Que la paz y la bendición de Dios sean contigo en esta hermosa mañana. Hoy el Señor nos ha dado un nuevo amanecer, una nueva oportunidad para acercarnos a él, para fortalecer nuestra fe y descansar en su amor infinito. No importa cuán oscuro haya sido el ayer, ni cuántos desafíos enfrentes en este día, porque Dios sigue estando en control, guiándote con su vara y su callado, sosteniéndote con su amor y misericordia.
El salmo 23 es una de las promesas más poderosas que Dios nos ha entregado. Es un canto de confianza, una declaración de fe inquebrantable en la provisión divina. Y es por eso que hoy juntos nos sumergiremos en esta oración de la mañana con el salmo 23.
Una oración que te llenará de paz, de fortaleza y de la certeza de que el Señor es tu pastor y nada te faltará. Y si te dijera que muchas de las preocupaciones que hoy cargas en tu corazón podrían desaparecer si realmente comprendieras el significado del salmo 23. Sag, si hoy Dios quiere revelarte un mensaje oculto en estas palabras que puede cambiar tu vida, podría ser este el día en que el Espíritu Santo te muestre que has estado preocupado por cosas que en realidad ya están en las manos de Dios.
Hoy en esta oración vamos a recorrer cada palabra de este salmo como si fuera un sendero divino. Vamos a descubrir cómo Dios nos guía por verdes pastos, cómo nos da descanso cuando el alma está cansada, cómo nos protege en el valle de sombra y nos llena de bendiciones incluso en medio de la adversidad. Porque este salmo no es solo poesía, es una llave espiritual que abre las puertas de la provisión, de la paz y del descanso en Dios.
Imagina lo que podría pasar en tu vida si comienzas este día entregándoselo por completo a Dios. Imagina cómo tu mente y tu corazón se sentirán ligeros cuando comprendas que el Señor ya ha preparado la mesa delante de ti, que su bondad y su misericordia te seguirán todos los días de tu vida. Esta oración no es una oración cualquiera, es una conversación con Dios que puede transformar tu mañana y traer luz a cada área de tu vida.
Así que quédate hasta el final de este video porque en los próximos minutos vamos a elevar juntos esta poderosa oración de confianza y provisión divina y al hacerlo, estarás permitiendo que el Espíritu Santo te hable, te fortalezca y te muestre que no estás solo, que Dios pelea por ti y que tu futuro está asegurado en sus manos. Antes de comenzar con la oración, quiero pedirte que escribas en los comentarios esta frase de fe. El Señor es mi pastor, nada me faltará.
Escribe estas palabras como un acto de declaración espiritual, como una afirmación de que confías en la provisión divina. Hazlo con fe, porque cuando confiesas con tu boca las promesas de Dios, estás activando su poder en tu vida. Y también si aún no lo has hecho, dale me gusta a este video.
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Ahora, prepárate, silencia todo ruido a tu alrededor, respira profundo. Es momento de entrar en la presencia de Dios. Amado Padre celestial, en esta mañana me acerco a ti con un corazón lleno de gratitud, con la certeza de que tú eres mi refugio y mi fortaleza.
Hoy levanto mi voz y proclamo con fe las palabras que nos dejaste en el salmo 23. El Señor es mi pastor, nada me faltará. Señor, tú eres mi pastor, el guía de mi vida, el que abre caminos donde no los hay.
Aunque el mundo sea incierto, aunque los problemas me rodeen, mi alma descansa en la seguridad de que estoy en tus manos. Tú eres quien provee todo lo que necesito, no solo en lo material, sino en el alimento para mi espíritu, en la paz para mi corazón y en la dirección para cada paso que doy. Padre, en este día dejo toda preocupación a tus pies.
Tú conoces mis luchas, mis anhelos y mis cargas. Tú ves lo que hay en mi corazón, aún aquello que no puedo expresar con palabras. Hoy me entrego a tu cuidado, confiando en que tú suplirás cada necesidad, en que no hay escasez en tu reino, en que tus bendiciones están preparadas para mí.
Señor, ayúdame a recordar que en ti no hay temor. Cuando mi mente se llene de dudas, cuando la ansiedad quiera robarme la paz, recuérdame que tú ya has preparado todo lo que necesito. Tú eres mi proveedor, mi sustentador, y sé que jamás me dejarás en vergüenza.
