Agricultor Pobre es Humillado En un Haras de Lujo, Pero su Revelación Emociona a Todos

todo ocurrió en un rancho muy conocido donde solo se vendían los mejores y más valiosos caballos un día durante la jornada laboral los empleados notaron la presencia de un anciano mal vestido que entraba al lugar su ropa estaba visiblemente desgastada por el tiempo y el trabajo duro el gerente la secretaria y los demás trabajadores intercambiaron miradas intrigadas preguntando qué querría aquel hombre allí uno de los peones comentó con ironía tal vez se perdió o confundió el rancho con cualquier otra granja esos viejos ya no ven tan bien aquellas palabras provocaron risas discretas entre los demás

quienes esperaban que el anciano diera media vuelta y se marchara como ocurría con muchas otras personas Humildes al ver los precios exorbitantes de los caballos en exhibición pero para sorpresa de todos él no se fue al contrario caminó directamente hacia la zona donde estaban los caballos más caros del rancho nadie esperaba eso Y todos lo observaron con asombro alguien debería haber ido a atenderlo pero nadie Se movió el silencio se rompió cuando el anciano se detuvo frente a un imponente caballo negro y con calma extendió la mano para tocar su crin antes de que pudiera

hacerlo uno de los vendedores se apresuró a detenerlo eh Señor por favor mantenga su distancia estos caballos no son para cualquiera el anciano confundido respondió pero este animal está en venta no solo quiero verlo de cerca El vendedor rió con desprecio este caballo es uno de los más raros del rancho de una línea árabe exclusiva solo alguien con mucho dinero puede comprarlo y sinceramente no creo que sea su caso así que por favor aléjese el anciano guardó silencio por un momento simplemente contemplando al animal con una mirada soñadora el gerente al notar la situación decidió

intervenir pero en lugar de calmarla la empeoró con todo respeto señor creo que es mejor que se retire su presencia aquí da una mala impresión a los otros clientes además el olor a ganado y tierra que trae podría impregnar los establos queremos mantener el ambiente impecable para los verdaderos compradores pero yo no huelo mal respondió el anciano herido solo soy humilde Eso no significa que esté sucio el gerente solo suspiró y negó con la cabeza ya hemos perdido suficiente tiempo sabemos que no va a comprar nada solo está asustando a nuestros clientes los demás presentes

solo observaban sin atreverse a defenderlo algunos incluso murmuraban que lo mejor sería echarlo de una vez el anciano escuchó las risas a su alrededor se estaban burlando de su apariencia de su sencillez La Voz del gerente autoritaria e implacable fue lo último que oyó antes ser escoltado fuera del lugar con la cabeza baja y los hombros cargados de humillación dejó el rancho y caminó lentamente Hacia el camino de tierra para regresar a su aldea minutos después dentro del rancho un grito llamó la atención qué es esto ese viejo dejó un saco sucio aquí alguien quítelo

de inmediato el nuevo vendedor que había presenciado toda la escena se acercó a la bolsa que el anciano había dejado en el suelo la observó y a diferencia de sus compañeros no vio suciedad ni descuido solo algo olvidado por un hombre que no merecía ese trato sin pensarlo dos veces tomó la bolsa y corrió tras el anciano logró alcanzarlo en el camino de tierra el hombre aún caminaba cabizbajo perdido en sus pensamientos señor espere el anciano se giró y vio al joven vendedor con camisa y chaleco social acercándose con su bolsa en la mano Oh

por Dios Qué cabeza la mía exclamó el anciano con toda esta confusión lo olvidé Muchas gracias muchacho de nada respondió El joven con cierta vacilación luego con curiosidad preguntó pero dígame por qué entró al rancho no suspiró como si aquella pregunta despertara recuerdos difíciles porque tenía la ilusión de comprar un caballo El vendedor en el fondo dudó pero recordó historias de personas sencillas que a veces eran más ricas de lo que aparentaban Discúlpeme por preguntarle esto señor no quise ofenderlo el anciano esbozó una sonrisa triste mi esposa y yo ahorramos durante años para comprar un

caballo vivimos lejos y caminar tanto para tomar un transporte siempre ha sido un sacrificio pero queríamos más que eso soñábamos con cabalgar juntos Ver nuevos lugares pero el tiempo pasó y las cosas se encarecieron dijo forzando una sonrisa sin gracia El joven lo escuchó con atención y sintiendo empatía por el anciano dijo tal vez pueda ayudarlo a encontrar un caballo dentro de su presupuesto no muchacho mi esposa no quería cualquier caballo ella soñaba con ese el anciano respiró hondo Ajustando su gastado sombrero entre sus manos callosas sus ojos Castaños fijos en el camino de tierra

