La filosofía es una de las más desatendidas disciplinas en un mundo obsesionado con la técnica y con la productividad. Sin embargo, la historia nos ha demostrado que, por el contrario, la filosofía ha sido siempre la base fundamental del devenir de las civilizaciones. Pocos hombres han tenido un impacto en su sociedad y en la historia del pensamiento como aquel que tuvo el filósofo, militar, senador y maestro llamado Sócrates, en aquella Atenas que era la flor cultural de su tiempo.
Además de la famosa democracia ateniense, Sócrates no solo marca un antes y un después en la historia de la filosofía, sino que destaca valientemente en el campo de batalla y en los grandes conflictos políticos de su tiempo. Su condena a muerte, llevada adelante por sus enemigos, y su martirio permanecen inmortalizados en los anales de la humanidad como uno de los grandes relatos de honor y de sacrificio. Maestro de Platón, que a su vez fue maestro de Aristóteles, Sócrates volcó el pensamiento filosófico por los siguientes milenios al estudio del bien, del mal, de la virtud, de la justicia y sobre cómo llevar una vida recta, y todo esto sin dejar nada por escrito.
Hoy vamos a conocer su fascinante vida. Les habla Reinaldo Carrillo, esto es La nueva enciclopedia, y les recuerdo que nos pueden dar un gran apoyo para poder seguir haciendo este trabajo simplemente dejando sus comentarios, dándole "me gusta" a este video y compartiendo el material con todos sus conocidos. Abajo también pueden conseguir un enlace del Patreon donde cualquier colaboración es más que bienvenida.
Sin más nada que agregar, empecemos. La información que tenemos de primera mano sobre Sócrates llega principalmente de su discípulo Platón y del historiador Jenofonte. Son fuentes problemáticas a nivel historiográfico por diversas razones, pero a partir de ellas, junto a otras fuentes posteriores, se ha ido construyendo una aproximación a la biografía de nuestro protagonista.
Se cree que Sócrates nace en Atenas en el año 470 o 469 antes de Cristo, hijo de Sofronisco y de Fenareta. La profesión de los padres de Sócrates es asunto de debate, pero lo cierto es que Sócrates no pudo haber nacido en una familia de lo que llamaríamos la clase trabajadora. Al parecer, su padre era un hombre de cierta estimación social y es sabido que desde temprano Sócrates se paseaba por los círculos de distinguidos personajes de la política ateniense, como Pericles y Simón.
Sócrates vive su juventud durante el llamado siglo de Pericles, que es como la historiografía ha llamado a una parte o todo el siglo V antes de Cristo. En la antigua Atenas, el general y político Pericles gobernó por elección de los ciudadanos atenienses desde aproximadamente el 460 hasta el 430 antes de Cristo. En esta época, la ciudad experimentó niveles de florecimiento y prosperidad jamás alcanzados por otra ciudad griega, antes y quizás después.
Prosperaron las distintas artes de la mano de personajes como el escultor Fidias, el pintor Polignoto y los dramaturgos Esquilo, Eurípides y Sófocles. Heródoto, el llamado padre de la historia, también vive en Atenas durante este periodo. A pesar de su corta población de unos 230,000 habitantes, Atenas era, para el final del siglo de Pericles, una hermosa ciudad con grandes templos y edificaciones públicas.
Las murallas del puerto de Pireo, las estatuas de los dioses y el Partenón formaban parte del paisaje que acompañaba la acalorada vida pública de los atenienses. Por otra parte, desde el 508 antes de Cristo, y durante y después del siglo de Pericles, Atenas se gobernaba bajo el sistema que ha pasado a la historia como una de las cunas de la democracia: la famosa democracia ateniense. En este régimen de democracia directa, que tenía diferencias sustanciales con la democracia moderna, los varones adultos atenienses de nacimiento que hubiesen cumplido el servicio militar, sin necesidad de poseer riquezas, pero que sí estuviesen libres de deudas, podían ejercer participación directa por medio del voto o siendo electos en órganos como la asamblea, el consejo o el Senado de los 500 y los tribunales de justicia de la pólis griega.
Por otra parte, una mayoría de los cargos públicos eran elegidos por sorteo y estos eran de corta duración. Por ejemplo, el presidente de la asamblea, que pasaba decretos, lo era solo por un día, y los senadores lo eran solo por un mes. Los arcontes de funciones religiosas lo eran por un año; los únicos cargos que eran asignados por votación eran los tesoreros y los llamados 10 estrategos, que eran los prestigiosos hombres encargados de dirigir Atenas en la guerra y en diversos asuntos de política interior y exterior.
