me llamo Andrés tengo 40 años y durante casi la mitad de mi vida fui sacerdote en la Ciudad de México Mi historia no es la que muchos esperan escuchar de un hombre de fe crecí con la convicción de que había sido llamado para servir a Dios dentro de la iglesia entregando mi vida a su causa dedicándome a la oración al servicio y al consuelo de los fieles pero lo que descubrí con el tiempo cambió todo lo que creía saber desde pequeño la religión fue el dent de mi vida crecí en un hogar profundamente católico donde
la fe no era solo una tradición sino la esencia de nuestra existencia mi madre encendía velas cada noche frente a la imagen de la Virgen de Guadalupe y Mi padre nos llevaba a misa todos los domingo sin falta yo admiraba a los sacerdotes con una devoción casi infantil convencido de que eran los hombres más cercanos a Dios en la tierra No recuerdo el momento exacto en que supe que quería ser sacerdote fue algo que siempre pareció obvio para todos incluso para mí mientras mis amigos soñaban con ser médicos ingenieros o futbolistas yo solo pensaba en
vestir la sotana y dedicar mi vida a la iglesia la idea de ser un guía espiritual me llenaba de un sentido de propósito que pocas personas parecen encontrar en la vida cuando ingresé al seminario tenía Apenas 18 años y una fe inquebrantable allí aprendí las escrituras la doctrina y los rituales sagrados me enseñaron que el sacerdote es un intermediario entre Dios y los hombres el puente Entre el cielo y la tierra estudié latín teología y filosofía preparándome para llevar la palabra de Dios a quienes la necesitaran con el tiempo la emoción inicial dio paso a
una disciplina rigurosa a noches de estudio y a largas jornadas de oración a los 25 años fui ordenado sacerdote recuerdo el día con una Claridad casi natural la catedral estaba llena el incienso flotaba en el aire y cuando el obispo impuso sus manos sobre mi cabeza sentí una paz inmensa como si todo en mi vida hubiese llevado a ese momento creí que estaba exactamente donde debía estar durante años serví con devoción me convertí en confesor consejero protector de los desamparados escuché los pecados de los fieles presencié matrimonios bauticé niños y dil exa unción a los
moribundos la gente confiaba en mí veía en mis palabras una guía para sus vidas y yo sinceramente creía que estaba cumpliendo la voluntad de Dios pero la fe como el fuego necesita oxígeno para mantenerse viva y poco a poco empecé a notar que dentro de la iglesia el aire era pesado viciado por secretos que nadie se atrevía a mencionar pequeñas señales comenzaron a aparecer ante mis ojos de detalles que antes ignoraba o atribuía a la imperfección humana sin embargo lo que inicialmente parecían grietas en una estructura sólida pronto se convirtieron en abismos imposibles de ignorar
había cosas que no cuadraban actitudes que me incomodaban silencios que pesaban más que las palabras en reuniones privadas algunos sacerdotes hablaban con desprecio de los fieles a los que supuestamente servían Se burlaban de las preocupaciones de las personas de sus confesiones sinceras de su devoción ingenua otros parecían más preocupados por la política dentro de la iglesia que por la verdadera espiritualidad al principio me convencí de que eran casos aislados ninguna institución es perfecta pensé pero Cuanto más observaba más difícil se volvía justificar lo que veía y lo peor de todo era que nadie hablaba de
ello Todo estaba envuelto en un silencio espeso una omerta Sagrada que protegía a quienes estaban dentro y castigaba a quienes se atrevían a cuestionar me debatía entre la lealtad a la iglesia y mi propia conciencia podía simplemente ignorar lo que veía podía seguir predicando la verdad Mientras en mi corazón crecía la duda recuerdo una noche en particular estaba en la sacristía después de una jornada agotadora cuando uno de los sacerdotes mayores se acercó a mí era el padre Esteban un hombre al que siempre había respetado se sentó a mi lado y con un tono pausado
me dijo No hagas demasiadas preguntas Andrés la iglesia es más antigua que nosotros ha sobrevivido a Reyes guerras y revoluciones Dios la sostendrá no supe qué responder en mi interior aquella afirmación Me dejó un sabor amargo Dios realmente sostenía todo lo que ocurría entre esas paredes o solo nos habíamos convencido de que era así Esa noche antes de dormir abrí mi Biblia en busca de respuestas mis ojos se posaron en un versículo del Evangelio de Mateo guardaos de los falsos profetas que vienen a vosotros con vestidos de ovejas pero por dentro son novos rapaces sentí
un escalofrío recorrerme la espalda cerré la Biblia con fuerza y apagué la luz no imaginaba que mi crisis Apenas estaba comenzando los siguientes a aquella noche fueron extraños intenté sacudirme aquella sensación de inquietud convencerme de que todo seguía en orden de que el comentario del padre Esteban no significaba nada más que una llamada a la obediencia sin embargo algo dentro de mí había cambiado no podía evitar ver con otros ojos lo que antes parecía normal la forma en que algunos sacerdotes bajaban la voz cuando pasaba cerca el trato preferencial hacia ciertos feligreses venerados mientras otros