que serpenteaba frente a él El joven vendedor Pablo aguardaba pacientemente sintiendo que había mucho más detrás de aquel silencio que una simple duda sabes muchacho comenzó Don Miguel su voz temblorosa como hojas al viento ese caballo negro no es solo un animal para mí es el sueño de toda una vida Pablo notó como los dedos del anciano apretaban nerviosamente el borde del sombrero como si buscara fuerza en los recuerdos que estaba a punto de compartir Isabela mi esposa siempre Tuvo una conexión especial con los caballos desde niña conocimos en una feria en Valencia hace 40

años Estaba admirando los caballos de una exhibición y sus ojos Ah sus ojos brillaban como estrellas Don Miguel sonrió perdido momentáneamente en aquel recuerdo lejano nos prometimos que algún día tendríamos nuestro propio caballo no cualquiera sino uno digno de llevar nuestros sueños el anciano hizo una pausa tragó saliva Pablo se dio cuenta de que sus manos temblaban ligeramente durante años guardamos cada centavo Isabela cosía para fuera yo hacía trabajos extra los fines de semana teníamos una cajita especial decorada con recortes de revistas de caballos nuestro ahorro de ensueño la llamaba ella su voz se quebró

en la última palabra y lograron juntar los suficiente preguntó Pablo suavemente temiendo la respuesta que ya imaginaba Don Miguel rió con amargura sí lo logramos hace se meses finalmente teníamos el dinero levantó la mirada al Cielo Como Si buscara fuerzas el mismo día en que contamos el último peso Isabela empezó a toser sangre el silencio que siguió fue tan pesado como el plomo cáncer de pulmón dijeron los médicos etapa avanzada intentamos de todo quimioterapia radioterapia medicamentos experimentales cada tratamiento costaba una fortuna pero Qué importancia tiene el dinero cuando se trata de la vida de quien

amamos Pablo sintió un nudo en la garganta al ver una lágrima solitaria rodar por el rostro arrugado del anciano anoche continuó Don Miguel su voz apenas un susurro Isabela tomó mi mano y me hizo prometer algo Miguel me dijo antes de irme quiero sentir el viento en el rostro una última vez montada en aquel caballo negro que siempre soñamos tener el anciano sacó entonces una fotografía amarillenta del bolsillo en ella una joven sonreía junto a un caballo sus ojos llenos de alegría y Esta es Isabela hace 40 años y aquel señaló el caballo negro en

el establo visible incluso a la distancia aquel es idéntico al de la foto Pablo miró la foto luego el caballo y de vuelta a Don Miguel comenzando a comprender la verdadera dimensión de aquella historia lo que parecía ser solo un anciano desaliñado en el establo era en realidad un hombre cargando el peso de una promesa de amor que atravesaba décadas Cuánto tiempo Pablo vaciló sin saber cómo formular la pregunta tres semanas como mucho respondió Don Miguel comprendiendo la pregunta no hecha y yo solo quería su voz finalmente se quebró incapaz de continuar Pablo sintió su

corazón aquella no era solo una historia sobre un caballo era una historia sobre amor sacrificio y el desesperado deseo de cumplir un último sueño antes de que el tiempo se agotara por completo Don Miguel Espéreme aquí por favor mi turno está por terminar yo yo quisiera intentar ayudarlo dijo Pablo antes de regresar al establo el sol comenzaba a ponerse cuando Don Miguel guió a Pablo por un estrecho sendero que con Lucía a una pequeña casa de adobe en las colinas El joven vendedor notó El pequeño jardín bien cuidado con flores coloridas que parecían bailar con

la brisa de la tarde Isabel la plantó cada una de ellas dijo Don Miguel notando la mirada de Pablo aún enferma insiste en cuidar sus rosas cada mañana antes de que llegaran a la puerta una voz suave llamó desde el interior de la casa Miguel Eres tú Sí mi amor respondió Don Miguel y Pablo percibió como su voz cambiaba completamente al hablar con ella había una ternura que convertía cada palabra en una caricia Isabela estaba sentada junto a la ventana envuelta en un chal Celeste que resaltaba la palidez de su piel pero sus ojos sus