A su vez, en la política ateniense había dos facciones preponderantes con sus diferentes matices: los que han sido llamados por algunos como conservadores, caracterizados, entre otras cosas, por estar opuestos a la elección de magistraturas por sorteo, y del otro lado, los que han sido llamados por otros como demócratas, que apoyaban el sistema vigente de aquella Atenas. Sócrates, como veremos más adelante, tuvo que enfrentarse a ambas facciones en distintos momentos de su vida. Al mismo tiempo, es fundamental recalcar que la dorada época que gobernó Pericles se originó también de las famosas guerras médicas, el duro conflicto militar que se desencadenó entre el Imperio Persa y las ciudades estado griegas.
Desde el 478 antes de Cristo, Atenas lidera una coalición de 150 ciudades griegas en contra del afamado rey Jerjes de Persia, que eventualmente conduce a la victoria griega. La riqueza de Atenas, aunada a la necesidad de reconstrucción posterior a la guerra y el singular sistema político democrático de este pueblo, fueron las condiciones que trajeron a todo tipo de artistas e intelectuales del mundo griego. Atenas es, en esta Atenas de cultura y de política, pero también de guerra, en la que nace Sócrates.
Así que, volviendo a nuestro personaje, sabemos que Sócrates inicia sus estudios probablemente a los 7 años en alguna escuela pública. Esto era lo común en Atenas. Allí se le enseñaba a los niños atenienses la literatura corriente de la época, como la del poeta Homero.
A partir de los 12 años, los jóvenes iniciaban en la gimnasia. Al parecer, Sócrates demostró un profundo interés desde el inicio por el estudio de las distintas áreas del conocimiento. En un principio fue aficionado al estudio de la naturaleza, que estaba en boga en la filosofía de aquel entonces, y se fue familiarizando con las diversas ciencias de su tiempo.
Sin embargo, poco a poco, Sócrates empezaría a desentenderse de las corrientes filosóficas de su tiempo y vendría a marcar un antes y un después en la historia del pensamiento, como veremos más adelante. Al cumplir los 18 años, Sócrates pasa por la bicasa, una ceremonia donde se era registrado como ciudadano ateniense y se juraba cumplir con las obligaciones de la polis, empezando con un entrenamiento militar de 2 años. Desde estos servicios, Sócrates se destaca por su robustez y por su vigor físico.
A su vez, según Platón, por aquellos tiempos de estudios, durante el 450 a. C. , Sócrates conocería a los reconocidos filósofos extranjeros Parménides y Zenón de Lajia en las Panateneas, que era un festival ateniense celebrado cada 4 años.
De la vida de Sócrates, inmediatamente posterior a su entrenamiento, se sabe muy poco. Todo parece indicar que quedó como sucesor de Arquelao en la escuela de filosofía, cuando este se retira de Atenas, confirmando así el nivel de superioridad que ya desde joven tenía Sócrates en aquellos círculos. Antes de llegar a los 40 años, ya Sócrates se había granado una gran fama como intelectual en la antigua Grecia, atrayendo estudiantes de ciudades como Megara, Elis, Fíos en Grecia o Cirene de Libia.
En una obra de Aristófanes, pocos años después de aquellos días, se retrataba al Sócrates de esos primeros años de forma caricaturizada como un sofista que regentaba a unos ascetas harapientos con raras creencias espirituales e interés por las ciencias. El término "sofista" en la Grecia clásica se le daba a los maestros que, viajando de ciudad en ciudad, conseguían fama y fortuna, cobrando a los jóvenes por enseñarles de retórica, es decir, el arte del habla. Los sofistas cultivaban el recurso de la persuasión y abogaban por el relativismo en los conocimientos con tal de lograr convencer en tribunales y asambleas.
Los sofistas no escatimaban en el uso de argumentos falaces o incluso completamente mentirosos. Esto les ganó, en un primer momento, el desprecio del sector más conservador de la sociedad ateniense y, más adelante, también el desprecio de Sócrates y de sus sucesores. Sin embargo, en estos años iniciales, Sócrates se mantiene más o menos ligado a estos círculos sofistas hasta que su vida da un giro radical que lo apartaría de estas corrientes filosóficas.