eran ignorados con una sonrisa mecánica las visitas nocturnas de ciertos hombres al despacho del obispo Miguel siempre con la puerta bien cerrada empecé a notar que había cosas que simplemente no se hablaban se insinuaban en susurros en miradas esquivas en gestos nerviosos un día mientras organizaba unos libros en la biblioteca de la parroquia escuché dos voces en la sala contigua me detuve al reconocerlas eran el padre Esteban y el obispo Miguel no podemos seguir ignorando esto Dijo el primero en un tono tenso no es asunto nuestro respondió el obispo cortante tú y yo sabemos que
estas cosas no se tocan hubo un silencio pesado sentí el impulso de entrar y preguntar de qué estaban hablando pero mis pies permanecieron anclados al suelo una parte de mí no quería saber a partir de ese día a escuchar más no con la intención de espiar sino porque algo dentro de mí exigía respuestas empecé a darme cuenta de la manera en que ciertos seminaristas eran tratados con favoritismo por algunos Superiores de como ciertos pecados eran absueltos con facilidad mientras otros eran castigados con dureza me sorprendió descubrir que había sacerdotes con propiedades lujosas autos importados y
estilos de vida que no se correspondían con un voto de pobreza pero nada de esos se comparó con lo que vi una noche era tarde y la parroquia estaba casi vacía había terminado de confesar a los últimos fieles y me dirigía a mi habitación cuando vi al obispo Miguel caminando hacia la sacristía con un hombre trajeado no los reconocí de inmediato pero algo en su actitud me hizo detenerme me quedé en la penumbra del pasillo observando Cómo entraban y cerraban la puerta con cuidado esperé Tal vez fue un impulso irracional pero mi corazón la tía
con fuerza como si supiera que algo estaba a punto de suceder después de unos minutos la puerta se abrió apenas un resquicio y escuché la voz del obispo lo de siempre que el dinero esté listo antes del domingo el otro hombre asintió le entregó un sobre grueso y salió rápidamente cuando el obispo se quedó solo abrió el sobre y revisó Su contenido con calma Como quien cuenta billetes luego lo guardó en el interior de su sotana y desapareció por otro pasillo me quedé paralizado podía haber muchas explicaciones para lo que acababa de ver pero ninguna
me dejaba tranquilo intenté convencerme de que no significaba nada que tal vez era un asunto administrativo que yo no comprendía sin embargo dentro de mí una voz insistente me repetía que aquello no estaba bien esa noche me costó dormir las dudas se agolpaban en mi cabeza qué más pasaba dentro de la iglesia sin que los fieles lo supieran era posible que lo que siempre había considerado sagrado estuviera manchado por el poder y la corrupción a la mañana siguiente decidí hablar con el padre Esteban lo encontré en el claustro Sentado en una banca de piedra con
el rosario entre los dedos me senté a su lado sin decir nada durante un momento padre dije finalmente alguna vez ha sentido que hay cosas dentro de la iglesia que no encajan el viejo sacerdote suspiró y apartó la mirada Andrés hay cosas que no nos corresponde entender nuestra tarea es servir y obedecer pero si algo está mal No deberíamos denunciarlo el padre Esteban se volvió hacia mí con expresión seria y qué ganaríamos con eso preguntó en voz baja la iglesia es más grande que tú y que yo si empiezas a cuestionarla te quedarás solo esa
última frase me persiguió durante días te quedarás solo la idea de quedarme sin mi comunidad sin mi propósito sin la fe en la que había construido toda mi vida Me aterrorizaba pero al mismo tiempo algo me decía que la verdad debía estar por encima de la obediencia y aún no sabía que estaba a punto de descubrir algo que haría imposible seguir callando a partir de aquel día la inquietud dentro de mí se convirtió en en una sombra persistente ya no podía ignorar lo que veía los murmullos las miradas esquivas los secretos que flotaban en el
aire como si nadie quisiera nombrarlos Y entonces llegó el día en que ya no hubo forma de fingir que nada sucedía fue durante una tarde de confesiones la iglesia estaba en silencio interrumpida solo por el eco de los pasos en el suelo de mármol y el teno murmullo de las oraciones yo estaba en el confes escuchando a los fieles ofreciendo palabras de Consuelo guiando a quienes buscaban redención era un proceso casi mecánico una rutina que había repetido incontables veces hasta que un joven entró y se arrodilló Al otro lado del confesionario al principio su respiración
entrecortada me llamó la atención parecía nervioso agitado hubo un silencio antes de que finalmente hablara padre Necesito ayuda susurró su voz temblorosa me hizo enderezarme algo en su tono me alertó antes incluso de escuchar sus palabras Dios está dispuesto a escucharte hijo qué es lo que te preocupa hubo otro silencio luego su voz apenas un murmullo me hicieron daño el aire pareció congelarse dentro del confesionario A qué te refieres pregunté con cuidado él él es un hombre importante no puedo decir su nombre pero pero está en la iglesia sentí mi pecho oprimir mi mente quería