ojos aún guardaban aquel brillo que Don Miguel había descrito como si contuvieran todas las Estrellas del cielo y quién es este joven preguntó ella sonriendo suavemente a Pablo Este es Pablo mi amor trabaja en el establo Don Miguel hizo una pausa titubeante el establo donde está el caballo los ojos de Isabela se iluminaron instantáneamente el caballo negro lo viste Miguel su voz tembló de emoción Don Miguel se sentó junto a su esposa sosteniendo sus manos delicadas entre las suyas Sí mi amor es exactamente como el de la foto como aquel día en Valencia Isabela cerró

los ojos por un momento como saboreando un recuerdo distante sabes Pablo dijo abriéndolo nuevamente Cuando éramos jóvenes Miguel me llevó a ver una exhibición de caballos árabes había un semental negro majestuoso como la noche en ese momento hicimos una promesa el uno al otro que algún día tendríamos nuestro propio caballo tosió levemente y Don Miguel le acercó inmediatamente un vaso de agua Pablo notó como sus manos temblaban al sostenerlo los médicos continuó Isabela con la voz más débil ahora dicen que no me queda mucho tiempo pero sabes qué es lo que más me entristece no

es la muerte en sí es irme dejando nuestro sueño incompleto mi amor por favor comenzó Don Miguel pero Isabela lo interrumpió suavemente no Miguel déjame terminar se volvió hacia Pablo con los ojos ahora húmedos cada moneda que ahorramos cada peso que guardamos fue por ese sueño cuando el cáncer llegó bueno los sueños tuvieron que esperar pero sabes que descubrí Pablo que a veces los sueños son lo único que nos queda Pablo sintió su garganta cerrarse cuando Isabela sacó un pequeño cuaderno desgastado de debajo del chal Mira dijo abriéndolo dentro había dibujos decenas de ellos todos

de caballos negros dibujo uno cada día es mi forma de mantener el sueño vivo este último pasó la página más reciente es exactamente como el caballo del establo verdad el dibujo era impresionante en sus detalles la postura ia la melena ondeante los ojos orgullosos Pablo reconoció inmediatamente al animal Isabela susurró Don Miguel necesitamos descansar ahora ella asintió pero antes de que Pablo saliera tomó su mano Me prometes visitarme de nuevo me gustaría escuchar más sobre el caballo Pablo sintió el peso de aquella petición no era solo una visita lo que ella pedía era una conexión

con su sueño aún no cumplido lo prometo Doña Isabela respondió él sintiendo que aquella promesa significaba mucho más que simples palabras mientras se alejaba de la casa Pablo pudo escuchar la toz de Isabela resonando en la noche mezclada con las suaves palabras de Consuelo de Don Miguel fue Entonces cuando tomó una decisión que cambiaría no solo su vida sino la de todos los involucrados en aquella historia Pablo no pudo dormir esa noche en su pequeño apartamento en las afueras de la ciudad sentado a la mesa de la cocina con una taza de café frío entre

las manos sus pensamientos no dejaban de volver a aquella casa sencilla en las colinas al cuaderno de dibujos de Isabela y al majestuoso caballo negro que significaba tanto para aquella pareja el reloj en la pared acaba las 3 de la mañana cuando se levantó por décima vez para caminar por el apartamento en la pared de su habitación había una foto enmarcada él a los 12 años montado en un caballo junto a su abuelo el recuerdo lo golpeó como una ola Los caballos son más que animales Pablo solía decir su abuelo son Guardianes de sueños Guardianes

de sueños la las palabras resonaban en su mente mientras pensaba en el caballo negro del establo 200000 pesos ese era el precio del animal Pablo abrió su libreta de ahorros había juntado 70.000 en los últimos dos años soñando con comprarse su propio coche Dios mío exclamó pasándose las manos por el rostro en el establo Solo esa semana se habían vendido tres caballos por precios mucho más altos la gente entraba elegía pagaba y se iba como Si estuvieran Comprando pan en la panadería pero para Don Miguel e Isabela ese caballo en particular significaba toda una vida

de sueños Pablo tomó el cuaderno donde anotaba las ventas del establo como vendedor recibía una comisión del 5% por cada venta si lograba vender el caballo negro al precio normal no murmuró para sí mismo tiene que haber otra manera se levantó abruptamente y fue hasta su escritorio donde guardaba los contratos y documentos del establo entre ellos encontró una foto antigua del lugar tomada cuando fue inaugurado en la imagen Don Eduardo el actual propietario a un joven sonreía junto a su primer caballo premiado Pablo tomó su teléfono era eran casi las 4 de la mañana ahora