Jehová, mi pastor fiel, que nunca me abandona, enséñame a depender de ti en cada aspecto de mi vida. Que mi confianza no esté en lo que veo ni en lo que tengo, sino en tu promesa inquebrantable. Dame la fe para caminar en obediencia, para esperar en tus tiempos y para descansar en la seguridad de que en ti nada me faltará.
Padre, hoy te pido por cada persona que está orando conmigo en este momento. Mira sus necesidades, escucha sus clamores y derrama sobre ellos tu provisión y tu paz. que en este día puedan ver con sus propios ojos que tú eres fiel, que tú eres su pastor y que jamás los dejarás en la escasez.
Gracias, Señor, porque cuando tú eres nuestro pastor, nuestro futuro está seguro. Gracias porque en ti encontramos descanso, amor y abundancia. Gracias porque en este día caminaré con la certeza de que nada me faltará.
Padre celestial, en esta mañana me acerco a ti con un corazón necesitado de tu paz, buscando descanso en tu presencia. Tu palabra dice, "En lugares de delicados pastos me hará descansar. Junto a aguas de reposo me pastoreará.
Y hoy, Señor, me aferro a esta promesa, porque solo en ti puedo encontrar el verdadero descanso. El mundo es ruidoso, los problemas son muchos y mi alma a veces se siente inquieta, cargada y agotada. Pero tú, mi Dios, eres el único que puede calmar la tormenta dentro de mí.
Tú eres el refugio donde mi corazón encuentra paz, la fuente de agua viva que sacia mi ser. Cuando la ansiedad intenta dominarme, cuando el miedo quiere controlarme, yo elijo venir a ti, porque en tu presencia encuentro el descanso que mi alma anhela. Señor, guíame hacia esos delicados pastos donde pueda renovar mis fuerzas, refrescar mi espíritu y escuchar tu voz con claridad.
Llévame lejos del caos y enséñame a reposar en ti, a confiar en que no necesito tener el control de todo, porque tú ya lo tienes. Padre, enséñame a soltar las preocupaciones que me abruman, a dejar en tus manos lo que me roba la paz. Tómame de la mano y condúceme a esas aguas de reposo donde mi corazón pueda respirar en calma.
Que en este día yo pueda experimentar tu paz sobrenatural. esa paz que va más allá del entendimiento humano, esa paz que solo tú puedes dar. Señor, te presento a cada persona que está orando conmigo en este momento.
Muchos están cansados, abatidos, agotados por la vida, pero hoy declaramos en fe que tú los llevarás a un descanso divino. Que puedan sentir el abrazo de tu presencia, que puedan descansar en la certeza de que tú cuidas de ellos, que tú los sostienes y que no los dejarás caer. Hoy elijo confiar en ti.
Elio dejar mis cargas en tu altar. Elijo descansar en tus promesas. Gracias, Señor, porque en ti encuentro reposo, en ti encuentro descanso, en ti encuentro la paz que mi alma necesita.
En esta mañana elevo mi voz hacia ti, porque solo en tu presencia mi alma encuentra consuelo. Tu palabra dice, "Confortará mi alma y hoy me aferro a esta verdad, porque tú eres mi refugio en medio del dolor, mi fortaleza en tiempos de debilidad. Señor, hay días en los que mi corazón se siente pesado, días en los que el desánimo intenta dominarme, días en los que las preocupaciones nublan mi fe.
Pero en este momento me rindo delante de ti y te pido, toca mi alma con tu paz, envuélveme en tu amor y levanta mi espíritu con tu fuerza divina. Tú conoces mis heridas, las batallas que lucho en silencio, las lágrimas que nadie ve. Pero en medio de todo, tú estás aquí sosteniéndome con tu amor inquebrantable.
Tú eres mi pastor y aunque el camino sea difícil, confío en que me restaurarás, en que sanarás mi corazón y renovarás mis fuerzas. Señor, te entrego todo lo que pesa en mi alma. Toda tristeza, todo miedo, toda preocupación la dejo a tus pies.