Para los griegos de la época clásica, el oráculo de Delfos era una figura de tremenda relevancia religiosa desde aproximadamente el siglo VII a. C. En el contexto de la adoración del dios Apolo, la pitonisa de Delfos, que era una sacerdotisa que se creía que recibía visiones de origen divino, era consultada por los griegos de todo el mundo para obtener respuestas divinas a sus inquietudes.
Platón refería que, antes de haber Sócrates cumplido los 40 años, un amigo de este, Jofte, visitó el oráculo de Delfos y le inquirió la siguiente pregunta: “¿Hay un hombre vivo más sabio que Sócrates? ”, a lo que el oráculo le respondió: “No hay hombre vivo más sabio que Sócrates”. Esta revelación impactó de sobremanera a Sócrates.
Sócrates dudó del oráculo y comenzó a buscar por su parte personas que seguramente eran más sabias que él. Luego de conversar con los más intelectuales de la región, Sócrates concluyó que todos conocían menos de lo que realmente creían conocer, incluyéndolo a él mismo. De estas reflexiones, Sócrates parte en un nuevo viaje y con una nueva postura frente a la vida, por la que es conocido hasta el día de hoy: su famosa frase de "Yo solo sé que no sé nada".
A partir de esta honestidad intelectual, Sócrates se dedicó a lo que consideraba el mejor método para la reflexión, que era la conversación, el diálogo y la discusión profunda con el otro, generalmente respondiendo con preguntas que incitaban al locutor al pensamiento y a la realización de que sabía mucho menos de lo que creía saber. Esto es lo que se ha llamado como la mayéutica socrática: hacer que el mismo interlocutor descubra sus propias verdades o resuelva un problema mediante la realización de preguntas hábiles. Sócrates sintió esta revelación de Delfos como una misión asignada por origen divino, en la que debía esforzarse para alcanzar la verdad y así ayudar a los demás a alcanzarla.
De esta forma empieza la labor con la que Sócrates divide la historia de la filosofía del pensamiento en dos: antes de él, la filosofía de los llamados presocráticos, y después de él, una filosofía nueva. Es imposible condensar en unos párrafos el hito que significó Sócrates para el pensamiento en el mundo. Antes de Sócrates, la filosofía se enfocaba en los fenómenos naturales, en la física, en los astros, y muchos de estos filósofos creían que la realidad última era física.
Por otro lado, los sofistas eran unos filósofos encargados del arte del habla, puramente de la retórica. Sin embargo, Sócrates viene a decir que el centro de la filosofía debe ser el entendimiento de lo que es bueno y lo que es malo, es decir, el entendimiento de la moral, de la virtud, del amor, de la justicia y, en esencia, sobre cómo llevar una vida recta, conceptos que para él eran valores objetivos y no relativos como para los sofistas. Tras la obra de Sócrates, casi toda la filosofía que vino en los próximos dos milenios, la de Platón, la de Aristóteles, la de los escolásticos cristianos y muchos otros, se enfocó en numerosas cosas.
pero su centro fundamental fue la búsqueda del discernimiento entre lo que es bueno y lo que es malo. Esta dimensión ética del pensamiento y sus consecuencias en la vida humana tienen como pionero a Sócrates. Sócrates creía que el hombre era malo por ignorancia y que, tras el conocimiento del bien, era imposible para el hombre evitar su búsqueda.
El alma, para él, que era una mezcla del carácter y de la inteligencia, era inmortal; y si un hombre vivía con rectitud, podía trascender al otro mundo, cuestión que luego es planteada por Platón y desarrollada con mucha más profundidad por el cristianismo. Estas reflexiones sobre el bien y el mal tampoco escapaban de la filosofía política. Si bien Sócrates nunca se decantó de lleno por una facción política, sí era crítico de la famosa democracia ateniense.
Creía que los más sabios eran los más aptos para el ejercicio público, por lo que se oponía a la elección de cargos por sorteo y a las votaciones como la principal forma para determinar lo que era mejor para el bien público. Sin embargo, siempre fue respetuoso de las leyes atenienses. A su vez, Sócrates no estaba muy interesado en adentrarse en la política; consideraba que no estaba en posición de dictaminar la vida de otros, mientras él todavía estaba descubriendo la mejor forma de vivir la suya.