aferrarse a la posibilidad de que estuviera entendiendo mal de que tal vez se refería a otra cosa pero en el fondo ya sabía la verdad antes de que él la dijera él dijo que si hablaba nadie me creería continuó dijo que Dios lo perdonaba un escalofrío recorrió mi espalda Dios ve todas las cosas hijo nada queda oculto ante él respondí tratando de controlar la angustia Que se acumulaba dentro de mí dime esto ha sucedido más de una vez muchas susurró cerré los ojos un instante sentí rabia impotencia necesitas contarme quién es hijo Esto no puede
quedar así hubo un largo silencio luego con una voz apenas audible pronunció un nombre me quedé sin aliento era alguien poderoso alguien a quien toda la comunidad respetaba un hombre que había estado en la iglesia durante décadas al que yo mismo había admirado El joven comenzó a sollozar Al otro lado del confesionario por favor padre no diga nada Él me advirtió apoyé la frente contra mis manos no podía quedarme en silencio no después de lo que había visto de las dudas que ya habían enraizado dentro de mí Te prometo que haré algo dije finalmente no
está solo no estaba seguro de cómo pero debía actuar esa misma noche pedí hablar con el obispo Miguel en privado cuando me recibió en su despacho sentí que me miraba con cierto recelo de qué se trata Andrés pareces preocupado tomé aire y fui directo al punto le conté sobre la confesión del joven sin revelar su identidad le dije lo que había escuchado y el nombre que él me había dado el obispo me observó en silencio durante unos segundos luego se reclinó en su silla y exhaló con cansancio no es nuestra tarea juzgar Andrés su respuesta
me dejó helado Pero esto es grave no podemos ignorarlo El Obispo entreel los dedos sobre la mesa y me miró con una expresión de paciencia forzada escúchame bien hijo estos asuntos son delicados no debes inmiscuir en cosas que no entiendes Me sentí mareado está diciendo que no haremos Nada estoy diciendo que debes olvidar Esto me levanté de golpe pero Cómo podemos cerrar los ojos es nuestro deber proteger a los fieles El Obispo frunció el seño nuestro deber es proteger a la iglesia hubo un largo silencio Esto no puede quedar así dije mi voz apenas un
susurro el obispo me sostuvo la mirada si sigues por este camino Andrés te arrepentirás salí de su despacho sintiendo que mis piernas apenas me sostenían Caminé por los pasillos oscuros de la parroquia sin saber Hacia dónde iba mi mente era un torbellino de pensamientos de dudas de miedo en algún momento me encontré en la capilla Frente al altar me arrodillas buscando a Dios pero por primera vez en mi vida El silencio me pareció insoportable a partir de aquella noche en la capilla ya no hubo vuelta atrás el silencio que antes consideraba sagrado se volvió insoportable
cada Rincón de la parroquia parecía respirar una verdad oculta y yo que me ahogaba dentro de ella intenté insistir busqué al padre Esteban una vez más esperando que me diera alguna respuesta que me dijera qué hacer no es nuestra batalla Andrés me respondió con un tono apagado no sabes en lo que te estás metiendo Pero esto no está bien no podemos quedarnos callados el viejo sacerdote suspiró y me miró con algo que parecía tristeza nosotros no cambiamos la iglesia la iglesia nos cambia a nosotros aquellas palabras se quedaron en mi mente como un eco era
eso cierto había sido entrenado para cerrar los ojos a la verdad empecé a notar que ya no me trataban igual Los Superiores me miraban con frialdad como si mi sola presencia fuera un problema mis tareas dentro de la parroquia cambiaron me apartaron de ciertas responsabilidades y dejaron de invitarme a reuniones importantes antes el obispo me llamaba para discutir asuntos administrativos pero ahora todo pasaba por otros sacerdotes un día al entrar en la sacristía Noté que las conversaciones se apagaban de inmediato los sacerdotes que estaban allí me miraron con una mezcla de incomodidad y reproche como
si ya no perteneciera del todo a ese mundo Javier El joven seminarista con quien había compartido algunas inquietudes se me acercó en privado padre dicen que está preguntando demasiado me susurró con preocupación que es peligroso hablar de ciertas cosas peligroso para quién le pregunté él solo bajó la mirada y no respondió Ese fue el momento en que entendí que estaba solo Pero lo que más me dolía no era el rechazo de mis hermanos sacerdotes lo que más me dolía era la ausencia de Dios en todo aquello porque cómo podía Dios permanecer en en una iglesia
donde la verdad se ocultaba Cómo podía su presencia habitar entre quienes protegían a los que hacían el mal intenté encontrar respuestas en la oración pero cada vez que me arrodillaba solo sentía un vacío rezaba con fervor pidiendo Claridad Pero lo único que encontraba era silencio cada misa se convirtió en un acto mecánico carente de significado recitaba las palabras pronunciaba las oraciones levantaba la consagrada pero en mi interior todo parecía vacío antes cuando hablaba desde el púlpito sentía que Dios me guiaba ahora sentía que estaba mintiendo la sensación de aislamiento se hizo más evidente cuando comenzaron