pero sabía que Don Eduardo siempre llegaba al establo antes del amanecer en menos de una hora podría hablar con él en persona mientras se vestía sus ojos se posaron en el dibujo que Isabel la había hecho del caballo antes de irse ella insistió en darle una copia diciendo que algunos sueños necesitan compartirse para hacerse realidad y algunos sueños murmuró Pablo para sí mismo guardando el dibujo en el bolsillo de su camisa necesitan un milagro cerró con llave el apartamento y bajó las escaleras rápidamente el Cielo aún estaba oscuro pero en el Horizonte los primeros signos

del amanecer comenzaban a aparecer mientras caminaba hacia el establo Pablo sabía que estaba a punto de hacer algo que podría costarle su trabajo pero la imagen de Isabela sentada junto a la ventana dibujando caballos que nunca podría montar pesaba más en su conciencia que cualquier consecuencia profesional a veces repitió las palabras que había escuchado de Isabela los sueños son todo lo que nos queda Y con esa certeza en el corazón Pablo aceleró el paso hacia el establo donde sabía que encontraría a Don Eduardo y donde tal vez podría transformar un sueño de 40 años en

realidad la luz dorada del amanecer bañaba la oficina del establo cuando Pablo encontró a Don Eduardo alimentando a su viejo caballo blanco Relámpago el propietario un hombre de 60 años con el cabello canoso y ojos perspicaces levantó las cejas al ver a su joven vendedor a esa hora Don Eduardo comenzó Pablo con la voz temblorosa necesito darle una historia Durante los siguientes 20 minutos Pablo narró el encuentro con Don Miguel la historia de amor de 40 años la enfermedad de Isabela y el sueño del caballo negro mientras hablaba sacó del bolsillo el dibujo que Isabela

había hecho Don Eduardo tomó el dibujo con cuidado sus ojos abriéndose de sorpresa al reconocer los trazos precisos del animal este dibujo ella nunca ha visto al caballo en un persona no Señor solo en los recuerdos de hace 40 años el propietario caminó hasta una antigua fotografía en la pared la misma que Pablo había visto en su oficina la noche anterior Mira esto Pablo en la foto amarillenta un caballo negro idéntico al actual estaba siendo montado por un joven Don Eduardo Este era sombra mi primer caballo de verdad con él aprendí el verdadero valor de

un animal como este hizo una pausa sus ojos perdidos en la fotografía sabes por qué mantengo este establo Pablo para criar los mejores caballos de la región señor Don Eduardo sonrió suavemente no mantengo este lugar porque creo que cada caballo tiene una historia que contar una vida que transformar se volvió hacia Pablo el caballo negro que tenemos hoy es hijo de sombra el corazón de Pablo se aceleró Don Eduardo continuó hace 40 años hice una presentación en Valencia con sombra fue mi primera exhibición importante volvió a tomar el dibujo de Isabela y ahora este dibujo

esta memoria tan viva Don Eduardo Yo no Pablo no digas más el propietario tomó su sombrero y las llaves de su camioneta vamos a buscar al caballo tenemos una visita que hacer una hora después la camioneta de Don Eduardo con el remolque cargando al majestuoso caballo negro se detenía frente a la casa de Don Miguel el sol ya estaba alto y las rosas en el jardín de Isabela brillaban con el rocío de la mañana Don Miguel salió al Escuchar el ruido sus ojos abriéndose de asombro al reconocer el remolque Isabela apareció en la ventana sus

manos temblorosas cubriendo su boca en sorpresa Don Miguel Don Eduardo Se acercó y extendió la mano soy Eduardo Montoya propietario del establo Señor yo sobre ayer lo siento mucho no hay nada que perdonar lo interrumpió amablemente Don Eduardo luego señalando el remolque continuó este caballo es especial es hijo de sombra mi primer caballo aquel que su esposa vio en Valencia hace 40 años Isabela que ahora estaba en la puerta apoyada en Don Miguel dejó escapar un pequeño sollozo algunos caballos continuó Don Eduardo con la voz entrecortada no están hechos para ser vendidos están hechos para