Es mucho más lo que significó Sócrates para el pensamiento, como veremos en otros videos. Ahora bien, la vida de Sócrates estuvo lejos de ser solamente una vida de reflexión; aunque no sea tan conocido, el filósofo tuvo una intensa etapa en el mundo militar y en el mundo político que terminaron por inmortalizar su nombre en esta gran revolución del pensamiento y de la conciencia que se estaba originando. En la mente de Sócrates y otras grandes mentes griegas de aquel momento también estaban acumulándose, desde hace varias décadas, fuertes tensiones entre Esparta y Atenas, debidas principalmente al creciente poderío imperial que estaba acumulando Atenas en aquel momento, desembocando para el año 431 en la llamada guerra del Peloponeso.
Esta guerra entre Esparta y Atenas, que vendría a durar casi tres décadas, coge a Sócrates en el apogeo de su vida. Las intrigas políticas y militares internas de Atenas durante el transcurso de esta guerra van a ser fundamentales para entender el fatal destino que le vendría a Sócrates. Para el año 431, cuando explota el conflicto, Sócrates tenía 39 años e íntima cercanía con los políticos e intelectuales más importantes de Atenas.
Era una figura respetada y, aunque Sócrates sería mentor de importantes miembros de las facciones conservadoras de Atenas, como el mismo Platón, nunca se suscribió de lleno ni a la facción conservadora ni a la facción democrática ni a algún partido en particular. Por otro lado, durante la primera década de la guerra, Sócrates se casa con Jantipa, que le da tres hijos. Suele decirse que Jantipa era una mujer insufrible y venenosa, pero por el contrario, lo más probable es que tuviese una relación muy cercana y cariñosa con su marido, Sócrates.
Más allá de lo que dicen algunos autores de otra presunta esposa, lo más probable es que su única esposa haya sido Jantipa. En esta primera década de la guerra del Peloponeso, conocida como la guerra de Arquidamo, Sócrates cumpliría un destacado servicio como plita, es decir, como soldado de infantería, que incluyó su participación en el asedio de Potidea del 431 al 430 a. C.
y las batallas de Delio en el 424 y Anfípolis en el 422. Se relata que Sócrates tuvo un arrojado valor durante estas campañas, salvando en una la vida del general Alcibíades, que también era amigo suyo. Platón puso en boca del general Laes esta sentencia: "Si toda la fuerza ateniense se hubiese comportado como Sócrates en la derrota de Delio, se habría transformado en una victoria".
Pocos años después de esto, en el 415, su amigo el general Alcibíades fue acusado, como resultado de las intrigas internas de Atenas, por supuestas burlas religiosas a uno de los cultos del estado y se le ordenó regresar de inmediato para ser juzgado. Sin embargo, Alcibíades huye y, en su ausencia, lo condenan a muerte en represalia contra los demócratas que lo habían expulsado de su país. Alcibíades y varios de los líderes conservadores que fueron exiliados durante esta época terminaron luego ayudando a Esparta en su guerra contra Atenas, con el fin de que luego ellos accedieran al poder.
Esto causó que hombres importantes de la política ateniense arremetieran también contra Sócrates, que si bien nunca había hecho esto era muy cercano e incluso había sido maestro de estos llamados traidores de Atenas. La situación de guerra era crítica para Atenas en aquel entonces y, por aquellos años, por sorteo, Sócrates termina siendo electo para participar en el Senado. A pesar de que consideraba la política como un obstáculo para su misión divina dedicada al saber, Sócrates no podía negarse a esto.
De esta forma, Sócrates le toca convivir y, en varias ocasiones, oponerse a un Senado donde ya eran habituales los procesos irregulares e ilegales, en medio, además, de una guerra con Esparta que no se veía victoriosa. Uno de estos casos, durante la guerra, a los que Sócrates se opone sin éxito, fue el llamado juicio a los generales en el año 406 a. C.
, donde numerosos generales atenienses fueron condenados a muerte por su mal desempeño en la guerra y, presuntamente, también por causa de intrigas políticas. A pesar de que la manera en la que fueron condenados violaba la ley ateniense, los generales terminaron condenados. Sin embargo, Sócrates se opuso hasta el último momento a este edicto y se ganó con ello más enemistades dentro de las facciones políticas atenienses.
Finalmente, tras más de 25 años de guerra, en el año 404 a. C. , Esparta derrota y humilla militarmente a Atenas.
Como habíamos dicho, importantes líderes atenienses conservadores habían apoyado a. . .
Esparta en esta guerra contra Atenas. Así que, con el apoyo del general espartano Lisandro, tras la derrota de Atenas, se instaura en esta ciudad un comité de 30 magistrados atenienses, extraídos de la aristocracia ateniense y de los círculos conservadores que habían vuelto desde el exilio. Este nuevo gobierno, que algunos historiadores han llamado "el gobierno de los 30 Tiranos", empezó a reformar las leyes para transitar del régimen democrático a uno de corte más aristocrático.