a excluir de eventos clave se suponía que debía dirigir una ceremonia especial para un grupo de niños que harían su primera comunión pero la noche anterior me informaron que otro sacerdote se encargaría queremos evitar distracciones fue la excusa que me dieron distraer de qué de la verdad mi desesperación aumentó cuando intenté hablar con el obispo una vez más fui hasta su despacho con la intención de insistir en lo que había descubierto pero ni siquiera me dejó entrar no hay nada de queé hablar Andrés me dijo Su secretaria el obispo no tiene tiempo para asuntos cerrados
asuntos cerrados esas palabras fueron la confirmación de que nunca hubo intención de Justicia las semanas siguientes fueron insoportables algunos sacerdotes evitaban mirarme a los ojos otros me trataban con condescendencia como si yo fuera un niño ingenuo que no entendía cómo funcionaban las cosas y luego vino la advertencia más clara de todas una noche mientras regresaba a mi habitación encontré un sobre deslizado bajo la puerta lo abrí con el ceño fruncido y dentro había un papel Doblado con una sola frase escrita en tinta negra cuidado con lo que dices me quedé mirando esas palabras sintiendo como
un escalofrío me recorría la espalda era una amenaza una advertencia durante horas sostuve el papel en mis manos sin saber qué hacer mi pecho se oprimía con una angustia Que nunca antes había sentido Fue entonces cuando entendí que no estaba simplemente cuestionando a mis superiores estaba tocando algo mucho más grande algo que no querían que saliera a la luz esa noche me encerré en mi habitación y tomé mi Biblia buscaba respuestas buscaba algo que me indicara que debía hacer abrí el evangelio de Juan alazar y mis ojos se detuvieron en un versículo que me atravesó
el alma conoceréis la verdad y la verdad os hará libres no había leído esas palabras con tanta Claridad como en ese momento me quedé en silencio sosteniendo la Biblia entre mis manos si realmente quería la verdad no podía seguir dentro de aquella estructura que la sofocaba pero salir significaba renunciar a todo lo que conocía Esa fue la primera vez que sentí verdadero miedo no dormí esa noche las palabras que había leído en el evangelio de Juan seguían resonando en mi mente conoceréis la verdad y la verdad os hará libres Pero qué verdad Y qué significaba
ser libre durante toda mi vida la iglesia había sido mi hogar mi refugio el lugar donde encontraba a Dios sin embargo ahora ese mismo espacio me parecía sofocante lleno de sombras de secretos me sentía como un intruso como alguien que ya no pertenecía las miradas de los sacerdotes antes fraternas ahora eran frías los murmullos cesaban cuando yo entraba en una habitación las tareas importantes que solía desempeñar fueron delegadas a otros estaba siendo silenciado Pero lo que más me inquietaba era el vacío en mi corazón Me arrodillaba a orar pero sentía que mis palabras no llegaban
a ninguna parte las misas que antes me llenaban de un propósito profundo ahora eran solo repeticiones vacías Dios Estaba en algún lugar lo sabía pero estaba en la iglesia que yo servía Fue entonces cuando decidía hacer algo que nunca había hecho antes leer la Biblia sin los filtros de la tradición siempre había leído las escrituras a través de la lente de la doctrina católica bajo la guía de Los Superiores pero ahora por primera vez quería leerlas por mí mismo quería entender que decía realmente la palabra de Dios sin intermediarios sin dogmas impuestos las primeras noches
fueron extrañas me sentía culpable como si estuviera traicionando algo sagrado pero Cuanto más leía más preguntas surgían descubrí pasajes que parecían contradecir muchas de las prácticas que daba por sentadas dentro de la iglesia Jesús hablaba de un amor puro de una fe sencilla de una relación directa con Dios no mencionaba jerarquías títulos rituales complejos donde están dos o tres reunidos en mi nombre Allí estoy yo en medio de ellos leí esas palabras una y otra vez era posible que la verdadera iglesia no estuviera en los edificios majestuosos en los altares dorados en las vestimentas ceremoniales
un día mientras caminaba por una plaza via un pequeño grupo de personas reunidas en Círculo no llevaban túnicas ni estandartes no había incienso ni cantos gregorianos solo estaban allí con biblias en las manos orando juntos compartiendo testimonios me acerqué sin saber por qué un hombre mayor me miró y me saludó con una sonrisa sincera hermano bienvenido sentí una calidez que hacía tiempo que no experimentaba me quedé observando escuchando sus palabras eran simples pero llenas de vida no hablaban de instituciones ni de reglas complicadas ni de obediencia ciega solo hablaban de Jesús del amor de Dios
de la transformación que él hace en el uno de ellos un joven llamado Samuel me notó pensativo y se acercó Nunca te había visto por aquí soy sacerdote admití con cierta incomodidad él no reaccionó con sorpresa ni con juicio son asintió Y sonrió entonces conoces las escrituras sí respondí Aunque en mi interior no estaba tan seguro Samuel tomó su Biblia y la abrió en Mateo 11:28 Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados y yo Os haré descansar su voz era suave pero sentí que aquellas palabras perforaban mi alma cansado cargado así me
