Existen miles de criptomonedas en el mundo. Entre ellas está el ethereum, el cardano o el controvertido dogecoin. Pero la más grande de todas es el bitcoin.
Sus defensores aseguran que es el “oro digital” que va a poner fin a la supremacía del dólar y que va a cambiar todo el sistema financiero mundial. En cambio, sus críticos hablan de una burbuja que va a estallar en cualquier momento porque no tiene ningún respaldo y se ha convertido en una guarida de especuladores y criminales. Es como esas cosas que odias o amas.
Y como hay miles y miles de millones de dólares en juego, la batalla es a muerte. En este video te voy a explicar lo más esencial sobre el bitcoin respondiendo a estas cuatro preguntas: qué es, cómo funciona, cuáles son sus ventajas y cuáles son sus riesgos. El bitcoin es un tipo de criptomoneda, es decir, una divisa digital que se utiliza como medio de intercambio para comprar y vender productos o como una inversión.
No existe físicamente, no lo emite ningún banco central, no lo controla ningún país, como tampoco ninguna empresa. Por eso se dice que es una moneda independiente y descentralizada. Fue creado en 2009 por un programador anónimo -o por un grupo de programadores- bajo el seudónimo de Satoshi Nakamoto, quien se ha convertido en una leyenda entre los defensores de las criptomonedas.
En aquel momento el sistema fue programado para generar una cantidad limitada de 21 millones de bitcoin y se calcula que el último de ellos será minado el año 2140. La idea detrás de la creación del bitcoin -en medio de la crisis financiera de 2008- era buscar una alternativa a un mercado financiero dependiente de los bancos. Como en la actualidad 1 bitcoin vale decenas de miles de dólares, muchas personas compran pedacitos de bitcoin, conocidos como satoshis o sats.
Y lo hacen a través de los llamados “exchanges” o plataformas digitales de intercambio, a las cuales acceden desde una simple aplicación en el celular. Es así como una persona en México puede enviar dinero a otra en Japón -de un celular a otro- en cuestión de segundos y sin tener que utilizar un banco. Es decir, se elimina el intermediario.
El bitcoin funciona a través de la cadena de bloques o blockchain. En términos muy sencillos, viene a ser una base de datos en la que se registran y quedan aseguradas todas las transacciones. El blockchain opera a través de una red descentralizada de poderosas computadoras con nodos repartidos por el mundo.
Estos nodos están enlazados y asegurados usando criptografía. Pero, ¿cómo se crea un bitcoin? Las computadoras que están conectadas a la red trabajan día y noche para encontrar una respuesta válida a un complejo problema matemático.
Cuando resuelven el acertijo, reciben como recompensa bitcoin. A ese proceso se le llama minería y los que se dedican a esa actividad reciben el nombre de mineros. Por eso es probable que hayas escuchado la expresión “minar bitcoin” en vez de crear bitcoin.
Recientemente este proceso ha sido criticado por su impacto en el medioambiente, ya que las computadoras que se utilizan en la generación de los bitcoin consumen mucha energía eléctrica. Como todas las criptomonedas, el bitcoin sirve para hacer pagos rápidos y sin intermediario. En ese sentido les resulta útil a quienes envían dinero de un país a otro.
Otra ventaja es que -hasta ahora- ha demostrado ser un buen negocio para los que invierten a largo plazo. Y, al mismo tiempo, está ganando una rápida aceptación entre las empresas que administran fondos millonarios como, por ejemplo, los grandes bancos de inversión. Desde otro punto de vista, algunos defensores del bitcoin creen que esta moneda permitirá una mayor justicia social en los países más pobres, especialmente en aquellos donde la moneda local está devaluada y el dinero es controlado por gobiernos corruptos.
En el corto plazo, el precio del bitcoin sube y baja como una montaña rusa. Es tan volátil que las autoridades de Estados Unidos y varios países europeos han advertido que la gente podría quedar en la ruina. Otra cosa a tener en cuenta es que las operaciones no son reversibles.
Es decir, así como nadie controla lo que tú haces, tampoco nadie te va a defender. Y si la empresa que almacena tus bitcoin pone fin a sus operaciones o, por ejemplo, sufre un ataque informático, no puedes descartar que tu inversión desaparezca como el humo. Básicamente, no hay garantías.
Por eso, dicen los expertos, quien invierte en bitcoin tiene que estar dispuesto a perder su dinero en caso de que las cosas salgan mal.