Dame la certeza de que no camino solo, de que tu presencia va conmigo, guiándome y sosteniéndome en cada paso. Te pido, Padre, que confortes no solo mi alma, sino también la de cada persona que está orando conmigo en este momento. Llena sus corazones de paz, renueva sus fuerzas y recuérdales que no están solos.
Que sientan el calor de tu amor, la seguridad de tu protección y la certeza de que en ti encontrarán descanso. Hoy elijo confiar en tu promesa, elijo descansar en tu amor, elijo creer que tú me levantarás y me llenarás de nueva vida. Gracias, Señor, porque cuando mi alma se siente débil, tú la confortas.
Cuando me siento perdido, tú me encuentras. Cuando el dolor parece insoportable, tú me sostienes. Hoy me presento ante ti con humildad y con un corazón dispuesto a seguirte.
Tu palabra dice, "Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre. Y en este momento clamo para que seas mi guía, mi luz y mi dirección en cada paso. ¿Qué doy, Señor?
El mundo está lleno de caminos inciertos, de decisiones difíciles y de senderos que muchas veces parecen oscuros. Pero en medio de todo, yo confío en ti. Confío en que cada puerta que abres es para mi bien y cada camino que cierras es para protegerme de lo que no veo.
Guíame, Señor, en cada área de mi vida. Que mi mente, mi corazón y mis acciones reflejen tu justicia. Que cada palabra que salga de mi boca edifique.
Que cada decisión que tome esté alineada con tu voluntad. Que cada paso que dé me acerque más a la vida que tú has diseñado para mí. Padre, cuando sienta confusión, recuérdame que tú eres mi brújula, mi dirección y mi verdad.
Cuando no sepa qué hacer, muéstrame el camino correcto. Cuando sienta miedo de avanzar, dame el valor para confiar en tus planes, sabiendo que tú nunca me dejarás ni me desampararás. En este día te entrego mis pensamientos, mis sueños y mis anhelos.
No quiero caminar por mi propia sabiduría, sino ser guiado por tu Espíritu Santo. Enséñame a discernir tu voz en medio del ruido del mundo, a reconocer tu voluntad en medio de mis deseos y a obedecer con un corazón firme y confiado. Señor, guíame en mi vida espiritual para crecer en fe y en santidad.
Guíame en mi vida familiar para amar y servir a los míos con paciencia y bondad. Guíame en mi trabajo para actuar con integridad y honrarte con todo lo que hago. Que cada aspecto de mi vida sea un testimonio de tu gracia y justicia.
Hoy declaro que mi vida está en tus manos, que mis pasos son guiados por ti, que mi destino está asegurado en tu amor. Gracias, Señor, porque en un mundo lleno de incertidumbre, tú eres mi certeza. En un mundo de caminos torcidos, tú me llevas por sendas de justicia.
Vengo delante de ti con un corazón lleno de fe y confianza en tu poder. Tu palabra declara, "Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo y hoy hago esta verdad, mi refugio y fortaleza. " Señor, hay momentos en la vida en los que todo parece oscuro, en los que las pruebas parecen abrumadoras y la incertidumbre nos rodea.
Pero en medio de la tormenta, tú eres mi refugio. En medio del dolor tú eres mi consuelo. En medio del miedo, tú eres mi paz.
Hoy declaro que no temeré. No temeré al futuro, porque tú vas delante de mí. No temeré a la enfermedad, porque tú eres mi sanador.
No temeré a la escasez porque tú eres mi proveedor. No temeré a las malas noticias porque mi esperanza está en ti. Señor, si en este día enfrento dificultades, recuérdame que tú caminas a mi lado.
Que aunque el valle sea oscuro, tú eres mi luz. Que aunque el camino parezca difícil, tú me sostienes. Que aunque todo parezca perdido, tú eres mi victoria.
Toma mi mano, Señor, y condúceme con tu amor. No permitas que el miedo me paralice, ni que la duda apague mi fe. Renueva mis fuerzas.
Dame un espíritu valiente y llena mi corazón de la certeza de que si tú estás conmigo, nada podrá dañarme. Hoy rechazo todo temor, toda angustia y toda preocupación. Me aferro a tus promesas y descanso en tu fidelidad.
Aunque el mundo me rodee con problemas, tú eres mi paz. Aunque la tormenta arrecie, tú eres mi ancla. Aunque la noche sea larga, tu luz brilla en mi camino.