sentía Dios no nos llamó a vivir bajo el peso de tradiciones humanas continuó Samuel nos llamó a vivir en su gracia no supe qué responder todo dentro de mí quería aferrarse a lo que siempre conocí pero al mismo tiempo algo me decía que tal vez estaba viendo un reflejo más puro de la fe esa noche volví a mi habitación con la mente enredada en pensamientos me arrodilló como lo hacía siempre Pero esta vez no recit oraciones memorizadas solo susurré señor Muéstrame la verdad no hubo voz del cielo no hubo visiones pero algo en mi interior
me dijo que estaba en el camino correcto sin embargo todavía no podía aceptar la idea de dejarlo todo mi fe seguía viva Pero mi lealtad a la institución estaba en crisis qué pesaba más los días siguientes fueron un torbellino de pensamientos sabía que estaba en un punto sin retorno había cruzado una línea invisible y ya no podía fingir que todo estaba bien el peso de la verdad que había descubierto me ahogaba no podía seguir sirviendo a una institución que Aba el pecado que protegía a quienes hacían el mal no podía seguir predicando desde un púlpito
en el que ya no creía pero salir significaba perderlo todo mi vida mi identidad mi propósito Todo estaba ligado a la iglesia no conocía otra manera de vivir sin embargo Cuanto más leía la Biblia y más me reunía con el grupo de cristianos que había conocido más me daba cuenta de que seguir a Dios no significaba seguir Una institución significaba seguir a Cristo sin intermediarios decidí hacer un último esfuerzo pediría una audiencia con el arzobispo si había alguien con la autoridad para cambiar las cosas era él tal vez en lo más alto de la jerarquía
aún quedaba justicia solicité la reunión y Para mi sorpresa fue concedida el día señalado Entré en el despacho del arzobispo con el corazón latiendo con fuerza me recibió con una mirada seria como si ya supiera De qué se trataba Andrés he oído que has estado haciendo preguntas incómodas respiré hondo excelencia he visto cosas que no puedo ignorar abusos encubiertos corrupción gente sufriendo mientras la iglesia se mantiene en silencio él me observó en silencio hijo Hay cosas que están más allá de nuestro control no no no podemos seguir justificándolo no podemos decir que no es nuestro
problema el arzobispo entrecerró los ojos escucha bien Andrés la iglesia ha sobrevivido siglos porque entiende su lugar nosotros no estamos aquí para cuestionarla sino para sostenerla incluso cuando Está equivocada la iglesia no se equivoca los hombres lo hacen y tu error hijo es pensar que puedes algo su tono se volvió frío si sigues por este camino Andrés no habrá vuelta atrás El mensaje era Claro si insistía en cuestionar si no callaba estaba fuera mi mente se nubló hasta ese momento había mantenido una pequeña esperanza de que la verdad prevaleciera Pero ahora entendía la realidad la
iglesia no tenía intención de cambiar era yo quien tenía que hacerlo salí del despacho sintiendo que mis piernas apenas me sostenían crucé los pasillos que tantas veces había recorrido sintiendo que todo me resultaba ajeno el miedo comenzó a instalarse dentro de mí qué haría si dejaba el sacerdocio cómo me sostendría Cómo enfrentaría a mi familia a mis amigos a aquellos que me habían visto como un hombre de fe toda mi vida mientras caminaba sin rumbo por la parroquia me detuve en la puerta de la era de noche y dentro solo quedaban las velas encendidas el
aroma del incienso aún flotaba en el aire y El eco de los cantos de la misa anterior parecía haberse quedado Atrapado entre las paredes de piedra Entré y me arrodillen al altar como lo había hecho tantas veces antes Pero esta vez mi oración fue diferente No pedí por Claridad No pedí por fuerza Solo pedí una respuesta señor qué quieres que haga el silencio fue abrumador esperé con los ojos cerrados con el corazón latiendo en mi pecho esperé alguna señal algo que me indicara el camino y entonces en lo profundo de mi mente recordé un pasaje
que había leído días atrás el que ama su vida la perderá y el que aborrece su vida en este mundo para vida eterna la guardará sentí un escalofrío recorrerme la espalda había pasado toda mi vida aferrándome a mi identidad como sacerdote mi fe estaba ligada a la iglesia a la sotana al título Pero qué si Dios me estaba llamando a algo más qué si para encontrarlo realmente primero debía perder todo lo demás respiré hondo y me puse de pie sabía lo que debía hacer esa noche regresé a mi habitación y me senté frente a un
papel en blanco mi mano tembló mientras escribía las primeras palabras excelentísimo arzobispo Miguel era mi carta de renuncia con cada frase que escribía sentía el peso de los años en la iglesia deslizándose de mis hombros cuando terminé la Leí una vez más era breve directa explicaba que no podía continuar que mi fe en Dios seguía intacta pero mi fe en la institución había desaparecido doblé la carta y la dejé sobre la mesa apagué la lámpara y me acosté no sabía qué pasaría después no sabía A dónde iría ni cómo sería mi vida fuera de la
