la oscuridad que el obispo había desatado aún persistiera en las sombras observándome esperando los pasillos silenciosos parecían cobrar vida y por primera vez me pregunté si el mal que creíamos sellado hacía siglos
seguía acechando según los relatos siriaco había sido encerrado en una cámara sellada bajo el Vaticano lejos de cualquier humano que pudiera sentir su presencia y vigilado por un grupo selecto de sacerdotes que juraron guardar el secreto Hasta la tumba sin embargo el miedo que emanaba de las últimas palabras del obispo me hacía cuestionar Si alguna vez el Vaticano había logrado contenerlo verdaderamente levanté la mirada del diario y observé las paredes de piedra de la cripta los símbolos sagrados grabados en La Roca me parecían diferentes Ahora como si su poder estuviera desgastado como si fueran meros
vestigios de una defensa que hacía tiempo había dejado de ser efectiva me acerqué al lugar donde según los registros siriaco fue llevado por última vez la Puerta de Hierro estaba custodiada por pesadas cadenas y crucifijos colgados en cada Rincón pero algo en en el aire se sentía mal un aura inquietante emanaba de esa puerta La fe que había sido mi Pilar comenzó a tambalearse mientras recordaba lo que había leído siríaco no puede morir esas palabras perforaban mi mente Como una advertencia de algo mucho más grande de lo que estaba preparado para enfrentar tal vez el
Vaticano en su desesperación por salvar al mundo del mal encarnado había cometido un error fatal Quizá el verdadero terror no era siríaco en sí Sino lo que representaba la prueba irrefutable de que hay fuerzas oscuras que ni siquiera la fe más profunda puede combatir o comprender el obispo convencido de que al sellar a siríaco había cumplido su deber no entendió que su lucha no era con un simple hombre ni siquiera con un ser infernal siriaco según los relatos era una anomalía una criatura que desafiaba laslas del mundo tal como lo conocemos el obispo lo había
interpretado como una Encarnación del mal pero mientras leía una inquietante duda comenzó a surgir en mí Isis siriaco no era un demonio sino algo mucho más antiguo más profundo un ser que existía fuera de los límites de nuestra realidad un ser que no respondía a las leyes divinas ni a las humanas al seguir leyendo el diario me di cuenta de que el obispo había dejado de escribir con coherencia en sus últimas páginas la desesperación lo había consumido por completo he liberado algo mucho peor la frase final quedó grabada en mi mente siriaco no solo había
sobrevivido al intento de destrucción del obispo había emergido más poderoso inmutable una constante en un mundo cambiante pero lo más aterrador no era eso sino lo que el obispo sugirió en sus palabras que en su intento por purgar el mal lo había hecho más fuerte el Vaticano en su afán de ocultar la verdad había creado un monstruo que ni siquiera la santa sede podía destruir me preguntaba con una creciente sensación de pavor siis siríaco aún permanecía dentro de esas mazmorras esperando el momento adecuado para liberarse de su Prisión De repente un pensamiento inquietante cruzó mi
mente y si nunca fue contenido tal vez el mal que intentaron sellar había escapado hace mucho tiempo y lo que estaba sellado bajo esas cadenas y crucifijos no era más que un recuerdo vacío de algo que ya había salido al mundo y si la verdadera amenaza ya estaba ahí afuera acechando observando esperando la idea de que siríaco o lo que sea que se había convertido estaba libre Caminando entre los vivos me dejó sin aliento sentí como el miedo se instalaba en mis huesos como si algo oscuro se hubiera despertado en el fondo de mi conciencia
me aparté de la puerta sabiendo que nunca tendría el valor de abrirla pero también con la aterradora certeza de que abrirla ya no tenía sentido salí de la cripta dejando el diario en su lugar pero mientras ascendía de nuevo a la superficie Una pregunta me atormentaba El Vaticano realmente había sellado el mal o simplemente lo había dejado escapar para que se escondiera a la vista de todos tal vez siriaco era más que un monstruo tal vez era un recordatorio de que hay cosas en este mundo que una vez desatadas nunca pueden ser controladas y tal
vez solo tal vez esa sombra seguía entre nosotros silenciosa invisible esperando la próxima luna llena para recordar su poder el obispo había perdido su batalla y a ahora al conocer la historia yo me preguntaba si no estábamos todos destinados a perder la nuestra