Gracias, Padre, porque no estoy solo. Gracias porque me sostienes con tu mano derecha. Gracias porque me guardas, me proteges y me cubres bajo tus alas.
En ti tengo seguridad. En ti tengo paz, en ti tengo victoria. Padre celestial, en esta mañana elevo mi voz en gratitud y alabanza, porque sé que tú nunca me dejas ni me abandonas.
En cada paso que doy, en cada prueba que enfrento, en cada momento de incertidumbre, tú estás allí, Señor. Tu palabra dice, "Tu vara y tu callado me infundirán aliento. Y hoy me aferro a esta promesa, porque en medio de los desafíos de la vida, necesito tu guía, tu corrección y tu protección.
Tú eres mi pastor y como un buen pastor me conduces por el camino correcto. Si me desvío, tú me corriges con amor. Si me siento débil, tú me fortaleces.
Si me enfrento a enemigos, tú me defiendes. Tu vara es símbolo de autoridad y disciplina. Y aunque a veces no comprenda tus caminos, confío en tu dirección.
Porque sé que todo lo que permites en mi vida es para mi bien, para enseñarme, para hacerme crecer. para acercarme más a ti, Señor. A veces el camino es difícil y siento que mis fuerzas me fallan, pero en esos momentos tu callado me sostiene.
En mis días de debilidad tu Espíritu Santo me levanta. Cuando mi corazón se angustia, tu presencia me infunde paz. Hoy, en esta oración te pido aliento para mi alma.
Dame la paz que sobrepasa todo entendimiento. Dame la fuerza para seguir adelante sin rendirme. Dame la sabiduría para confiar en tus planes y no en mi propia comprensión.
Padre, si me encuentro en un proceso de prueba, ayúdame a recordar que tú eres quien me sostiene, que tu vara no me castiga, sino que me guía, que tu callado no me rechaza, sino que me atrae hacia tu amor, que en cada circunstancia tú eres mi refugio y mi paz. Declaro en este día que no caminaré solo, que aunque la vida traiga desafíos, mi confianza está en ti. Que aunque haya de incertidumbre, mi esperanza está en tus promesas.
Que aunque todo parezca difícil, tú sigues en control. Gracias, Señor, porque tu amor me corrige, me guía y me protege. Gracias porque en ti encuentro descanso.
Gracias porque cuando mis fuerzas se agotan, tu aliento me renueva. En esta mañana vengo ante ti con un corazón agradecido, porque tú eres el Dios que provee, que cuida y que bendice a sus hijos, incluso en medio de la adversidad. Tu palabra me asegura que preparas una mesa delante de mí.
aún cuando mis bienios enemigos me rodean. Y hoy me aferro a esta promesa porque sé que nada ni nadie puede impedir tus planes en mi vida. Señor, muchas veces he sentido que las dificultades me acorralan, que las voces de la duda y el miedo intentan debilitar mi fe, que los problemas parecen levantarse como gigantes frente a mí, pero tú, oh Dios, eres mi victoria.
Cuando el enemigo intenta robar mi paz, tú me das descanso. Cuando la angustia golpea mi corazón, tú me llenas de confianza. Cuando todo parece perdido, tú abres caminos donde no los hay.
Hoy declaro que no temeré lo que pueda venir en contra de mí, porque si tú estás conmigo, ¿quién podrá estar contra mí? Aunque los problemas intenten afligirme, aunque las personas se levanten en mi contra, aunque los vientos soplen con furia tú preparas banquete para mí en medio de todo ello. Padre, me sostengo de esta verdad.
No importa cuán grande sea la prueba, más grande es mi Dios. No importa cuántos sean mis angustiadores, tú eres mi defensor. No importa cuán difícil parezca la situación, tú ya has preparado la solución.
Señor, en esta mañana me postro ante ti en adoración, porque sé que mi bendición viene de ti y nadie puede arrebatarla. Aunque el enemigo quiera verme caer, tú me levantas. Aunque el mundo intente hacerme dudar, tú me llenas de fe.