iglesia pero por primera vez en mucho tiempo mi corazón estaba en paz no tenía respuestas Pero tenía fe y eso era suficiente dejar la iglesia fue como perder el suelo bajo mis pies durante años mi identidad había estado completamente entrelazada con el sacerdocio mi vida giraba en a la comunidad las misas las confesiones la rutina dentro de la parroquia ahora al despertar en la primera mañana después de mi renuncia me di cuenta de que no tenía un lugar al que ir no tenía casa no tenía ingresos no tenía nada lo que vino después fue peor
de lo que había imaginado las noticias sobre mi renuncia se esparcieron rápidamente los sacerdotes con los que había compartido años de servicio dejaron de hablarme algunos evitaban mirarme cuando me cruzaban en la calle otros ni siquiera se molestaban en disimular su desprecio vendiste tu alma me dijo uno de ellos cuando intenté explicarme traicionaste a la iglesia dijo otro la gente con la que había construido relaciones de confianza me veía ahora como un enemigo mi superiores no hicieron ningún intento de persuadirme a regresar la iglesia no suplicaba por los que se iban simplemente seguía adelante dejando
a los que caían en el olvido pero lo más doloroso fue perder a aquellos que consideraba mis amigos algunos me enviaron mensajes breves expresando su tristeza por mi desvío del camino otros simplemente desaparecieron de mi vida Sin decir nada me sentí como si hubiera muerto y estuviera asistiendo a mi propio funeral por primera vez entendí lo que era la soledad absoluta conforme pasaban los días la incertidumbre crecía me hospedé en una pequeña pensión Con lo poco que me quedaba pero mi dinero no duraría mucho no tenía otro oficio fuera del sacerdocio no sabía cómo empezar
de nuevo cada noche me arrodillaba para orar pero mi oración se había convertido en una serie de preguntas sin respuesta Dios realmente estás ahí el silencio era ensordecedor había dejado la iglesia porque creía estar siguiendo la verdad Pero y si me había equivocado qué si me había condenado al abandono las noches se hicieron interminables me encontraba Atrapado entre el miedo y la duda sin saber si había tomado la decisión correcta hubo momentos en los que me pregunté si Dios realmente Se preocupaba por mí si no habría sido mejor cerrar los ojos y quedarme como tantos
otros pero algo dentro de mí me recordaba que aunque Estaba perdido no podía regresar a la mentira una tarde mientras caminaba sin rumbo pasé frente a una pequeña iglesia en las afueras daci Dade no tenía la imponencia de las catedrales que conocía era Modesta sin vitrales ni altares dorados desde dentro se escuchaba un canto suave sencillo me detuve en la entrada observando un grupo de personas cantaba con los ojos cerrados levantando las manos al cielo no pompa ni ceremonia solo corazones rendidos me sentí fuera de lugar como si no perteneciera allí pero entonces mis ojos
se posaron en un cartel colgado en la pared las palabras de Jesús escritas en letras grandes y simples Yo soy el camino la verdad y la vida me quedé inmóvil había pasado semanas preguntándome si había perdido todo si había abandonado mi fe Pero ahí estaba la respuesta mi fe nunca debía haber estado en una institución mi fe debía estar en Cristo y él nunca me había abandonado por primera vez en mucho tiempo sentí que algo dentro de mí se rompía mis rodillas temblaron y sin pensarlo Entré y me arrodilla banca las lágrimas que había contenido
por tanto tiempo finalmente cayeron no eran Lágrimas de desesperación eran Lágrimas de entrega me quedé allí con la cabeza inclinada y el corazón latiendo con fuerza señor susurré puedes oírme no esperaba una respuesta pero en lo profundo de mi alma Sentí algo distinto una paz que no venía de mí que no dependía de mis circunstancias era como si en medio de mi ruina Jesús me estuviera extendiendo la mano por primera vez en mucho tiempo supe que no estaba solo me quedé en aquella pequeña iglesia más tiempo del que planeaba las personas continuaban cantando sin prisas
sin solemnidad forzada no había rezos estructurados no había coros ensayados ni vestimentas ceremoniales Solo personas alabando a Dios Con sinceridad me senté en la última banca observando en silencio algo dentro de mí Estaba cambiando cuando la reunión terminó las personas comenzaron a despedirse unas de otras con abrazos y sonrisas yo estaba a punto de irme cuando un hombre mayor se me acercó hermano no te había visto antes dijo con amabilidad Es la primera vez que vienes asentí sí solo pasaba por aquí el hombre sonrió nadie pasa por aquí por casualidad no supe qué responder mi
nombre es Rubén continuó nos reunimos cada semana si quieres venir serás bienvenido dudé por un momento Durante años había vivido bajo la estructura de una iglesia donde todo era jerárquico meticuloso rígido pero aquí en esta pequeña comunidad todo era diferente Rubén debió notar mi vacilación no somos una institución hijo solo somos hijos de Dios aprendiendo juntos me sorprendió su respuesta era la primera vez que alguien me invitaba a la fe ponerme nada Gracias [Música] murmuréis nadie me miraba con recelo ni me preguntaba sobre mi pasado una noche después de la reunión Me quedé hablando con