Pronto, esto se convierte en una revolución de la nueva clase gobernante conservadora en contra de sus enemigos, desterrando a demócratas, ejecutando a disidentes y confiscando propiedades. Anticipados a la influencia que tenía la voz de Sócrates, el nuevo gobierno también inicia una campaña de intimidación en su contra. Esto lo hacían a pesar de que dos de los principales líderes del gobierno de los 30 eran cercanos a Sócrates y de que Sócrates, más bien, había sido incriminado de ser partidario de los conservadores.
Primero usaron una nueva ordenanza que prohibía la enseñanza de la oratoria y se le citó para prohibirle hablar directamente con hombres jóvenes. Sócrates argumentó lo irrisorio de la orden y recibió amenazas por ello. Poco después, en medio de las purgas revolucionarias, Sócrates y cuatro ciudadanos más reciben órdenes de las autoridades de arrestar a un ciudadano ateniense cuyas propiedades iban a ser confiscadas por razones políticas; pero Sócrates desobedece la orden, dando pretextos para pagar con su vida.
Sin embargo, para su suerte en ese momento. . .
Aunque para su desgracia después, los exiliados de las facciones demócratas de Atenas logran reagruparse y atacar de nuevo la ciudad en el año 403 antes de Cristo, logrando exitosamente una capitulación negociada del gobierno de los 30, retomando el poder en Atenas y reinstaurando el régimen de democracia directa y elección por sorteo. Ahora bien, en este nuevo cuadro político, hay que recordar que dos de los 30 magistrados conservadores derrocados eran Critias y Carmides, primo y hermano de la madre de Platón, y que, como habíamos dicho, eran amigos de Sócrates. También, aunque Sócrates se opuso al régimen de los 30 tiranos, igualmente actores políticos de Atenas de las facciones democráticas se aprovecharon de esto para señalar a Sócrates nuevamente como mentor de los traidores oligarcas que habían vendido Atenas.
Siendo Sócrates cercano a los círculos aristocráticos y bajo la nueva inestabilidad de la nueva democracia, grupos de las facciones demócratas empiezan a conspirar contra él y otros percibidos como enemigos, con el fin de presionar el juicio de Sócrates. Anito, un político demócrata, venía pidiendo un proceso en contra del filósofo desde el 403 antes de Cristo, pero no se pudo llevar a cabo sino hasta el 399, convencidos de que la palabra sabia de Sócrates era un peligro para ellos y valiéndose de un conocido fanático religioso llamado Melito, resuelven denunciar a Sócrates de los siguientes delitos: de no reconocer los cultos del Estado, de introducir nuevas prácticas religiosas y de corromper a la juventud, pidiendo para ello la pena de muerte. Los delitos religiosos eran procesados en Atenas por un funcionario llamado Rey.
El Rey luego procedía a someter el caso a la voluntad de un jurado popular que, en el juicio de Sócrates, estuvo compuesto por 500 hombres. Además, en la defensa ante el tribunal, el acusado debía defenderse por su cuenta. Lo que sabemos del juicio nos llega principalmente de la "Apología" de Platón, que era discípulo de Sócrates durante algunos años antes de su juicio y, según cuenta, estuvo presente en este.
Una reconstrucción del mismo sería: durante el juicio, Melito, el acusador principal, se pronuncia primero. Sócrates había corrompido a la juventud a través de la propagación de teorías naturalistas sobre los dioses, además de actuar como oráculo sin autorización. Luego, Anito acusa a Sócrates de críticas a las instituciones democráticas, basado en las críticas que Sócrates había hecho desde siempre a las elecciones por sorteo.
Finalmente, llama a sus testigos, personas que habían sido ridiculizadas por Sócrates con anterioridad. Sócrates no preparó su defensa para el juicio, sino que prefirió improvisar. Ante la acusación de Melito, responde que la segunda parte se contradice con la primera.
No podía Sócrates actuar como un oráculo, siendo una suerte de ateo, que era lo que Melito proponía en el primer enunciado. A su vez, también negó sentir interés por las ciencias y argumentó que su influencia en los jóvenes, lejos de ser perniciosa, servía para mejorarlos. Como prueba de ello, también utilizó la anécdota del oráculo de Delfos.