cumplir sueños entregó las riendas del caballo negro a Don Miguel ahora es de ustedes un regalo En nombre del amor que mantuvo vivo este sueño por tanto tiempo el caballo negro relincho suavemente como si sellara aquel momento isbel con lágrimas en los ojos se acercó lentamente al animal extendiendo una mano temblorosa para tocar su crin Es hermoso susurró exactamente como en mis sueños Pablo observaba la escena sintiendo sus propias lágrimas correr Don Eduardo colocó una mano en su hombro a veces Pablo el valor de un caballo no se mide en pesos sino en sueños cumplidos

el caballo negro bajó la cabeza permitiendo que Isabela lo acariciara como si reconociera en ella a la niña que 40 años atrás se había enamorado de su padre en una presentación en Valencia El Sol de la tarde pintaba el cielo en tonos de Rosa y dorado cuando Don Miguel ajustó la Silla del caballo negro Isabela con un vestido Celeste que combinaba con el cielo observaba cada movimiento con ojos brillantes de expectación estás lista mi amor preguntó Don Miguel extendiendo la mano hacia su esposa Isabela asintió su rostro iluminado por una sonrisa que parecía haber borrado

décadas de su rostro Pablo y Don Eduardo permanecían cerca listos para ayudar si era necesario pero dejando suficiente espacio para que la pareja tuviera su momento con infinita delicadeza Don Miguel ayudó a Isabela a montar el caballo negro como si comprendiera la importancia del momento permaneció completamente inmóvil cuando Isabel finalmente se acomodó en la silla con las manos temblorosas al sostener las riendas Una lágrima solitaria rodó por su mejilla 40 años susurró acariciando la crin del animal 40 años esperando este momento Don Miguel montó detrás de ella envolviéndola protector En sus brazos mientras sujetaba las

riendas el caballo comenzó a moverse suavemente por el campo había detrás de la casa sus cascos marcando un ritmo sereno sobre la Tierra más rápido Miguel pidió Isabela su voz cargada de emoción quiero sentir el viento Don Miguel aflojó ligeramente las riendas y el caballo como si entendiera la petición aceleró el paso el viento comenzó a soplar con más fuerza haciendo que el vestido de Isabela ondear Como alas azules su risa cristalina y pura como el agua de un Manantial resonó en el campo Mira Miguel exclamó extendiendo los brazos estamos volando Pablo notó que Don

Eduardo Se secaba discretamente los ojos con un pañuelo el propietario de laraz murmuró algo sobre que el caballo había encontrado su verdadero hogar el sol seguía su camino hacia el Horizonte bañando la escena en una luz dorada casi mágica Isabela y Don Miguel cabalgaban en círculos cada vez más amplios como si quisieran abrazar el mundo entero con su felicidad El caballo negro majestuoso en cada movimiento parecía bailar bajo ellos cuando finalmente se detuvieron el rostro de Isabela estaba sonrojado por la emoción sus ojos brillaban como estrellas Don Miguel la ayudó a desmontar e Isabela abrazó

inmediatamente el cuello del caballo gracias susurró al animal que respondió con un suave relincho luego girándose hacia Don Eduardo y Pablo dijo con la voz entrecortada No solo nos han dado un caballo nos han dado alas Don Miguel tomando la mano de su esposa añadió este momento vale más que todos los tesoros del mundo esa noche mientras las primeras estrellas comenzaban a iluminar el cielo Pablo observó a la pareja sentada en su banco del jardín las rosas de Isabella perfumando el aire el caballo negro pastando tranquilamente cerca Don Miguel tenía un brazo alrededor de Isabela

que apoyaba la cabeza en su hombro aún sonriendo sabes Pablo dijo en voz baja Don Eduardo en todos mis años en el aras nunca cía un caballo encontrar a su verdadero dueño de esta manera es como si hubiera estado esperando por ellos todo este tiempo Pablo asintió comprendiendo que había sido testigo de algo raro y precioso no solo la realización de un sueño sino la prueba de que el amor verdadero cuando se alimenta con décadas de esperanza y perseverancia tiene el poder de hacer Milagros al despedirse y Abella abrazó a Pablo y susurró gracias por

escuchar nuestra historia luego con una sonrisa Serena añadió Ahora puedo partir en paz sabiendo que Miguel tendrá un pedazo de nuestro sueño para mantener vivo El caballo negro relincho suavemente en la noche como si sellara aquella promesa de amor eterno y Bajo el cielo estrellado de su pequeña propiedad Don Miguel e Isabela permanecieron abrazados Guardianes de un sueño que tardó 40 años en cumplirse pero que ahora viviría para siempre