Rubén y algunos otros hermanos sabes cuál es la verdadera libertad Andrés me preguntó Rubén con su en las manos es conocer a Cristo sin cadenas religiosas sus palabras me hicieron pensar durante años había seguido una fe llena de reglas de normas humanas de estructuras que parecían más importantes que el mismo Dios pero aquí al leer la Biblia junto con ellos la veía con otros Ojos Jesús nunca había llamado a las personas a una institución él llamaba a las personas a él mismo la verdad os hará libres dijo Samuel recordando las palabras de Jesús me quedé
en silencio durante tanto tiempo había buscado la verdad dentro de paredes de piedra pero la verdad no estaba allí estaba en Cristo cada día mi corazón sanaba un poco más leía la Biblia no como un libro de normas sino como una carta de amor de Dios para mí me di cuenta de que nunca había necesitado rituales ni jerarquías para estar cerca de Dios él siempre había estado cerca en la iglesia donde serví por años se nos enseñaba que la salvación estaba en los sacramentos en la obediencia a las autoridades eclesiásticas en la tradición pero al
leer las escrituras sin esos filtros encontré otra verdad la salvación es por gracia a través de la Fe en Jesús porque hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres Jesucristo hombre leyó Rubén en voz alta mostrándome un Timoteo 25 sentí un escalofrío durante años creí que los sacerdotes eran los mediadores entre Dios y las personas ahora entendía que Jesús era el único camino no necesitaba un templo un altar dorado incienso o vestimentas sagradas Dios Estaba conmigo en todo momento en todo lugar y yo por tanto tiempo había buscado en el
sitio equivocado por primera vez oraba sin miedo por primera vez sentía el amor de Dios Sin condiciones con cada día que pasaba mi corazón era restaurado una tarde mientras caminábamos después de una reunión Rubén me preguntó Andrés alguna vez te has preguntado Por qué Jesús nunca construyó templos lo miré sorprendido por la pregunta nunca lo había pensado así respondí porque la iglesia no son edificios hijo la iglesia somos nosotros sus palabras me atravesaron pasé toda mi vida creyendo que Dios habitaba dentro de estructuras construidas por manos humanas Pero Jesús nunca había ordenado la construcción de
un templo su iglesia era su pueblo por primera vez entendí lo que significaba ser parte del cuerpo de Cristo Un día durante la reunión Rubén me preguntó si quería compartir mi testimonio sentí un nudo en la garganta siempre había predicado desde un altar Pero esto era diferente me levanté y miré a las personas que me rodeaban no eran fieles esperando órdenes de un líder religioso eran hermanos y hermanas en Cristo respiré hondo y empecé a hablar conté Mi historia mi lucha mi caída y mi redención cuando terminé me sentí más liviano como si hubiera dejado
un peso enorme atrás Los Hermanos orar por mí y por primera vez en mucho tiempo supe que no estaba solo no era un ex sacerdote sin rumbo era un hijo de Dios era libre los días pasaban y con ellos mi fe se fortalecía ya no me despertaba con la sensación de estar perdido ya no me atormentaban las dudas sobre si Dios me había abandonado sabía que él había estado allí todo el tiempo esperándome guiándome llevándome hasta donde debía estar había pasado tanto tiempo buscando a Dios dentro de muros de piedra en altares dorados en jerarquías
humanas Que me costaba asimilar lo sencillo que era encontrarlo no en rituales no en títulos no en hombres vestidos con túnicas y Mitras solo en Cristo y ahora que había experimentado esa libertad esa Paz entendí que no podía quedármelo que había aprendido una tarde Rubén se sentó a mi lado después de una reunión Andrés he visto como Dios ha trabajado en ti pero dime qué harás con esto me quedé en silencio no lo sé murmuréis [Música] mones en la iglesia pero nunca había hablado desde el corazón nunca había hablado de la libertad que solo Cristo
puede dar esa noche me arrodilló en mi habitación y oré con un fervor que nunca antes había sentido señor Qué quieres de mí no hubo una voz del cielo no hubo visiones ni Milagros espectaculares pero una idea Clara se formó en mi mente debía compartir Mi historia había muchos como yo atrapados en el miedo en la duda en una fe basada en la tradición y no en la verdad Y si Dios me había sacado de allí era para ayudar a otros a encontrar el mismo camino desde ese día comencé a hablar con más personas Empecé
con los hermanos de la congregación luego con amigos que aún estaban dentro de la iglesia institucional no todos querían escuchar pero algunos sí algunos se hacían las mismas preguntas que yo me había hecho algunos también sentían que algo no estaba bien pero no sabían Cómo salir Dios comenzó a abrir puertas fui invitado a compartir mi testimonio en otras congregaciones las primeras veces mi voz temblaba No por miedo sino por la emoción de contar lo que Dios había hecho en mi vida pero con el tiempo comprendí que ya no era solo Mi historia era la historia