No podía ser, además, argumentaba Sócrates, un sofista como lo acusaban, pues no cobraba la enseñanza y más bien se dedicaba a demostrar la ignorancia y la falsedad de aquellos que se presumían sabios. Sócrates también recordó al jurado cómo se opuso al régimen de los 30 Tiranos y cómo también se opuso al juicio de los generales en el año 406, como les contamos previamente. Seguido de esto, se produce la votación.
Los jueces votan 280 contra 220 a favor de la culpabilidad de Sócrates. Sócrates, como era común en estos casos, tenía el derecho de elegir un castigo alternativo a la pena de muerte. Anito esperaba que eligiese el destierro, como hacían muchos, y con ello todos quedarían satisfechos; pero, por el contrario, Sócrates replicó que no era culpable de nada y que, por la ardua labor de servicio en cumplimiento de su misión divina, debía más bien ser recompensado con altos honores en Atenas.
Sócrates entonces ofreció pagar la risible cantidad de una mina, que era lo que tenía en la mano, y si no querían aceptar una mina, sus amigos podían pagar 30. Parece ser que los jueces se sintieron burlados y votaron a favor de la pena de muerte con una considerable mayoría. Frente a esto, Sócrates responde y profiere un discurso al jurado donde asegura que, para los hombres virtuosos, la muerte no es sino un beneficio.
Después de su muerte, dijo, no le esperaba más que felicidad. Eterna en el otro mundo, donde conversaría con los sabios jueces de los muertos, que seguramente revertirían la sentencia de los jueces terrenales en el más allá, discutiría con todos los hombres virtuosos que han sido acusados injustamente y nunca se les juzgaría por su filosofía. Luego de su discurso, Sócrates es entregado al órgano encargado de suministrar justicia, como una limpieza ritual de Atenas impedía que, durante cierto periodo del año, se ejecutaran reos.
Su castigo se postergó hasta el final de la purificación. Encerrado en un calabozo, amigos hicieron gestiones para sacarlo de la ciudad, pero Sócrates se negó, argumentando que aquello se oponía a sus principios. Llegó así el día de la ejecución.
Sócrates despachó a su mujer e hijos, que lo acompañaban desde el día anterior, y conversó felizmente con sus amigos sobre el cuerpo como un hogar del alma inmortal. Se entrevistó durante varias horas más con su familia. Finalmente, el funcionario encargado de su ejecución fue a despedirlo, visiblemente entristecido, y refiriéndose a él como el hombre más noble que jamás hubiera conocido, le fue llevada la copa que contenía la venenosa bebida de cicuta, que lo convertiría en un mártir.
La bebió sin asco. Los amigos empezaron a llorar histéricamente, pero Sócrates llamó a la calma, dio unas vueltas por el cuarto y, cuando empezó a sentir parálisis, se acostó y cubrió su cabeza. Dijo unas últimas palabras: “Critón, recuerda pagar el gallo que debemos a Esculapio.
” Sin que se sepa ciencia cierta qué quiso decir con aquello, el cuerpo sufre una pequeña convulsión. Sócrates había muerto. La historia de Sócrates es, a todas luces, la de un hombre noble que vivió y murió por sus convicciones.
No sintió temor alguno ante la muerte y quedó ante la historia como un mártir filósofo. Sus aportes a la filosofía son del mayor orden. Esta disciplina divide su historia en dos gracias a la búsqueda de Sócrates para discernir entre el bien y el mal, cuestiones casi olvidadas por la filosofía de hoy día.
Padre de la dialéctica socrática, la ética y precursor de la teoría de las ideas, los conceptos que concibió Sócrates llegaron hasta nuestros días en las obras de Platón y de sus sucesores. Con un historial de servicio a su patria, Sócrates luchó fervientemente contra la ignorancia, el engaño y la maldad. Sócrates nunca fue reservado con lo que él llamaba su misión divina, ganándose enemigos entre los sofistas y la clase política, pero también amigos que lo amaron grandemente y perpetuaron su pensamiento en la historia.
Quizá tenía razón el oráculo de Delfos cuando dijo que no había hombre más sabio que Sócrates. Muchas gracias por haber visto este video. Espero que les haya gustado y no olviden que es muy importante para nosotros que puedan suscribirse al canal, dejar sus comentarios, compartir el video, seguirnos en nuestra cuenta de Instagram llamada La Nueva Enciclopedia y, sobre todo, que nos colaboren en nuestro Patreon con cualquier ayuda que nos puedan dar.
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