Aunque las puertas parezcan cerradas, tú abres una que nadie puede cerrar. Declaro en el nombre de Jesús que viviré confiado en tu provisión, que veré con mis propios ojos cómo preparas bendiciones delante de mí. Que no me preocuparé por la opinión de quienes me rodean, porque mi identidad está en ti.
Gracias, Señor, porque en medio de la batalla tú eres mi refugio. En medio de la angustia tú eres mi paz. En medio de la escasez, tú eres mi proveedor.
Hoy me levanto con la certeza de que caminaré en victoria, porque mi Dios está conmigo. Y aunque los angustiadores intenten afligirme, tú me sostendrás y me bendecirás en su presencia. Padre celestial, en esta mañana vengo a ti con un corazón sediento de tu presencia, anhelando el toque de tu espíritu sobre mi vida.
Tú eres el Dios que unge, que santifica, que separa a sus hijos para algo grande. Señor, tu palabra declara que unge mi cabeza con aceite y mi copa rebosa. Y hoy me aferro a esta promesa porque sé que tu unción me aparta del temor, me llena de tu gracia y me capacita para caminar en tu propósito.
Padre, el aceite que derramas sobre mí no es cualquier aceite, es el aceite de tu Espíritu Santo. Es el aceite que sana, que fortalece, que libera. Es el aceite que marca mi vida con tu favor y me recuerda que soy tuyo, que me has escogido, que has puesto sobre mí una asignación especial.
Cuando el enemigo intente hacerme dudar de quién soy, recordaré que tú me has ungido. Cuando la circunstancias me hagan sentir débil, confiaré en que tú me has llenado de tu espíritu. Cuando el miedo intente paralizarme, proclamaré con fe que mi copa está rebosando, porque tu presencia es suficiente.
Señor, unge mi mente para que mis pensamientos sean puros y alineados con tu verdad. Unge mis labios para que de mi boca solo salgan palabras de vida y bendición. Unge mis manos para que todo lo que haga prospere y glorifique tu nombre.
Unge mis pies para que camine en tus caminos sin desviarme ni a la derecha ni a la izquierda. Padre amado, hoy declaro que no caminaré en escasez, sino en abundancia. Mi copa no estará medio vacía, sino rebosará de tu gracia, de tu amor, de tu provisión.
No viviré en temor, sino en la certeza de que mi vida está en tus manos. Gracias, Señor, porque no me das solo lo suficiente, sino que me bendices en sobreabundancia. Gracias porque mi copa no gotea, sino que desborda.
Gracias porque mi vida está marcada por tu favor. Hoy levanto mis manos y recibo esta unción. Recibo esta plenitud.
Recibo este aceite fresco que renueva mis fuerzas, que me llena de gozo, que me capacita para enfrentar cada día con valentía. Declaro en el nombre de Jesús que mi vida nunca estará seca, porque mi fuente es Dios. Que nunca estaré vacío porque su espíritu me llena, que no temeré lo que venga porque mi copa está rebosando de su poder.
En el poderoso nombre de Jesús. Amén. Querido hermano, quiero comenzar este último momento agradeciéndote profundamente por haberte quedado hasta el final de este video.
Eres una de las pocas personas que han decidido con fe caminar este sendero de oración y eso no pasa desapercibido ante los ojos de Dios. ¿Sabías que el final de un video como este marca el principio de algo poderoso en tu vida? Hay una promesa especial para aquellos que perseveran hasta el final.
Así como el Señor ungió a David para ser rey, hoy él está derramando sobre ti una unción fresca, nueva, que te permitirá caminar con valentía, sabiduría y provisión. Antes de continuar, quiero que me dejes un comentario en este momento. Escribe, "Mi copa rebosa de bendición, porque quiero saber que tú que llegaste hasta aquí eres un hijo fiel y comprometido con la oración, con la fe y con el poder transformador de la palabra de Dios.
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Levanta tu voz y dile a Dios cuánto lo amas, cuánto agradeces por su provisión, por su presencia. Recuerda que lo que no se agradece se pierde y hoy te animo a que agradezcas por todo lo que él ha hecho por ti. Que Dios te bendiga poderosamente, que su paz inunde tu corazón.
Que su presencia te acompañe hoy y siempre. Y que cada día tu copa siga rebosando de su bendición. En el nombre de Jesús, amén.
Yeah.