de la gracia la historia de un Dios que salva que libera que forma un Dios que me había sacado de la oscuridad y me había dado una nueva misión un día Rubén me hizo una pregunta que me tomó por sorpresa Andrés has pensado en bautizarte sentí un escalofrío recorrerme el cuerpo pero ya fui bautizado cuando era niño Rubén sonrió ese no fue un bautismo Por fe fue una tradición pero ahora que conoces la verdad Qué te impide dar este mi mente se llenó de recuerdos había pasado años creyendo que mi bautismo infantil me hacía parte
de la iglesia pero ahora sabía que el bautismo no era un Rito vacío era una decisión consciente era un acto de obediencia y entrega a Cristo quiero hacerlo respondí con firmeza el día de mi bautismo el sol brillaba con intensidad nos reunimos en un río A las afueras de la ciudad no no había ornamentos ni formalidades solo hermanos en Cristo celebrando una nueva vida Cuando entré al agua sentí una paz indescriptible Rubén se colocó a mi lado y me miró con una sonrisa Andrés crees que Jesús es el hijo de Dios y que solo en
él hay salvación sí respondí sin dudar prometes seguirle todos los días de tu vida con todo mi corazón entonces te bautizo en el nombre del padre del hijo y del Espíritu Santo cuando me sumergí fue como si todo mi pasado quedara atrás no era más un sacerdote atado a una institución no era más un hombre perdido en la duda era un hijo de Dios cuando salí del agua miré al cielo y sentí que algo en mi había sido restaurado ahora lo entendía todo mi vida nunca había sido para servir a una religión mi vida era
para servir a Cristo y mi misión apenas comenzaba el viento soplaba suavemente mientras me sentaba en el banco de la plaza observaba a la gente caminar algunos apurados otros distraídos inmersos en su mundo cerré los ojos por un momento y respiré profundamente no era el mismo hombre que había sido Antes había dejado atrás una vida una identidad una estructura que creía inamovible y sin embargo Aquí estaba más firme que nunca más libre que nunca si alguien me hubiera dicho años atrás que estaría aquí fuera de la institución a la que entregué mi vida habría pensado
que estaban locos mi mundo había sido la iglesia creía que sin ella no había salvación que sin sus rituales no había fe verdadera que sin su aprobación Dios no me aceptaría pero ahora mirando atrás entendía lo equivocado que estaba no porque la iglesia en s fue fuera o Nao importante más porque mi fe nunca debería haber estado en una estructura humana mi fe debía estar en Cristo y cuando me atreví a seguirle de verdad encontré lo que había estado buscando toda mi vida Dios nunca me había abandonado él estuvo allí cuando era niño cuando anhelaba
conocerlo sin filtros ni dogmas él estuvo allí cuando entré en el seminario cuando buscaba respuestas en libros y tradiciones él estuvo allí cuando mis dudas crecieron cuando mi corazón Me gritaba que algo no estaba bien él estuvo allí cuando lo perdí todo cuando fui rechazado cuando me sentí solo y estuvo allí cuando con lágrimas en los ojos volví a él con un corazón sincero cada paso cada caída cada duda cada pérdida todo me llevó a este momento a esta certeza absoluta Cristo es suficiente nada más nada menos desde el día de mi bautismo no podía
quedarme callado no podía guardar para mí la libertad que había encontrado había muchos como yo atrapados en la religiosidad en el miedo a cuestionar en la carga de una fe basada en méritos y no en gracia y Dios me llamó a ellos no a través de una iglesia llena de ornamentos y jerarquías no Desde un púlpito adornado con oro sino con palabras sencillas con historia real con un testimonio vivo y así comencé a hablar en pequeñas reuniones en conversaciones casuales en encuentros inesperados Dios me llevó a personas que también estaban buscando algunas escuchaban con asombro
otras con escepticismo pero en cada mirada en cada pregunta veía lo que yo mismo había sentido años atrás la necesidad de saber la verdad una noche mientras oraba sentí la convicción de escribir mi testimonio no por orgullo no para señalar errores o acusar sino porque la verdad debía ser contada no para condenar sino para liberar tomé mi cuaderno y con manos temblorosas comencé a escribir cada palabra era un reflejo de la gracia de Dios en mi vida cada línea era una prueba de su amor cuando terminé cerré los ojos y sonreí Mi historia ya no
era solo mía era de todos aquellos que como yo habían sido llamados a la libertad No puedo prometer que la jornada será fácil seguir a Cristo no significa ausencia de pruebas sino la certeza de que nunca caminamos solos la verdadera iglesia no está en edificios imponentes no está en títulos vestimentas ni tradiciones está en cada persona que abre su corazón a Jesús está en aquellos que aman Sin condiciones que buscan la verdad sin miedo que entregan su vida a Dios sin reservas porque la iglesia no son paredes la iglesia somos nosotros miro al cielo y
sonrío No sé que vendrá después pero sé que seguiré a Cristo donde él me lleve Porque ahora sé con cada fibra de mi ser solo en Jesús hay libertad